Martín López Corredoira
Nacido en Lugo el 8-12-1970, Ldo. en Cc. Físicas (Complutense de Madrid, 1993), Dr. en Cc. Físicas (La Laguna, Tenerife, 1997), Dr. en Filosofía (Sevilla, 2003). Lugares de trabajo como investigador en astrofísica: LAEFF-INTA (Villafranca del Castillo, Madrid, 1992-1994), Instituto de Astrofísica de Canarias (1994-2001, 2005-2010; investigador titular 2011- ), Astronomisches Institut der Universitaet Basel (Basilea, Suiza, 2001-2003). Autor de más de 70 artículos en revistas científicas internacionales con árbitro; editor conjuntamente con el Dr. Carlos Castro Perelman del libro "Against the Tide. A Critical Review by Scientist of How Physics and Astronomy Get Done" (2008). Autor de diversos artículos de Filosofía y de los libros (ensayos) "Diálogos entre razón y sentimiento" (1997), "Somos fragmentos de Naturaleza arrastrados por sus leyes" (2005), "The Twilight of the Scientific Age" (2013), "Voluntad. La fuerza heroica que arrastra la vida" (2015). Co-autor conjutamente con el Dr. Francisco J. Soler Gil del libro "¿Dios o la materia? Un debate sobre cosmología, ciencia y religión" (2008). Premio Platero-2002 de Poesía concedido por el "Club del libro en Español"-Naciones Unidas (Ginebra, Suiza). Mención especial en el "XV Certamen Literario Universidad de Sevilla" (2009), modalidad de teatro, por la obra de teatro en verso de tintes filosóficos "El sinsentido de la vida" (publicada en 2010).
Correo electrónico: martinlc@iac.es
COPLAS A SU MUERTE
de Martín López Corredoira
(Premio "Platero 2002" de las Naciones Unidas-Ginebra, Suiza)
I
Fúnebre marcha en silencio,
ritmo dactílico suena
con tristeza,
canto a su muerte presencio,
noble y solemne la pena
con grandeza
II
Allende ventana os veo,
las gotas de lluvia empañan
los cristales;
vives en mí, en deseo,
nubes grisáceas que bañan
lacrimales.
III
Bajan las aguas muy frías,
frescas mañanas alpinas
de arroyuelo;
¿son frialdad tus agonías?,
¿son tus lágrimas de espinas
puro hielo?
IV
Abatamos nuestro ego,
ya se fue la bien amada.
Quedo solo,
perdido, sin vida, ciego,
el vasto Universo es nada,
frío polo.
V
Aguarda a tu enamorado,
espérame en tu aposento,
punto oscuro;
pronto estaré yo a tu lado,
polvo seré, no te miento,
es seguro.
VI
Errante vas al destino
por frías sendas de viaje
en invierno.
Errante sigues camino,
de blanco helado paisaje,
a lo eterno.
VII
Cae el cielo de tormenta,
torna en gris tornasolado
los colores
del verde valle que alienta,
oscuro rasgo es trazado
en sus flores.
VIII
Escarcha en frías heladas,
dolor que todo lo cura,
¡triste, triste!
Quedan las flores hastiadas,
queda marchita amargura
que trajiste.
IX
¡Mira ese tronco vetusto!,
árboles fuertes se estrujan
desgarrados;
también el hombre es adusto
si a llama o muerte se empujan
los hastiados.
X
Mustio rescoldo en candela,
vida en el último leño
consumido;
lenta se acaba novela,
fuego en el último sueño
ya perdido.
XI
Muriendo solos vivimos,
la noche aguarda del día
desencanto.
Viviendo solos morimos,
ya nadie escucha agonía
de tu llanto.
XII
Conato en seres mortales:
vivir tal agua en molino,
¡fatum, fatum!;
gira y camina andurriales,
calla si envía el destino
su ultimátum.
XIII
Sórdidos pasos se allegan,
golpes lejanos compelen
que despierte.
Pisa y mis ojos se ciegan,
pisa y mis tímpanos duelen,
¡muerte, muerte!
XIV
Sigues tu viaje de invierno:
pisas la gélida nieve,
sientes frío;
caminas hacia lo eterno,
expira vida, ¡qué breve!,
en vacío.
XV
Gotas derrama este río,
río que al mar infinito
desemboca;
lágrimas, sudor de estío,
sangre luchadora, grito
de tu boca.
XVI
Después de un corto camino
llegamos ya a la posada
del descanso.
Éste era nuestro destino:
alto en trayecto, parada
o remanso.
XVII
Ya no se queja el molino,
campo de trigo es ya yermo,
¡cesa rueda!;
llega por fin al destino,
queda con paz el enfermo,
muerto queda.
XVIII
Lejos barca llevas alma,
más allá del horizonte,
¡rema, rema!;
largo camino de calma,
dulce mirada Caronte,
dulce poema.
XIX
Lleva tus pies al abismo,
hunde tu espíritu asceta
en infierno,
hallarás el nihilismo,
gozarás cielo, profeta,
de lo eterno.
XX
Muere, se apaga tu fuego,
alma, que huye a la vida,
ermitaña;
lejos del mundo, sin ego,
sola se queda escondida
en montaña.
XXI
Yace el Sol con la sonrisa,
dulce ocaso de poniente,
bendecida,
atardece en roja brisa,
bajo el mar se fue silente
luz y vida.
XXII
Dichoso quien va y no vuelve,
aquél ya no siente el lloro
de miseria
que el mundo mortal envuelve,
ni escucha al histrión sonoro
de esta feria.
XXIII
Bello es el ser: superarse,
lucha por altas esferas
de uno mismo.
Bello es no ser: apagarse,
corres allende barreras
del abismo.
XXIV
Apaga, feliz, tu lloro
si el Sol ya no muestra bellas
de flor alas;
lágrimas nublan el oro,
brillo nocturno de estrellas
con sus galas.
XXV
Celebra el cosmos las muertes:
estrellas novas dan fuego
y explosiones,
crujidos, bramidos fuertes,
de esferas celestes juego
de pulsiones.
XXVI
Ni los reyes poseyeron
como tú naturaleza,
alma errante,
ni al reino suyo se unieron,
tras muerte queda belleza
con su amante.
XXVII
Letras han ya retratado
de alma paisajes floridos:
vida interna;
tu espíritu dispersado
penetra por los sentidos:
vida externa.
XXVIII
El bosque será tu casa,
albergue de tu alma errante
de fantasma
que el cuerpo vivo traspasa
en ser natura reinante
del gran plasma.
XXIX
Metamorfosis, gusano,
transformará en mariposa
a tu muerte.
También tú, ¡oh!, ser humano,
dejarás que tu alma en rosa
se despierte.
XXX
Árbol reposa en tu luto,
crece con alma dormida
que se pierde,
rico y jugoso es el fruto
brote de rama florida
entre el verde.
XXXI
Polvo de seres terrestres,
polvo de estrellas, cenizas
de la lumbre,
brotan las flores silvestres,
salen de tierras rojizas
a la cumbre.
XXXII
Del campo de funerales,
del campo son las espigas
en cultivos,
de ellas saldrán cereales
pan que alimentan sus migas
a los vivos.
XXXIII
No se fue para dejarte
sino siempre estar contigo,
¿lo comprendes?
Ha de morir para amarte,
ser en natura tu abrigo,
¿ya lo entiendes?
XXXIV
Te vas sin haberte ido,
tu huella estará presente
a mi lado;
corazón no te he perdido,
estarás eternamente
con tu amado.
XXXV
No es necesario visite
templo de tu sepultura,
ello es vano;
o es mi pecho tu escondite
o hallo tu alma en la espesura
de lo arcano.
XXXVI
Queda ya el cielo azulado,
bella te marchas poetisa
a tu lecho.
Ya queda el cielo colmado,
azul lo deja sonrisa
de tu pecho.
XXXVII
Baja el arroyo cantando,
canta feliz entre peñas,
salto en salto;
¿qué le has estado contando?,
¿qué bellos cantos le enseñas
desde lo alto?
XXXVIII
Cantan en los bosques aves,
tiernas melodías cantan
en tu ausencia.
Tu voz en trémolos suaves,
susurros del aire suplantan
tu presencia.
XXXIX
Ella se fue en primavera,
campos emanan olores
de su muerte;
primavera donde fuera
volverá y saldrán las flores
por su suerte.
XL
Duérmete ya, niña mía,
cae corazón en el canto
del que emana
sueño eterno, noche y día,
paz continua, fin sin llanto,
¡dulce nana!
XLI
Gloria cantemos al cielo,
ábranse todas sus puertas,
¡aleluya!
Se funde de un alma el hielo,
al cosmos sus gotas muertas,
¡dicha suya!
XLII (final)
Idealizada fue vida
como cantada es la muerte
de la Idea.
Canto al fin de la querida,
fin de coplas a la inerte
dulcinea.
"SOMOS FRAGMENTOS DE NATURALEZA ARRASTRADOS POR SUS LEYES" (2005, cap. X, Secc. 8)
Creado el cielo y las estrellas, creadas las bestias y de entre aquéllas la más temible—homo sapiens sapiens—, ha de dotarse al cosmos del orden que lo sujete, de leyes que lo gobiernen. El geniecillo juguetón ya tiene su pequeño teatro y sus muñecos de trapo, ¿qué le faltan sino los hilos con los que hacer danzar las marionetas? ¡Oh, fatum!
La oscura escena del inmenso vacío es de luces y sombras repleta en astros fríos e incandescentes. Orbitan planetas en su danza alrededor del fuego estelar, danzan miríadas de estrellas en torno a la hoguera del centro galáctico. Nacen del gas y del polvo y en polvo y gas mueren entre hundimientos y eclosiones, entre colores estivales y tinieblas invernales. Movimiento hay en el escenario en virtud del guión representado por la materia. ¿Quién desea su devenir, quién baila al son de “Harmonia Mundi”? ¡Oh, fatum!
Como en una tormenta, el trueno y el rayo, Señores altivos del bosque sombrío, dominan desde lo alto, y el viento y la lluvia impelen al refugio. Criaturas pequeñas, hormiguitas desde las alturas, corren, sí, corren despavoridas, huyen de la tempestad que baja de las montañas. Fuerte el temor acelera sus corazones, gobierna sus voluntades, y arrastra lejos del dolor. Como en una tormenta, ¡oh, fatum!
Pesadumbre, tormento, carga Atlas con el mundo, condenado a soportar su peso. Lleva cada cual su cruz, su destino grabado en sangre, en pasión. Pasiones arrastra la vida, que no razones. El temblor del cosmos, Voluntad, agita nuestras conciencias, nuestro querer, y nos condena a sufrir el sin sentido de las sinrazones. Deseo vago, incierto, querer que no se extingue hasta la extenuación, cada pequeño dios cae con su vida, dobla la columna hundido en su lastre. Doblega el anciano ánima por el camino que lo ha consumido en dura faena. Alza el joven intrépido su pecho contra su sino, mas de nada sirve la lucha, pues siempre tú has de ganar ¡oh, fatum!
Oscuro señor cuyo nombre temen, sombra de las tinieblas, tuyo es el mal en este infierno. Ahh... pero esplendor en los mundos alzas, son tus intenciones puras y transparentes, blanca luz mana de tus formas en nombre de la bondad del cielo. Gigante, coloso de fuertes pies, todos somos tus hijos devorados. Tú caminas y el mundo y la historia avanzan contigo. También tú eres errante vagabundo en la noche, también se pierde tu mirada en el horizonte sin fin. ¿Adónde nos llevas, oh, fatum?
Nada está escrito, la sabiduría se improvisa. No hay oráculo que dé certeza a la incertidumbre en los cuantos de tu acción. Desde el principio de los tiempos se halla la materia en turbulenta revolución, en caos frenético que desconoce su fin. La novela del cosmos se crea a cada momento, hay un pasado cierto pero no un futuro cierto. Escribe el artista inspirado, delinea los contornos al tiempo que los observa. Nuevas notas en el pentagrama llenan el tejido armónico. Escribe inspirado por las musas de la fortuna, la obra se representa al tiempo que se crea. Crea, crea, ¡oh, fatum!
Irrevocables caen tus órdenes como una sombra que desde la lejanía se aproxima. Como la noche sigue al día, como el ocaso proyecta largos halos oscuros hasta el horizonte, ¡sombra! , llegas tú desde la eternidad hasta nuestros cuerpos, dando vida, amanecer del bosque dormido, impulso a savia y sangre de plantas y animales, aguas subterráneas y manantiales de superficie fluyen a un ritmo: fatum.
Los enfermos lloran por tus designios, de los dementes culpan a tu sinrazón. A los adictos llaman de voluntad arrebatada, y a los amantes locos en la pasión engendrada. ¡Ay! , ¿mas no somos todos enfermos de adicciones, dementes en las pasiones de nuestros amores? Tuyos los designios, tuya la sinrazón, voluntad arrebatada por la pasión. Mismidad del Ser: fatum.
Los imperios nacen y perecen, la historia avanza para su gloria y su perdición. En mal momento tal cual presente, caminan los pueblos hacia su destrucción, conscientes de su decadencia, sin poder detener su caída, atracción fatal. En tiempos de luz florecen los jardines de palacio, embelleciendo las piedras de la civilización. Designios del fatum.
Veo un florecer en el cosmos, fatum es naturaleza, savia que riega cada rama, cada hoja. Veo un florecer, y el Universo se hizo sueño del orden, vivencia de la razón, luz en la oscuridad, sabiduría en sí misma. Se crearon los cielos y la tierra, las plantas y las bestias, y un mono desnudo se alzó entre éstas, levantó la vista al infinito y lloró enternecido por la feliz idea, pues vio que aquello era bueno, era bello. Hágase en mí tu fuego—dijo—, y la ciencia del hombre penetró los fuegos fatuos de hasta las galaxias más lejanas. Y el hombre quiso ser naturaleza, quiso ser sabio como ella, mas aquélla contestó: todo en mí es lucha, y no alcanzaréis vosotros la verdad sino en sufrimientos; todo en mí es amor, y no seréis dignos de mi abrazo caluroso si no amáis como yo lo hago: amor fati.
Al fin, seres humanos, alcanzaréis la inmortalidad anhelada, os despojaréis de vuestras vestiduras y será el cosmos vuestra nueva piel. Fundidos a la eternidad, ligados a la incertidumbre del azar y las certezas de lo necesario, naturaleza es nuestra alma, siempre y en todo lugar, por los siglos de los siglos en la inmensidad. Amamos nuestro destino y nuestro destino nos ama. Siervos seremos amos, pequeños seremos grandes. Los últimos serán como los primeros, pues todo es un juego de la materia y todos participamos por igual. Fraternidad con el hermano cielo y la hermana tierra. Una sola familia unida por el amor fati.
Cae la lluvia mustia sobre el lago, se enrojece el viejo árbol y el gris del cielo canta la llegada del otoño. No estés triste, flor, pues retornarán las luces de los pétalos y el verdor de la primavera. Todo va, todo viene, todo gira en un eterno retorno del destino. Aciago devenir parécele al hombre su muerte, hojas que caen, mas el viejo árbol vive, y si éste yace, el bosque pervive, y si éste desaparece... ¡ah! , confiad en la sabia naturaleza: otras luces brillarán bulliciosas y cantarán el himno “Amor fati”.
Las aguas frescas del manantial fluyen, fluyen... entre escollos y socavones, caen por la ladera desde las altas cumbres. Libres discurren en su destino marcado reflejando el tintinear de las estrellas en la noche y hundiéndose en la luz del día, cayendo grávidas a su océano. En los mares la embarcación sin rumbo, sin timón. Gobierna el azar de las olas y el viento la dirección del viejo casco de madera. Perdido en el infinito, en busca de la playa a que poder arribar. Perdido en nuestros sueños, buscamos nuestro paraíso lejano: las arenas doradas bajo el Sol y las palmeras. Sedientos y rodeados de agua, inmersos en el tiempo y ansiosos de que llegue el momento de hundirnos para siempre en tu corazón, amor fati.
En los remansos de tus brazos, amada inmortal, en la paz de tu silencio, fluye el río de la vida, canto dulce y sosegado. Nada importa, nada va más allá de tus designios; indiferencia total y absoluta. A la naturaleza, sin emoción, brinda el anhelo humano el sentimiento trágico de la existencia, mas dulce, amada mía, dulce es la vida como la mar en calma tras un día de tormenta. Olas que llegan bramando desde la lejanía y dejan su murmullo apagándose al irse. Cenizas en el otoño, hojas amarillentas, cartas al amor perdido: fatum que nunca su meta alcanza, el Ser prosigue su marcha. Caballo que trota sin descanso hasta morir; fuerte el corazón terrestre de quien cansado sigue caminando, perdido sigue buscando, y sin libre albedrío sigue queriendo.
Escrito está en las estrellas—decían los antiguos. No, escritas llevamos las estrellas en el alma, y sus luces y sus sombras alimentan la vorágine del fatum que nos arrastra. Así sea.
EL SINSENTIDO DE LA VIDA
Martín López Corredoira
PROEMIO
Desde tiempos inmemoriales, el teatro ha tenido una función moralizadora, y la fuerza de sus declamaciones en las conciencias de sus personajes, o en aquellos coros griegos que extraían enseñanzas de los sucesos en la escena, hizo vivos unos discursos que en los tratados de filosofía sólo eran letras sobre papel. Hoy los tiempos son otros pero los seres humanos son los mismos. Nos llegan todavía del pasado discursos cuya temática es tan vigente hoy como cuando se crearon, porque contienen verdades sobre el ser humano que van más allá de las circunstancias históricas y culturales de una época. No obstante, algunos de los temas morales de algunas obras clásicas—Dios o los dioses, el honor, la honra, etc.—han quedado un tanto caducos en la actualidad, por lo que no nos sentimos identificados con los destinatarios de esas fuerzas declamatorias, y pensamos que el discurso de estos tiempos es otro.
“El sinsentido de la vida” es a la vez una obra de nuestro tiempo, caracterizado por una crisis de valores morales, y una reflexión filosófica intempestiva que muestra el drama del hombre que piensa sobre su existencia. Quiere romper con el pasado superando sus valores morales clásicos, o incluso romper con el presente a través de la transgresión de algunos valores residuales modernos—el amor, la democracia, la justicia, etc.—y, sin embargo, usa las formas de un pasado imperecedero: verso con formas métricas clásicas, alegorías, ciertas sentencias que pueden recordar a las viejas parcas de la antigua Grecia, y otros elementos. Declamación moral a la antigua usanza, pero situada en los presentes valores y patrones de conducta. Teatro de exhortaciones morales en una época de amoralidad. Hay algo viejo y algo nuevo en todo lo humano, en todo lo vivo, y el teatro, tan vivo como siempre, sigue ofreciendo amplias posibilidades para expresar el sentir y pensar humanos en cualquier época. Eso al menos he tratado de mostrar con la creación de esta obra.
PERSONAJES:
EDUARDO, protagonista humano principal, hombre de unos 50 años
DIOS MANUEL, deidad masculina de barba y túnica blancas
ADOLFO, viejo amigo de Eduardo
ANA, prometida/esposa de Adolfo, mujer de unos 30 años
ALEGORÍA FATALIDAD, representación de las fuerzas ciegas del Universo, interpretada por una mujer con aspecto de mujer-fatal
ALEGORÍA POESÍA, representación de la sensibilidad, interpretada por una mujer muy joven o adolescente
DIOS PEDRO, deidad masculina de barba y túnica blancas
ALEGORÍA SABIDURÍA, representación del saber, interpretada por una mujer madura
GRAN DIOSA NATURALEZA, suprema deidad femenina
DIOS FRANCISCO, deidad masculina de barba y túnica blancas
DIOS JOSÉ, deidad masculina de barba y túnica blancas
ANTONIO, antiguo colega de Eduardo en la Universidad
ACTO PRIMERO
Descansando tras la creación
Personajes: dios Manuel, dios Pedro, Fatalidad, Sabiduría, Poesía, dios Francisco, dios José, Eduardo
ESCENA I: dios José, dios Pedro, dios Francisco, dios Manuel
Estamos en un supuesto cielo. El decorado de fondo lo componen estrellas y galaxias sobre negro—quizá alguna imagen del telescopio espacial Hubble amplificada; en el centro del escenario una mesa y cuatro sillas, sobre las que están sentados los cuatro dioses. Ambiente de taberna. La mesa se utiliza para jugar a las cartas—al juego del “tute” a cuatro, sin parejas; en el tute, cada jugador sostiene ocho cartas—; algún dios fumando un puro, botellas de alguna bebida alcohólica, vasos, etc. Hablan mientras tiran las cartas.
DIOS JOSÉ ¡Arrastro!
DIOS PEDRO ¿Ya?
DIOS FRANCISCO (Mientras hace el movimiento de cartas correspondiente a la jugada.)
Tiene suerte.
DIOS MANUEL Pues sí, a lo que se ve
vuelve a ganar dios José.
DIOS PEDRO No creo que en tal acierte
porque aquí me traigo yo 5
(Mostrando el par de cartas: caballo y rey de espadas.)
otras cuarenta en espadas.
DIOS FRANCISCO No se anda con bobadas.
DIOS JOSÉ Pues bien que se equivocó
quien dijo que ganaría,
que no hago tantos puntos 10
con todos mis triunfos juntos.
DIOS MANUEL ¿Y el tres?
DIOS JOSÉ Bien que lo querría.
DIOS MANUEL Pues aún queda partida.
DIOS PEDRO (Tirando el tres de espadas después de que los otros hubiesen tirado sus cartas, y llevándose las cuatro cartas con ello.)
Aquí tengo el tres, señores.
DIOS FRANCISCO ¡Bah!, ya somos perdedores. 15
DIOS MANUEL Sí, otra mano perdida...
DIOS PEDRO (Mostrando el par de caballo y rey de bastos.)
Veinte en bastos.
DIOS FRANCISCO ¡Qué egoísmo!
DIOS JOSÉ Ya estoy por darle mi as.
DIOS PEDRO ¿Para que quiero yo más?
Ya gano.
DIOS JOSÉ Por eso mismo. 20
DIOS PEDRO No me lloren en exceso.
DIOS JOSÉ (Cogiendo las cuatro últimas cartas con su as.)
Diez por últimas al menos.
Algo es algo.
DIOS FRANCISCO Sí, son buenos,
que yo no pillo ni eso.
DIOS JOSÉ Partida ya terminada. 25
No hace falta que se cuente,
dios Pedro, que es evidente
que la tiene bien ganada.
¿Quién da ahora?
DIOS MANUEL A mí me toca.
(Y comienza a barajar y seguidamente a repartir cartas.)
(Siguen jugando a las cartas en todo lo que resta del acto, con movimientos que se corresponden a sus palabras sobre el juego; cuando terminan una mano comienzan otra; y mientras juegan, hablan de varios otros temas:)
DIOS FRANCISCO Y díganos, dios Manuel, 30
¿cómo va el asunto aquél?...
...los cúmulos...
DIOS MANUEL Cosa poca
dejan las leyes hacer.
Declararon zona negra
mis espacios.
DIOS FRANCISCO ¿No se alegra? 35
El silencio es un placer.
DIOS MANUEL Sí, mas yo soy constructor.
DIOS JOSÉ Tal no pasaba en la edad
de cuántica gravedad,
que podía un creador 40
crear hasta de la nada.
DIOS PEDRO Pues a mí no me va mal
desde que al mundo animal
me dedico.
DIOS MANUEL (Tirando una carta de espadas.)
Y otra espada...
Yo siempre me he dedicado 45
a obras monumentales:
cúmulos de tallas tales
que asombran al más versado,
con galaxias a millares,
e incluso he hecho complejos 50
de hipercúmulos que lejos
llevan sus iluminares.
DIOS JOSÉ (Enseñando el par de cartas.)
Veinte en copas.
DIOS PEDRO (Aparte.) ¡Bien me reta!
Grande es también el ser vivo
cuya existencia concibo, 55
grande aun en un planeta.
La vida es algo muy bello
y su gran complejidad
harto supera, en verdad,
a la que existe en aquello 60
de dimensiones gigantes.
DIOS FRANCISCO ¿Y ha poblado muchos mundos?
DIOS PEDRO Sólo los astros fecundos
que den a sus habitantes
lo que requiere la vida; 65
y pocos planetas son
porque la legislación
pide para dar cabida
a objeto tan especial
demasiados requisitos. 70
DIOS MANUEL (Mostrando el par de cartas.)
¡Ah!, veinte en oros, ¡benditos!
DIOS FRANCISCO Tal es la ley natural.
Yo, como legislador,
veo bien la restricción
que acote la construcción 75
de seres de este tenor.
DIOS JOSÉ Dios Francisco, a usted le toca.
DIOS FRANCISCO (Tira su carta.)
¡Ah, sí!
DIOS JOSÉ Pues como decía,
yo mejor me quedaría
en los eones de poca 80
o ninguna restricción
para dar forma al Querer
de un cosmos que busca el Ser.
DIOS FRANCISCO Mas en toda creación
debiera existir un orden 85
para que cosmos tal sea.
DIOS JOSÉ ¿Y el caos?
DIOS FRANCISCO ¡Vaya una idea!
De caos no se desborden
nuestros espacios.
DIOS MANUEL Bien dicho.
DIOS FRANCISCO Leyes físicas creamos 90
para ser del cosmos amos,
que no es ningún capricho.
DIOS PEDRO No es capricho, que con tales
se construye hasta la vida,
pues la ley es requerida 95
para crear animales,
o vegetales o rocas.
DIOS JOSÉ (Jugada.)
¡Arrastro!
DIOS FRANCISCO Fatal arrastre,
ley natural.
DIOS MANUEL ¡Qué desastre!
Vuelvo a perder.
DIOS PEDRO Cartas locas, 100
pierdo esta vez yo también.
DIOS JOSÉ Pues sí,... yo voy a ganar.
DIOS FRANCISCO A veces el loco azar
en las cartas es un bien,
pero no en el Universo. 105
DIOS PEDRO Mas dice bien dios José,
que el caos rompe el corsé
en que cada ser inmerso
vive.
DIOS JOSÉ Artístico reflejo
de un cosmos de fuego abstracto 110
que rehuye todo pacto
si no es con lo complejo.
DIOS PEDRO Cierto es que complicados
son los destinos de seres
con caóticos quereres. 115
DIOS FRANCISCO Los designios de los hados,
que a nuestro servicio están,
mueven toda criatura;
de los dioses es ventura
cada salto o ademán, 120
aunque sean aleatorios.
Azar y necesidad,
simpleza y complejidad,
unos meros envoltorios
de la Voluntad divina, 125
de Voluntad natural.
DIOS JOSÉ (Terminando de contar las cartas.)
Vaya, no me ha ido mal.
DIOS FRANCISCO El buen hado determina
su buena suerte.
DIOS JOSÉ Sí, suerte
(Mirando al dios Pedro.)
que a algunos nos sonríe. 130
DIOS PEDRO Y que siga...
DIOS FRANCISCO No se fíe,
que pronto se cae el fuerte.
DIOS PEDRO Pues ya unos espacios deben
dios Manuel y dios Francisco.
DIOS FRANCISCO Una galaxia con disco 135
pago a dios José.
DIOS MANUEL (Ofreciendo con la botella en la mano llenar sus vasos.)
¿No beben?
DIOS FRANCISCO No, gracias.
DIOS PEDRO No.
DIOS JOSÉ Ponga un vaso,
que ganar merece un trago.
DIOS MANUEL (Sirviendo a dios José y a sí mismo de la botella.)
Pues a dios Pedro yo pago
una galaxia, y traspaso 140
a sus haberes con ella
los derechos de crear
y de vida gobernar
para que brote, sí, bella.
DIOS PEDRO Gobiernos tengo bastantes, 145
pero bienvenida sea
esta nueva propiedad.
DIOS FRANCISCO Más dolores de cabeza.
DIOS PEDRO Y que lo diga, bien cierto,
que cuanto más uno crea 150
más responsabilidades
y trabajo al que gobierna.
DIOS JOSÉ Con lo aburrido que es
gobernar tantas estrellas...
DIOS PEDRO Y las estrellas no son 155
peores que algunos planetas,
sobre todo si la vida
arma excesivas revueltas.
DIOS JOSÉ Un caos, ¿no?
DIOS PEDRO Calle, calle,
que aún me duele la testa 160
de los caos que me montan
unos seres de la Tierra,
un planeta que poseo.
DIOS JOSÉ ¿Tierra? ¿La joya azul?
DIOS PEDRO Ésa.
DIOS JOSÉ ¿No era allí donde vivían 165
dinosaurios y otras bestias
que usted había creado?
DIOS PEDRO Sí, mas me cansé de éstas
y las extinguí mandando
al planeta una piedra 170
con enormes proporciones.
Ahora vive en la Tierra,
entre las muchas especies,
un gran ser de inteligencia
superior a las demás. 175
“Hombre” se llama la pieza,
homínido muy sagaz,
aunque no la especie entera,
pues algunos individuos
son más burros que unas zuecas, 180
y más cerca de los brutos
que de seres con destreza.
DIOS FRANCISCO (Mostrando el par de cartas.)
Veinte en oros.
DIOS JOSÉ ¿Y son éstos
los seres que le ajetrean?
DIOS PEDRO Estos son, los muy pesados, 185
los que a los dioses apelan
por cualquier contrariedad.
Si a toda desavenencia
sirviera, sería siervo,
no Señor.
DIOS MANUEL ¡Grande la afrenta! 190
DIOS PEDRO No, mas no es por osadía,
ya que a los dioses respetan,
sino que es por ignorancia.
Cuando de algo no se enteran,
atribuyen a los dioses 195
lo que no ve su ceguera.
Algunos creen que estamos
dispuestos a darle cuerda
a las cosas que no van
como sus deseos quieran. 200
DIOS MANUEL ¿Pero no decía antes
que tenía inteligencia
ese ser humano?
DIOS PEDRO Mucha,
mas no llega con tenerla
tal cual joya en un cajón. 205
Y entre quien la manifiesta
algunos hay que cavilan
que hasta los mismos planetas
debiera un dios empujar,
para que así se mantengan 210
sus órbitas bien estables.
DIOS FRANCISCO Ya muchas son las tareas
que un dios tiene entre sus manos.
Bástenos crear las reglas
del juego del Universo, 215
y allá se apañen con ellas
los vivos.
DIOS PEDRO Tal pienso yo.
Con todo, veo muy bella
mi creación, azul joya,
paraíso si no fuera 220
(Con expresión de resignación.)
por la existencia del hombre...
DIOS MANUEL Se diría que es pena
lo que dimana al tener
tan pesada pertenencia.
DIOS PEDRO Pues no le digo que no, 225
que muchas veces quisiera
verme libre de la carga.
DIOS MANUEL ¡Vaya!, pues yo su riqueza
no desdeño en absoluto.
DIOS JOSÉ (Mostrando la pareja de cartas.)
Y me canto las cuarenta. 230
DIOS PEDRO (Siguiendo en el diálogo con dios Manuel.)
Riqueza la que usted tiene,
que se cuentan por docenas
aquellos planetas vírgenes,
sin vida, que usted regenta,
y presentan condiciones 235
para crear biosferas,
vigorosas, muy hermosas,
en sus desnudas cortezas.
DIOS MANUEL Bien le apostaría yo
siete de tales planetas, 240
con la galaxia que tiene
las siete fértiles tierras,
por esa Tierra poblada,
y galaxia que contenga
tal joya azul.
DIOS PEDRO Vía Láctea 245
se llama.
DIOS MANUEL ¿Va pues la apuesta?
DIOS PEDRO ¿Por qué no? Ya que más vale
volver a crear las piezas
que gobernar los errores
de pasada inexperiencia. 250
DIOS MANUEL No importa que valga más;
¿Hacemos la apuesta?
DIOS PEDRO ¡Venga!
(A partir de aquí juegan a las cartas dios Pedro y dios Manuel, mientras los otros dos dioses miran sin participar.)
DIOS MANUEL A una sola partida.
Usted da.
DIOS PEDRO (Mientras reparte las cartas.)
A ver si me es buena
la suerte ahora también. 255
DIOS MANUEL (Mira cada uno las cartas que le han tocado.)
Grande partida me espera,
que mis cartas buenas son.
DIOS PEDRO Pues tendremos dura guerra,
que las mías no son mancas.
DIOS MANUEL Ya bien la cosa comienza, 260
(Llevándose las primeras cartas.)
y me llevo algunos puntos.
DIOS PEDRO Menos de los que se cuentan
(Mostrando el par de cartas.)
con mis veinte en buenos bastos.
DIOS MANUEL Ahora además se lleva
más cartas.
DIOS PEDRO (Recogiendo cartas.)
Usted lo ha dicho. 265
Más puntos.
DIOS MANUEL Dios Pedro aprieta
mas no ahoga, que aquí tengo
para cantar las cuarenta
(Mostrando el par de cartas.)
rey y caballo de oros.
DIOS PEDRO Se pone la cosa fea. 270
DIOS MANUEL (Recogiendo cartas.)
Y me llevo el tres de copas
con el astro Sol que impera,
as de oros, fuerte brillo,
como la luz que refleja
mi futura gota azul. 275
DIOS PEDRO Mal la cosa se presenta.
DIOS FRANCISCO Dé por perdida, dios Pedro,
esa galaxia que apuesta.
DIOS PEDRO Todavía tengo triunfos
para tomar delantera. 280
DIOS MANUEL Voy a ganarme los hombres,
y veremos si es tan fiera
la bestia como la pintan.
DIOS JOSÉ (Dirigiéndose a dios Francisco.)
Dios Pedro no se amedrenta
y sigue llevando cartas. 285
DIOS PEDRO Ya pocas bazas nos quedan.
DIOS FRANCISCO ¡Hay que ver cómo defiende
su apuesta!
DIOS JOSÉ Mas son pequeñas
sus cartas, que salvo el tres
o la sota, ya no se espera 290
que le caiga triunfo grande.
DIOS PEDRO El seis o el dos se aprovechan
(Recogiendo cartas.)
también en lo que se puede.
DIOS JOSÉ Pocos oros, mas se emplean
con medida economía 295
y muy buena diligencia.
DIOS FRANCISCO Pero el rey de dios Manuel
lucha con bravura y fuerza,
y su caballo no es menos.
DIOS PEDRO En mi sota que se lleva 300
(Recogiendo cartas.)
un as de espadas a casa,
la bravura no es pequeña.
Y para terminar bien
diez últimas a la cesta,
(Recogiendo de nuevo.)
gracias al tres de oros. 305
DIOS MANUEL Esperanzas alimenta
dios Pedro en vano.
DIOS PEDRO (Comenzando dios Pedro y dios Manuel a contar las cartas.)
Contemos,
y veremos qué planetas
se ganan o pierden.
DIOS MANUEL Cuento.
DIOS PEDRO Las mías hacen ochenta. 310
DIOS MANUEL Pues las mías ciento diez.
DIOS PEDRO Mía entonces es la pérdida.
Vaya luego a dios Manuel
la que mi galaxia era:
astros de la Vía Láctea. 315
DIOS MANUEL Una buena recompensa
tras una noche perdiendo.
DIOS PEDRO Poco pierdo mas me apena
dejar a las revoltosas
criaturas de la Tierra. 320
Y me alegro del descanso
que desde ahora en mis siestas
suplirá el ajetreo
y dolores de cabeza.
DIOS FRANCISCO Una noche entretenida, 325
pero es hora de que vuelva
junto a mis obligaciones.
DIOS JOSÉ También cosas tengo afuera
que atender.
(Todos se levantan, dispuestos a irse, menos dios Manuel.)
DIOS PEDRO Nos vamos todos.
DIOS MANUEL Ya recojo yo la mesa. 330
DIOS PEDRO (Dirigiéndose a dios Manuel.)
Gracias al buen anfitrión.
D. FRANC. y D. JOSÉ Eso.
DIOS MANUEL Buenas noches sean.
DIOS PEDRO (Dirigiéndose a dios Manuel.)
Con la Tierra... buena suerte...
DIOS JOSÉ Quien por suerte la posea,
dios Pedro se la bendiga. 335
(Y se van todos menos dios Manuel.)
ESCENA II: dios Manuel
Se retiran la mesa y las sillas del escenario.
DIOS MANUEL Ya se han ido mis colegas...
Si las ganancias no fueron
ni muy grandes ni pequeñas,
al menos puedo decir
que no lo fueron las pérdidas. 340
Una galaxia he ganado
y varias ahora quedan
con otros dioses por dueños.
Mas extensa es mi reserva.
¿Qué son unas pocas motas 345
en una despensa inmensa?
Es la noche de los tiempos,
con el silencio se impregna
la bóveda de este cosmos,
tinieblas sus vestimentas; 350
es la era de las luces,
con estrellas se alimentan
los terciopelos oscuros.
Y la vida en nuestra era,
floración sobre colores... 355
¿qué sentido tiene ésta?
(En el escenario, una pantalla de fondo muestra el planeta Tierra visto desde el espacio, ya sea por medio de proyección de película, diapositivas, ordenador u otro.)
Experimento de dioses,
gaya se muestra la Tierra,
hogar de las criaturas
que a los dioses se asemejan. 360
Apacible y sola gota,
bella perla del espacio,
gran jardín, azul palacio,
aguas claras en lo impuro.
Como balsa a la deriva 365
que flotando busca el cielo,
corre dulce su desvelo
en la noche de lo oscuro.
(Cambia la imagen proyectada a una de la Tierra ocultando el Sol parcialmente.)
Sol sin fuego, reina Gaia,
canta y danza la sirena, 370
negros mares donde plena
resplandece su alborada.
¡Amanece, creación!,
que las luces en tu piel
no se oculten ante aquel 375
que en ti posa su mirada.
(Imagen alpina de lagos rodeados de altas montañas nevadas, con el Sol saliendo de entre las mismas.)
Blancas cumbres en silencio
y dormidas aguas mansas,
en lo alto tú descansas,
alma clara, tú, lozana. 380
De tus cimas brotarán
los torrentes cristalinos,
los murmullos transalpinos
anunciando la mañana.
(Imagen de un riachuelo rodeado de la vegetación de un bosque.)
El follaje de los bosques 385
cubre el suelo con sus plantas
tal si fueran verdes mantas
arropando la montaña.
Y los ríos sinuosos
son arterias de la vida; 390
cada gota enaltecida
tersa piel del suelo baña.
(Imagen del fondo del mar; en un arrecife de coral, por ejemplo.)
Es el líquido elemento
sumidero de lo vivo,
fértil cuna del cultivo 395
que la Tierra poblaría.
En los mares algas, peces
ondeando bajo bruma,
bajo olas y su espuma,
tras perdida luz del día. 400
(Imagen de la sabana africana, con diversidad de especies, cualesquiera, con algún depredador atacando una manada de herbívoros.)
Corazones de mil bestias
laten, sufren, crecen, mueren,
se alimentan, luchan, hieren,
en su pugna de existencia.
¡Cuánta vida, cuánta muerte! 405
La pasión y furia embisten
con belleza que revisten
eclosiones de violencia.
(Imagen de un estanque natural con plantas acuáticas floridas así como vegetación a su ribera.)
O las luces transparentes
en los cuencos de una flor 410
incensarios de un dolor
que es paisaje en noble alma:
melancólica pureza
de jardines solitarios,
escondidos herbolarios 415
en remansos de la calma.
(Imagen de unos pingüinos o focas u otros en un paisaje del polo norte.)
Los cristales de los hielos,
la pureza de eones,
congeladas construcciones
en los limbos boreales. 420
Hasta frías latitudes
coloniza la biosfera,
hasta blanco suelo impera
el despliegue de animales.
(Imagen del mar y unos acantilados tomada desde la costa, con puesta del Sol sobre el mar.)
Los abruptos riscos yacen 425
en las lenguas de los mares
devorando los andares
del camino culminante.
Dicha a quien desde el abismo
ante sí contempla a hito 430
horizonte en infinito
más allá del Sol brillante.
(Imagen de un valle verde entre montañas con algunas aldeas pequeñas, y los rayos de luz solar colándose entre las nubes e iluminándolo parcialmente.)
Dicha a quienes colonizan
paraísos encontrados,
verdes valles son dorados 435
por los rayos voluptuosos.
Y feliz debiera ser
el humano que viviera
en el campo, en la era,
entre cantos armoniosos. 440
(Imagen de una ciudad llena de coches, rascacielos, gente con prisas, humos, etc.)
¡Mas por los mismos infiernos!
¿Qué contemplamos aquí?
Es la ciudad frenesí,
duro cemento y cristal.
(Imagen de un río muy contaminado, con visibles residuos, y quizá alguna chimenea humeante de una fábrica de fondo a lo lejos.)
Qué colección de inmundicia 445
tienen los hombres por urbe.
No hay ningún ser que perturbe
tanto la paz natural.
(Imagen de matanzas masivas de alguna especie amenazada—ballenas, focas u otros.)
Golpe mortal a la vida,
vil violentar sin sentido, 450
cae equilibrio vencido
por las acciones del hombre.
(Imagen de bosque o selva con una gran parte de árboles talados; se ve la tierra árida.)
¡Cuánta la sed de la bestia!
que ni la Tierra completa
ha de llevarle a la meta; 455
pozo sin fondo es su nombre.
(Fin de las imágenes.)
ESCENA III: dios Manuel, Poesía, Sabiduría, Fatalidad
DIOS MANUEL Este mundo no comprendo
y menos comprendo al hombre.
(Declamando hacia el cielo.)
¡Venid, oh, alegorías!,
y dejad que en mí se colme 460
el ansia de entendimiento.
Ayudad a quien es pobre
en materia de lo humano.
De humanidades doctores,
los elevados espíritus 465
de las representaciones
han de dar fin a ignorancia
del que al hombre desconoce,
pues yo de ciencias he sido
y para el resto soy torpe. 470
(Aparecen las tres alegorías en el escenario—Poesía, Sabiduría y Fatalidad—de algún modo.)
POE., SAB. y FAT. ¿Se nos ha llamado?
DIOS MANUEL ¿Dispuestas venís entonces
a responder mis preguntas?
POE., SAB. y FAT. Venimos a dar informe
de nuestras propias ideas 475
sobre la vida del hombre;
cada una de nosotras
distinta imagen supone.
DIOS MANUEL Pues contadme de una en una
ésas vuestras opiniones, 480
que deseo conocer
las cualidades y dotes
del que es considerado
como tesoro en un cofre,
criatura de quien dicen 485
ser reflejo de los dioses.
(Dirigiéndose a Poesía.)
Que primero Poesía
diga lo que en él es noble.
POESÍA Mi Señor, bien referís
con la nobleza por nombre 490
parte del alma del hombre
pues en él ésta se halla.
El ímpetu y el valor,
heroísmo y santidad,
la compasión, la piedad, 495
o el coraje en la batalla.
Si encuentra justa su causa,
desinteresadamente
ayuda a la pobre gente
en misión humanitaria. 500
Es amor a la justicia,
muchos son sí los amores
en su lucha por valores
de una vida extraordinaria.
Luchador infatigable, 505
eternidades persigue,
y no hay fuerza que desligue
su osadía del tesón.
Por lo bello y lo sublime
ha dado al mundo su arte 510
el artista que comparte
su sensible corazón.
Música y poemas crea,
y las esferas del cielo
bajan hasta el mismo suelo 515
postradas a la armonía.
Por idealismo ha soñado
y voluntad hizo al sueño
siendo, valiente el empeño,
la libertad su utopía. 520
Mas el amor primordial
palpita en dos corazones
entre mutuas emociones,
como rosas que en un río
de lluvias primaverales 525
reflejan vivos colores
con que a sí mismas las flores
se ven con todo su brío.
Sí, mi señor dios Manuel,
noble su espíritu bulle, 530
aunque en él también se incluye
la pasión desenfrenada.
Furia en corceles rebeldes
agita su sangre roja,
demonio cuando se enoja 535
dando muerte con su espada.
Y la envidia y la codicia
son llama que le consume,
embriagador el perfume
con que arrastra afán de ego. 540
Hay un cielo de pasiones,
es el hombre poesía
de la luz clara del día
o de la noche y su fuego.
DIOS MANUEL Mucho me parece esto, 545
pero escuchemos también
las opiniones que el resto
sobre el ser humano den,
así como de lo expuesto.
(Dirigiéndose a Sabiduría.)
Díganos Sabiduría, 550
del saber alegoría,
qué piensa de lo afirmado
por la docta Poesía.
SABIDURÍA Que no hizo el doctorado
sino en vagos sentimientos. 555
La verdad es racional
y sus más grandes cimientos
los construyen los sedientos
de conocer natural.
DIOS MANUEL Dice bien, sí, dice bien. 560
SABIDURÍA Hay que seguir la razón,
de entendimiento bastión,
y el hombre es su sostén.
DIOS MANUEL Pues, ¿cómo los hombres son?
SABIDURÍA Sagaces animales 565
llamados por sí mismos racionales,
curiosos y despiertos
a todo mantienen ojos abiertos,
y una explicación buscan
a fenómenos que en su vida ofuscan. 570
Tras el conocimiento,
alcanza en lo que ve descubrimiento
ciencia de raza humana,
por el saber, por la verdad se afana,
y con las luces sueña 575
de una ilustración que el cosmos enseña
a sus espectadores,
el magno circo a sus alrededores.
Luz divina que alumbra oscuridad,
fuego de la verdad, 580
espíritu de Universo: razón.
Hijo de su canción,
sobre la Tierra el día
ha escogido su Sol de la armonía.
Música de alta esfera 585
es la ley matemática que impera
orbes de la existencia.
Espíritu glorioso el de la ciencia,
el arte de interpretar la natura,
sublime partitura. 590
Orden en el espacio,
saber en el más grandioso palacio,
y orden en vida propia,
del palacio en la Tierra se hace copia,
pues la virtud de una noble conducta 595
florece en alma instructa
de ley universal,
razón divisora del bien y el mal.
Halla el hombre virtud
si de entendimiento sigue la luz, 600
fuera de las pasiones
sentimientos y vanas emociones.
Que en prudencia y justicia,
fortaleza y templanza, es propicia
docta sabiduría 605
y no los antojos de Poesía.
Mi señor dios Manuel,
noble es el hombre, noble cuando él
sigue recta razón.
Mas, ¡ay!, muchas veces su dirección 610
se ciega y extravía,
cogiendo lo irracional como vía.
DIOS MANUEL ¿Es por tal que destroza su planeta?
SABIDURÍA El mundo se le agrieta
por no ser él cabal, 615
que en no pensar reside todo el mal
cuando hay el poder
de dar fin en la Tierra a todo ser.
DIOS MANUEL Comprendo bien las sentencias
que Sabiduría explica. 620
Ya los dioses sobre ciencias
vemos las magnificencias
a las que el hombre se aplica.
Mas no me es útil saber
si lo que no sé importa 625
para el futuro prever
y conocer el ayer.
Su información es muy corta
pues no cuenta lo que inquieta
del azul bello planeta. 630
Quisiera ver sinrazones
que acontecen en acciones,
y la razón no es completa
para entender lo que pasa.
POESÍA Buscad en lo que es sensible. 635
SABIDURÍA Lo sensible no es creíble,
que su verdad es escasa
y su discurso falible.
POESÍA Pues del saber no se vive.
SABIDURÍA ¿Y qué es la vida sino hecho 640
cuyas leyes sin derecho
el sabio capta y transcribe?
POESÍA ¿Y qué reside en el pecho
sin corazón?
SABIDURÍA ¡Bah!
POESÍA Mal ama
quien no vive.
SABIDURÍA Poco sabe 645
quien no conoce el enclave
de su cosmos y su trama.
DIOS MANUEL La diferencia es grave,
lejos se está del consenso;
mas del hombre nos den cuenta, 650
no de su propio disenso.
Primero escuchemos, pienso,
lo que aún nos argumenta
(Dirigiéndose a Fatalidad.)
Fatalidad.
FATALIDAD Mi Señor
de Poesía y su amor 655
permitidme que me ría,
también de Sabiduría
y su razón.
DIOS MANUEL ¡Qué valor!
Diga pues Fatalidad
qué es en lo humano verdad 660
según propia perspectiva
FATALIDAD Mi Señor, a ello iba.
Lo diré con claridad:
Fragmentos son de la naturaleza,
y siguen del Universo sus leyes 665
tanto los mendigos como los reyes,
arrastrados del sino sin certeza,
criaturas del fátum, marionetas,
simples gotas del río del destino,
meras fichas en cósmico casino, 670
vida en el más vivo de los planetas.
Errantes en mecánico tejido,
su camino es devenir de la historia,
andanza necesaria o aleatoria,
melodía de callado sonido. 675
No hay razón, ni libertad, ni justicia,
de la naturaleza son fragmentos.
No hay ni buenos ni malos sentimientos,
la pasión amorosa es ficticia.
En la razón o el amor piensan pocos, 680
para los muchos pesan sinrazones,
para los muchos mandan ambiciones,
lo demás es cosa para los locos.
Es la historia lucha por poderío,
egoísmo, por medrar viva lucha, 685
capitalismo, al dinero se escucha,
todo es voluntad de poderío.
Ellos son átomos del social ente,
la mecánica social los gobierna,
e incluso entre la sociedad moderna 690
se hallan más ejemplos de hombre obediente:
en la mediocridad, la plebe, el vulgo,
el hombre unidimensional de masas,
entre miles de coches, ruido, casas,
y otras circunstancias que no divulgo. 695
Son las guerras y las revoluciones
faceta inherente a la bestia humana.
Son el hombre y la miseria mundana,
fruto de bárbaras explotaciones
que unos hombres sobre otros ejercen. 700
Es el hombre de los hombres un lobo,
el fuerte vive del débil, del robo.
Como torbellinos que se retuercen
en el penoso sendero en la vida,
pasiones de compungida existencia, 705
muchas voces proclaman con frecuencia
que en la religión se halla la salida,
mas no son sino interesadas sectas
ofreciendo opio al pueblo oprimido,
cielos prometen de vidas perfectas, 710
mientras en Tierra bien vive el henchido.
Mi Señor dios Manuel, son pues fatales
corazones que hierven en pulsiones,
en irracionales palpitaciones,
sístole y diástoles naturales. 715
No es noble ni innoble la criatura,
tan sólo un átomo de fatuo fuego
danzando en el cosmos, errante, ciego,
con el destino como ligadura.
DIOS MANUEL ¡Fátum!
SABID. y POES. ¡Parca!
FATALIDAD En verdad, 720
el hombre es sólo reflejo,
en lo simple o lo complejo,
de natural Voluntad.
Nada hay nuevo, todo es viejo.
DIOS MANUEL Este discurso es valiente 725
pues expone abiertamente
la realidad dura y cruda,
pero me asalta una duda:
¿De dónde mana la fuente
que alienta a vida el sentido? 730
¿De qué les sirve vivir
a quienes han comprendido
cómo la vida es sufrir
lo que el fátum ha vivido?
POESÍA Sufre el hombre su destino 735
y lacerado, mohíno,
se lamenta.
SABIDURÍA Quien conoce,
razones da de su sino.
POESÍA El sentido está en el goce
o en la pena.
SABIDURÍA En saber 740
está el sentido en la vida.
FATALIDAD Pues yo digo de no haber
sentido alguno en tal ser,
que el cosmos no da cabida
a categoría tal. 745
Mas como la mayoría
desconocen que es vacía
su circunstancia fatal,
la pregunta no cabría.
¿De qué les sirve vivir? 750
¿De qué les sirve a los astros
gayas luces emitir
si algún día han de morir
dejando unos tristes rastros?
DIOS MANUEL Ojos que no ven...
POESÍA ...sí siente 755
el corazón...
SABIDURÍA ...y la mente
cavila sus pensamientos.
FATALIDAD Y el pensar inteligente
produce conocimientos
de la fatal condición. 760
SABIDURÍA Pero si el hombre es razón...
POESÍA Pero si el hombre es amor,
y su fruto: la pasión.
FATALIDAD Contemplad alrededor
y observareis lo que os digo. 765
DIOS MANUEL Pues complicado es el caso
y disenso trae consigo.
Como la verdad persigo
y el consenso es bien escaso,
propongo que se me muestre 770
algún ejemplo terrestre
donde las sabidurías
de distintas teorías
se ilustren en un pedestre.
POESÍA Cualquier humano me vale, 775
todos tienen corazón.
SABIDURÍA En cuestión de usar razón
sólo alguno sobresale;
yo propongo que la opción
se haga entre los hombres sabios. 780
FATALIDAD Pues escojamos a sabios
de lo fatal.
SABIDURÍA ¿Tales hay?
POESÍA Sí, viven y sufren, ¡ay!
FATALIDAD Oídlo en sus mismos labios:
(Y señala el lugar donde va a aparecer Eduardo en la siguiente escena.)
ESCENA IV: Eduardo
En la esquina del escenario opuesta a donde están el dios Manuel y las alegorías, un foco alumbra a Eduardo, mientras las alegorías y el dios, iluminados por otro foco, contemplan a Eduardo; el resto del escenario queda a oscuras.
EDUARDO Oscura la existencia sin sentido 785
y más negra el alma de aquella mente
que lúcida medita inteligente
sobre lo que vive y lo que ha vivido.
¿Qué es la vida? ¿Qué sentido tiene?
Sin duda, ninguno en el que la piensa. 790
En la nada angustia le sobreviene,
en el vacío soledad inmensa.
Es negra flor de pétalos caídos,
silencio en una noche consumada.
Demasiado sabemos de la nada, 795
demasiados los sueños desmentidos.
Ya sin estrellas va cayendo el cielo
y la luz del camino languidece,
perdido el corazón sangre perece
y no queda en vivir más que su anhelo. 800
¡Arrastra tu cadena, alma en pena!
Larga penuria vagar en desierto
y esperar cansado el momento incierto
de convertirse en finísima arena.
Polvo somos y en polvo acabaremos, 805
cenizas de estrellas, hijos del fuego.
Se disuelve en infierno nuestro ego
cuyas llamas por siempre temeremos.
ESCENA V: Poesía, Sabiduría, Fatalidad, dios Manuel
Se apaga el foco de Eduardo y quedan las alegorías y el dios Manuel con el otro foco encendido.
POESÍA ¡Cómo siente!
SABIDURÍA ¡Bien piensa!
FATALIDAD ¡Cuán se arrastra!
Es fátum.
SABIDURÍA Es saber.
POESÍA Es triste canto. 810
Gran pena sobre hombres de quien lastra
todo el peso del mundo y de su llanto,
de quien sobre sí carga la conciencia
de incertidumbre infinita.
SABIDURÍA No tanto,
que aunque abismos le presenta su ciencia, 815
y asombro o aun temor los infinitos,
tiene por cierto saber de existencia,
y ahuyenta de sí creencias y mitos.
El Ser mas no su deber-ser conoce
y de ahí que este Fausto clame a gritos 820
hallar sentido a lo que desconoce.
FATALIDAD Yo lo que veo es un hombre agitado
entre pulsiones de dolor y goce
por las olas de un cosmos que le ha dado
conciencia de aquel su fatal camino. 825
DIOS MANUEL Pues yo sigo sin ver claro el estado
de este hombre, a comprenderlo no atino.
Es un ser perdido, abnegado en lucha,
que se aflige en penas por su destino.
¿Por qué el lamento si su suerte es mucha? 830
Su inteligencia es un privilegio.
¿Por qué pues no vive feliz y escucha
al espíritu que proclama egregio
luz en su alma grande?
POESÍA Porque vive.
SABIDURÍA Conoce la amarga verdad.
FATALIDAD Arpegio 835
tañe triste en las cuerdas quien concibe
los conatos de seres bajo el yugo,
hombres contemplando el Sol en declive,
ocaso de occidente, y su verdugo,
la nada que devora criaturas, 840
codiciosa, extrayéndoles su jugo,
sumiéndolas en sus aguas oscuras.
DIOS MANUEL ¡Qué alegre!
FATALIDAD ¿Quién ha dicho que lo sea?
DIOS MANUEL No veo claras estas conjeturas.
FATALIDAD Difícil que lo oscuro claro vea. 845
DIOS MANUEL Pues pienso que el caso debe estudiarse,
ver de cerca si la cosa es tan fea.
Id, alegorías, a cerciorarse
de si la vida tiene para el hombre
sentido del que bien pueda alegrarse. 850
(Y diciendo esto, las alegorías inclinan su cabeza al dios en señal de despedida al tiempo que se baja el telón.)
ACTO SEGUNDO
El problema del hombre
Personajes: Eduardo, Adolfo, Ana, Fatalidad, Poesía, Sabiduría, dios Manuel
ESCENA I: Eduardo
Época actual en la Tierra. En el escenario, el interior de una casa con puerta de salida a la calle, puerta a un dormitorio, ventanas a un jardín, un sofá y mobiliario típicos de un salón de estar, una chimenea, cuadros, etc. En el centro de la escena, Eduardo, fumando, reflexiona en voz alta.
EDUARDO Oscura la existencia sin sentido
y más negra el alma de aquella mente
que lúcida medita inteligente
sobre lo que vive y lo que ha vivido.
¿Qué es el hombre sino vulgar bestia 855
que nace, crece, busca su pareja,
lucha por medrar, y este mundo deja,
siendo para el planeta una molestia?
Donde va destruye, corrompe y mata.
De su pura razón se vanagloria 860
mas pocas veces se aplica a su historia.
Ansía satisfacción inmediata
a su ego henchido de vanidades.
Quiere poder y abundantes riquezas;
quiere de todo poseer certezas, 865
Fausto que sueña con eternidades.
Oscura la existencia en nuestra era
de ciudades tristes, sin alma, grises,
hijas de la decadencia en países
con el capitalismo por bandera. 870
¿Qué es un hombre en la sociedad de masas?
Es minúscula parte de un sistema,
entre industrias, máquinas, coches, casas.
¿Y qué es todo esto en el gran Poema
que Naturaleza escribe sin verso? 875
Pequeña mota desapercibida,
fenómeno extraño llamado vida
en el vasto imperio del Universo.
¿Qué es la vida? ¿Qué sentido tiene?
Sin duda, ninguno en el que la piensa. 880
En la nada angustia le sobreviene,
en el vacío soledad inmensa.
Es negra flor de pétalos caídos,
silencio en una noche consumada.
Demasiado sabemos de la nada, 885
demasiados los sueños desmentidos.
Ya sin estrellas va cayendo el cielo
y la luz del camino languidece,
perdido el corazón sangre perece
y no queda en vivir más que su anhelo. 890
¡Arrastra tu cadena, alma en pena!
Larga penuria vagar en desierto
y esperar cansado el momento incierto
de convertirse en finísima arena.
Polvo somos y en polvo acabaremos, 895
cenizas de estrellas, hijos del fuego.
Se disuelve en infierno nuestro ego
cuyas llamas por siempre temeremos.
¿Qué es mi vida? Un sinsentido consciente,
un viaje funesto a ninguna parte, 900
una novela tediosa y sin arte,
un dejarse morir pausadamente.
Cincuenta años vivieron mis huesos,
en busca del sendero luminoso.
La academia he visitado gustoso 905
cuando joven, mas sin hacer progresos
al sentido por tal aprendizaje.
Profesor de filosofía he sido,
abandonando tal cargo obtenido
y emprendiendo luego continuo viaje. 910
Durante diez años, mucho he vagado,
sin encontrar más que en mi propia tierra;
globalizado mundo sólo encierra
vulgares copias del mismo mercado.
Allá y en todas partes, el que piensa 915
no vive, y el que vivir pleno dice
es que no piensa el cándido infelice.
La verdad es triste y de vulgo ofensa.
En sectas perviven las religiones,
muerta está la ética, hace años, 920
hay manipuladores y rebaños,
y entre ninguno encuentro mis funciones.
¡Ideales!, he tenido ideales,
pero sólo me llevaron al fracaso,
y expulsado del jardín del Parnaso 925
vivo en tierras sin flores, invernales,
donde el rojo Sol de altas latitudes
débil envía fríos resplandores,
sumergido en apagados colores.
Ya no creo ni en moral ni en virtudes, 930
las riquezas materiales desdeño,
no estoy ni con burgués ni proletario,
ni al poderoso apoyo ni al pequeño,
ni progresista soy ni reaccionario.
A menudo me pregunto: ¿qué creo? 935
Si sólo al menos creyese en mí mismo...
pero todo en mí es del nihilismo,
que hasta mi propia existencia no veo.
Nunca he sido afortunado en amores.
Fracaso tras fracaso solo quedo 940
con mi dolor, mi tormento, mi miedo,
en la cuneta de los perdedores.
Mis verdades espantaron mujeres.
En mí no ha creído nunca Cupido,
tampoco yo en él he nunca creído, 945
ni en frases como: “dime que me quieres”.
Pero creo en el dolor de aflicciones,
en la melancolía que entristece,
y que en unos dulces labios perece
la sombra oscura de los corazones. 950
Tampoco como escritor la fortuna
ha escalado en los abismos su muro.
Viven mis obras en cajón oscuro
aguardando subida a su tribuna.
No he sabido vivir en el presente, 955
tiempos de vulgo, de mercantilismo,
con arte enlatado para el turismo,
cultura posmoderna decadente;
se apaga y muere el espíritu humano,
y de las cenizas hace negocio 960
el alma circense que vende ocio
al aburrido y gris conciudadano.
No es mi querer más espiritual, noble,
también yo quisiera gloria del cielo;
medrar con mis trabajos fue mi anhelo, 965
pero quiere el cielo que el ansia doble,
y que para el circo o para la nada
triunfo quede en la tierra oscurecida.
¡Tierra!, bella sinfonía a la vida.
¡Tierra!, por sus tesoros expoliada. 970
Lloro los bosques en fuego perdidos,
los mares y ríos envenenados,
lloro los seres vivos masacrados,
los cielos y la tierra entristecidos.
Mas si nada en vivir tiene sentido, 975
¿qué sentido se espera del lamento?
No tiene la existencia fundamento,
no hay razones ni en el mismo quejido,
y puesto que en morir no hay falta alguna,
que lo mismo da vivir que estar muerto, 980
¿qué valgo yo más en vida que yerto
si en ella finalidad no hay ninguna?
Las heladas estepas se preguntan
¿qué vale la noche, qué vale el frío?
Invierno, ¿cuándo llegará el estío? 985
Pero los rayos del Sol no despuntan,
y sigue caminando entre el hielo
el corazón cansado pero erguido,
el insomne que en la noche perdido
sigue buscando luz en su desvelo. 990
ESCENA II: Fatalidad, Poesía, Sabiduría, Eduardo
Entran las tres alegorías y se sitúan a cierta distancia del escenario de los personajes humanos. Si en la casa se puede construir un escenario de dos plantas, éstas estarían en la planta de arriba; si no, estarían en un lugar del escenario donde no chocasen con los personajes humanos. Las alegorías son invisibles a los humanos, sólo comentan desde lejos sus movimientos.
FATALIDAD Tal y como ya lo dije
de sus verbas se colige
el sentir desesperado.
POESÍA De sentir viene lastrado
este hombre que se aflige. 995
SABIDURÍA Desventura en su saber.
FATALIDAD Ni aflicción ni desventura
forman parte del querer
en designios de natura.
Mas esto sucede al ser 1000
que dotado de agudeza
y de sensibilidad,
halla por propia destreza
aquella la gran verdad
que produce su tristeza: 1005
nada es el hombre en el mundo,
un perdido vagabundo,
poca cosa es su planeta,
sólo una mota discreta
en el espacio profundo. 1010
La verdad pesar reviste
en sistema tan sensible.
SABIDURÍA ¡Oh!, dichoso el saber triste,
que a tus hijos te aviniste.
POESÍA ¡Oh!, verdad desapacible. 1015
FATALIDAD Destino de inteligente
padecer el sinsentido.
POESÍA Quien en demasía siente
es por el sentir vencido.
SABIDURÍA Es locura del viviente 1020
querer saber demasiado.
A los dioses les es dado,
pero no a sus criaturas.
FATALIDAD Son también estas locuras
haberes del entramado. 1025
SABIDURÍA Fatal destino.
FATALIDAD Bien dices.
POESÍA Mas hay un sentido.
FATALIDAD ¿Cuál?
POESÍA Algo allende lo fatal
que hace a los hombres felices.
SABIDURÍA Sabiduría.
POESÍA No es tal, 1030
sino que cosa sin nombre,
emoción inexplicable;
lo que es inalcanzable
lo alcanza el querer del hombre.
SABIDURÍA Todo eso es muy loable, 1035
pero ¿cómo?
POESÍA Pues viviendo,
como viven animales,
como viven vegetales,
los colores que sonriendo
son soplos primaverales. 1040
SABIDURÍA ¿Por qué no sonríe pues
el humano que aquí ves?
POESÍA Se ha olvidado de vivir.
FATALIDAD Tal no se puede invertir.
POESÍA Ya veremos de las tres 1045
quien impregna a este humano
con las gracias de su mano.
SABIDURÍA Yo en saber le asistiré.
POESÍA Pues yo su vivir arcano
del sueño despertaré. 1050
FATALIDAD Poco podéis las dos,
que no digo desatino
al deciros que el destino
lo controla quien es dios,
y yo dibujo su sino. 1055
POESÍA Quieran los dioses del cielo
ayudar a quien es ciego
para que sienta que hay fuego
en el volcán bajo el hielo.
(Poesía saca una cerbatana y soplando por ella lanza o simula lanzar pequeños dardos a Eduardo.)
EDUARDO Siento de pronto desvelo. 1060
Bajo frío losa veo,
bajo la piel cosquilleo
azorando los sentidos,
sangre más querer unidos,
la vida vivir deseo. 1065
SABIDURÍA Voluntad y entendimiento
en el hombre se hagan una,
vivir es discernimiento
con el saber por fortuna.
(Sabiduría saca un foco y alumbra con él a Eduardo.)
EDUARDO Mas la vida es un cuento, 1070
sólo como espectadores,
como meros moradores
que comprenden la existencia,
alcanzaremos la ciencia
del perfume de las flores. 1075
FATALIDAD Hágase la Voluntad
en terrenal odisea
de la materia. Así sea,
del cosmos la libertad.
(Fatalidad saca una marioneta con la figura de Eduardo y la maneja a antojo.)
EDUARDO Vives tú, fatalidad, 1080
todo es dejarse llevar
como un río hacia el mar;
que la vida me conduces
arrastrado por tus luces,
siguiendo tu caminar. 1085
ESCENA III: Eduardo, Adolfo
Se oye el ruido de un coche llegar y apagar el motor. Entra Adolfo a escena dando primero unos golpes a la ventana del jardín desde afuera, y luego entrando por la puerta principal, que le abre Eduardo. Las alegorías, aunque presentes en la escena, observando, permanecen calladas.
EDUARDO ¡Adolfo, querido amigo!
(Abriendo los brazos para abrazarle.)
ADOLFO Bien apreciado Eduardo,
(Abriendo también los brazos para dar el abrazo.)
¡cuántos años que te aguardo,
buen camarada!, ¡qué digo!,
no años, que lustros son 1090
los que han largos transcurrido,
diez años hemos vivido
desde la última reunión.
(Se abrazan, tras lo cual Eduardo cierra la puerta y se adentran en el salón donde, sentados o de pie, dialogan.)
EDUARDO Mucho tiempo, sí, de errante.
Mi vida conoces ya 1095
por mis cartas.
ADOLFO ¿Cómo está
pues el duro caminante?
¿Vuelves a este nuevo hogar
abatido por el mundo?
EDUARDO Sigo siendo vagabundo 1100
en busca de su lugar,
pero azaroso destino
me transporta a mi ciudad,
en nueva casa, verdad,
mas repitiendo camino. 1105
Por aquí durante un año
estaré para escribir
lo que en pensar y vivir
ha sido mi desengaño.
No me canso del fracaso, 1110
que ya son seis mis escritos,
(Sonriéndose)
y aún no estoy entre mitos
de los que marcan el paso.
ADOLFO Mas haces bien.
EDUARDO ¿Eso piensas?
ADOLFO Eso pienso, pues tú vales, 1115
y aunque no publiques tales,
son de verdades defensas.
El libro pasó de ser
ideario intelectual
a producto comercial 1120
y hoy sólo importa el vender.
La industria del ocio impreso
y del poder propaganda
en editoriales manda,
no el pensamiento.
EDUARDO Sí, eso, 1125
comparto tu visión, mas
¿cómo aun pensando así
en tu misiva leí
que en la política estás?
ADOLFO Soy, sí, electo diputado 1130
y aspiro a más alto cargo.
¿Te asombra?
EDUARDO No, sin embargo,
te veo en eso cambiado.
Nunca bien la democracia
cupo en nuestras discusiones, 1135
que antaño fueron montones
y de sutil perspicacia.
ADOLFO Tales debates recuerdo.
Apenas había asunto
de esta tierra o el otro mundo, 1140
ni proyecto, loco o cuerdo,
de sociedad o utopía
que no fuera en nuestras mentes
interpretado.
EDUARDO No mientes,
que tal fuimos algún día; 1145
pensadores sin cadenas,
sin sectas, ni Dios, ni Estado,
con el matrimonio a un lado,
libres de cosas terrenas.
ADOLFO Por cierto, pronto me caso, 1150
en una semana...
EDUARDO ¿¡Qué?!
ADOLFO ¡Ah!, que no te lo conté;
eso mismo, que me caso
con una bella mujer.
EDUARDO No gano para sorpresas... 1155
¿y qué más?, ¿qué más confiesas?
ADOLFO ¿Te parece poco?
EDUARDO A ver,
creo que sí lo he entendido:
político con esposa.
Así a primeras la cosa 1160
pinta que al mundo has caído.
ADOLFO Puede ser.
EDUARDO ¿Y el pensamiento?
ADOLFO Todavía sé pensar.
EDUARDO El poder te va a tentar.
ADOLFO Que me tiente, no lo ahuyento. 1165
EDUARDO Con todo, más me sorprende
ver como cazado amante
soltero recalcitrante.
Sin duda, obra de un duende.
ADOLFO Tal duendecilla verás, 1170
que hoy mismo voy a traerla
para que admires la perla
que es mi vida, cielo y más.
EDUARDO Mucho han cambiado tus credos,
cuesta ver que eres el mismo 1175
que en su juventud decía:
“la democracia no admito
pues es poder del dinero
que compra a prensa y políticos,
y ahogo a los ideales 1180
sin capital.”
ADOLFO ¿Eso he dicho?
EDUARDO Eso pensábamos ambos
en tiempos en que atrevidos
volábamos sin temor
con la fuerza y vivo brío 1185
del pensamiento valiente.
Hijos del escepticismo,
veíamos la mentira
donde el vulgo oye un himno.
Del sistema del sufragio, 1190
o del papa nos reíamos,
de todo rezo en iglesia,
secta o mafia, opio mísero,
de sacramentos sagrados,
de la familia, los hijos,... 1195
Hacíamos buenos chistes
con quienes siguen los ritos
de encadenar por contrato
el amor a debe fijo.
Huida de la esclavitud, 1200
nuestro sueño en el abismo.
ADOLFO Pero nunca fuimos libres,
pueden más leyes del sino
que los más violentos fuegos
de algunos rebeldes críticos. 1205
En abismo de utopías
soñamos enardecidos
lo que no podía ser.
EDUARDO Otras danzas, otros ritmos
vibran en tu corazón. 1210
ADOLFO No somos lo que hemos sido,
pero el que tuvo retuvo
a pesar de los destinos.
EDUARDO Y te casas...
ADOLFO ...y me caso.
EDUARDO Por la iglesia...
ADOLFO ...tú los has dicho; 1215
con la hija de un pez gordo,
lo que me dará prestigio.
Además, ella es bien guapa.
EDUARDO A todo sacas partido.
ADOLFO Hay que saber donde hallarlo. 1220
EDUARDO ¿Hablas de medios indignos?
ADOLFO Hablo de saber moverse.
EDUARDO ¿Y las ideas?
ADOLFO En libros,
que en la vida poco sirven
para tener beneficio. 1225
EDUARDO Sobre el actuar o pensar
hace años discutimos.
ADOLFO Sin acuerdo entre ambos.
Nunca fue por ti entendido
que la gran verdad se llama 1230
voluntad de poderío.
Ideales, no lo niego,
cuando joven he tenido.
EDUARDO Ahora vives contento
entre poderes y ricos. 1235
ADOLFO Ahora, con experiencia,
me decanto por ser cínico
en el sentido moderno
y decir lo que no vivo.
EDUARDO Pues oficio has acertado, 1240
que bien se valora el pico
sin importar si es honrado,
y se gana electorado
con don de hablar.
ADOLFO Tal practico.
En mis mítines de hecho 1245
no escasean las promesas
ni algunas palabras de ésas:
que si Estado de derecho,
que si...
EDUARDO ¿Y a los niños besas?
ADOLFO Pues claro, y aun llorones. 1250
Para el triunfo de elecciones,
una imagen vale más
que mil verbas en sermones.
EDUARDO Con todo, algo darás.
ADOLFO Para comprar el poder 1255
basta dinero tener
del partido o del Estado.
Son jubilado o parado
fáciles de convencer:
con un plato de lentejas 1260
se compran votos cautivos.
A las masas como ovejas
a través de informativos
convencidas las manejas.
Cara nos cuesta la prensa 1265
mas grande la recompensa.
Mucho, mucho es lo que damos,
pero lo recuperamos,
pues inmensa es la despensa
de quienes llegan al mando. 1270
Como en todos los negocios,
el capital va medrando
cuando se arrima al buen bando
de unos poderosos socios.
EDUARDO ¿Y si tenéis dura crítica 1275
de algún medio independiente?
ADOLFO Decimos que el medio miente,
y pues verdad en política
no existe materialmente,
la verdad es del que puede 1280
y el que puede es el poder.
Quien algo podría hacer,
quien no fácilmente cede,
es la oposición, al ser
también ella poderosa. 1285
EDUARDO Y entonces la criticáis
llamándola de tramposa,
con ella feria montáis
para ambos provechosa.
ADOLFO Así es. Mientras luchamos 1290
las noticias ocupamos,
y repartimos la tarta
entre algunos pocos amos.
EDUARDO Y quien del poder se aparta...
ADOLFO ...no come.
EDUARDO (Sonriéndose.)
Mucho conmueven 1295
tus sublimes ideales.
ADOLFO Di mejor hechos reales.
Hechos, no derechos, deben
gobernar mundos fatales.
EDUARDO ¿Eso dices al votante? 1300
ADOLFO Tal no quiere la verdad;
yo doy a la sociedad
(Con una sonrisa maliciosa.)
lo que pide suplicante.
(En tono de mofa.)
¡Que viva la libertad!
EDUARDO Escéptico continúas 1305
por lo que aprecio.
ADOLFO Pues claro,
aunque no he visto reparo
en transitar anchas rúas
de lo que no creo.
EDUARDO Raro,
viniendo de ti, no es. 1310
(Pausa.)
¿Y el amor? ¿Cómo lo ves?
¿También transitas mujeres
mintiendo con que las quieres?
ADOLFO Ello aquí es al revés.
EDUARDO Entonces, en el amor 1315
vives y crees.
ADOLFO No tanto.
A mi amada amor no canto
pero ofrezco con ardor
mis suspiros a su encanto.
Mis ideas no han cambiado 1320
sobre mujeres o Estado,
mas con mujer soy gentil
mientras con el pueblo vil.
Tal determina mi hado.
Me caso aunque yo no creo 1325
en sacramento de unión.
Feliz quiero el corazón
de la mujer que deseo,
y asentir su religión.
EDUARDO Se llaman enamorados 1330
tales movidos por hados.
Extraña naturaleza
que hace perder la cabeza
y afirmar credos negados.
ADOLFO No creo en el matrimonio, 1335
no creo en amor eterno,
sólo creo en mi demonio
con el mundo por infierno.
El amor es testimonio
de ingenuidad, cobardía, 1340
o de conveniencia impía.
De los últimos soy yo,
no voy cegado de arpía.
Para mí el amor llegó,
y las puertas le he abierto. 1345
Matrimonio yo he aceptado
pues estoy interesado,
y me encuentro bien despierto,
cazador y no cazado.
A mi Ana no le miento, 1350
en verdad algo se mueve
en corazón que se atreve
a suspirar por su aliento,
pero no olvido que leve
es razón del corazón, 1355
así que presto atención
a razones de interés.
Todo política es
y mi credo la ambición.
EDUARDO Tristes son tales palabras 1360
pero contienen verdades.
La historia de los humanos
es la historia de esos males;
ambición tras el poder
es la vida, como sabes. 1365
ADOLFO El mundo para quien lucha,
sólo el fuerte se hace grande.
EDUARDO Los que viven del espíritu
no tienen don semejante,
pero saben de grandeza 1370
que es más bella y admirable.
ADOLFO Eso es ya agua pasada.
Hoy dinero es lo que vale,
lo demás es de beatas
o de caballero andante. 1375
EDUARDO O de pueblos oprimidos,
tal los mismos musulmanes,
que al no ser como judíos,
usureros con caudales,
fueron llamados fanáticos 1380
y aun muertos en la masacre
por sus tierras y oro negro,
botín a precio de sangre.
ADOLFO Así fue, y mi partido,
apoyando cada ataque 1385
consiguió de americanos,
de judíos y magnates,
grandes sumas de dinero.
Con tal se compra al votante...
EDUARDO ...por un plato de lentejas... 1390
ADOLFO Así es, adivinaste.
Poder engendra poder.
EDUARDO Tales los tiempos actuales,
herencia del nihilismo.
Es amargura triunfante 1395
en naciones decadentes.
Pocas esperanzas caben
de que en la Tierra algún día
se encuentre en paz y sin hambre
todo hombre bajo el Sol. 1400
ADOLFO Tal ha sido el mundo antes,
y tal seguirá después.
Bajo el Sol fuego renace,
humana naturaleza.
EDUARDO Será, seguirá la sangre 1405
roja corriendo en las guerras,
y en tiempos de paz estable
dominada por poderes.
(Adolfo mira el reloj en su muñeca.)
Mas los imperios decaen,
como ocaso tiene el Sol, 1410
y la muerte vida trae
al espíritu del hombre.
ADOLFO (Mirando de nuevo el reloj en su muñeca con gesto de impaciencia.)
Se me está haciendo tarde.
Tengo que ir a recoger
a la novia.
EDUARDO Bueno, vale, 1415
continuaremos la charla
de esto tan interesante
cuando vuelvas con tu amada.
Por aquí voy a esperarte.
ADOLFO En quince minutos vuelvo. 1420
La estación queda a tres calles.
Conocerás a la mujer,
pronto, de un hombre importante.
(Adolfo sale por la puerta principal dejándola entreabierta. Se oye arrancar el motor de su coche e irse.)
ESCENA IV: Fatalidad, Eduardo
Fatalidad entra en un doble monólogo con Eduardo desde su esquina.
FATALIDAD Otro buen ejemplo aquí
de la fuerza del dinero: 1425
el capital dice “quiero”
y el mundo se mueve así.
Políticos mueve, sí,
y la historia misma empuja,
a ciudadanos embruja; 1430
es mecánica social,
es dinámica fatal;
¡hombres, del cosmos burbuja!
EDUARDO ¡Ah!, política y mujeres,
¡ah!, poder y seducción, 1435
¿quién tiene mejor opción
para gozar de placeres?
FATALIDAD Disfruta el poder de haberes,
y los úteros se arriman
al refugio del que estiman 1440
un buen seguro de vida;
luna por Sol atraída,
dos astros que se aproximan.
EDUARDO ¿Y acaso no son opuestas
la una y la otra cosa? 1445
¿No son pétalos de rosa
vallas al mundo interpuestas?
FATALIDAD Vallas de verdes hiniestas
que cubren con el amor,
instinto reproductor, 1450
las arboledas sociales;
amando no se ven males
fuera de íntimo dolor.
EDUARDO (Iluminado por el foco de Sabiduría.)
¡Atrás las fuerzas oscuras!,
que yo poder no deseo 1455
ni en garras de amor me veo;
dejo al mundo sus locuras.
Son de mi alma ideas puras,
y aunque en tales no hay sentido,
vivir prefiero perdido 1460
que entre embustes y mentiras,
por mucho que dulce liras
canten mieles al oído.
(Sale Eduardo al dormitorio.)
ESCENA V: Ana
Se oye llegar un coche y luego irse. Al momento se abre la puerta de la calle, que estaba entreabierta, y entra Ana con una maleta y un bolso, dando antes unos golpecitos suaves a la puerta con los nudillos.
ANA No he visto el coche de Adolfo.
No esperaba mi adelanto, 1465
habrá ido a la estación
después de haber yo llegado.
(Posa la maleta y el bolso en el suelo una vez dentro; se dispone a preguntar vociferando si hay alguien en la casa pero justo cuando va a hacerlo se queda parada unos segundos con la boca abierta, que luego cierra sin llegar a producir grito alguno. Con cara de gran sorpresa, observando la habitación donde se encuentra, percibiendo con el olfato el humo del tabaco que flota en la escena, llevándose las palmas de la mano a la boca se dice a sí misma:)
...no es posible... o sí lo es...
este aroma de tabaco,
los objetos del salón, 1470
y los mismísimos cuadros...
...pero si se fue hace tiempo,
diez años hace que Eduardo
se alejó de esta ciudad.
Sin embargo ese cuadro, 1475
y muchos de los objetos
de esta casa son de Eduardo.
(Acercándose a la chimenea.)
Incluso en la chimenea
hay uno de sus retratos.
(Tomando el retrato y examinándolo de cerca.)
Es de cuando él enseñaba 1480
impartiendo seminarios.
Entonces... es el amigo
de quien Adolfo me ha hablado.
(Contemplando de nuevo el retrato.)
Así lo recuerdo yo,
al profesor enseñando, 1485
rodeado por alumnos.
Vieja foto en este marco,
de su último semestre.
(Señalando con el dedo índice una posición de la fotografía.)
Y yo estaba aquí a un lado,
su alumna y admiradora, 1490
tanto, que hasta di en amarlo,
y el amor con él vivir.
(Deja de mirar la fotografía.)
Han pasado, sí, diez años
desde que lo vi marcharse.
Mucho tiempo... mas no tanto, 1495
pues todavía recuerdo,
como si fuera hace un rato,
algunas de nuestras cosas.
Luego, ha vuelto, ¡ha regresado!
Algo de mí se estremece, 1500
recordando me percato
de que el tiempo no borró
lo que en mí dormía arcano.
¿Quién me iba a mí a decir
que la dirección y datos 1505
que Adolfo me refirió
eran de este mismo Eduardo
que yo había conocido?
Más que conocido amado;
sí, él fue mi gran amor, 1510
fue mi rey, mi dios, mi amo,
y yo su reina y señora.
(Poniendo la mano sobre su corazón.)
Arde aún, fuego lejano,
en mi pecho la ceniza,
el rescoldo no apagado 1515
que se aviva en esta casa.
Vuelve el emigrante pájaro
y en mi corazón un nido
lleva su nombre grabado.
Aún escucho resonar 1520
la palabra Eduardo... Eduardo...
ESCENA VI: Poesía, Ana
Poesía entra en un doble monólogo con Ana desde su esquina, al tiempo que dispara de vez en cuando algún dardo a Ana cuando ella habla.
POESÍA Eterna del amor huella
que ondea en el mar profundo,
sueño perdido, errabundo,
lágrima preciosa, bella; 1525
del valle sube a la cresta,
a las altas blancas cimas
donde clarean las simas;
renace luz de intempesta,
de dormida oscuridad, 1530
de silencioso agujero;
brilla de nuevo el lucero
con ansiada libertad.
ANA Sólo un amor he tenido
que lleva por nombre Eduardo, 1535
y punzante vuelve el dardo
removiendo lo sentido.
POESÍA Nubes que bajan del cielo
para transportar con ellas
corazón a las estrellas, 1540
bendito alma a su anhelo.
ANA Tenía yo veinte años
y el cielo me sonreía
con su azul durante el día
y sus nubes en rebaños, 1545
con las noches entre estrellas
que alegres en canto y danza
bullían por la esperanza
de alcanzar mil cosas bellas.
POESÍA ¡Ah, mi joven soñadora, 1550
que en tu jardín del Edén
le dijiste al amor “ven”
y tu alma se enamora.
ANA Conocí al profesor
como alumna de sus clases, 1555
escuchaba yo sus frases
admirando con temblor
su elocuente declamar.
Y llamé a su corazón,
siendo su contestación 1560
a mi sentir similar.
Durante tres bellos meses,
los más bellos de mi vida,
nada más tuvo cabida
que del sentir intereses. 1565
La dicha llevó su nombre.
POESÍA Felicidad no se entiende
sin el fuego que la enciende:
amor de mujer y hombre.
ANA Luego, yo lo abandoné. 1570
POESÍA ¡Ah!, aciago dolor de pecho,
un abismo se abre, trecho
en el amor que se fue.
Gris desamor con su velo
cubre aguas de pesar, 1575
oscuro se queda el mar
bajo las nubes del cielo.
ANA Mis padres, sí, me obligaron
a dejar al ser amado,
mi ilusión quedó a un lado 1580
y mis sueños se acabaron.
Ahora de Adolfo soy
al que no amo ni admiro,
sólo en él interés miro
y por tal mi mano doy. 1585
POESÍA ¡Mas despierta, amiga mía!
Vuelve la luz a brillar,
alto el Sol del mediodía,
retorna el fuego a tu lar.
La retama está en flor 1590
y la savia de sus venas
alivia dolor de penas
porque ha llegado el amor.
ANA (Llevando su mano al corazón. Mientras, Poesía le dispara dardos.)
¡Oh, goce!, ¿qué siento en mí?
Pronta la llama me alcanza 1595
y se aviva la esperanza
de ganar a quien perdí.
Tantos años de quietud
y ahora late ruidoso
mi corazón presuroso 1600
que vuelve a su juventud.
POESÍA Hoy el cielo resplandece
porque un alma ha encontrado,
primavera en verde prado
donde la verdad florece. 1605
Y verdad no hay más que una:
que el auténtico vivir
lleva amor por elixir,
sentimientos por fortuna.
ANA Ardo en deseos de verlo. 1610
POESÍA Fuego insuflo a sus arterias,
poemas, dádivas pierias.
ANA Quiere mi alma el quererlo.
POESÍA Ya el canto lírico suena
en su pecho,
ANA En mi pecho, 1615
que añora envolvente lecho,
ANA y POESÍA que anhela la dicha plena.
ESCENA VII: Ana, Eduardo
Sale Eduardo a escena desde la habitación, hojeando un libro. Sabiduría ilumina con su foco a Eduardo. Fatalidad sostiene dos marionetas en sus respectivos brazos, correspondientes a Eduardo y a Ana, y las maneja con los mismos movimientos que tienen los personajes reales a lo largo de toda la escena.
ANA ¡Eduardo!
(Eduardo se queda mirándola unos segundos.)
Sí, soy yo, Eduardo.
EDUARDO ¡Ana! ¿Tú? ¿Qué haces aquí?
ANA De Adolfo hubo un retardo 1620
y por eso presentí
que aquí yo lo encontraría.
O más bien fue mi adelanto,
ya que me equivoqué un tanto;
vine en tren que no debía. 1625
EDUARDO (Posa su libro sobre la mesa del salón y deja Sabiduría de iluminar con su foco. Poesía lanza dardos a Eduardo y a Ana, y ellos se miran por unos breves segundos.)
Tú eres su prometida.
ANA Sí...
EDUARDO Tú, Ana...
ANA ¡Eduardo!
EDUARDO ¡Ana!
(Se dan un fuerte abrazo.)
La vieja amada lejana
que fue el amor de mi vida...
Ana, no has cambiado en nada, 1630
bella y joven sigues siendo,
quien a las flores sonriendo
sonrosas la más cuitada.
ANA A mí me va a sonrosar
que tú digas esas cosas. 1635
EDUARDO ¿Qué culpa tienen las rosas
por tu semblante imitar?
ANA Profesor, también yo veo
que salvando alguna cana
sigues igual.
EDUARDO Gracias, Ana. 1640
Ya no estoy en mi apogeo,
¡cincuenta años de edad!...
y profesor ya no soy.
Hace años que no doy
clases de Universidad. 1645
Me agrada mucho, no obstante
oír de quien fue mi amor
la palabra “profesor”.
ANA Sigues siendo muy galante.
EDUARDO No lo soy, nunca lo he sido. 1650
Sólo contigo se eleva
el corazón que me lleva...
ANA ...tras la huella del olvido.
EDUARDO Sí, tal vez. Atrás quedaron
nuestras vidas, los amores, 1655
y el perfume de las flores
ya no vuelve a los que amaron.
Te estoy hablando tal cual
si minutos y no años
separasen viejos daños 1660
de este reencuentro casual.
Es la impresión del momento,
pero ya no es mi lugar
ponerme a galantear,
ya no es tiempo de lamento, 1665
pasado pasado está
y ahora ocupa mi amigo
el papel de estar contigo.
Lo que fue no volverá.
ANA He sentido abandonarte 1670
y he sufrido yo también.
EDUARDO Yo te dije: “¡vuelve, ven!”
ANA Pero no podía amarte.
(Aparte, recibiendo los dardos de Poesía.)
El alma le hubiera dado
pero razones pesaron, 1675
y los sueños anegaron
del corazón desdichado.
Y de nuevo ante mis ojos
se presenta quien deseo,
me incendia su galanteo 1680
y reaviva mis antojos.
EDUARDO (Aparte, recibiendo los dardos de Poesía.)
¿Cuál la fuerza que me empuja?
¿Qué luz en la oscuridad
me impele con ansiedad?
¿Quién inflama la burbuja 1685
que me late bajo el pecho?
Sólo minutos con ella
y mi salvación destella.
En este momento fecho
el fin de mi perdición, 1690
que verla de nuevo ha sido
haber hallado el sentido
que buscaba el corazón.
ANA (Aparte, iluminada por el foco de Sabiduría.)
Ay Ana, que ya no eres
la jovencita de antaño. 1695
Ya pasó tu desengaño.
A los treinta las mujeres
deben buscar buen asiento,
y yo en Adolfo lo tengo.
Me conviene si me atengo 1700
a firme razonamiento.
EDUARDO (Aparte, iluminado por el foco de Sabiduría.)
Mas quizá no me conviene
amar de nuevo a mujer
que abandonándome ayer
una vez más me encadene. 1705
Problemas traen las mujeres,
y el amor es cosa vana
que surge hoy y mañana
se evaporan los quereres.
Y es de Adolfo prometida, 1710
de un amigo y camarada,
no debo pues a la amada
darle un trozo de mi vida.
ANA (Aparte.)
Confusa estoy en la duda.
Mi razón y sentimientos 1715
soplan tal si fueran vientos
sobre mi alma desnuda.
EDUARDO (Aparte.)
En la duda estoy confuso,
luchan Eros y Tanatos,
los líricos arrebatos 1720
golpean pensar profuso.
ANA (Aparte.)
En mi piel clavado un dardo...
EDUARDO (Aparte.)
En mi alma una flecha
hacia el corazón derecha.
ANA (Aparte.)
...que lleva por nombre Eduardo. 1725
EDUARDO (Dirigiéndose a Ana.)
¿Y ahora?
ANA (Dirigiéndose a Eduardo.)
Tampoco puedo.
EDUARDO Claro, Adolfo se interpone.
ANA Cierto, que el deber se impone.
EDUARDO No hay tal deber, sino miedo.
¿Qué temes tú? ¿Qué te obliga? 1730
¿Te ama Adolfo?
ANA Quizás.
EDUARDO Pues yo te he querido más.
Y aún hoy, mi querida amiga,
te llevo en dulce recuerdo.
ANA Y yo, Eduardo.
EDUARDO No debemos, 1735
ciertamente, no podemos,
en ello estamos de acuerdo.
ANA Además, tu nihilismo
no me dio seguridad.
EDUARDO Tal es una gran verdad 1740
y aún estoy en el abismo.
ANA Pero te quise y te quiero.
EDUARDO Lo sé.
ANA Ni antes ni ahora
he podido ser señora
de tu nihilismo fiero. 1745
EDUARDO Siempre has sido inteligente,
sabes lo que te conviene.
ANA Sí, Eduardo, me retiene
el vivir plácidamente,
y el sinsentido que clamas 1750
desconcierta mi alegría.
Contigo nunca tendría
un futuro.
EDUARDO Mas me amas.
ANA Sí, Eduardo, yo te amo.
EDUARDO Yo también te amo a ti, 1755
y desde que te perdí
con más fuerza al cielo bramo
llorando por lo perdido.
Ateo soy, mas imploro.
Amor no creo, mas lloro. 1760
Sólo creo en sinsentido.
ESCENA VIII: Poesía, Sabiduría, Fatalidad
Eduardo y Ana continúan gesticulando como si hablaran pero sin oírseles.
POESÍA Son la fuerzas del amor
de gran peso en ser humano.
SABIDURÍA Se mueve el hombre por mor
de razones en su mano. 1765
POESÍA ¿Acaso no pueden más
sus pasiones?
SABIDURÍA Como ves,
la pasión aquí no es
dominante.
POESÍA Pues dirás
qué son si no sus palabras 1770
y pensamientos.
SABIDURÍA Un sueño.
POESÍA Tal idea no desdeño,
pero verás cuando abras
tu entendimiento a pasiones
que los sueños también viven. 1775
SABIDURÍA Ilusiones se conciben
pero pesan las razones.
FATALIDAD La discusión es en vano.
Poco importa en unos seres
atribuir a sus quereres 1780
razón o sentir humano.
Las cosas son como son.
Tanto da si es racional
como si es sentimental.
Al final toda pasión 1785
la resuelven circunstancias
que los hombres no enarbolan,
los destinos que controlan
el amor y las distancias
entre posibles amantes. 1790
Dejemos que los sucesos
nos digan cuáles son pesos
en el hombre dominantes.
ESCENA IX: Adolfo, Ana, Eduardo
Adolfo toca el timbre, Eduardo le abre.
ADOLFO ¡Ah, cariño, estás aquí!
ANA Sí, Adolfo, ya llegué. 1795
(Se besan Adolfo y Ana.)
ADOLFO No te he visto en la estación...
ANA Es que he venido en el tren
que sale una hora antes,
en el que sale a las tres.
Una vez en el destino, 1800
aquí vine, pues pensé
(Señalando a Eduardo.)
que estarías con tu amigo.
EDUARDO Nadie se ha perdido pues.
ANA (Dirigiéndose a Adolfo.)
Te pude haber esperado.
De hecho, me tomé un café 1805
esperando en la estación,
pero luego me cansé
y vine en taxi.
ADOLFO No importa,
pero la próxima vez
avísame de los cambios. 1810
ANA Sí, Adolfo, claro.
EDUARDO Bien,
pues ya estamos todos juntos
(Dirigiéndose a Adolfo.)
ya a tu futura mujer
he conocido.
ADOLFO Y a ti
mi prometida te ve, 1815
que difícil es pillarte.
ANA Venir aquí fue un placer.
ADOLFO (Viendo el libro que Eduardo había dejado sobre la mesa.)
¡Ah!, veo que estás pensando
sobre lo que proclamé.
EDUARDO Mucho habría que pensar. 1820
No se pueden entender
muchas acciones humanas.
Sólo como insensatez
cabe ver el mundo actual.
La lucha por el poder 1825
puede llegar a unos límites
en que el mojado papel
de los castillos de naipes
sucumba con todo haber.
E incluso sin tal ocaso, 1830
sin sentido vive aquel
que sólo piensa en medrar,
felicidad de embriaguez
por las muchas posesiones,
hartazgo del que no ve 1835
sino alma ennegrecida.
ADOLFO ¿Y qué sentido hay que ver?
¿Acaso tú lo has hallado?
EDUARDO No.
ADOLFO No vituperes pues.
Admite que quien posee 1840
por lo menos vive bien.
EDUARDO No, no lo admito. Además,
propiedad privada es
cosa del vil capital.
ADOLFO ¿Moralista de honradez 1845
te has vuelto?
EDUARDO Poco hay en mí
de moral del mal y el bien.
Soy amoral como tú,
pero aprecio a quien es fiel
a lo bello y verdadero, 1850
y busca con avidez
fines más nobles y dignos
que el dinero y el poder.
Con todo amorales somos
pues ya no hay ningún sostén 1855
que sujete unos valores,
y todo se ha de mover,
a falta de unas creencias,
por el vulgar interés.
Quien ya no cree en lo bello, 1860
ya no tiene en que creer.
Nada salvo el corazón
puede llevar a honradez,
que es el hombre lobo de hombres.
ADOLFO Muy trágico se te ve. 1865
Dices bien que somos lobos.
Nada más ha de valer
que el dominio del más fuerte.
Y la moral... ¿para qué?
Para mantener el orden 1870
ya tenemos a la ley.
EDUARDO Tal protege a los poderosos,
que se mueven como el pez
en mar de trampas legales.
ADOLFO Pues claro, no hacemos red 1875
para pescarnos con ella,
sino para proteger
nuestro poder e intereses.
EDUARDO Claro, claro, no está bien
que al ladrón se robe.
ADOLFO (Interjección de risa.) ¡Ja! 1880
Todo tengo a la merced
de buenas cuentas en Suiza.
EDUARDO ¿También las personas?
ADOLFO ¿Qué?
EDUARDO Si Ana está bajo cerrojo
que nadie pueda romper. 1885
(Ana pone cara de extrañada.)
ADOLFO ¡Qué cosas tienes, Eduardo!...
mas no es ninguna idiotez,
que en tema de lo amoral
hasta pudiera haber quien
del mejor amigo robe 1890
el amor de su mujer,
(En tono de broma sonriéndose y dirigiéndose a Ana.)
¿verdad, amor?
ANA ¿Así siempre
os entretenéis, eh,
en todos vuestros encuentros?
Pues yo creo que la fe 1895
mueve montañas, y el hombre
siempre debe defender
unos valores morales.
ADOLFO (Continuando su tono de broma, tratándola un poco de tonta.)
Sí, cariño, Dios te dé
buenas razones y dones 1900
para que puedas tener
una conducta ejemplar.
Pero aquí se habla de aquel
que sin creer se pregunta:
¿por qué no buscar mi bien 1905
a costa del mal ajeno?
(Dirigiéndose a Eduardo.)
¿No es así, Eduardo?
EDUARDO Es.
La pregunta que planteas
es la lucha sin cuartel
entre el caos y entre el orden, 1910
entre nihilismo y ser,
del sinsentido en la vida,
o de si, justo al revés,
hay una luz que nos guía.
ANA Me parece insensatez 1915
lo que se plantea.
ADOLFO Puede.
ANA Se podría matar pues...
ADOLFO Es un ejemplo apropiado.
¿Por qué no matar a quien
nos molesta en nuestra vía? 1920
(Guiñando el ojo a Eduardo y siguiendo con su tono de broma.)
Al esposo celoso, ¡eh!
Decir como el Karamázov
que todo se puede hacer
pues nada está prohibido.
ANA Tal no tiene validez, 1925
pues el derecho a la vida
prima sobre lo cruel.
ADOLFO ¿Derecho? ¿Quién lo administra?
Pues quien tiene la sartén.
ANA (En tono enojado.)
¡Qué bruto eres, Adolfo! 1930
ADOLFO No te alborotes, mujer,
que Eduardo y yo sólo estamos
(Dirigiéndose a Eduardo.)
filosofando, ¿no es?
EDUARDO Si, claro está.
ANA Humor negro
parece el juego tal vez. 1935
(Aseverando en tono de reprimenda.)
Con la vida no se juega,
y es de todos menester
defenderla a toda costa.
ADOLFO ¿Qué dices, Eduardo?
EDUARDO Amén.
ANA Sois unos brutos los dos. 1940
Por cierto, os puedo leer
un libro sobre derecho
que fui leyendo en el tren.
(Dirigiendo su mirada a su equipaje.)
Lo tengo en una maleta
que aquí traje...
(Tras unos segundos.)
...¡ah!, la dejé 1945
olvidada en la estación.
(Recordando de súbito, y llevándose una mano a la cabeza.)
Fue donde tomé el café...
ADOLFO No te preocupes, cielo,
(Sacando las llaves del coche de su bolsillo.)
yo te la voy a coger.
ANA ¿Voy contigo?
ADOLFO No hace falta. 1950
ANA No voy pues.
ADOLFO No tardaré.
(Y con esto sale por la puerta principal, se oye arrancar su coche e irse.)
ESCENA X: Eduardo
Eduardo y Ana se miran durante un largo instante en silencio. Luego él coge la mano de Ana, ella la retira, él vuelve a insistir, ella cede, él la besa en los labios, se besan apasionadamente sin decirse nada. Después, ambos se dirigen al dormitorio, agarrados de la mano, y antes de entrar en él se detiene Eduardo y declama:
EDUARDO Sin sentido vive el ser;
no existe moralidad,
ni el amor, ni la amistad,
sólo dolor o placer. 1955
No hay reglas en el querer,
de nadie son las mujeres,
no hay derechos ni deberes,
no es culpable sin perdón
quien en casa del ladrón 1960
se apropia de sus placeres.
(Ambos entran en el dormitorio.)
ESCENA XI: dios Manuel, Fatalidad, Sabiduría, Poesía
El dios Manuel, sin estar presente en el escenario, habla con voz en off.
DIOS MANUEL ¿Son éstas las alegrías?
¿Se arrastra el hombre perdido
sin poder ver su sentido?
¿Qué decís, alegorías? 1965
FATALIDAD Digo que las cosas son
como son.
SABIDURÍA Pues en el fondo,
si en los sucesos ahondo,
veo cierta inclinación
a natural equidad: 1970
tiende este personaje
a justificar su ultraje
en falta de probidad
de quien es perjudicado.
FATALIDAD Un ladrón o criminal 1975
siempre justifica el mal,
mas ello no lo hace honrado.
No hay razones, ni justicia,
no hay valores absolutos.
Nada son todos los frutos 1980
entre la humana mundicia.
SABIDURÍA Pues bien dice.
DIOS MANUEL ¡Sin valores!
POESÍA ¿Y la pasión amorosa?
FATALIDAD Naturaleza es tal cosa,
como el polen de las flores. 1985
POESÍA Pues dice bien.
DIOS MANUEL Por supuesto,
sólo hay naturaleza,
tal se sabe con certeza.
Pero el problema con esto
es que el hombre sin sentido, 1990
sin una ruta guiada,
aborda su cometido.
¿No es mejor que sea dada
una religión?
FATALIDAD La tienen.
Muchas son las religiones; 1995
sacerdotes con sermones
que falsos dogmas sostienen,
y sobre los falsos cielos
y falsos dioses predican.
Y además, éstas se aplican 2000
para amansar a los lelos.
En vano en tal busca amparo
quien se ve perdido, solo.
DIOS MANUEL No conocen a Manolo,
el dios verdadero.
FATALIDAD Claro. 2005
Otros opios del mercado
alimentan la embriaguez:
salir de compras tal vez,
moverse como el ganado
en grandes masas, el cine, 2010
con el fútbol sobre todo.
Dirigidos de este modo
se hace que el hombre imagine
que hay en ser un cometido;
y sólo unos pocos seres 2015
sospechan que sus quereres
son un vagar sin sentido.
DIOS MANUEL Esos seres me preocupan,
como el que aquí se presenta.
Vale más alma sedienta 2020
que las que ciegas se agrupan
en oasis de espejismo.
En éste brilla la verdad,
en aquellos falsedad.
FATALIDAD En estos el nihilismo, 2025
en aquellos fantasía.
DIOS MANUEL Y convencido ya quedo
de que el verdadero credo
lo cuenta la alegoría
Fatalidad.
FATALIDAD Así sea. 2030
DIOS MANUEL Ahora pido que halle
quien pueda algo que acalle
el sinsentido en quien vea
la verdad.
FAT., SAB. y POE. Tal buscaremos.
DIOS MANUEL Que a sabios Sabiduría 2035
les muestre la luz del día.
SABIDURÍA De la noche luz haremos.
POESÍA Caminante infatigable,
como rueda del molino
persiguiendo su destino, 2040
gira y gira eternamente.
Busca el hombre su sentido,
más allá del horizonte,
luchador en su remonte
tras la vida, tras su fuente. 2045
(Se baja el telón.)
ACTO TERCERO
El sentido de la muerte
Personajes: Eduardo, Ana, Gran diosa Naturaleza, Fatalidad, Adolfo, Antonio, Poesía, dios Manuel, dios Pedro, dios José, Sabiduría, dios Francisco
ESCENA I: Eduardo, Ana
Un año más tarde. Casa del acto segundo. La ventana del jardín está tapada por una cortina. Eduardo y Ana están en la escena.
EDUARDO Ha pasado ya un año
desde nuestro reencuentro.
ANA Sí, Eduardo, justamente,
rápido se pasa el tiempo.
EDUARDO Y seguimos como entonces, 2050
con encuentros en secreto,
sin que se dé cuenta Adolfo,
tu marido.
ANA Aunque creo...
...me parece que algo sabe,
pero no es de muchos celos, 2055
y además está ocupado
con lo del politiqueo.
EDUARDO Sobre todo con su cargo
al frente del ministerio
de defensa.
ANA Sí, ministro... 2060
EDUARDO Adolfo ha llegado lejos.
Hiciste bien en casarte
con hombre de tanto empeño.
ANA Así lo creí entonces,
y me casé por dinero, 2065
y por tener a mis padres
del matrimonio contentos.
Mas estaba equivocada,
y ahora lo que yo veo
es que Adolfo es un fracaso. 2070
El país es un infierno
gracias a él y el partido.
Estamos en guerra, creo,
por sus grandes injusticias
en tierras de oriente medio. 2075
Debí casarme contigo,
porque a ti más que a él quiero,
y porque, aunque eres rarillo,
eres en el fondo bueno,
no haces mal a otras personas. 2080
EDUARDO No exageres.
ANA No exagero.
EDUARDO A mi amigo perjudico...
ANA Sí, porque yo lo deseo.
EDUARDO Además, yo no me caso
con nadie, porque prefiero 2085
estar como estoy.
ANA Ya, claro,
supongo que también eso
motivó mi decisión.
Ay, Eduardo, a veces pienso
que no eres muy romántico. 2090
EDUARDO No, no soy caballero
de tales romanticismos.
ANA Mas otras veces te veo,
y al espíritu idealista
me parece que contemplo. 2095
EDUARDO Puede que tan sólo sea
la proyección de tus sueños,
lo que tú deseas ver
y que yo no soy.
ANA Lo cierto
es que te amo.
EDUARDO ¿Tú crees? 2100
ANA Claro, Eduardo, que lo creo.
EDUARDO Pues si lo crees será;
que el amor no es más que eso:
una creencia por fe
de que en la Tierra hay un cielo, 2105
y quien lo cree lo vive.
Yo no profeso tal credo.
ANA Entonces, ¿ya no me quieres?
EDUARDO Siempre y nunca yo lo he hecho.
No quiero vivir sin ti, 2110
mas por poder sí que puedo.
Sé que soy feliz contigo,
nuestro amor es placentero,
mas es un fantasma vano
cuyo sentido no veo. 2115
Es una hermosa rutina
de la que no soy yo dueño.
ANA Pero ¿me amas?
EDUARDO ¡Qué importa!
Estamos bien, ¿no?
ANA Sí.
EDUARDO Eso
es lo que importa, ¿verdad? 2120
ANA No sé, Eduardo, si este fuego
del amor puede mirarse
como quien contempla el suelo.
EDUARDO (Abre la cortina de la ventana que da al jardín y se ve un paisaje de destrucción, varias columnas de humo y fuego a lo lejos, y el cielo rojizo.)
¡Qué importa ya!, si la guerra
consume cada momento 2125
en triste acontecimiento
que destroza nuestra tierra.
Sólo se siente un lamento,
un lamento universal,
y queda el romanticismo 2130
reducido a temor mismo,
conciencia de lo mortal,
a caída en el abismo.
La miseria y destrucción
rodean nuestra existencia, 2135
y ante esto el corazón
ya no entiende otra razón
que la de supervivencia.
ANA Amor en la guerra es
de mayor necesidad. 2140
EDUARDO Tal suele ser, es verdad.
Guerra trae amores pues
Tanatos, la mortandad,
a Eros lleva consigo,
supervivencia de especie, 2145
instinto de quien mendigo
busca el amparo de abrigo
en un alma que lo aprecie.
ANA ¿Se pierde el amor?
EDUARDO Se funde
en horizonte cercano, 2150
entre cada ciudadano,
se ahoga en el mar, se hunde
con la muerte de su mano.
Romanticismo que aflora
de una atmósfera cargada 2155
de fatal corazonada,
romanticismo que implora
morir, vivir con la amada.
ANA Tal se siente alrededor,
se siente miedo, temor. 2160
Y en el peligro que acecha,
abre el corazón la brecha
que mana en el mundo amor.
ESCENA II: dios Manuel, Fatalidad
La alegoría Fatalidad y el dios Manuel entran en escena. Ninguno de ellos es visto por los protagonistas humanos, que siguen gesticulando como si siguieran hablando pero sin oírseles.
DIOS MANUEL ¿Qué es esto, Fatalidad?
FATALIDAD Señor, es la realidad: 2165
la muerte.
DIOS MANUEL ¿La muerte dices?
FATALIDAD Muerte es la voluntad,
fin humano.
DIOS MANUEL ¡Infelices!
FATALIDAD Cuando el hombre la contempla,
cuando mira cara a cara 2170
tal destino que depara
su finita vida, templa
en su juicio y hace clara
su posición en el mundo.
Quien creía conocer 2175
con un criterio rotundo,
conocer, sí, lo profundo
del sentido en todo ser,
ahora se halla perdido,
y dice que no hay sentido 2180
en poder uno vivir
para tener que morir.
Mas quien errante ha vivido,
encuentra ahora la luz,
y del sentido no hallado 2185
es el hombre liberado,
de su carga, de su cruz,
es el hombre liberado.
DIOS MANUEL Encuentra el sentir disperso
en todo el gran Universo... 2190
FATALIDAD ...que los vivos el sentido
sólo ven cuando es vivido
su momento más adverso:
la muerte.
DIOS MANUEL Triste verdad.
FATALIDAD Muchos sólo dan aprecio 2195
a lo que fue propiedad
y ya no lo es.
DIOS MANUEL Es necio
quien tal hace.
FATALIDAD ¡Humanidad!
Es extraña criatura...
Dormir hace que despierte; 2200
puede creer en locura,
incluso la más oscura,
ante el temor a la muerte.
Inmortalidad del alma
proclaman sus religiones, 2205
se convierten en sermones
los temores, y halla calma
su espíritu.
DIOS MANUEL No son dones
de inteligencia.
FATALIDAD Mas esto
le lleva a ver en la vida, 2210
idea preconcebida,
que su alma tiene un puesto
y el cosmos le da cabida.
DIOS MANUEL Quede contento con ello,
quede en el hombre sentido 2215
y vea su ciclo bello:
ave que nace en su nido
y alto expira con resuello.
ESCENA III: Eduardo, Antonio, Ana
Antonio llama a la puerta, y Eduardo le abre.
EDUARDO ¡Antonio!
ANTONIO Buenas, Eduardo.
EDUARDO ¿Cómo tú aquí?
ANTONIO ¡Noticias! 2220
Buenas noticias te traigo.
EDUARDO ¿Buenas? ¿Pueden hoy en día
avenirse buenas nuevas?
¿Se ha dado ya por concluida
la guerra?
ANTONIO No, por desgracia. 2225
Pero la filosofía
no descansa ni en la guerra.
Es de tu obra querida
de lo que vengo a hablarte.
Tus trabajos y diatribas 2230
se extienden rápidamente.
Pesimismo se respira
y en él tu obra destaca.
De repente el mundo grita
tu nombre con tus palabras, 2235
que en todas partes se citan.
Muchas se están traduciendo
y tu influencia domina
en toda la facultad.
A muchos nos encandilan 2240
tus ideas. Hemos visto
gran verdad entre las mismas.
Supongo que tales hechos
proporcionarán tu dicha.
EDUARDO La mayor felicidad 2245
de quien la sabiduría
ama y le entrega su alma,
de quien razona y medita,
es el mismo cavilar.
ANA ¡Pero, Eduardo!... que alegría 2250
debe darte esa fama...
ANTONIO En Eduardo se avecina
la gloria más que la fama.
EDUARDO Y no niego que ello invita
a la euforia.
ANA Sí, Eduardo, 2255
tu victoria es la mía
y orgullosa yo me siento
de ti.
EDUARDO Sí, hasta podría
tener poder, como Adolfo,
pero el poder no nos quita 2260
de seguir con sufrimiento.
Me alegra, sí, la noticia,
mas dentro del mal del mundo,
qué sentido en la partícula,
en el triunfo individual, 2265
puede brindarnos la vida.
El mundo se desmorona,
y se acuerda en su caída
de mis palabras amargas.
¿Qué motivo hay de alegría? 2270
ANTONIO Tienes razón, no hay motivo
para alegrar la desdicha
de la guerra que acontece,
pero las verdades brillan
incluso en la oscuridad. 2275
Tus verdades iluminan,
y por tanto traen el gozo
a las cabezas perdidas.
ESCENA IV: Eduardo, Adolfo, Ana, Antonio
Adolfo llama a la puerta y Eduardo le abre.
EDUARDO ¡Adolfo!, ¿tú por aquí?
ADOLFO Hola, Eduardo y compañía. 2280
ANA ¿No estás en el ministerio?
ADOLFO Ya no.
ANA Luego tú sabías...
ADOLFO (Mirando a Eduardo y a Ana.)
Hace tiempo que lo sé.
EDUARDO ¿Y has venido a toda prisa
para sorprendernos juntos? 2285
ADOLFO No, no por tal tontería.
Si Ana está feliz contigo,
y tú con tu vieja amiga,
me alegro por los dos.
EDUARDO Bien,
luego no te perjudica. 2290
ADOLFO Yo tengo algunas amantes
en las mismas oficinas
que dirijo como jefe.
Mucho te sorprendería
saber cuántas empleadas 2295
de toda mi actual plantilla
buscan hacer su carrera
trepando por su carita.
EDUARDO Eres increíble, Adolfo;
buen camarada quien brinda 2300
sus tesoros a su amigo.
ADOLFO ¡Vaya! Tienes ironía.
ANA (Enfadada.)
Me parece bochornoso.
ADOLFO Tú lo elegiste, querida.
ANA ¿Y también tus escarceos? 2305
ADOLFO No, esos son cosa mía.
ANA Yo lo hago por amor.
ADOLFO Yo por disfrutar la vida.
EDUARDO Yo no sé por qué lo hago.
ADOLFO Bien está, mas yo venía 2310
por otro asunto distinto.
El mundo se nos termina,
y he venido para estar
en la pronta despedida
con mis queridos amigos: 2315
(Mirando a Eduardo y a Ana.)
vosotros.
ANTONIO (Con tono de exaltación.)
¿Que se termina?
¿Qué dice usted?
ADOLFO Lo que oye.
De camino se avecinan
dos cabezas nucleares,
y muchas más dirigidas 2320
a varias partes del globo.
Las naciones enemigas
resultaron ser más fuertes
de lo que todos creían,
y nuestros anti-misiles 2325
no detienen su ofensiva.
ANA Y lo dices tan tranquilo...
EDUARDO Pagamos las injusticias
por atacar y robar
a aquellos que no tenían 2330
los buscados armamentos
para destrucción masiva.
ADOLFO Otros los ha fabricado,
y están vengando con ira
nuestro apoyo a invasores. 2335
EDUARDO El apoyo a juderías
y el robo del oro negro.
ANTONIO Llega el fin de nuestras vidas.
ADOLFO Nos quedan unos minutos...
(Silencio.)
ANA Mi corazón se resigna 2340
(Dirigiéndose a Eduardo.)
si es para morir contigo.
EDUARDO Con la existencia perdida,
con el amor y la muerte,
el destino nos invita
a su mundo de silencio. 2345
ANA No dolerán las espinas
allá donde nos iremos.
EDUARDO Ni desdicha ni la dicha
existen en la gran nada,
ni cielo que dulcifica, 2350
ni infierno de sufrimientos.
Nada, sólo nada.
ADOLFO ¡Viva
la negrura que nos traga!,
nos engulle sin sentirla.
EDUARDO Con el amor y la muerte 2355
nuestro sentido se pierde
entre las ramas sin verde
del Universo que inerte
a sus retoños devora.
ANA Y los amores trascienden, 2360
por el espacio se extienden,
cuando les llega la hora.
ANTONIO ¿Hay en morir un nacer?
EDUARDO Nacen silencios.
ADOLFO La nada.
De ella no existe escapada. 2365
ANA Hay un amor de mujer.
EDUARDO Ni de mujer ni de hombre.
Ante la muerte no cabe
más que un sentir de lo grave,
sólo un amor cuyo nombre 2370
yo desconozco del todo:
Un entregarse a la noche,
un aceptar sin reproche
que es el vivir de tal modo,
y es el morir su destino. 2375
El individuo no existe.
ANTONIO Es gran verdad aunque triste.
ANA Mi voluntad ya declino.
ADOLFO Felicidades, Eduardo.
Has encontrado el sonido 2380
del perseguido sentido.
Clava en el blanco tu dardo.
(Por la ventana de la casa al jardín, se ve de fondo un hongo nuclear, de un misil que acaba de caer. Miran todos hacia la ventana y seguidamente se dan la vuelta.)
ANTONIO El Apocalipsis llega,
hora de la oscuridad,
y la humanidad, que es ciega, 2385
verá por fin su verdad.
(Arrodillándose.)
Arrodíllate y entrega
tu corazón al vacío;
al gran Universo envío
el dolor agonizante 2390
por haber visto el semblante
del espacio negro y frío.
ANA No ha venido el Salvador
de los evangelios santos,
sin embargo llegan cantos 2395
de un final atronador.
Amor, esperaba amor,
que del cielo se bajara
un torrente de agua clara
y que en él nos envolviera 2400
para abrir la nueva era
donde el corazón triunfara.
ADOLFO De nada sirve el poder
cuando la muerte rebaña
con su garfio de guadaña 2405
del plato todo su haber.
Y si hay que perecer
dejando todo en la Tierra,
¡qué sinsentido se encierra
en la lucha de la vida!, 2410
¡qué gran lección aprendida
en los campos de la guerra!
EDUARDO Con el silencio termina
el tormento de una duda,
porque ésta se hace muda 2415
donde la nada germina.
Verdadera es la doctrina
de que el hombre es ser mortal,
y piedra filosofal
sólo la buscan los vivos; 2420
ya no somos pues cautivos
del problema existencial.
(Se queda todo a oscuras. Momentos después se oye una gran explosión, a lo que sigue un momento de silencio.)
CODA
ESCENA V: dios Manuel, dios Pedro, dios José, dios Francisco, Fatalidad, Poesía, Sabiduría
Se vuelve al escenario del acto primero sin mesa ni sillas, pero con una imagen de la Tierra desde el espacio con varias manchas oscuras y detonaciones nucleares en todo el globo. Están presentes los cuatro dioses y las tres alegorías.
DIOS MANUEL ...y esto, dioses, así fue:
un fallido experimento
que no se sostuvo en pie. 2425
DIOS PEDRO Ya lo dije en su momento.
DIOS JOSÉ Caos.
DIOS FRANCISCO Por lo que se ve,
algo debiera cambiarse
en las leyes del ser.
DIOS JOSÉ No,
no hace falta, creo yo, 2430
que también debiera darse
la destrucción que acabó
con los hombres.
DIOS MANUEL ¿No es fallido
el evento acontecido?
Un ser destructor que acaba 2435
consigo y lo que se daba
en la Tierra.
DIOS PEDRO ¡Sinsentido!
DIOS JOSÉ Tal es algo natural,
como violenta explosión
de supernova.
DIOS MANUEL Razón 2440
no le falta.
DIOS PEDRO Pero el mal
no vive en el corazón
de las estrellas.
FATALIDAD Permita,
dios Pedro, que manifieste
mi opinión.
DIOS PEDRO Sí...
FATALIDAD No es maldita 2445
la esencia del hombre.
DIOS PEDRO Éste
mal obra.
FATALIDAD Sí, porque imita
violenta naturaleza,
y no hay en ella maldad,
como tampoco hay bondad, 2450
no se presenta belleza,
ni se da la fealdad.
Sólo es materia que fluye.
POESÍA En su aserción no incluye
poesía.
DIOS FRANCISCO Mas amamos 2455
los dioses verso que bulle
en los seres que creamos.
POESÍA No ha sido creado en vano
corazón del ser humano.
De sus cenizas saldrán 2460
chispas que recorrerán
el horizonte lejano.
Quien un día amor soñó,
algún día será dueño
de los gozos que su sueño 2465
por el cosmos extendió.
Lo vasto se hará pequeño
cuando se abran las flores
y sus pétalos envuelvan
los apagados colores, 2470
y perfumados se vuelvan
los silencios creadores.
Se pierde en la inmensidad
el deseo nunca muerto,
se sublima al cielo abierto 2475
esa gran idealidad:
amor que vuela liberto.
(Dirigiéndose a Sabiduría y Fatalidad.)
Unámonos en el canto
y no importe si su nombre
es de poetas un llanto 2480
o bien fatal desencanto
o de sabios; ¡es el hombre!
¿Qué más da que se le llame
amor, razón, voluntad,...?;
todo es la misma verdad 2485
según el que la proclame.
FATALIDAD Cierto que en la inmensidad
se disuelven individuos
como gotas en el mar.
SABIDURÍA Y hay razones para hablar 2490
de la ausencia de residuos
fuera de ese vasto hogar.
Todo es del cosmos inmenso,
de sus soles a sus seres
incluyendo sus quereres. 2495
DIOS MANUEL Pues que hallasteis el consenso,
cumplidos son los deberes.
DIOS PEDRO Cumplidas las creaciones
que en el transcurrir de eones
hemos los dioses creado. 2500
DIOS JOSÉ Orden, caos.
DIOS FRANCISCO Bienhallado
el cosmos de sabios dones.
ESCENA VI: Gran diosa Naturaleza, Poesía, Sabiduría, Fatalidad, dios Manuel, dios Pedro, dios José, dios Francisco
Cayendo desde el techo del escenario, baja la Gran diosa Naturaleza, envuelta en un traje recargado, al estilo de las reinas, de ramos, flores, plumas y elementos naturales, con sobriedad y esplendor señorial.
G. D. NATURALEZA ¡Ah!, yo soy Naturaleza,
la gran diosa celestial
superiora al bien o al mal, 2505
y he venido para hablaros
de los grandes privilegios
de que goza el gran imperio,
y mostraros el misterio
de lo oscuro y de sus claros. 2510
Grandes, grandes los dominios
con la fuerza por bandera,
Voluntad en esta era
de colosos y de fuegos.
El océano infinito 2515
con sus costas abismales
y de aguas manantiales
en lo inmenso de sus juegos.
Levantaos, vivos dioses,
y mirad altivamente 2520
a los frutos de simiente
que sembraron vuestras manos.
No dudéis ni un momento
del sentido de la obra
pues valor muy alto cobra 2525
vuestro arte de artesanos.
Superadme, creadores,
el lamento por la muerte
de los seres cuya suerte
no es vivir eternamente. 2530
Es eterno lo perfecto,
lo es la misma ley fatal,
existencia que inmortal
sobrevive a lo viviente.
Luz brillante se extenúa 2535
en su oscuro perecer.
Cada estrella, cada ser,
estallido o eclosión,
parpadea raudamente
como fuegos de artificio, 2540
nace y yace en sacrificio
a la gloria en creación.
¡Superadme!, superadme
las minúsculas pasiones
de unos hombres de ambiciones 2545
que quisieran todo el cielo,
y se hunden en su fango
cuando el cielo les alcanza,
pues no tienen la templanza
que les valga su consuelo. 2550
Ved el fin como un principio
en la rueda del destino,
en lo humano y lo divino,
con lo prístino en presente
y en los tiempos del futuro; 2555
todo está representado
en cualquier instante dado,
vive el cielo eternamente.
Nada nace, nada muere,
simplemente se transforma, 2560
Voluntad que cobra forma
de mil máscaras que viste.
Siguen curso natural
los torrentes con su flujo,
y los mares y su influjo 2565
con su ritmo alegre y triste.
Alegrad los corazones
y gozad de la tristeza,
singular es la grandeza
del imperio que he descrito. 2570
Triunfa el fátum del espíritu,
son las cosas como son,
triunfa el sueño en la razón
persiguiendo el infinito.
POE., SAB. y FAT. ¡Alabadas las palabras 2575
procedentes de gran diosa
a quien tildan de grandiosa
por lo grande y lo sublime!
POESÍA Fluyen canto armoniosos
de sus verbas.
SABIDURÍA Sabia, muestra 2580
las verdades la maestra.
FATALIDAD Del destino no se exime.
DIOS MANUEL En la nada o en el cosmos,
en la Tierra o el espacio,
sus palabras son prefacio 2585
de las obras magistrales.
DIOS PEDRO No haya vida sin su loa
ni haya loa sin su brío;
no haya muerte en el vacío
de silencios sepulcrales. 2590
DIOS JOSÉ Sólo un orden es posible:
ser un vástago y fragmento
del gran cosmos.
DIOS FRANCISCO ¡Movimiento!,
cinemática fundida
a dinámica de fuerzas. 2595
DIOS PEDRO No hay del hombre un cometido...
DIOS MANUEL ...es por ello que ha vivido...
TODOS (los 8) ...sin sentido de la vida.
FIN
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