jueves, 18 de junio de 2015

JOSÉ MARÍA DELGADO [16.295] Poeta de Uruguay


José María Delgado

José María Delgado (Salto, 10 de julio de 1884 - Montevideo, 5 de mayo de 1956) fue un médico y poeta uruguayo. Político y dirigente deportivo, fue uno de los más importantes presidentes del Club Nacional de Football.

Nació el 10 de julio de 1886 en Salto, Uruguay. Tuvo tres hermanos llamados Asdrúbal, Julio y María del Carmen. Fue a la escuela en el Colegio Seminario en Montevideo y la secundaria en el Liceo Lerena en Salto. En 1900 volvió a Montevideo para estudiar medicina en la Universidad de la República y se recibió en diciembre de 1908.

Fue presidente del Club Nacional de Football desde 1911, con 27 años, hasta 1921. Participó del cisma de 1911 y en la reestructuración del fútbol uruguayo de 1931 que pasó a ser profesional en 1932. Luego fue vocal y vicepresidente, hasta que volvió a ser presidente entre 1929 y 1932. Compuso el himno de Nacional1 y presidió la gira por América del Norte de 1927.

En 1919 publicó su primer libro de poemas titulado El relicario. Fue codirector de la revista literaria Pegaso entre 1918 y 1924. En 1923 obtuvó el primer premio en el concurso literario organizado con motivo de la inauguración del monumento al Prócer en la Plaza Independencia por Canto a Artigas. En 1939 escribió un ensayo sobre Horacio Quiroga. Ganó el Premio Nacional de Literatura en 1941 por su novela Juan María. En 1945 escribe una autobiografía novelada sobre su infancia en Salto llamada Doce años.

Fue electo diputado por el Partido Nacional en dos ocasiones pero nunca asumió la banca.

En la actualidad, la tribuna principal del Parque Central, estadio de Nacional, lleva su nombre a modo de homenaje y reconocimiento por su eximia labor en el club.

El escultor ítalo-uruguayo Juan Sebastián Moncalvi, presentó en el Salón Nacional de Escultura un busto de José María Delgado, con el que obtuvo el Premio de retrato.

Obras

El relicario (poesía, 1919)
Metal (Agencia General de Librería y Publicaciones, 1926)
Por las tres Américas (Palacio del libro, 1928)
Juan María (novela, C. García & cía, Primer Premio Nacional de Literatura 1941)
Doce años (novela, Editorial Independencia, 1945)
Las viñas de San Antonio (poesía, Organización Medina, 1952)
Los grandes maestros: Francisco Soca (Impr. El Siglo ilustrado, 1952)




Sevilla es una torre
Llena de arqueros finos
Federico García Lorca

Mi ciudad tiene un río de invierno
Donde se deshace el tiempo como cartón mojado
Mi ciudad tiene un río de ojos
Donde me gusta ahogarme, y nadar, y dar gritos.
Yo paseo por el sol de mi ciudad como por el filo
De un papel de plata. Yo sé que hay barrancos
Y canteras de albero para teñir el pulmón de libro viejo,
Pero sé sobre todo que hay cien torres y un revuelo
De palabras en las calles que me van siguiendo
Como un colegio de niño en domingo. Yo he vivido
Lo más oscuro de mi ciudad, lo más sísmico.
Pero siempre he visto que hace un buen día
Y que aún se puede amar a mi ciudad de viento.
(Digo todo esto, pero tú
Ya no te acordarás
De mí. Ni de que te dije sin prisas
Un verano:
“eres un arquero
Finísimo, tenso, grácil, de Sevilla”)

De Plano de la ciudad






Soy el que acude a los naufragios
Antonio Ruiz Llerena

¿Tu alcancía,
Antes que el tiempo la rompa,
Se irá quedando vacía?
Antonio Machado

Yo soy suscitador de naufragios
Tanto sé de las islas que en ninguna habito
Pero de todas en mí la tierra permanece.
Frutas y dragones me alimentan: la nieve,
Como una columna de hastío, me unifica
Cuando avisto los barcos, su olor es destrucción.
Me duelen las manos tercamente nacidas.
El mar es el amor. Mas no el amor el mar.
-Bien sé de todo eso, hoy martes,
Como un minotauro, sobremesa,
Vacaciones, mi amante que siempre se retrasa,
He soñado con sangre, qué ganas de llorar
Y qué paz, qué cansancio, qué vacío
En mis libros, mi música, mi modesto
Deseo, de morir siquiera en el intento,
Redondo, circular el mundo es, ¿en qué moneda
Cambiar mi corazón?, ¿en qué alcancía,
Un órgano culmina. Esto es verdad.

(Inédito)



LEVEMENTE le roza la mano del amor,
Descansa un instante sobre su pierna, sube
A la cruz de la garganta, donde toda soledad
Se reconcentra. Y cuando el dedo último le esfuma
La línea del rostro, el matiz airado del cabello,
A punto otra vez de marchar para siempre,
Recuerda cuánto aguardó en silencio ese contacto
Ligero y fresco en Julio, gloria plena
Cuyo nombre, como todos, el verano apropia.
“Agua indulgente del verano –piensa-,
Conozco tu sabor maravilloso”. Y duerme.

(Inédito)


Poemas de José María Delgado en POEMAR nº 5 – Cuaderno de poesía, (con dibujo de Luis Caro). 1987















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