Alfonso Salazar (San Fernando de Cádiz, 1968) vive en Granada. Fue accésit del Premio García Lorca de Granada en la modalidad de cuento (Placas turcas, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada, 1994). Fundó las revistas El Erizo Abierto (de literatura erótica) y Letra Clara (de la Universidad de Granada) y la Asociación Cultural del Diente de Oro. Dirige la revista digital en la red (http://www.laplazahumana.com/). Ha publicado la traducción de Consejos a jóvenes escritores de Charles Baudelaire (Celeste, 2001) y los poemarios Sol en otro barrio (Ayuntamiento de Málaga, 2002) y Amores sin objeto (Granada literaria, 2004). En narrativa ha publicado la novela Melodía de Arrabal (Arial Ediciones, 2003) y el libro de cuentos infantiles sobre ecología Pawi en la fábrica verde (Arial Ediciones, 2003). Se dedica a la poesía visual y ha realizado diversas exposiciones bajo el título Imagosía: Dos dimensiones y cuarto. Colabora semanalmente en el periódico IDEAL de Granada.
BOLERO DEL AMOR MATEMÁTICO
Si te escribo cartas de amor y boleros
es amor la consecuencia matemática
de toda la espera, toda la distancia,
una ecuación amor, la desnuda fórmula
que lejos de métodos, reglas y formas
desemboca en positiva desazón.
Posiblemente amor por ser el amor
la trágica ecuación de segundo grado,
entonces tú en incógnita te conviertes,
derivada, integral, número entero.
Dime cómo podré, cómo elevaré
amor, todo tu amor de raíz al cuadrado.
Quizá se tratase de no conjugar,
amor mío, esa fiel regla de tres,
se tratase de escapar por la tangente,
dividir tus partes, dividir mis partes,
y restar por no poder multiplicarte,
por no hacer un hoy por ti, mañana por mí.
Y seré bolero, pura matemática,
un número quebrado en todas tus cartas,
quebrado en la espera, quebrado en distancia,
para poder olvidar amor tus áreas.
Dime cómo podré, cómo olvidaré
las sábanas paralelas de tu cama.
Querida incógnita, la equis de mi amor,
polinomio de mi vida y de las tardes
que escribo, cuando añoro tus cosenos
y teorizo el signo igual de cada beso,
invento el factor común de tu recuerdo
con el signo aproximado de un abrazo.
Si te escribo cartas de amor y boleros
es amor solamente para decirte
cómo esta pobre ecuación se hace tan nuestra,
que por aritmética, no admite error:
que mis días si llegan se hacen más largos,
se elevan al cuadrado cuando no estás.
(Bolero del amor matemático, La Tertulia, 1992)
RUMORES DE LA CIRCUNVALACIÓN
En la asamblea de los pájaros
a la caída de la tarde
todo sucede en la frontera
de las cosas,
donde el nombre se evapora
para hacerse otro nombre.
Gentes que cruzan pasos de cebra
y saben a donde van:
de la migración de las cosas
a sus asuntos,
-pasos de cabra, migraña de las rosas-
del día de hoy al día de mañana
a medianoche
(tiempo santo, no me tardes).
La medida de las cosas
y las horas muertas
se reúnen en una sandalia
que respira aire
para pisar colillas.
Avanza la mujer
y el pelo que le falta.
Recoge un sarampión del suelo,
papel de celofán de la esperanza,
al pulso de las tuberías
pide apoyo y tentetieso.
La pequeña historia, trágica,
de cada pierna cortada,
del pan nuestro de cada mes hecho transferencia,
de cada muñón con cirujano,
cada silla de ruedas atrancada en el adoquín,
cada mundo de ciego,
(todos sus mundos en este mundo),
historia de la coja hermosa.
La más triste entre las tristes,
preciosa, cruza la avenida:
vino tinto, buda y cocaína.
(Siete Samurais 2, La Isleta del Moro, 2005)
NUEVOS MODELOS DE FAMILIA
Cuando yo vine al mundo,
cabeza, sangre y pelo,
año de 1940,
contaban la vida en despensas
vacías
y una escoba valía
por dos latas de atún.
Pero de nada vale
mi tío fusilado
y mi padre viudo
de un parto tan difícil.
Cuando yo vine al mundo
mi abuela fue mi madre,
mi tía fue mi madre,
porque mi madre se quedó
entre formol y gasas miserables
del hospital de San José.
Olor a jabón de Marsella falso,
estraperlo,
mi hermano camina de la mano de mi padre
hacia el manchón de las anclas, donde el paredón
dejó la frente de mi tío entre sangre y pelo,
y cogen cañaíllas
y bocas de la isla.
Yo miro la calle Real,
vestido de gitana colgado en el armario,
alcanfor, madera de pino
antiguo de Chiclana.
El vestido lo han hecho
mi madre y mi madre y la novia de mi padre,
porque mi abuela fue mi madre,
mi tía fue mi madre
y Elena, novia blanca de mi padre,
sabe coser.
(Amores sin objeto, Granada Literaria, 2004)
Publicado por las afinidades electivas - España
LA COPA ROTA: PEPE RAMOS
Desde el tenemosquehablar
hasta hoy
tuve tiempo para aprender
que fidelidad y felicidad
no riman,
que la misericordia
es una forma de amor.
Que el cáncer tiene más piedad
y duele menos.
Tras el dolor
el consuelo reside
en saber desconocerse
en abandonarse
en dejar de imaginar
cómo son las cosas
cuando uno no está
es mejor morir tumbado
que vivir temiendo vivir
el fraude banal de los días
aunque veas digas y sepas
que detrás del dolor no hay nada
nada sirve de nada
y te sirve de consuelo
Poemas extraídos de "La copa rota"
(Línea de fuego, 1999)
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