martes, 26 de julio de 2016

JOHANN PETER UZ [18.975]


Johann Peter Uz

(Ansbach, 1720 - 1796) Poeta alemán. Nacido en el seno de una familia de orfebres, estudió derecho y filosofía en Halle, donde trabó amistad con los poetas J. W. Ludwig Gleim y Johann Nikolaus Götz.

Fundó con ellos una asociación cuyo programa defendía una poesía graciosa y simple, basada en la temática y el estilo de la de Anacreonte. Con Götz tradujo las odas de Anacreonte de Theos, que sirvieron como modelo para la poesía de corte rococó.

El propio Uz fue uno de los representantes más destacados de la poesía anacreóntica, así como uno de los críticos más distendidos de la moral burguesa de su época, tal como demostró en sus sátiras El maestro Duns (1746) y La victoria del dios del amor (1753), y en su imitación cómica de la epopeya en verso más conocida de A. Pope, The Rape of the Locke (1712), a la que tituló Herrn Alexander Popes Lockenraub (El robo de los rizos del señor Alexander Pope, 1744).

Escribió también odas a la manera de Klopstock, así como poemas didácticos de carácter teológico y moral. Su última obra, Ensayo sobre el arte de estar siempre alegre (1760), fue una de las más leídas de su época.


A la alegría

Alegría, reina de los sabios,
que te alaban con lira dorada
y flores alrededor de sus cabezas,
tranquilos cuando la necedad acecha:
Escúchame desde tu trono,
hija de la sabiduría, cuya misma mano
enlazaba siempre en tu corona
sus rosas más hermosas.

Rosas que con hojas frescas
florecen inmortales, a pesar del viento del norte,
a pesar del viento del sur, bajo tormentas,
cuando las nubes lanzan llamas:
que revuelven tu cabello ondulado,
no sólo en el pecho de Afrodita,
cuando las Gracias te cantan
o con el placer de las lencas.

Te coronan en tiempos
donde no hay ni un rayo de luz solar,
te vieron dudar de la felicidad,
vieron al tirano de nuestro mundo
que arrastraba con sus gigantescos miembros
nubes tronantes
y con plumaje espantoso
volaba entre cielo y tierra.

A ti y a tus rosas vieron
también las regiones de la noche
acercarse al trono de la muerte,
donde vigila el frío terror.
Tu senda, por la que has ido,
marcaba la tenue luz
de Cintia con mejillas llenas
quebrando las oscuras sombras.

A ti la muerte, esta señora de la vida,
no te resultaba terrible,
y ella movía inútilmente
su lanza contra ti:
porque en la campiña triste
la esperanza andaba a tu lado
y con escudo adiamantado
protegía tu cabeza.

He enseñado a mis cuerdas osadas
tu sonora alabanza,
que tal vez en tiempos venideros
oiga el mundo nonato;
he seguido los pasos del sendero florido
por donde tú caminas
y conducido a algunos hacia ti
desde tormentosas orillas:

Diosa, te ruego que seas
siempre afectuosa con tu poeta,
que él rehúse la fama que reluce,
rico en sí mismo aun sin oro;
¡que su vida escondida
pero sin esclavitud,
sin manchas, sin preocupaciones,
sea valorada por amigos sabios!

Johann Peter Uz, incluido en El Lied clásico. Haydn, Mozart y Beethoven (Ediciones Hiperión, Madrid, 2003, selec. y trad. de Judit G. Viloria).









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