Miguel Agustín Príncipe
Miguel Agustín Príncipe y Vidaud (Caspe, 11 de octubre de 1811 - Madrid, 18 de mayo de 1863) fue un poeta satírico, dramaturgo y periodista español. Era licenciado en derecho civil y abogado en ejercicio, y fue catedrático de historia y literatura de la Universidad de Zaragoza. Además fue secretario de la Junta de teatros del reino y socio fundador del Instituto Español, el Liceo artístico y literario, el Ateneo de Madrid, la Sociedad económica de amigos del país, la Arqueológica Matritense y la Sociedad Musical.
Pasó su juventud en Zaragoza y fue Catedrático de Literatura e Historia en su Universidad, así como, cuando pasó a Madrid en 1840, abogado fiscal de la Audiencia y conservador de la Nacional de Madrid. Fue uno de los fundadores del Instituto Español y presidente de su sección de Literatura. Colaboró en importantes diarios y revistas, como el Semanario Pintoresco Español, La Ley, El Matritense, El Tío Camorra, Revista Científica y Literaria etcétera, hasta un total de unos cuarenta periódicos, utilizando a veces los seudónimos de Miraveque y Don Yo, escribiendo artículos costumbristas, críticas literarias o musicales, ensayos y novelas por entregas o de folletín. Fue redactor de La Prensa (1840); El Entreacto (1840); El Espectador (1841-1848); La Risa, El Anfión Musical (1843) y La Themis (1857-1858), y dirigió El Moscardón (1844) y El Gitano (1846), según Julio Cejador y Frauca. Fue además Secretario de la Junta de Teatros del Reino, nominado para la Real Academia de la Lengua y socio destacado de entidades como el Ateneo de Madrid, el Liceo Artístico y Literario, la Sociedad Económica de Amigos del País, la Arqueológica Matritense y la Sociedad Musical.
Escribió escaso pero excelente teatro: la comedia Periquillo entre ellos (1844) y los dramas históricos El conde Don Julián (1839) y Mauregato, ó El feudo de las cien doncellas (1851), que ofrecen la particularidad de querer rehabilitar a estos dos personajes, entre otras piezas. Todas sus obras teatrales fueron representadas, salvo Los amantes de Chinchón (en la que fue co-autor), parodia de Los amantes de Teruel, de la que no se tiene constancia que fuera estrenada. Por la fecha de 1848 podemos pensar que la censura evitó la subida a escena de este texto, cúmulo de inmoralidades para la época. Además, tres de sus autores (Juan Martínez Villergas, Gregorio Romero de Larrañaga y el propio Miguel Agustín Príncipe) eran objeto de veto por una de las revistas de más peso institucional: La Censura. No obstante, no es descabellado pensar en representaciones clandestinas, aunque sólo sería un hipótesis, de momento injustificable.
También se le deben los poemarios Poesías ligeras, festivas y satíricas, Poesías serias (ambas publicadas en 1840) y unas Fábulas en verso castellano (1861-1862), donde, aparte del interesante y erudito prólogo, revela su ingenio mordaz, como en la titulada «El lavatorio del cerdo», y un gran sentido común, como en la titulada «El cazolazo». De estas fábulas se hicieron media docena de ediciones. Por otra parte imitó los epigramas de Marcial y en sus «Letrillas báquicas» hizo el elogio del vino en lenguaje vulgar. Se burló a la vez de los clasicistas y de los excesos románticos, aunque respetó a alguno de los autores de esta última tendencia, como José Zorrilla. Escribió además un tratado de métrica castellana.
Intentó el género narrativo con La casa de Pero-Hernández (1848), relato que quedó inconcluso. Destacó siempre como escritor satírico, y a esta vena se le debe la obra Tirios y troyanos: historia tragi-cómico-política de la España del Siglo XIX (1845-1848) y la Historia de la Guerra de la Independencia: narración histórica de los acontecimientos de aquella época (1844-1847).
Obra
Poesía
Poemas
Poesías de Don Miguel Agustín Príncipe (Tomo I). Poesías ligeras, festivas y satíricas (1840)
Poesías de Don Miguel Agustín Príncipe (Tomo II). Poesías serias (1840)
Fábulas[editar]
Fábulas en verso castellano y en variedad de metros (1861-1862)
Litúrgica
Ejercicio cotidiano y novísimo devocionario: escrito en verso y variedad de metros (1844)
Devocionario poético (con autorización eclesiástica) (1852-1859, varias ediciones)
Odas
Oda a D. Luis López en elogio de su bello y magnífico cuadro de la coronación de Quintana (1859)
Oda con Motivo de la Guerra de España contra Marruecos, honrada con mención honorífica por la Real Academia Española en el certamen extraordinario abierto por la misma el 17 de febrero de 1860 para conmemorar el triunfo de las armas españolas en la Guerra de África (1860)
Teatro
Drama
El conde Don Julián: drama original e histórico, en siete cuadros y en verso (1839)
Cerdán, justicia de Aragón: drama original histórico en tres actos y en verso (1841)
Mauregato, ó el feudo de las cien doncellas: drama original en tres actos y en verso (1851)
La Baltasara: drama en tres actos y en verso (con Antonio Gil de Zárate y Antonio García Gutiérrez) (1852)
Comedia
Periquito entre ellos: comedia en cuatro actos y en verso (1844)
Los amantes de Chinchón (parodia de Los amantes de Teruel): pieza tragi-cómico-burlesca, en verso (co-autor con Juan Martínez Villergas, Gregorio Romero de Larrañaga, Eduardo Asquerino y Gabriel Estrella) (1848)
El desván: pieza cómica, original, en un acto y en verso (1851)
Narrativa
Leyenda española
La casa de Pero-Hernández: leyenda española (1848)
Historia de España
Guerra de la Independencia (Tomo I). Narración histórica de los acontecimientos de aquella época, precedida del relato crítico de los sucesos de más bulto ocurridos durante el reinado de Carlos IV, seguida del de la época de 1814 a 1820, de la constitucional de 1820 a 1823, y de la continucación del reinado de Fernando VII hasta la muerte de este monarca, y terminada con un cuadro o exámen comparativo de los reinados de Carlos IV y Fernando VII (1844)
Tirios y troyanos (Tomo I). Historia tragi-cómico-política de la España del Siglo XIX, con observaciones tremendas sobre las vidas, hechos y milagros de nuestros hombres y animales públicos, escrita entre agri-dulce y joco-serio (1845)
Guerra de la Independencia (Tomo II). Narración histórica de los acontecimientos de aquella época, precedida del relato crítico de los sucesos de más bulto ocurridos durante el reinado de Carlos IV, seguida del de la época de 1814 a 1820, de la constitucional de 1820 a 1823, y de la continucación del reinado de Fernando VII hasta la muerte de este monarca, y terminada con un cuadro o exámen comparativo de los reinados de Carlos IV y Fernando VII (1846)
Guerra de la Independencia (Tomo III). Narración histórica de los acontecimientos de aquella época, precedida del relato crítico de los sucesos de más bulto ocurridos durante el reinado de Carlos IV, seguida del de la época de 1814 a 1820, de la constitucional de 1820 a 1823, y de la continucación del reinado de Fernando VII hasta la muerte de este monarca, y terminada con un cuadro o exámen comparativo de los reinados de Carlos IV y Fernando VII (1847)
Tirios y troyanos (Tomo II). Historia tragi-cómico-política de la España del Siglo XIX, con observaciones tremendas sobre las vidas, hechos y milagros de nuestros hombres y animales públicos, escrita entre agri-dulce y joco-serio (1848)
Otros
Exhortación al estudio de las ciencias (discurso inaugural pronunciado en la apertura de la Universidad Literaria de Zaragoza el día 18 de Octubre de 1837) (1837)
Album filarmónico de la colección de Canciones Nuevas Españolas con acompañamiento de piano forte: Él y ella (Canción Nº 10) (1840)
AMOR Y DESDÉN
1
Tiende la noche su enlutado velo,
mientras la luz del sol mi pecho implora;
¡ay! y tal vez la sonrosada aurora
vendrá a aumentar mis lágrimas de duelo!
Un plazo, un plazo a mi amoroso anhelo
señaló la mujer que el alma adora,
y el término ya expira, y ella ahora
ya decidió mi muerte o mi consuelo.
¡Oh, sol! ¡oh fuente de esperanza y vida!
el más feliz o desdichado humano
seré mañana al despertar tu lumbre.
¿Anhelaré tu rápida venida?
¿Maldeciré, después, tu rayo insano?
¡Oh triste; oh congojosa incertidumbre!
2
Oro te ofrece mi rival terrible,
incapaz de querer su pecho inerte;
que si debió riquezas a la suerte,
en cambio, oh dulce bien, nació insensible.
Yo, rico sólo en fuego inextinguible,
mi sólo corazón puedo ofrecerte;
y un corazón que vive de quererte,
al fausto y la riqueza, es preferible.
Es preferible, sí; que no podría
el oro universal comprar tu pecho,
ni aun a tenerlo yo, le compraría.
Unámonos, mi bien, y en tal estrecho,
no seré pobre si la selva umbría
hojas me presta para darte un lecho.
3
Pendiente de su labio está mi vida,
y ella entre tanto ingrata a mis amores,
armada del desdén y los rigores,
con la muerte fatal ¡ay! me convida.
¡Oh funesta mujer! ¡Oh fementida!
¿por qué fiereza tal? ¿por qué traidores
me han de negar tus ojos vencedores
la última gracia que mi amor les pida?
Si en ver mi muerte te complaces fiera,
no ya la vida anhelo, imploro sólo
que aplaques el rigor de tu desvío:
dime que me amas una vez siquiera,
dímelo, ingrata, aun con ficción y dolo,
y me verás morir del gozo mío.
4
Por más que ingrata a mi cariño seas
y dividas mi amor con mil rivales;
por más que a los inertes pedernales
venzas, fiera, en rigor, cuando esto leas;
por más que altiva, inexorable creas
tanto aumentar mis ansias inmortales,
que a exceder lleguen los eternos males
que el orco ofrece y sus terribles deas,
robarme no podrás el gozo puro
que en medio del rigor mi pecho siente,
pues no puedes negar que me has querido;
podrá tu corazón mostrarse duro.
mas no me quitará, tenlo presente,
la gloria ¡ay, Dios! de haberte merecido.
5
En vano, oh de Noviembre opaco día,
velado en niebla apareciste al mundo;
en vano con tu horror triste y profundo
presagiabas doblar la pena mía.
En vano el cierzo silvador batía
el ala tormentosa, furibundo;
en vano el padre de la luz fecundo
mi dolor desde ocaso predecía.
Vino la noche en pos, y aquella ingrata
que tan injusta se mostró conmigo,
trocó sus iras en amante exceso.
La luna hermosa alzó la sien de plata
a presenciar mi triunfo, a ser testigo
de mi primer abrazo y primer beso."
Letrilla
"Una, dos y tres...
Cojo es.
Si Juana cayó con Gil,
es que la sedujo, vil.
Si después cayó con Blas,
cedió a la fuerza no más.
Y si aun cayó con Antonio
es que creyó en matrimonio.
Gil, y va una
Blas, y van dos.
Antonio, y van tres.
Coja es.
Seis a la sota apunté,
y sota en puerta saqué.
Pongo después al caballo,
y en puerta también lo hallo.
Pongo al rey, por ver si acierta,
y hétele también en puerta.
En puerta, y va una.
En puerta, y van dos.
En puerta, y van tres.
Cojo es.
Vino la Constitución,
y no caí, don Ramón.
Vino el despótico exceso,
y siempre tieso que tieso.
Sobrevino el Estatuto,
y el mismo empleo disfruto.
Cortes, y va una.
Fernando, y van dos.
Cristina, van tres.
Cojo es.
¡Qué casualidad, Elisa!
Amadeo estaba en misa.
Voy por la tarde al paseo,
¡también estaba Amadeo!
Al baile después me fuí...
¡qué diablo! también allí.
A misa, y va una.
Al Prado, y van dos.
A Oriente, y van tres.
Cojo es.
—¿Quién te regaló el mantón,
mi querida Concepción?
—Mi primo. ——¿Y aqueste dije?
—Mi primo ¿no te lo dije?
—Y este collar tan precioso
—Mi primo ¡qué fastidioso!
El primo, y va una.
El primo, y van dos.
El primo, y van tres.
Cojo es."
"Ese que veis amigos,
meditabundo y serio,
tez morena, ancha frente,
ojos tristes y negros;
largo, tirado, enjuto;
desdeñoso el cabello,
de la melancolía
retrato verdadero;
el párpado marcado,
el labio inferir grueso
y el superior más chico.
Nunca a reír dispuesto;
ese en fin, cuyo rostro,
si lo miráis atentos
severidad respira
desde la barba al pelo...
Sabed que se alegraba
en más felices tiempos,
y jugaba y se reía
al vino haciendo versos"
Los Ojos
Los Ojos, si miran bien,
De Ojos allá, lo ven todo;
Mas de Ojos acá, no hay modo,
Pues ni ellos propios se ven.
Ojos los Cielos me dén
Que miren adentro y fuera:
¿Qué vés de la otra manera,
Lector, si no te incomodas?
Las faltas agenas, todas:
¿Las propias? Ni una siquiera.
El hombre y el burro
Aunque parezca broma,
conviniéronse un hombre y un borrico
en enseñarse el respectivo idioma;
y el burro... ¡suerte impía!,
no aprendió ni un vocablo solamente
en dos años de estudio y de porfía;
entretanto que el hombre, en sólo un día
aprendió a rebuznar perfectamente.
No trates con el bruto ni un minuto,
pues no conseguirás la alta corona
de hacerle, tú, persona
y puede suceder que él te haga bruto.
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