LENA PAPPÁ
Lena Pappá nació en Atenas (Grecia) en 1932, cursó estudios de Historia y de Arqueología en la universidad de Atenas, de Letras en el Instituto Francés de Atenas, de Historia del Arte en la Academia de Bellas Artes de la misma ciudad, y obtuvo una beca para seguir un curso de Historia del Arte Moderno en la Sorbonne.
Actualmente dirige la Biblioteca de Bellas Artes de Atenas y es miembro de la Asociación Nacional de Hombres (y mujeres) de Letras Griegas. Está casada con el vicepresidente del Consejo Nacional de Estado, señor Tassos Marinos, y tiene una hija. A muchos de sus versos han puesto música distintos compositores.
(Fuente: Antonio Sarabia, Los Convidados)
Ay, por un solo instante
bajad las espadas
para entre las tinieblas ver el minúsculo brillo
de mi blanco jazmín
antes que lo arrebate el aire ensangrentado.
Lena Pappá
Grito
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Cuestión de elegir
Dios vecino
y Dios lejano
- a mil años luz, sus Galaxias -
Dios Insoportable y Conocedor de todas las cosas
de las flechas de nuestro odio
de su dolor por las flechas de nuestro odio
y Dios Dulce e Inmarchitable
como perfecta granada.
Dios Imprudente y Exigente,
Dios Inaccesible y Vengativo
y Dios Padre cariñoso,
Dios de los milagros,
Dios de las muertes.
¿A cuál escoger amar,
aquél con quien muera o aquél con quien viva?
Traducción: Alejandro Aguilar
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DESDE SIEMPRE
Caro se paga
todo aquí abajo.
Pesando, calculando
el más pequeño aliento
el movimiento más insignificante,
pesando, calculando
con la pasión amarga del avaro
nos cobraron la existencia:
Tanto el perfume malva de la violeta,
los segundos fragantes de la menta,
tanto por la blandura del céfiro
y el zafiro del mar,
tanto los pájaros, tanto los árboles,
tanto la mano de la caricia,
tanto el pie del baile,
lo poco –como roce de ala- del amor,
tanto el placer del rojo fruto entre los dientes
tanto por el Lucero del alba de agosto.
Caro, caro se paga.
Con la sangre tibia, con el cuerpo,
con el alma impagable,
con nuestra vida irrepetible, única,
en deuda con la muerte anticipadamente pagada.
ESPEJOS (X)
En los espejos oxidados de la memoria
vi
cómo la verde risa, mis frescos
ojos extáticos
el lozano ídolo del mundo
brillaba como luna
en los telarañosos espejos muertos
vi
cómo me esperaban inmarchitables
la menta de mi madre
los besos mentolados de los azules amores
en los viejos mutilados espejos
vi
la onírica mirada de mi blanco
ángel bueno
antes de que la oscureciera el negro tiempo.
AMOR PRESTIDIGITADOR
Qué profundamente
están todas las cosas dentro de mí: Tú
como prestidigitador
las vas sacando a luz
una a una:
Ruiseñores y nieves
Pañuelos amargos y rojas sonrisas;
-me espanto de ver
galaxias color malva
heliantos y aguas negras
miro sorprendida
cuán llena estoy
de azules cataratas
de primitivas pinturas, dulces frutas,
muertos resucitados
fieras desconocidas
rosas de cristal, arcos iris
entre tus manos
extática descubro de mi existencia
la perdida Atlántida.
HIPOCRESÍA
Debajo de mi cama escondo
mi amarga bestia
de día la encierro de noche
me asomo la saco le hablo
dejo que me desgarre
-nadie
sospecha mi profunda
fosa del alma
con una sonrisa encubierta.
Cada mañana salgo
menguada, cada mañana
encuentro en torno a mí
multitud de sonrisas semejantes
-aderezadas, para el consumo-
se las enfundan y pasean al parecer felices
pero yo estoy segura
bajo sus camas esconden también ellos
su propia
mortal bestia salvaje.
OSCILACIÓN
De noche cuando la lechuza de Selene
sube a mi árbol plateada y el rocío
perplejo
-¿caerá aquí, caerá allí?- tiembla redondo
la flor nocturna de la memoria abre
su aroma encendiendo y apagando
palabras venturosas de amoroso gusto:
“Muero porque te amo”
“Siempre Siempre”
a mi juventud profundamente susurradas.
Tiembla, enloquece el tiempo
y la rueda implacable al revés girando
me devuelve
a la casa de los geranios y las begoñas
mañanas recién lavadas en el añil del cielo
y abiertas las ventanas
a los gorjeos de las flores
corriendo por las grandes encaladas cámaras
dentro del amplio amor y del sol de la madre
una chiquilla aún, que no sabía
de lazos y espesas sombras
que aún no sabía
lo irreparable del tiempo, los mortales augurios.
Nada, nada en efecto se ha olvidado
y si no se ha olvidado –no está perdido:
las bermejas losetas del patio con que jugábamos
a coxcojita
las palomas de la vecina
que se posaban en nuestros hombros niños
carga de paz tan tierna.
La noche entera paseando sonámbulo
las palomas de la vecina
que se posaban en nuestros hombros niños
carga de paz tan tierna.
La noche entera paseando sonámbulo
por el pasado giras y giras inconsolable;
¿un castigo, una vana gracia, un renacer,
una burla amarga,
-qué es, pues, la memoria?
Hasta que de repente rompiéndose
¿un castigo, una vana gracia, un renacer,
una burla amarga,
-qué es, pues, la memoria?
Hasta que de repente rompiéndose
la luz cual granada
fulgente ilumina tu abismo
y en medio de la escarcha matinal
fulgente ilumina tu abismo
y en medio de la escarcha matinal
como un conjuro
el humo negro de la nostalgia
empieza a disiparse hacia arriba
en tanto que debajo de los párpados
percibes pesadas dos lágrimas –regalo
que a escondidas dejó en ti la noche
al huir de puntillas.
el humo negro de la nostalgia
empieza a disiparse hacia arriba
en tanto que debajo de los párpados
percibes pesadas dos lágrimas –regalo
que a escondidas dejó en ti la noche
al huir de puntillas.
MODUS VIVENDI
A la barahúnda de los sentidos
a las aves de presa del deseo
a los sueños carnívoros –no tengo que oponer
sino la pequeña albahaca olorosa de mi maceta
mi pecho transparente de fúlgidas heridas
y la piedra desnuda de mi paciencia.
Al yatagán del tiempo a la voraz
boca de la vanidad, al garfio sombrío
de la soledad –no tengo que oponer
más que el mineral de mis versos,
los susurros de la memoria, la arena
movediza de mis amores.
Al hambre de Eternidad, al pánico de la muerte
a la fascinación del odio
al cuchillo de los asesinos –no tengo que oponer
más que mis entrañas de dolor fulgentes
de mi esperanza el conjuro,
el radiante gorjeo de una infantil sonrisa
y mi pequeña oración de niña.
Las traducciones son de José Ruiz.
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