Matheus Calderón
(Sullana, Perú 1994) Editor de política (periodista) en el portal Altavoz.pe y pre docente en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En el 2013, obtuvo una mención honrosa en los juegos florales PUCP, en la categoría Poesía. Actualmente prepara un libro de cuentos.
ASÍ DEBIÓ DE SER…
Así debió de ser. Las musas
lo perseguían, los hombres
lo perseguían, y él domó su corazón
como a caballos.
Domador de caballos era llamado.
Luego vio
caer el fuego sobre las cabezas
de los hombres y la pobreza
y los ojos de los hombres
y el fuego sobre los hombres quemó terrible como un río.
La guerra apareció. No perdonó a nadie.
Y sus azules ojos poblaron su corazón.
No perdonó a nadie. Diez años han pasado.
Fuertes son los dioses.
UN HOMBRE RECUERDA
Un árbol fuerte era mi padre.
Su sombra
me apaciguó en el desierto.
Otras veces era un fiero huarabó
y la encendida arena
en donde sus pies rozaban
completa estuvo
por sus hijos.
Hombre fuerte y fértil era Príamo.
Hombre sabio.
La guerra no tocó su corazón
y sus sueños eran limpios como agua de río.
Vi su rostro
en las armas de los griegos –
en cada escudo vi sus ojos
y vi también las manos
del asesino de su hijo.
Confundidos jóvenes aqueos:
Lima
es
grande
pero más grande
es el
terror.
Confundidos jóvenes
luchando, como yo,
contra de sí. Sí, la guerra
que nos convoca –
otrora el río
que llamaba.
La guerra, padre mío,
es un río que no conoces.
CANTO DE ANDRÓMACA
Que en la noche oscura
cuando el frío habite nuestros huesos
Andrómaca, no me olvide de tu estrella
una combi destartalada
en la soledad
del desierto limeño/un polvo cualquiera
pero con amor
porque yo he visto tu estrella, Andrómaca
que brilla desde el centro de tu cuerpo/cualquier cosa
convertida en carne. Ahora
que nos falta carne para vivir-
no olvidamos. No la olvidamos, Andrómaca,
tu estrella que recorre nuestros cuerpos
insufla mi pecho
mas fuerte que la llama de los dioses
quema poco pero quema constante
antes de las guerras
cuando no había qué comer y nuestra estrella era la luz
de cualquier farol de kerosene
iluminando tu sexo ––próxima estrella
acurrucada–– allí te descubrí/muriéndote de miedo:
tomé lanza y escudo
te perseguí en los bares
para encender tu estrella, Andrómaca,
para acabar con tu miedo. Te voy a hablar del miedo;
no temas a los hombres ––teme al rio
al hablador río que hará cantor
y profeta
a tus frutos/un niño
durmiendo desnudo
en La Colmena.
Teme al río
no temas a los hombres.
Teme su fluir
bajo tus pies.
CUARTO CANTO
Yo no te conozco pero supongo
que la culpa te duraba
lo que te duraba un troncho
luego volvías a ser el chico que se entretenía en cualquier cosa
Yo no te conozco, Aquiles,
pero te he visto aparecer
con el corazón oscuro
no sé si de malsana dicha
o de qué cosa
Aquiles, te he visto aparecer
y he visto el miedo hacia la guerra
dormir entre tus ojos
y he visto que duraba
lo que te duraba un troncho
VIII
Padre recomendaba ayunar
piadosamente
ante la guerra. Madre decía que había que dar lo que quedaba
como ofrendas a los dioses.
Apolo, ahora desperdigo mi dinero
caro hambre en el bolsillo hace 4 días
hago libaciones por cualquier cosa
y bebo vinos en ayunas
robo a otros en las noches
salto como león por cualquier cosa
y no encuentro reposo para mi escudo
Hace 4 días que ayuno––
me muero de hambre––
no como.
Me robo el pan de madrugada.
Hace 4 días.
Piadosamente.
http://www.signosenrotacion.com/cantos-5-poemas-de-matheus-calderon/
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