martes, 31 de agosto de 2010

781.- RAMIRO OVIEDO



Ramiro Oviedo. Profesor y escritor ecuatoriano (Chambo, 1952), ha alternado la docencia en varios colegios de Quito con la escritura. Integrante de varios talleres literarios. Vive en Francia desde 1987. Actualmente es profesor de Literatura Latinoamericana en la universidad del Litoral, en Boulogne Sur Mer. Fue incluido en la Antología esencial de la literatura ecuatoriana contemporánea. Bibliografía : Serpencicleta, 1995 ; Esquitofrenia, 2000; Escanner, 2005; Hiéroglyphe, 1997 ; Semaine Sainte,1998; Fanesca, 1999 ; La nature se méfie de la vitesse, 2001 ; Les poèmes du Colonel, 2002 ; Los poemas del coronel Buendía, 2007.- Premio Trouvères 2002 y Claude Sernet 2004.



Color hueso 1

A Bruno Pino

Me gusta el color hueso.
-el único que se ha comido la lengua-
humano hasta la médula
vive sin brújula
sin nudos en los pies.

Buscando algún rincón, un hueco,
alguna página
Un segmento de algo para tatuar su sombra,
el artista
Halla una calavera –un cráneo seco- escupe
Una sorpresa, así como un tatuaje
Que salta desde allí para posarse luego
En el hombro derecho de los viandantes
Diciéndoles
“No corras que ya vengo”.

El batracio es poeta
Y cuando canta llueve por los alrededores.

La perra del olmo
El artista escupe un batracio en un huevito
cósmico
Y dios se queda mudo. El poeta orina
Y se queda después como una diva
Tomando el sol en aquel lecho óseo.

En su hueso frontal
Hay una tuerca que canta por las noches.
Cada croac-croac es una lluvia de sílabas

Un cráneo nunca muere
Peor en Quito.







Sin título

1. Llueve prácticamente gratis
Se me hace humo la boca.
Las torres de las iglesias
flotan como orejas de burro
En medio de la bruma.

2. Como en un óleo de Víver
Quito se ha dormido de pie
Frente al museo Camilo Egas.
Las golondrinas se acurrucan en una cornisa
Muy cerca de una lumbre de miel
Y se ponen a escuchar las palabras de la lluvia
Chorreando sobre los taxis.

3. Esta ciudad es mujer
No cabe duda.
Si no es mujer es un travestí mago
Duende o camaleón, ciudad Miss Mundo
Turista de sí misma
Va saliendo como de un cuadro de Zapata
Vestida con palabras de candela

4. Lo que es yo
Me quedo en esta acera donde el domingo
es gótico.
Aquí
Los ciegos son luminosos
-No impostores-.
Y las mujeres caminan bonito.

5. Llueve a ritmo de rap
Pero llueve también agua de lejía
Sobre el ciego del barrio y sus harapos.

6.Llueve sobre el paraguas
de un par de enamorados
-no se sabe si escarcha o sí esperma-
Entreabriendo los ojos más felices del mundo
Interrumpiendo un beso de caníbales
Se echan a correr al café de la esquina.

7.Llueve en esta ciudad
Y La Mariscal es el único reloj
En perfecto estado de funcionamiento.

8. No cabe duda
Esta ciudad es mujer.
(Ni la menor idea de dormir)
El revuelto soy yo
Nadando entre dos aguas,
Como Piscis barato.





Color hueso 2

Ayer lunes
La calavera me hizo un guiño
Exclusivamente mío.

No lejos
La catedral parecía una cerveza rubia
vista con lupa.

Los pájaros comenzaban a tomar por asalto
El cielo de la universidad
Los enamorados parecían poemas tirados
en el césped
Y las secretarias soñaban que era viernes.

Los inmigrantes en España
Compraban desaforados los periódicos
Para ver si era cierto la revolución.

Excribir
Cúmpleme advertir a quienes quisieran
Que tire la toalla y deje de escribir
Que me siento en la imposibilidad
de poder complacerles.
Es más
En adelante voy a escribir
aunque sea con caca
Entonces
Métanse nomás la offset en el culo.
Una cosa es que el poeta
acepte la inutilidad de lo que hace
-sin regateos ni justificaciones-
Y otra muy distinta
Que le quieran obligar a pegarle una mamadita
Al señor Presidente de la Casa de los Mil Artículos
Al gordo de las ediciones tutti-futti,
A la comadre de la librería Tripa-Mishki
Sin hablar del cabrón de la tele
Ni del canal
Del cuñado del tío del sobrino
De la Sagrada Concha de Su Madre.
Yo soy un puerco espín
!A mucha honra!

Del Álbum de la Poesía Ecuatoriana reciente,
selección Fernando Andrade







El hombre tragado por la lluvia

Un nubarrón se había colgado sobre Macondo.
El cielo se agitaba como diablo en botella.
El viento mostraba sus dientes de perro.

Entonces
Sentí aterrizar en mi nariz una gotita
de terciopelo.
Luego flotaron en mi sombrero
dos o tres pasos de bailarina,
Que remataron mis hombros
con un besuqueo de agua.
Para torear la lluvia entré a la cantina
de Catarino
Desde ahí pude ver a Isabel mirando
detrás de la ventana.

El último rayo de sol iluminaba el mantel
de la mesa
Mientras la sombra de un hombre
penetraba en la lluvia.

Ya éramos dos los espectadores.

Veíamos las huellas.
De sus pasos de lobo.
Su corazón de tambor
Sus ojos de candela.
Con una alegre ignorancia iba entrando
en una selva de agua,
En una lluvia podrida por la bruma
Mientras las nubes se arranchaban las tripas.

Y entonces, Dios se puso a mear parado.
Llovía arañas.Llovía diesel
Llovía nudos y uñas
Llovía mariposas negras
Los aretes de todas las vírgenes llovía.


El hombre
Quería asirse de un retazo de aire
Cortar la lluvia con sus manos ciegas
Pero llovía jeringuillas.

Tropezando con esas sogas de agua
Abrumado por esta lluvia de alfileres
El hombre se zambullía en el hocico de la bruma
Lo vimos permanecer suspendido
entre los labios del torrente
Como un espantapájaros.
Y luego
Dios se puso a vomitar su resaca.
Llovía sangre
Llovía pena
Llovía café en Macondo
Llovía trago puro sobre la misma lluvia.

Al fin
Fusilado por la lluvia
Lo vimos atado por las cuerdas del diluvio
En pleno centro de la sábana blanca del siguiente día
Tal un charco de nube en carne y hueso.

De su boca recogimos un poema muerto.







Asfixia, no me quieras

Querida as fixia mía te
escri bo para de cir-
te dos
pala bras : última-
mente me quieres dema-
siado.Sobre todo desde el vier nes úl-
timo.Ya vamos mar
tes y nadfie rexuxita.

A pan y a-
gua me tie nes
( a mí que no soy
místico) y me mue ro
porque no
mue ro de ver güen za
si no de ma-
che ta zo ecuatoriano
de re sa ca
depoe mapo drido mue ro
mue ro de mu cha gen te
que me quiere como
nun ca
para siem pre mudo.

Mar tesya
Yniunaputasílaba
Nisisisisisiquiera la no.

El aire se derrite
Las palabras son un líquido rojo
-poesía en regla-
cerca del tío vivo y sus caballos
de palo popular.

Las palabras
buscan la orejaqueseasfixia
en un abrir y errar de ojos
como la mano ciega del que vota
como la boca tuerta del que lee.






De huesos lleno estoy por todo el cuerpo

Sí. De pies a cabeza los huesos se apoderan
del escombro
y vuelve a dolerme el hueco de la muela.
Este cacahuete con necrosis,
esta muela mía.


Una caries de luz
invade mi esqueleto que se muere de risa
los ojos hinchadísimos de aire
en la caja betunera de la noche.

Querida muerte
siéntese aquí,
no joda,
le leo unos poemas.






Escáner

Mi cuerpo ha perdido la gamuza
y ya no huele a mango.
Toda la manzanilla que traía la perdí
en una apuesta
con una bruja de cuento.
Mis pies son un zig-zag de puntos suspesivos.
y las lágrimas que nunca lloré
se me escapan solitas
de par en par.

Me queda la memoria
como clavo de olor
para la muela huequeda que sigue respirando.
Duele como respira esta muela maldita.

En unos años más
36 piezas dentales relucientes
como una sucursal de la General Motors
sonreirán en mis dos maxilares.

(Por favor
tengan lista toda la caña de azúcar de la costa
para el país de bambú que respira en mi boca).






La memoria del ojo

El ojo no olvida nada. ni las zonas industriales.
ni los suburbios.

No puede ignorar la acera de enfrente
Ni la agencia de viajes Paris-Dakar
Ni los viajes de verano por los mares podridos
Ni los desiertos con las firmas de Total
Ni la amazonía mordida por la Texaco
Ni las huellas de Repsol hundidas en la arena
Ni las mandíbulas redondas de Mitsubishi
Ni los abismos abruptos
Ni las montañas enanizándose
como monedas sudamericanas
Ni los lagos y sus vientres apagados
Ni los huesos rotos de las nubes
Ni los bosques convertidos en libros de pacotilla
O en aeropuertos clandestinos.

Tampoco olvida el olor negro del último minuto.
La memoria del ojo dice sí.






La tierra es mujer, a veces

Para explorar el cuerpo de la tierra
-que lo sepan los artistas y
..... quienes nos gobiernan-
Hacen falta cojones. No decretos.

Hay que tener al menos tres dedos de frente
La audacia de querer la luna
Estar dispuesto a excavar los astros,
para tatuar el futuro más
Allá de las orillas
De sus caderas.

Para amarla como ella ama
y mantenerse a la altura
De sus caprichos
Inútil venerarla como a Santa Teresa.

Para que diga sí.
Hay que amarla. y mucho
Y cada vez más
Sin que nada en ella se consuma.


Diga no al pozo de cruces inéditas
En torno nuestro y en Estambul,
esqueletos de cuadros en espera.
El peroné luminoso de Picasso,
mezclado al equipaje ordinario
..... de residuos
De un cementerio destripado,
arrastrado por una lluvia de ..... uñas largas.

A pesar de la exuberancia del Mato Grosso,
ninguna alevosía
Solamente esqueletos de cuadros
En los Andes, las clavículas peladas
de Guayasamín
En cada metro de Viena un dedito de Mozart
En cada pastizal de América Latina la guitarra
de Víctor Jara
En el desierto de Sonora cráneos perforados
en el parietal
Y esqueletos de cuadros esperando.

Por los prados de Toscana,
cráneos nadando entre el fango y la
..... lluvia
Por los vergeles y viñedos de España,
esqueletos de cuadros
..... y rótulas de cal. afiches del PP y CeDés de Sabina
Corazones colgados en los postes de Quito
Por los jardines de Versalles, por cada fuente,
por cada parcela
..... de tierra labrada
Por cada árbol
Metacarpios húmedos y esqueletos
de cuadros esperando
Junto a las ortigas hirvientes
que invaden las cabañas en ruina.

Un mundo de cruces el mundo.

(Tomados de "Boca a Boca")






Tu voz

El mundo es una pintura.
Cuando cantas
tu voz atraviesa cada gota de lluvia,
cada begonia.
Los pájaros se callan,
las bananeras parecen hipnotizadas,
las mariposas amarillas se sientan en la hierba
y el viento,
vestido de luz,
juega columpiándose en cámara lenta
alrededor del castaño.

En el taller
el metal vive un orgasmo de peces dorados
antes de ponerse a nadar,
bajo el oro del aguacero.

Pronto -como una diva-
me traerás un café
y desaparecerás,
estrella fugaz.

(Tomado de "Los poemas del coronel Buendía")



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