Rosario Pérez Villanueva
(La Línea, Cádiz, 1974) Licenciada en Periodismo por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla, desde hace más de diez años trabajo en el gabinete de comunicación de la Subdelegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en el Campo de Gibraltar, dependiente de la Oficina del Portavoz de la Consejería de Presidencia.
Anteriormente fui redactora, durante más de siete años, del diario Europa Sur, y durante un tiempo ejercí de corresponsal del diario El Mundo en la comarca. Asimismo, llevo más de una década como colaboradora fija del espacio de opinión “La Firma”, en el Hoy por Hoy de Radio Algeciras (SER), y desde hace algunos meses firmo también una columna semanal en el diario La Verdad del Campo de Gibraltar.
Vicepresidenta de la Asociación de la Prensa de la comarca (APCG) y de la demarcación territorial del Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía, soy coautora de dos manuales prácticos editados por la APCG: “Información e Inmigración: recomendaciones para periodistas”, e “Información, Industrias y Medio Ambiente”. En lo que respecta al apartado puramente literario, he publicado el libro de poemas “Tardes de incertidumbre” y estoy trabajando en mi primera novela. Además, he participado en revistas literarias, como Carpe Diem y Hércules, y en recitales de poesía individuales y colectivos, como los organizados por el Café Teatro, el Ateneo José Román y la asamblea local de Izquierda Unida en la algecireña Plaza de San Isidro.
Algeciras
La gente llena hoy
las calles de Algeciras.
Caminan deprisa los paraguas
de una ciudad
que no se acostumbra a la lluvia.
Los cláxones de los coches
tienen prisa, como siempre,
porque lo que importa
es llegar a cualquier parte,
aunque nadie nos espere.
La gente.
Vagabundos absurdos sin camino
que se miran sin verse,
ignorándose a sí mismos cada día,
como a los anuncios de la tele.
La gente llena hoy las calles de Algeciras,
y a mí me duele tu ausencia
sobre el cristal empañado.
(Del libro “Tardes de incertidumbre”)
Cuando todo esté perdido
Cuando todo esté perdido,
cuando nada nos quede,
cuando ya no esté siquiera
el leve temblor de una voz
al otro lado del teléfono…
Cuando nos venza la rutina
y los convencionalismos ganen,
cuando hayamos perdido la batalla
de ser libres,
sin impermeables ni cadenas…
Cuando ya no nos duela la derrota
de no seguir siendo lo que fuimos,
cuando ni siquiera permanezca
la nostalgia de las cosas
que nunca viviremos,
las maletas que no hicimos,
el tono sepia de las fotos
que se quedaron sin marco…
Nos quedará, tal vez, el consuelo
de sabernos desnudos
el uno frente al otro,
sin trucos ni estrategias.
La caricia verdadera
de una mirada cómplice
y el convencimiento
de que el mundo, una vez,
se paró para nosotros.
(Del libro inédito “Silencio compartido”)
No es eso
Estar enamorado no consiste
en cogerse por costumbre de la mano,
acumular regalos
y anécdotas comunes,
decidir quién se llega al mercadona.
El amor no es eso y tú lo sabes.
Yo lo sé.
Y saberlo no nos vuelve
ni ángeles ni diablos.
Porque digas lo que digas,
conmigo eres más tú
y eres más libre.
Despojado tal vez de la careta
de ser perfecto siempre
a todas horas,
desnudo con la desnudez
de ser tú mismo,
vulnerable y complejo,
como todos,
sé que tú también dudas, a veces,
aunque elegir resulte imprescindible.
Pero digas lo que digas,
más allá del qué dirán,
de lo políticamente correcto
y sus absurdas contradicciones,
yo te veo como eres.
Con tus luces y tus sombras,
con el lado oscuro y canalla
que sepultas bajo llave.
Y aún así no hubiera dudado
(cuando todo era posible)
en condenarme contigo.
(Del libro inédito “Silencio compartido”)
Sin palabras
Hay palabras
que brotan en voz baja,
y que solas aprenden
a susurrar en los oídos,
y poco a poco,
con el paso de los días,
van tejiendo una historia,
tal vez sin pies ni cabeza,
pero que aún así se vuelve indestructible.
Ya ves.
Hay caricias que se inventan de repente
y se convierten en respuestas
a todas las preguntas.
Y lo hacen así,
sin que te expliques
cómo era que vivías hasta entonces,
hasta ese baile lento y apretado
que una noche cualquiera
complicó tu vida.
Ya lo sabes.
Hay historias que nacen a escondidas
y se quedan a vivir en nuestros dedos.
Lentamente,
con nocturnidad y alevosía,
nos convierten en valientes mentirosos,
especialistas absurdos en secretos.
(Publicado en la revista “Hércules”)
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