Fray Julián Reglero Amesto
(1847-1890)
Fray Julián Reglero nació en Villaumbrales (Palencia) el 16 de marzo de 1847, profesó de votos simples el 26 de septiembre de 1865. Fue a Consuegra (Toledo) en 1867, cuando la fundación del Colegio de aquel pueblo, e hizo allí la profesión solemne, era subdiácono cuando llegó a Filipinas en septiembre de 1855. Allí fue nombrado ministro de Hernani (Samar) en 1871, destinado por la obediencia a San Francisco de Manila en 1872, volvió a Hernani en 1873, nombrado ministro de Tacloban, cabecera de Leyte; en 1874, renunció y volvió a Manila y estuvo destinado en San Francisco del Monte en 1875, fue nombrado ministro de Salcedo, Samar, en 1876 (Gómez Platero 371).
Continuó en la administración de Salcedo hasta 1880, pero no pasó mucho tiempo sin que experimentara un trastorno mental, que le obligó a dejar la parroquia y recluirse en Manila. No llegó su enfermedad hasta el extremo de perder el uso de la razón, pero rehuía el trato con los demás en cuanto no era indispensable, hallando su satisfacción en el silencio y la soledad; se retiró durante una larga temporada a San Francisco del Monte, dedicándose allí a la oración y la penitencia. Durante su estancia en aquel aislado santuario escribió en las paredes del claustro bajo algunos versos de acentuado carácter místico, propios para la meditación de las verdades eternas. Al restaurar posteriormente el santuario se han recogido aquellos versos en un librito sobre este convento, a fin de que no se pierdan por completo.
En 1886 volvió el padre Reglero a España, siendo destinado al convento de Consuegra, donde falleció el 18 de febrero de 1890, a los 42 años de edad y 25 de hábito. Este religioso merece con toda propiedad el nombre de poeta, como lo prueban sus inspiradas composiciones recogidas en un folleto publicado en Manila, y otras publicadas posteriormente en El Eco Franciscano de Santiago, aparte de otras que andaban diseminadas por los conventos. No se ha hecho el debido aprecio que correspondía al mérito de su elevada inspiración poético-religiosa.
El padre Gabriel Casanova, contemporáneo de este insigne poeta (Casanova 127), afirma que el padre Reglero conseguía el primer premio en todos los certámenes poéticos a los que se presentaba. Publicó, como hemos indicado, numerosas poesías en la revista El Eco Franciscano, de Santiago de Compostela, que honró su memoria publicando una reseña necrológica en la que, entre otras cosas, se nos ofrece la siguiente interesante información:
Algunos meses antes de morir nos había remitido, para que lo publicásemos, en nuestra imprenta, un abultado tomo manuscrito de más de 450 páginas. Contiene 60 cánticos y poesías de reconocido mérito, de las cuales han sido premiadas en varios certámenes las siguientes: “La Amada del pastorcillo”, primer premio en el certamen de Aránzazu; “La azucena entre espinas”, en idem; “Las lágrimas de una madre”, premiada en El Escorial con accésit consistente en una medalla de plata y diploma de todo lujo; “La madre del amor hermoso”, diploma de honor en Lérida:
“Los desposorios del Alma”, medalla de plata y una nota muy halagüeña en el Álbum de un certamen de Manila; “En tu huerto”, diploma de honor en Lérida. (El Eco Franciscano 559-60).
En esa misma nota se prometía a los lectores la publicación de buena parte del material poético mencionado. Así se hizo. Eiján dedica amplio espacio al análisis de la obra del padre Reglero, al que califica de autor de “singular importancia”.
De Reglero conocemos una obra impresa titulada Cánticos. Poesías varias, por el R. P. Religioso Franciscano Fr. Julián Reglero Amesto, Manila, [s.i.], 1883, 68 págs. El folleto contiene nueve composiciones poéticas, incluida una titulada “A la Madre de Dios en su Concepción Inmaculada”, que según los editores es la primera composición poética que dio a luz Reglero.
Apareció en el Diario de Manila en diciembre de 1869 o 1870.
En una advertencia preliminar, titulada “Al lector”, se anota lo siguiente:
A ruegos de algunos hermanos y amigos del autor salen hoy al público coleccionadas algunas de las poesías y cánticos que, en diferentes ocasiones ha dado a luz en los periódicos de esta capital el R. P. Fr. Julián Reglero. Valgan lo que valieren, queda conforme el autor con que éstas sus inspiraciones pasen al juicio de sus futuros lectores. Manila, 24 de abril de 1883.
Eiján hace la observación de que en esta publicación pueden saborearse preciosas imitaciones orientales en prosa, como “La Ascensión de Jesús”, y “A los vencedores de Joló”, que alternan dignamente con ellas, aun habiéndolas tan exquisitas como la leyenda oriental metrificada “El Corazón de Jesús”, una de las más hermosas y emocionantes que han salido de la pluma del P. Reglero. (Eiján 494) Reproduce, a continuación, un trozo de ésta como muestra, y prosigue: “Tienen las composiciones de este poeta íntimo sabor de dulzura mística que le cautivó gran número de admiradores, siendo esperadas con ansia por el público en la época en que colaboró en la prensa filipina” (496). Tal es el juicio que entonces se formó de la labor del padre Reglero, juicio que puede hacerse extensivo a otro trabajo suyo, publicado más tarde en Madrid (Imprenta de Infantería de Marina) con el título El Buen Pastor y sus ovejas. Continúa Eiján aludiendo a las poesías manuscritas enviadas a la redacción de El Eco Franciscano, de las que dice haber sido tomadas “series de preciosas décimas sueltas en varios conventos y Terceras Órdenes, en la función de Año Nuevo, de los Santos de la Suerte” (496). Afirma que Hay también aparte otra composición suya en Octavas sueltas […], preciosas de verdad por su conceptuoso laconismo y escritas ex profeso para ser colocadas artísticamente en el Convento de San Francisco del Monte, por la portería, claustro de la iglesia, claustro de la sacristía, claustro de la escalera y claustro de entrada (496).
Reproduce varias, y prosigue:
En suma, el P. Reglero, dentro de la sencillez característica de su instituto, viene a ser uno de nuestros literatos de este período que con más feliz acierto han logrado fundir en los versos la belleza de la forma, la genialidad de las imágenes y las mieles del sentimiento. Habla para todos, altos y bajos, de modo que todos puedan comprenderle, y –lo que es más– habla siempre en seráfico, según se advierte en la composición siguiente, que ostenta el título “La fuente de las Almas” (497).
Además del folleto Cánticos y poesías varias, el padre Lorenzo Pérez poseyó un volumen en 4º, de 480 páginas, en que se hallaban coleccionadas, de puño y letra del autor, todas las poesías que se publicaron en El Eco Franciscano y otras muchas inéditas. También conservaba el original de cien décimas, compuestas por el mismo Padre Reglero, y una colección de todas las impresas en Santiago en hojas sueltas sin firma del autor.
En el AFIO 137/2 se conserva otra colección de poesías inéditas de Reglero titulada Virtudes para el sorteo de Año Nuevo, que consta de 87 páginas. Bajo la signatura 137/3 otra colección de 89 virtudes para el Año Nuevo, pero, en este caso, impresas y sin numerar.
Con la signatura 141/1 encontramos otro cuaderno manuscrito bajo el título también de Virtudes para el sorteo del Año Nuevo, que consta de 78 páginas. Con la signatura 249-8-1, una colección heterogénea de escritos breves entre los que se encuentran algunas poesías más, manuscritas, de nuestro biografiado. Finalmente, en la sign. 109/2-2, una poesía mariana, también manuscrita, titulada simplemente “A María. Poesía”, con la siguiente anotación:
“Para el certamen de Lérida, 1888”. He aquí una de las composiciones poéticas más hermosas y emocionantes que han salido de pluma del padre Reglero:
1. El Corazón de Jesús.-Leyenda oriental. La sultana (Reglero 18-27)
Vulnerasti cor meum …
(Cántico IX).
I
-¿Por qué, bella sultana, murieron tus colores
de rosa y de jazmín?
¿Por qué ya no te arrullas bajo el dosel de flores
que cuelga en tu jardín?
¿Qué tienes, triste niña, que al borde de esta fuente,
rasgada ya en pedazos la toca de tu frente,
de tu pupila negra la lágrima brotó...?
-Dejadme, blancas hadas, que llore y así muera
llorando sobre el fuego que el corazón me hirió.
-¿Cuál es tu pena, hermosa, gentil niña hechicera?-
-¡Que amé mucho en el mundo y a mí nadie me amó!-
-¿Y lloras porque tienes el corazón herido...?-
-Rasgado cual mi toca mi corazón está.
-¿Y quieres, pobre niña, con lágrimas de olvido,
matar el fuego ardiente que el pecho te ensangrienta...?
¿No sabes que esa llama siniestra y violenta,
llorando ¿crecerá?-
-Si el fuego que me abrasa con lágrimas se aumenta,
también sé que si muero, conmigo morirá.-
-¿Tu corazón es grande?-
-Mi corazón es bueno.-
-¿Tu amor, hermosa niña?-
-Mi amor es infinito.-
-¿Son hondas las tus penas?-
-Inmenso es mi dolor.-
-Buen ánimo, sultana; la lava del veneno
que dentro de ti hierve, posible es extinguir:
-¿Quién puede, de mi ardiente pasión, el hondo grito,
quién puede comprimir...?-
-Con un amor más grande se mata el otro amor.-
-¿Y dónde hallar el fuego que extinga la otra llama?
-Buen ánimo y espera y depón ese desdén:
que un corazón existe que inmensamente te ama
y en él se alienta el germen purísimo del bien.
92 | Sánchez Fuertes, C. Transmodernity (Fall 2014)
-¿Y dónde vive?-
-Dentro del templo nazareno
se ostenta pudoroso su rico pabellón.-
-¡Yo soy flor sin aroma!!-
-Tu corazón es bueno.
Llevadme, hadas benditas, ante ese Corazón.-
Conducida allí la sultana, se pone al habla con Jesús …
-Niña, contigo la paz;
¿Qué quiere aquí la sultana?-
-Estoy herida, Señor,
Vengo a que curéis mi llaga.-
-¿Dónde está?-
-En el corazón.-
-¿Tan solo en él?
-Y en el alma.-
-¿Es grande la herida?-
-Grande.-
-¿Es honda?-
-Honda y amarga.-
-¿Quién te ha herido?-
-Me hirió el mundo.-
-¿Con qué te hirió?-
-Con sus llamas.-
-¿Y no te curó?-
-No puede.-
-¿Y qué has puesto en ella?-
-Lágrimas.-
-¿De qué es la herida?-
-De amor.-
-¿Le amaste?-
-Le amé insensata.-
-¿Y él te amó?-
-Me hizo promesas.-
-¿Y en qué quedaron?
-En nada.-
-¿Y vienes...?
-Vengo, Señor,
a que vos curéis mi llaga.-
-¿Y has de amarme si la curo?
-Te he de amar si has de curarla.-
-¿Y has de vivir junto a mí?-
-Y he de ser tu humilde esclava.-
-Dame el corazón.-
-Tomadle.
Pronto...¡que ya se desangra!
2. Desposorio del alma (Reglero 61-68)
Et sponsabo te mihi in sempiternum
(Oseas, 2,19)
Aquesta divina unión
del amor en que yo vivo
hace a Dios de mi cautivo
y libre mi corazón.
Mas causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero...
que muero porque no muero.
(Santa Teresa de Jesús)
I
–¡Que hablemos de este amor...!-¿Y si no siento
lo que amando Teresa sentiría...
fuego, inocencia, unción, y luz y aliento,
cómo expresar mi voz lo que sería?
Unida a Dios, su corazón en tanto
de paz henchido y de virtud el Cielo,
¿qué entiendo yo de aquel gemido santo
que lanzó esta PALOMA del Carmelo?
¡Ángel de Dios! Si de este incendio suave
brotara en mí la luz que aquí no vemos,
grande así ya mi corazón... ¿quién sabe?
Mas, si algo hemos de hablar, ángel, hablemos.
II
-¿Qué amor es ese amor que en ella había?
¿Qué unión aquella unión divinizada?
-Ese amor y esa unión son, alma mía,
son la vida del alma enamorada.
No hay vida sin amor: no hay alma amante
si otro ser vive que su amor impida;
ni hay corazón que esclava al alma aguante;
ni hay otro amor:... sin libertad no hay vida.
Ni en este edén, cuajado de almas buenas,
al alma, que es cautiva se recibe;
ni puede haber amor donde hay cadenas,
ni vivir, ni vivir si en él no vive.
III
-¿Qué es el amor...?- Las almas que respiran
las auras que el secreto a otra alma esconde.
-¿Qué es el amor...?- se dicen y se miran,
y amando, ¡ay alma!, amando se responden.
Y no hay otro ser que a otro ser le preste idioma,
si no le presta amor, y no hay idea,
ni suspiro, ni arrullo de paloma,
ni... nada, nada,... como amor no sea.
Lanzado al corazón, dentro de él crece,
y se agranda, se agranda cual gigante;
bebe el alma su esencia y desfallece,
y entra en el casto sueño del amante.
Su luz el sol, el alba su rocío,
los lirios de los valles sus aromas,
su murmullo le presta el manso río,
su encantador arrullo las palomas.
Las tardes su crepúsculo de fuego
en fantásticas nubes enrollado,
las noches con su luna danle luego
su firmamento limpio y estrellado;
el campo, soledad.-
...Cabe unas flores,
mirando de hito en hito su corola,
buscando allí al amor de sus amores
el alma
-Va a soñar, dejadla sola.
Esta poesía se imprimió por primera vez en un folleto titulado: Descripción de las solemnes fiestas que con motivo del Tercer Centenario de la gloriosa virgen y doctora mística Santa Teresa de Jesús se celebraron en la ciudad de Manila en los días 13, 14 y 15 de Octubre de 1882. Manila, Establecimiento Tipográfico Ramírez y Giraudier, 1882, págs. 61-5. El folleto tiene 83 páginas en folio. En la página 61, en que se da principio a esta hermosa poesía, se encuentra la siguiente nota:
Lástima que esta poesía tan llena del más puro misticismo de San Juan de la Cruz, no llegase a tiempo al Certamen. Su expresión bella y delicada, la profundidad de sus conceptos, la grandiosidad de algunas de sus imágenes, y cierta novedad que palpita en toda la composición, hacen de ella la mejor, acaso de cuantas figuran en este folleto.
En la página 65, última de la poesía, después de la firma del autor, se pone la fecha de Manila
9 de Octubre de 1882.
Siete poetas franciscanos hispano-filipinos
Autor:
Sánchez Fuertes, O.F.M., Cayetano
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