Daniel Risso Patrón
(Neuquén, Argentina)
Me llamo Daniel Risso Patrón. Escribo desde hace relativamente poco, preferentemente poesia y cuentos cortos. Viví siempre en la Patagonia, entre San Martín de los Andes, Neuquén, Viedma; actualmente radico en Cinco Saltos. Trabajo como diseñador gráfico. Empecé a escribir mis primeros textos mas o menos amables a los 40 años, me involucré mas en serio con lo de escribir a medida que fui tanteando mis textos a traves de internet. Gané dos concursos de cuentos. Uno de una editorial virtual española, una versión de Cortazar; y en un concurso realizado por el INTA, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, en ocasión de una exposicion agropecuaria con un cuento sobre temas camperos. Edité por mi cuenta este año, 2015 mi primer libro de cuentos cortos, o textos poéticos, que lo llamé "Que al hombre que lo desvela", participé en revistas culturales zonales y ediciones en conjunto con otros poetas.
mesa
quiero tener una mesa
que tenga madera buena
en cuatro patas con tierra
quiero que esté clavada
a la tierra de este mundo
quiero patas de mesa y polvareda
cuando la mesa este ahí
quiero papeles arriba
papeles que cuenten cuentos
cuentos crudos, de certeza
y que la mesa sea atada
con patas de mesa-árbol a la tierra
que vengan surcos de agua
que la rieguen,
quiero mesa-polvareda
sauce-río y siempre tierra
que tenga manchas de todo
más que mejor, mancha é risa
pero así también
que haya lágrimas y plumas
y quejidos de mosca en mi mesa,
que haya manchas de comida
manchas de amor, mejor
y también las doloridas
y que todo eso no importe, no importe
porque mi mesa árbol todo se lleva,
mojado de verde-lluvia,
hacia allá, se lleva
aguaverde que no vuelve
hacia arriba
avenida
en la noche negra
la avenida trepa, repta
y vomita autos,
brillos, brillitos
y sube por el lomo blando
de la ciudad rendida
víbora gigante, avenida
se aleja, vuelve
piel de luz, tan viva
tan brilla, tan víbora
cuero de neón
que me lleva,
que me gira
me ciega y me traga,
me vomita y me olvida
y vuelve a andar
trepa brilla, pues
la avenida,
culebra viva
por el lomo verde, animal
de la ciudad dormida
cruzado
yo camino de modo cruzado
yo te aviso cambio de vereda
yo no tengo el paso acostumbrado
ni ojalá lo tuviera
yo me cruzo de vos de vereda
yo no acepto el dos uno dos uno
el ritmo costumbre
ni ojala lo tuviera
juro intenté y no me sale
ese tranco de paso perfecto
ese cruce de clavo que clava
en los pobres su clavo de hambre
yo no bailo la danza perfecta
yo camino de modo cruzado
yo me cruzo de vos de vereda
no tengo el paso acostumbrado
ni ojala lo tuviera
La música del agua
Una mujer desde su auto mira una paloma
bajo la lluvia.
Sus ojos quietos, su alma quieta.
La ciudad detenida.
El opio del odio, quieto.
Bicicletas quietas a mitad de calle, amarillas,
bajo la lluvia, tanta lluvia.
Quietas las lágrimas de la mujer en su
auto, quieto el vidrio, la curva del gesto, seco, quieto.
Quieto el eco, quieto el rayo cayendo.
Sólo el movimiento de la paloma picando,
la lluvia la lluvia y la música del agua, claro.
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gran poeta Daniel, poderosa y vital su poesía
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