domingo, 26 de septiembre de 2010
1288.- HORACIO LAITANO
Horacio Laitano: nació en Pergamino (provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1955. Es autor de los siguientes libros “Pensado en otoño”, “Diálogos con la lluvia”, “Memorias de la noche”,”La mandrágora secreta”, “Los apuntes del Sr. Quq” y “Humores Familiares”. Ha participado en varias antologías poéticas (Canto al hombre de nuestro tiempo, Hojas para después, Antología Joven, Soliloquio, Antología Poética Centenario Ciudad de Pergamino, Nacer en los 50, Poetas en Botella al Mar, etc.). También ha publicado en diarios y revistas literarias: El cañón oxidado, Empresa poética, Poesía + Letras, Locos & Aislados, México Volitivo, La plaza humana, Revista Almiar y El Arco de la Rosa de España, La Casa de Asterión de Colombia, etc. Tiene la siguiente obra inédita: poesía: “Las claves del camino” y ”Los años anteriores”; teatro: “La mesa de madera”,”La conferencia”, “La ventana”, “Un próspero paseo”, “Volverá cuando regrese”, “La señora del octavo”, “El pulóver gris o la corbata negra”, “El Club de los Convidados”, etc. Actualmente reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Del libro inédito “Los años anteriores”
A la memoria de mi hermana Nora
Antes o después
Ya no hablan
ni siquiera por costumbre.
No murmuran
ni se escudan en palabras.
No se acercan ni se alejan
por las noches.
No respiran
la frescura de la tarde
Ya no cantan ni conversan
en voz baja.
No se encuentran
en los bares ni en la esquina
No preguntan
ni contestan a deshora.
Sólo escriben con el puño
una palabra...
Una vieja palabra
que se quiebra...
Ella y los otros
Claman por ella
y se deshacen en palabras.
Se vuelven recurrentes.
Traspasados por la pena
se desplazan sin mirarse.
Lloran en silencio...
Enmudecen
en presencia de los otros.
Los otros que al estar
no son lo que aparentan.
Máscaras de azúcar
que luego se apelmazan,
se pegan a la piel
de los que sufren
y al querer despegarse
desfallecen.
Momento
Levanto la vista
y ajusto la mirada.
Corren secos
los pocos habitantes
que apenas se humedecen
con la lluvia.
El vino de la tarde
los reúne y los dispersa...
Y vuelven otra vez
dispuestos a marcharse...
Cuarteados
o quebrados
por el aire,
se dan vuelta
y me miran de repente...
Siento un frío
en las piernas
que reduce el movimiento.
Un dolor incipiente
que atenaza mi garganta.
Atardecer
Al borde de la tarde
los sueños se volvían
más oscuros.
Un tímido fulgor
atravesaba sus pupilas
incitando pensamientos
que luego lo rodeaban.
A medida que las sombras
teñían el paisaje
sus manos temblaban
buscando una certeza.
Una frase articulada
a espaldas del silencio
que pudiera revelarle
algún indicio
Teléfono público
Sólo alcanza
para hablar unos minutos.
Cae la ficha
y el hombre se estremece.
No recuerda
el motivo del llamado
ni el sentido del mensaje.
Sin embargo sigue allí,
endurecido por la pena,
aterrado por olvidos
que él mismo multiplica
al mover sus labios temblorosos.
Fatigas
La bruma
de un sedoso pasatiempo
se disuelve entre fatigas.
Nadie puede pensar
modestamente
en armar su descanso
en otro sitio.
Esa vaga sensación
que filtraba nuestras voces
es ahora un oscuro sedimento.
Un recuerdo vidrioso
en cada noche
apretando
nuestros párpados cansados.
Voces en la ruta
Almácigos y hoteles
en la ruta.
Cóncavos de vidrio
los pocos pasajeros.
Un espacio
amasado en el silencio
y palabras que se pierden
sobre el pasto.
Adustas compañías
que el polvo disimula.
Incesantes
las ruedas en la ruta
van mordiendo
la próxima llegada
Sospechas
No estoy aquí.
Ya lo sabía.
Sospechaba de mí
desde hace un tiempo.
Un extraño temblor
me desvía la mirada
hacia puntos oscuros
y lejanos.
No se aún
si es temor o desconfianza.
Pero apenas me observan
me incomodo.
Empiezo a repasar
cada una de mis cosas
Las prendas de vestir
y los muebles de la casa.
No consigo saber
si ya he salido
o si estoy por regresar
al mismo sitio.
(DE POEMANÍA)
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