Fernando Gil Villa
Fernando Gil Villa es oriundo de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Alterna su trabajo entre Salamanca –en cuya universidad ejerce como profesor desde 1991- y Latinoamérica.
Obras:
Ensayos:
Individualismo y cultura moral (CIS, 2001),
La exclusión social (Ariel, 2002),
Elogio de la basura (Universidad de Salamanca, 2005),
Juventud a la deriva (Ariel, 2007),
Nihilistas (Maia, 2009),
Qué significa investigar. Exorcismo del trabajo de investigación (FCE, 2013),
Los estudiantes y la democracia. Reinventando Mayo del 68 (Plaza y Valdés, 2014).
La sociedad vulnerable (en prensa)
Narrativa:
Sociedad en crisis: puro cuento (Chiado, 2012)
Poesía:
Hechizos de casa y luna (Cátedra poética de Fray de León, 1997)
Brasilia en verso (Thesaurus, 1997 –Edición bilingüe, español, portugués)
O náufrago e a princesa (Literatura de Cordel. Centro de Estudios Brasileños.
Universidad de Salamanca, 2004)
Señales de humo (Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca,
2000)
Otra tierra (Huerga y Fierro, 2005),
Esto queda (Eclipsados, 2008),
Palabra de Náufrago (Verbum, 2014).
Página web: www.fernandogilvilla.com
Fernando Gil Villa. Breve antología personal
Hechizos de casa y luna (1997) (Salamanca: Cátedra poética Fray Luis de León)
Hölderlin en el avión
Lo que templaba los nervios de nuestros padres
era la pala cósmica del sol
y de la tierra densa y pesada
-que removían con sus manos-.
Lo que templa nuestros nervios
es la nausea del viaje
y la presión del avión
-que remueve nuestro estómago-.
Viaje al fondo de Sudamérica
Caímos sobre tierra caliente
como tizones avivados
por la brisa hedionda del valle.
América es un avión loco
que asusta a niños de terciopelo,
un dardo sin puntería clavado
en las costillas blandas de los Andes,
alas inmensas de ángel tierno
que cubren pueblos de esmeralda,
de esperanza muerta y resucitada.
Jugamos a ser dioses.
En medio de un salto fundimos
y encendemos los vientres
del Sur preñados de mares
lentos e indigestos
de frutas anubarradas.
Todo fermenta cruelmente.
Brasilia en verso (Brasilia: Thesaurus, 1997 -edición bilingüe, español, portugués-)
Bienvenidos al planeta de los simios
Salimos a recorrer el universo,
queríamos llegar lejos.
Volvimos a Brasilia
envueltos en bordados
de acero refulgente,
pero como habíamos ido
demasiado deprisa,
nos encontramos con
nuestra
esclavitud:
cadenas plateadas
al calor de la luna,
venganza de luz.
Bienaventurados sean
nuestros señores
los simios.
Todo bajo control
Corderitos de algodón corretean por el cielo azul supersónico. Contemplo el espectáculo semitumbado en la hamaca 31 de la piscina 2 del Club Minas V un poco más abajo de la L2 ya sabes yendo al Lago Norte por la W3 o bien, si vas caminando, por el sendero 3.321 que coges en el Bloque 1 de Colina Nueva atravesando el bosquecillo en cuyo centro se sitúa el Pequizeiro Caryocar Brasiliense con número de catálogo 14.321. Con-templo el espectáculo con una Antárctica helada –ya que Brahma se anuncia en el Canal 1 de la TV con un sexismo que considero indecente-. Contemplo el espectáculo y me estremezco de placer cada media hora al escuchar esa misteriosa y seductora voz de señora de locutora de los años cincuenta: “ZYC Brasília Super Radio FM Stereo 89 Megahercios y 9 décimas, Brasília DF”. Es tan buena que hasta los corderitos bajan de las nubes por los cables de mi Walkman Aiwa Superbass modelo TA153 para beberse mi cerveza los muy cabrones –la ingenuidad siempre tan sedienta- y dejarme después tirado. La verdad es que llevo sólo toda la tarde del 19 del 8 de 1997 contemplando el espectáculo del sol número 4 calentando el planeta número 20. Estoy sólo y pienso que bajo esta piel con DNI del muerto 7 millones y pico R, todo está en orden, todo está en orden, todo está en ord aunque no lo sienta aunque no lo
Señales de humo (Salamanca: Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca, 2000)
Museo de cera
Me dices que vives en un museo de cera
–amabilidad amarilla, de corazón densa-
que eres un poco inmortal,
que detrás de la justicia de cera,
que debajo de la carne que te queda
sin depredar
existe algo que llamas libertad:
movimiento entre figuras
para ti real.
Las afueras
En las afueras no hay cigüeñas
sino repúblicas de palomas y un son
de campanas muertas
que atraviesa el cementerio de coches.
En las afueras no hay
sino fachadas leprosas que esperan
con paciencia la sirena lejana
del tren fugitivo -para ellas un caldo tibio-.
Del iris de tu móvil salen
ráfagas verdes de paciencia
infinita que inundan
el aeropuerto: así pues,
el monstruo dormita.
O náufrago e a princesa (Centro de Estudios Brasileños. Universidad de Salamanca, 2004)
-Compadre, empreste o jornal
Que hoje estou pasando mal.
–Náufrago, seu traquinas,
Trabalhe, faça faxinas.
- O naufrágio me deprimiu
-Mas já faz um ano, viu?
Vai, pegue, leia agora,
Que logo logo vou embora.
“O mato ficou às escuras,
A vida sumiu nas trevas.
Desapareceu a princesa
E então a saudade não cessa
`Será que ela foi raptada?
Enganou-a alguma fada?´
Se perguntam na floresta
Onde já não tem mais festa.
Onças de una afiada
Espreitam pela exurrada
As ordens foram servidas
Saibam todos as medidas:
(…)
Otra tierra (Madrid: Huerga y Fierro, 2005)
Estuches de coco
van a la deriva
encierran semillas humanas.
Un Leviatán de manos blandas
deposita los últimos soldados del mar
en el profundo ascensor del olvido.
A las tres de la mañana sube,
los coros de pájaros dormidos,
rumbo a las estrellas.
Gigantesco,
imposible,
deforme,
medio roto,
un gusto por la piel violenta,
por haber sido piel canela,
hoy entregada,
medio ausente, casi indecente,
violeta.
Alguien -¿pero fue un ángel?-
me vistió de marino antiguo,
me despojó la armadura
y me casó con la noche.
Un viaje de novios
en aquel ascensor
del olvido.
Sin fuerzas vienen y van
los perros por las arenas.
Sin fuerzas y no se paran.
Cosiendo van con cuidado
el infierno en este cuaderno
de paraísos inciertos
Esto queda (Zaragoza: Eclipsados, 2008)
Educación a distancia
La ventana del profesor
tenía nieve con algo de sol,
entrañas de bronce
fundiéndose
eternamente.
Hoy le queda al pájaro
el recuerdo de las letras,
mientras cante.
Todos siendo jóvenes
Todo se dio por adelantado,
también la primavera insomne
de la felicidad.
Joven viejo, viejo joven:
inherente es la ruina
y el canto de pájaros negros
a la trama desvencijada
de tu insólita voluntad.
Todo se dio por adelantado.
El aullido terco de rameras
crepusculares también.
Palabra de Náufrago (Madrid:Verbum, 2014)
Sala 427 (El portal) (Para Maribel)
Tuvo sabor a rapto,
me refiero al momento en que llegó,
equivocando su presencia
iluminando un mundo lejano de corazones
apostados en cerros refulgentes
dispuestos a devolver conquistas.
Luego, aquel rubor distinto
subió por la pared,
cambió de color los cuadros
y se instaló girando
en el cielo nublado.
Aquel fue el único acontecimiento
capaz de plantarle cara al invierno
sinfín.
Hubiera hecho mal de no desatarme
los pensamientos,
de no treparme yo también
a la espalda de la ventana
como un insecto penitente;
hubiera hecho mal de no aprovechar
el paso de aquel tren
de lava cálida
con destino
al sagrado volcán,
condena segura a la felicidad
corta y mortal de los insectos.
La caída de América (Para América)
Recuerdo que siendo bebé
mi hija quería volar.
Yo no le quitaba ojo de encima
salvo un segundo cierta mañana
que ella aprovechó para ensayar
un vuelo corto tirándose
desde el sofá.
Lo que vi después no podría
volver a verlo: una montaña
de nieve hirviendo cayendo
sobre un corazón desprevenido.
Felizmente la historia acabó
bien pero he de aclarar
que el superviviente fui yo.
Laureado
El gran doctor nos honró con su presencia:
Vino,
no vio,
y venció en cena sagrada
donde discípulos consumieron
más amenes que bocados de cardenal.
Yo, Judas, tenía la esperanza
de que el vino de la ribera
abriera un poco las compuertas
de la presa intelectual.
Sin embargo sus sentencias fueron
tan siniestras e inciertas
como la calle que albergaba el restaurante.
Y así de sordo y ciego marchó
el Dómine al día siguiente,
tras nombrarlo farero mayor
la gloriosa universidad:
repartiendo bastonazos camuflados
en su batuta de falso Beethoven,
dejando esparcidos en el puente romano
los excrementos de la revolución
burguesa.
.
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