Juan Leyva Martínez
(Zaragoza, 1965). Diplomado en relaciones laborales; ha sidocomercial, encuestador, administrativo, camarero, vigilante, acompañante de enfermos, administrador de extrema unción, bloggero (letras del sumidero), lector de prensa gratuita y atleta popular. Autor de los libros Los papeles del vigilante (prosa) y Letras invertebradas (poemas) su obra trata de lo que le ocurre al día: su levantar de la cama, su desayuno, su trajín, su comida, su compañía, su soledad, y también de quién lo vive.
Su libro 'Caja de resistencia'. Algaida, ganó en el año 2014 el XXXIII Premio de Poesía Ciudad de Badajoz.
El alumno aburrido asiste a clase
se esparce en la silla
mira al frente
dibuja un pene
pega un moco
mete dos goles
traza un plan
abraza diez veces
besa y frota
ingenia una zorripalabra
recorre tres países
muerde un bocadillo
fuerza la salida de un pedo
tortura a una araña
se obsesiona con los senos
resueltos
fuera de la pizarra
busca cómplices,
mira por la ventana
ahorca a los números de las ramas
muerde al árbol con las palas
incendia dos clases
desnuda al profesor
y gana la carrera.
¿De qué estaba hablando?
Ah, sí:
El alumno aburrido
debe esforzarse para ser expulsado.
Junto a mi puerta
vive una pareja feliz.
Lo presiento.
La veo a ella en la ventana,
cómo le ayuda a levantarse,
cómo le da de comer,
cómo le abraza.
Le veo a él en la silla;
cómo lee,
cómo acaricia,
cómo le cae la leche por el pecho,
cómo absorbe la baba de un beso.
Tu plato y tu vaso
con restos de ti
los acaricio
con mis manos
y agua
y jabón
hasta hacerte desaparecer
y vuelvas a tener hambre
o sed.
O estallen al caer
los extremos del silencio.
Abril
cuarto mes
cinco letras
primavera, eso dicen.
Cuando pronuncias abril
abres ventanas
entran colores
salen abejas de las letras
posan nubes sus mejillas
vuelcan estrellas de la sopa
ruedan circunferencias
brotan cráteres de hormigas
nacen clases de amapolas
me miras,
me rozas,
me impregnas
de algo parecido
a la montaña.
Abril dices
y nada te oye mejor que yo
que los he visto pasar
y los conocía por su estela.
Pero sin ti
el abril es un noviembre de luto
o un febrero castrado.
Sin ti
o contigo pero sin mí
abril es un rastro enfermo
donde les ponen flores
a las visitas que le sacan pegas
sobre todo al muerto.
Poemas de Juan Leyva de su libro 'Caja de resistencia'. Algaida. XXXIII Premio de Poesía Ciudad de Badajoz.
FAMILIA 3.0
Hay tres ordenadores
uno por cada miembro de la familia
nos hemos independizado
compartimos la conectividad
y una tostadora.
0,0
Sin casa
sin trabajo
sin libertad
sin amor
Hay (b) vidas
con auténtico sabor
0,0
DOMINGO PRIMAVERA EN ZGZ
Estuve ayer por la mañana en el Parque Grande de Zaragoza, ya sabes, ese oasis que a alguien se le ocurrió poner en medio de la luna.
Llegué con mi bicicleta de montaña, que se va haciendo mayor. De vez en cuando le hago un trasplante de cadena, de radios, de horquilla, y sigue rodando, haciendo que flote sobre su sillín.
El sol tomaba posesión de los cuerpos, les empezaba a avisar de su invasión.
Pedí agua con gas y aceitunas rellenas, rellenas de algo misterioso.
La camarera madura, escueta y alegre, calzada sobre unas zapatillas Saucony, marca especializada, me sonrió mientras volaba de mesa en mesa, haciendo y deshaciendo nidos con la vajilla.
Llegaban oficinistas, familias con los suegros y niños en carritos.
Parejas semidesnudas con los brazos blancos, se contaban lo que quizás no iba a ocurrir jamás.
Llegaban personas con dificultades para andar, se sentaban a la sombra de un toldo de cerveza Ambar, un domingo por la mañana, cuando todavía hay tiempo.
Miraba mi bicicleta, apoyada sobre un árbol, y le hablaba. Admiraba su resistencia, su estructura de aluminio, su manera de deslizarse sobre la piel de la tierra.
Había una gran jaula que contenía pájaros indescifrables. Hablaban de sus cosas y de repente se organizaba un gran alboroto, una discusión violenta.
Estaban presos, pagando alguna causa con la justicia, mientras las familias tomaban cañas y patatas fritas.
De vez en cuando planeaba algún pájaro del exterior para tener un vis a vis.
Hacía de enlace entre los presos alados y sus familiares.
Preguntaban por cómo iban sus procesos, si habían admitido el recurso a trámite.
El pájaro del exterior les pasaba una miga de pan con una lima dentro.
El propietario de la terraza limpiaba mesas con un trapo peligroso, dejando un arco gris en la superficie.
El yerno le hablaba al suegro, demostrando que su hija había elegido bien a su pareja, a un tipo resuelto y capaz de mantener a una familia.
Mi bicicleta exhibiendo su desnudez triconificada, con los brazos de carbono, apoyada para recobrar el aliento.
La camarera se apoyó en la barra y siguió volando de mesa en mesa.
Apurando el cáliz con agua mineral, sangre de la montaña, y las aceitunas, verdes y llenas de esperanza.
LA UNIVERSIDAD DEL AMOR
Quieren gladiadores en el circo, vuelve la moda de cortarse la cabeza.
Están preparando un tratado internacional que nos vamos a enterar
y una reforma laboral que se llamará: "sálvese quien pueda"
Van a matar al amor a disgustos
porque el amor necesita comer, y aprender a sumar, y sobre todo a restar y dividir.
Yo me licencié en amor, con un máster en relaciones interminables.
Saber de amor no te garantiza trabajar en él,
puedes acabar fregando los platos
o haciendo de chófer
o celebrando fiestas con barbacoa.
En la carrera del amor hace falta una nota de corte muy alta.
Las prácticas son duras, y sin contrato.
Repetir curso es lo normal, porque suelen cambiar los planes de estudio, y de asignaturas. Asistes a clase y de pronto te das cuenta de que están hablando de economía, o de anatomía, o de la teoría de cuerdas.
Los estudiantes compiten, se miran en la biblioteca con los ojos suspendidos
Algunos abandonan en el primer curso, no era lo suyo.
Otros querrían seguir haciendo el doctorado, y acumular conocimientos.
Todo con tal de no salir a la calle, a buscar amantes y comprobar la realidad
En la carrera del amor hay asignaturas optativas y otras obligatorias.
El amor clásico: de letras puras
El amor moderno: de números y probabilidades
El amor del futuro: con proyecto final
Es una carrera que tiene mucha demanda
Naturalmente hay "númerus clausus" y sólo entran los mejores, los más ardientes, los dispuestos a llegar hasta el final.
Al terminar te dan un título que cuelgas de las paredes y haces copias para presentar en las entrevistas del amor.
Puedes ampliar estudios en el extranjero
Hay quien tiene que trabajar de amante eventual para pagarse la carrera.
Hay universidades privadas donde hacen las mejores prácticas, y salen casi colocados.
Los jóvenes llevan carpetas con apuntes de la "universidad del amor".
Los mayores de 25 y 45 años tienen sus propias pruebas de acceso
Todo el mundo tiene una oportunidad en la universidad del amor.
Nadie debería pensar que no salen preparados.
HORÓSCOPO
Tu horóscopo hoy te dice
que no te levantes
que algo en ti no funciona
que vas a perder en la economía
en la salud
en el amor
Hoy es mejor
que cambies de signo
de revista
y de sala de espera.
EL CENICERO
Hoy he hablado con un cenicero vacío
estaba realmente triste
Me ha contado su vida, su pasado
cuando estaba lleno de colillas y carmín
de los primeros cigarros del día
del humo locuaz de sobremesa
de las lecturas en tardes de silencio
y noches de insomnio tras un polvo raro.
Me ha contado su depresión de cristal,
que ya no trabaja en lo que estaba preparado
(como muchos hoy en día)
la inutilidad de sentirse un objeto mal tratado.
Alberga la esperanza de que un día haya una fiesta
y vuelva a llenarse la piscina de ceniza
mientras los filtros se ahogan por aplastamiento.
Le he dicho que no fumo,
me ha pedido que no le exilie a una estantería
y que no le vuelva a echar el repugnante papel
de los caramelos de menta.
EL CORTE DE PELO
Ayer estuve en El Corte Inglés, un lugar que acoge a los cuerpos en siete plantas y dos sótanos.
Estuve paseando y preguntándome por qué Dios no me ha hecho del Barça o del Real Madrid.
A mi lado un cliente estaba ilusionado desde hacía dos días con un partido, y no tenía otra cosa en la cabeza, y era feliz, o lo disimulaba muy bien. Estaba contento de sí mismo, de lo que piensa, o de lo que deja de pensar.
Y yo me fui al Corte Inglés. Me dirigí a la peluquería y pregunté si me podían cortar el pelo. La chica joven consultó un cuadrante con nombres y accedió.
Me lavó la cabeza mientras me preguntaba si el agua estaba bien. Mi cabeza descuidada y rota por dentro, mi cabeza que cambia de idea cuando enciendo su relámpago, ahora entregada a unas manos milagrosas.
Me invitó a que la siguiera. Podía haber estado dos días caminando tras ella, pasando por pasillos con luz fría.
"¿cómo quiere que se lo corte?"
No sé, he venido aquí porque estaba aburrido, y el pelo y las uñas es lo único que le crecen a los muertos. He venido porque en las catedrales hay ocupas de la fe, en los bares ocupas del fútbol, en las librerías, libros de autoayuda, y no quiero que me ayude gente que me cobra. He venido porque llevo caminando toda la tarde, intentando que alguien revise mi cabeza, una ITV, un taller exprés.
La joven peluquera apoyaba su vientre en el reposabrazos, muy cerca de mi codo. Sus manos olían a humedad y a alga marina. Me hablaba de lo que se le habla a un cliente enfermo de normalidad. Yo intentaba evitar mirarme en el espejo, no me gustan los espejos, ni lo que ocultan. Le pregunté cuántas cabezas tocaba al día; si puede leerlas a través de las yemas de los dedos; qué hacen con todos esos pelos que barren ¿es cierto que los venden a las fábricas de muñecas?
Me cortó el pelo, descargar en el argot.
Y me fui otra vez a las plantas de mercancías, a los sótanos, a los váteres donde siempre hay alguien que quiere vértela. A la salida con puertas automáticas, a la calle, con esa gente que tiene la cabeza sobre los hombros, el cuerpo destrozado de caricias, los labios llenos de sal de palabras, las ilusiones creadas por Pixar.
Está paseando el extraño, con el pelo cortado y un dolor insoportable. Cuanto más bella, más duele la vida, y las nuevas generaciones, cada vez más altas, más hermosas, más lejanas. Rodeado de primavera irrespirable, polinizando los segundos.
Está paseando el que parece que pasea, pero está enterrándose entre vosotros, mezclando su vida con vuestra vida, su respiración con esa invasión de cuerpos, de perfumes, de gasolina.
Estuve a punto de entrar en el Hamburgo's y meterme tres hamburguesas y mancharme de mostaza y ketchup, y sonreír a la servilleta y a los que miran por el cristal del pasaje, y llorar sobre el plato, dejarme caer con la boca torcida sobre el pan con doble de queso. Cada dos raciones, bebida gratis.
Estuve a punto de llamarte, pero ya lo he hecho alguna vez y siempre tienes planes, te rodeas de planes como si fueras el centro histórico de Madrid, o de Estambul. Te rodeas de gente, de actividades, de viajes, de quehaceres inaplazables. Te obligas a ser feliz, a llenarte de todo menos de mí.
No te llamé, en su lugar me corté el pelo.
ESE VIEJO
Ese viejo que ves en el sillón, es mi padre.
Duerme sin tener sueño, le sobra la mitad del día.
Su religión son las horas de la comida, le reza a una caja con pastillas.
Mira la tele como si la viera por primera vez.
Quiere que le cuente cosas que no duren más de cinco minutos,
responde siempre lo mismo, como un médico de cabecera.
Antes de salir por la puerta se da la vuelta un par de veces, palpándose los bolsillos, se registra los huesos.
Le preocupa el tiempo que hará mañana, desayuna de pie dos galletas de fibra, se limpia las manchas humedeciendo un pañuelo con saliva.
Ese viejo que ves ahí, es mi padre
tan parecido a otros, incluso para mí.
Cuatro veces por semana recorre a los especialistas, rellena boletos de lotería, trafica con resultados deportivos.
Cada vez que le veo me rebelo contra la oxidación, contra las proteínas.
Ese viejo que ves ahí, sin venir a cuento
le da un beso a mi madre en la cocina
y a mí me guiña un ojo
como si la acabara de conquistar.
IDEALES
Mi abuelo tenía ideales
los llevaba en la chaqueta
y mientras escuchaba se los enrollaba
en el papel continuo de los discursos,
les daba un beso con lengua
y se los fumaba.
Alguna marca desteñida
se le quedó entre los dedos.
III
Hoy amo al mundo
quizá sólo sean diez minutos
pero son tremendos.
PROTOCOLO
En las guerras ya no mueren militares
mueren civiles
respetando el protocolo de evacuación
casi educadamente:
las mujeres y los niños primero.
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