Cristian Molina
(Leones, Argentina, 1981). Es el agente literario del Niño C y del Púber P. Publicó los cuentos, poemas y ensayos de sus representados en diversas antologías y también artículos de crítica literaria en revistas nacionales y del extranjero sobre literatura argentina, latinoamericana y francesa. Desde 2007, administra los blogs El Niño C (www.elninoc.blogspot.com) y El año del gallo (www.lavozdnc.blogspot.com). También colaboró en la sección Señales del diario La Capital de Rosario. En 2010, publicó su primera novelita bloggera, Los elegidos. Participó en diversos encuentros y festivales de poesía. En 2012 la editorial Tropofonia lanzó el primer libro no virtual de poesía, Blog, del Niño C y la editorial Baltazara lo incluyó en una antología de nuevos narradores de Rosario.
Actualmente, Letra Cosmos comenzó la publicación online (http://www.letracosmos.com.ar) de su libro Machos de campos, cuya publicación semanal puede seguirse todos los martes.
Peluches
Ahora que los heterosexuales
dejaron de reproducirse
nuestros hijos peluches
se quedarán sobre la mesita
Así de golpe
dejaron de ser
los que pedían dormir en nuestra cama
Sin embargo ahora
mientras nos miran de lejos
no nos acostumbramos a unos hijos verdaderos
y como se sabe que no van a ser iguales
a ésos del rincón
que abandonamos apenas nos dieron la posibilidad
y aunque -o porque- insistan con que todos los hijos son iguales
querés traerlos a la cama
pero no, no y no
porque ya no es lo mismo
y retengo el impulso
antes de que rompas con el nuevo límite de realidad
y termines como Teresita
-o terminemos como Teresita-
la loca de la Terminal
acunando un juguete.
26 de julio de 2010
Agente C
La boca de Angelina Jolie en la pantalla
y sus ojos plásticos cuando se los cambia
le mataron a Él en un país comunista
se lo mataron
y todos sufrimos
cuando las mariposas vuelan entre las telarañas de la selva
ella y él
y un beso
que sufrimos
porque lo matan para que cumpla su plan
pero no va a cumplirlo
porque ella es de las mías
yo haría lo mismo
yo sería tu Angelina
si alguna vez te hicieren daño
no cumpliría nada bajo extorsión
les haría creer que sí
y ni bien pudiere
con la sonrisa maldita y altiva en los ojos y músculos faciales
sacaría mi notebook
y los mataría a golpes o electrocutados
no me pidas que salte
no
como ella en las paredes
a piñas y patadas perfectas y estilizadas
apenas cuento con mi artefacto
y unas pocas ideas perversas
como Sade
o Vicente Luy
o Pablo de Rokha
o Lamborghini.
12 de septiembre de 2010
La gorrita
Había una gorra tirada
sobre la escalera
y gente que corría allá
del otro lado
y una voz desesperada arqueaba golpes en su caja torácica
Los vecinos le daban sin parar al pibe en el suelo
y qué raro que tenga gorra
y sí, ¿no?
porque para colmo tiene gorra
como siempre estos negros
y los gritos
porque ÉL quería decir explicar
aunque no
La mujer victimada
lloraba con el monedero en la mano
acompañada del aliento de las otras
que vitoreaban
para que los maten a todos
y las patadas
cada vez más fuertes
en el callejón con desesperados
y a pesar de la gorrita tirada
siempre por su pesar
y flaco como un espárrago
diría la má
tanto
que uno solo bastaba para amarrarlo
apretado como ahora
ahí
marcando las breas
pero no
eran todos los vecinos juntos
a moretones
hasta las venas azules
hinchadas del pibe
por la justicia prototípica
de anacrónicos presentes festejos
porque llegaba
¡sí, llegaba!
y tan rápido como nunca con sus lucecitas
el patrullero
Todos aplaudían entre tanto grito del que se justificaba
porque no tenía para comer
con su voz profunda llenando el callejón
y contaba o pedía
de/por esos hijos que nadie conocía
y más habría que matarlo
salieron
sí, decían
saliendo
asintiendo
mientras lo zangoloteaban
hasta que un empujón
lo levantó cincuenta centímetros
-las piernas encojidas
fetales-
y lo mandaron de golpe al patrullero
los excitados
que declaraban y declamaban
dando datos y referencias
hasta que quedaron las penumbras
y silencio
aunque nadie notaba ya
no
nadie
que la gorrita seguía
ahí tirada
en la puerta de casa
y para siempre.
26 de mayo de 2011
La Tía
A Alejandrina Cirila Filomena Martinez
nuestra má
Le pusieron el vestidito con flores negras sobre un fondo blanco
ella parece no estar
dicen que se fue se cortó desconectó profundo
¿pero la gente se va
¿desaparece
¿o qué
¿qué mierda es la muerte
¿una cruz iluminada
¿el cajón con un perfume berreta
¿el salario del cura que dice trabajar sin trabajar
¿el rosario de los feligreses
¿o los llantos de la má de la nona de la chuchi de todos
¿qué
por ahora no lo sabremos
pero sí que la Tía se murió
de hambre y de sed
porque hace veinte días que no
solo suero
y ni nos reconocía
con los ojos vidriosos perdidos
a pesar
sí
del nuestro
y de las mamaderas que nos dio a todos
la Tía Chichina Chichinola
suspiró mientras intentaban darle el yogurt que no tragaba
Tal vez la muerte sea
eso
la interrupción mecánica de la posibilidad
o la cara hinchada con unos puntos toscos en la comisura de los labios
Y ahora
si ella no está
y se fue -como aseguran-
será a lo mejor nuestra Santa Gilda de los cielos
y su voz irreproducible se quedará
cantándonos en los oídos canciones de cuna
y el escenario será gigante
y todos aplaudiremos el espectáculo
de coreografías y escenografías impactantes
mientras las luces caerán en rayos de colores sobre nuestro dolor
para alegrarnos
-como siempre-
la poca vida que nos dieron
y si no
si ella no está y no se fue
apenas cierren la tapa y la dejen en el fondo
su imagen se borrará
como su cuerpo en el tiempo
y a lo mejor ni eso
porque puede ser que como quisiéramos
se haya encontrado con él
y después de diecisiete años
le toque el pelo sobre la mesa de la cocina a través de la ventana con olor a tuco
y el reencuentro entre nubecitas de cotillón
nucleará a conocidos y desconocidos en la gran comilona de la Tía madre
que estará de fiesta
pero esto es pura imaginación
porque ella -o lo que quedó
está ahí
tiesa con su vestidito de flores negras
y nosotros a su alrededor
como los acordes que acompañan una canción triste
mientras se termina la pista y se apaga la voz.
10 de diciembre de 2011
1 Los primeros tres poemas pertenecen al libro Blog, del Niño C, (Ed. Tropofonía, 2012); aunque, puede decirse, que tampoco son estrictamente esos poemas. El otro, pertenece a su blog, “El año del gallo. Poesía en Vivo” (www.lavozdnc.blogspot.com).
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