Lauri García Dueñas (San Salvador, 1980) Escritora y periodista. Maestra en Comunicación y Cultura por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), graduada con honores y becada por la fundación Heinrich Böll.
Poemarios publicados: La primavera se amotina, Sucias palabras de amor, Del mar es el ahogo; con el que ganó el XVII Premio Interamericano de Poesía Navachiste, Jóvenes Creadores y El tiempo es un texto indescifrable. Co-autora de los libros de investigación: Tribus Urbanas en El Salvador y El asesinato de Roque Dalton. Mapa de un largo silencio.
Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, catalán y recientemente al alemán.
Ha participado en lecturas en voz alta y talleres en Francia, Colombia, México y El Salvador.
En 2010, obtuvo un apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) para su novela, taller y video instalación Ella no solas.
En 2011, escribió la adaptación Mientras más se grita menos se mata para la compañía Mirateatro.
Desde 2010, es catedrática en el Programa de Escritura Creativa (PEC) de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Todavía riela este cuerpo sobre la luz
Tiembla el corazón, esa palabra de sobra
todavía riela este cuerpo sobre la luz
un dormir sin dormir
el Viaducto nos devuelve ruidos
memoria líquida
un estado mental intergaláctico
así
exagerado
viento en pequeñas hojas
hasta la mañana que detesto me parece la mejor invención de los humanos
pecar no es verbo posible
flores sin sol al pie de transeúntes con caras disueltas
placidez estupefacta
palabras desconocidas
y aunque existan adversos
hoy no hay desaliento
invade
un extraño estado de absoluto abandono
al temblor
al cuerpo.
Carta de Ulises a Penélope hecha Martina en medio del Son de Mar
Mátame de azahar
volvámonos una peste de flores
hagámonos crestas inolvidables sobre los barrotes.
Que donde sea nos llegue la eternidad
estemos siempre unidos.
Desata de tus pechos las corolas
ahógame en tu texto tenue de luz
que ya he caminado demasiado
que de la inmensidad oigo el ruido
de tantos héroes cobardes hechos dioses.
En medio del vaivén de esta enloquecida ciudad en ruinas
no necesito más mentiras
sino el puerto de tus ojos.
Que las venas de tu carne
me abracen
que tus manos sean el fin de este vacío.
Suave muchacha, soy Ulises
el que solo escribirá tu nombre en una pequeña barca
que invadirá orgullosa la ondulada línea de los mares.
Si hay un dios que nos guarde
no devores mi espíritu
no mastiques mis anhelos en tu afán por quedarte sola
amarrado el pelo frente a la ensenada
perdida la mirada
en el yerro de lo acaecido.
Si de mí tuviste mis manos limpias
mis desvelos trémulos
mis labios temblorosos
todo el ánimo de mi alma
no nos destruyas
que para eso existe el tiempo, la antigüedad de los libros, todo el salitre acumulado en los galeotes, una bandada de pelícanos sin rumbo fijo, el enojo del destino que lucha por destruir la voluntad de los vivos.
Amada:
guárdate fiel para mi partida
para mi retorno que sigue siendo el sino de los niños.
Te prometo
que ambos seguiremos unidos
aunque todo el universo y este mar insistan en perpetuar mi viaje
y yo
solo guarde en mi pecho
tu voz
templo perfecto para no ahogarme en el olvido.
Volveré, amada prometida, volveré.
Mi hermano
Nunca necesité un superhéroe de capa roja y estrellas amarillas
porque tenía a mi hermano
supongo que algunos tuvieron que comprar en la universidad
un póster del Che
yo no
porque tengo a mi hermano
azar molecular del destino, habitó mi misma casa
era flacucho y audaz, más nadie sospechaba que
podía encumbrar cometas y romper todas las tejas
hacer volar con cohetes las cañerías de rabiosos vecinos
bajar las guayabas más altas del guayabar
surtir de pepetos a sus amigos ingratos
que lo dejaban arriba del árbol cuando él, generoso,
ya se los había aventado todos
como si fuera poco
le quitaban los plátanos de la canasta verde
con la que lo mandaban a la tienda hasta dos veces
él siempre le hizo caso a mi mamá
en arrebatos egoístas, mi hermano,
escondía los pasquines en el cielo falso de su cuarto
o me reventaba la nariz por no dormir la siesta
pero después (porque los superhéroes sufren de culpa y ternura)
me pintaba todos los carteles para el colegio
y me dibujaba cuentos solo para mí
y así
pasaron los años ridículos de nuestra infancia
mi hermano se metió a la guerrilla
se enamoró joven
coleccionó lentes oscuros
tuvo miedo
un día se fue hasta el final
me quedó en los ojos cuando cruzó la esquina
y le prendí una vela roja a toda su vida
para que no lo mataran los hombres
que no entienden que los héroes son siempre los más pequeños
mi hermano volvió
porque siempre pudo volver
se emborrachó en los bares
se volvió a enamorar
tuvo hijos
y por fin
conoció a la mujer que ama
él
me salvó de mi misma (varias veces)
por eso
yo
nunca necesité un superhéroe de capa roja y estrellas amarillas
porque tenía a mi hermano
supongo que algunos tuvieron que comprar en la universidad
un póster del Che,
yo no
porque tengo a mi hermano.
Noche cerrada
Cae cansada la princesa jinetera
sacudiéndose el moho
cae por la barra show del reloj inquieto
bamboleando los glúteos sonoros y perversos
suenan las ambulancias allá afuera
entre putas y secuestros
con violencia mueve las caderas andrajosas
la noche cerrada
se para en el atril circunspecto
de las máscaras y los perros
en su baile frenético
los hombres en directo buscan su sexo
para besar la miel de las esferas
pero ella no para
totalmente dueña de su cuerpo
la noche agitada
cede a los tropeles de su vientre
lo expande todo
ataca
ataca
la página roja deshecha de pétalos
explota
explota.
Al final
la noche rellena de pieles sudorosas
de miradas lascivas
de hombres ciegos
de mujeres sordas
se rasga por completo
las ropas
la ninfa pegajosa se clava puñales
ella sola.
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