KARLA MARRUFO HUCHIM
(Mérida, Yucatán, México, 1982) Miembro fundador de la Asociación de Estudios Literarios y de Cultura, A.C. (ADELyC); miembro del consejo editorial de la Secretaría de la Cultura y las Artes del Estado de Yucatán (SEDECULTA); coordinadora y miembro del consejo editorial de Libros de Baubo, Biblioteca digital gratuita de estudios sobre la risa; coordinadora de las primeras Jornadas Literarias y de Cultura convocadas por la ADELyC (marzo 2015).Primer premio de narrativa “Dolores Castro” 2014 con la novela Mayo; Becaria del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Yucatán (PECDA), cuyo resultado fue el libro de crónicas Arquitecturas de lo invisible; Premio Nacional de Teatro “Wilberto Cantón” con la obra Lluvia para siete insomnes en la Bienal de Literatura Yucatán 2005-2007.
El poemario La ciudad en ti de Karla Lili Marrufo Huchim, que participó con el seudónimo Bruno Puerto, ganó el XVI Premio de poesía José Díaz Bolio 2016.
En el 2005, Marrufo Huchim recibió el Premio Nacional de Dramaturgia Wilberto Cantón por la obra “Lluvia para siete insomnes”, y ha escrito varios libros sobre poesía y teatro. Es miembro fundador de la Asociación de Estudios Literarios y de Cultura A. C. y actualmente forma parte del Consejo Editorial de la Secretaría de la Cultura y las Artes del Estado de Yucatán.
Leyes de gravedad
He sido ya en otro tiempo un muchacho y una muchacha, un matorral y un pájaro, un mudo pez en el mar.
Empédocles
1.
las mañanas se hicieron para recordar
que en el vuelo de ciertos pájaros
se cifra nuestro destino
:
hay líneas exquisitas trazadas en el escenario del viento
que sólo en la grisura del alba
describen el nombre de algún poblado
alumbran nacimientos fechas impostergables
a veces son figuras
mapas como una vena imperiosa aferrada a la pantorrilla
planos de latitudes extraordinarias muy semejantes a una cicatriz terrible y encubierta
la altitud en el vuelo de las aves es directamente proporcional a su voluntad para dar signos
manifiestos de nuestra fortuna
dicen
:
a mayor altitud mayor materia que descifrar
la condena está en nuestra tendencia a despertar volando bajo
en nuestra vocación para el olvido
por eso a veces deambulamos inseguros
con el gesto severo de quien recibe en la cabeza una desgracia blanca caída repentinamente
de los cielos
:
devotos somos de las leyes de gravedad
2.
desde hace siglos con letras de oro
con sistemas complejísimos de líneas que se abrazan y forman círculos
con figuras en contienda en un beso de vértices
inescrutable
con las huellas de las manos en los cuerpos en las cuevas en los árboles
en el entrecejo de un anciano ciego absorto en la visión de un cruel futuro
en el vientre de la madre y del niño
en las mejillas del ciervo
en la frente de cualquier mamut
desde hace siglos el hombre
ha dicho el hombre
ha escrito el hombre
ha intentado descifrar su destino
echando las vísceras al fuego
volcando su sed de bestia muda
sobre las cenizas
pero arriba
un poco más arriba
desde hace siglos
están las aves solitarias con sus propias cartas de navegación
3.
sin embargo no todo está perdido
porque hay mañanas claras en las que uno despierta con el recuerdo vivo de la misión de las
aves
:
son días generosos abiertos como un árbol viejo
si miras cielo arriba en una mañana así no sólo verás tu nombre y el color de tu bandera
sino una constelación de otros cuerpos muy semejantes al tuyo
rutas de polvo y playa
espejismos de primaveras adolescentes y uno que otro garabato
también podrías encontrar un sendero de vuelta a aquellos reinos apagados con las noches
más oscuras y encender una vela blanca inextinguible
sólo quien atiende al vuelo alto de la memoria más lúcida podrá encontrar los signos del
futuro
aunque de ahí
dicen
no hay vuelta atrás
4.
lo triste es que a veces uno no puede más que mirar el vuelo tonto de las palomas en las
plazas
es un vuelo fugaz
titubeante como un estornudo plumario
lleno de imprevistos y fracturas
lo malo de esas veces es que uno se concentra y tropieza siguiendo pistas apócrifas
coordenadas que no cruzan punto alguno
estas rutas con la vista suelo abajo suelen llevar al laberinto blanquecino
sin salida
del sueño de las aves
del que por cierto nadie ha regresado ileso
ahí ha enloquecido mucha gente
dicen
olvidando que en las alturas del cóndor se encuentra la dirección precisa
de la persona amada del hijo ausente del sueño en fuga
:
el camino certero para volver a casa
5.
yo comienzo desde cero
:
por ahora me basta con recordar para qué existen las mañanas
SOBRE LA NATURALEZA DE LAS COSAS
Del poemario "Otras orillas"
no son siempre los mismos
los tejados del gato ni la luna
en su agonía
no siempre es leve
el candor en las calles de nombres olvidados
ni la tarde en su dulzor
de frutos y licores
a veces presiento un hambre de otros tiempos
una sed de historias y de pájaros
y también desespero
porque frente a mí desfilan los ojos
y las manos buscan
-cómo buscan-
una mirada amiga en las anchoas
un eructo de paz en el verdor
de una copa mal lavada
pero no son los mismos
no lo son
las pensiones de sábanas raídas
ni el crujir de la conciencia
en el anciano moribundo
y no puede ser igual la sangre
ni la niña pasmada
mirándose envejecer
frente a sus manos
por un resto de aceituna en la mirada
uno podría dar cualquier cosa
si las cosas fueran las mismas
si se conservaran intactas
reconocibles
aunque sea un poco nuestras
si en un gesto de franca fidelidad guardaran
la goma sin sabor
ya endurecida
por debajo de una mesa
.
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