miércoles, 10 de junio de 2015

JÖRG FAUSER [16.224] Poeta de Alemania


Jörg Fauser 

(Bad Schwalbach, 16 de julio de 1944 - Munich, 17 de julio de 1987) fue un escritor, poeta y periodista alemán.

Su literatura estuvo marcada por la influencia de la generación beat norteamericana. Junto a Carl Weissner lanzó las revistas UFO y Gazolin 23, dos soportes de la prensa alternativa a principios de la década de 1970.

Sus últimos trabajos giraron hacía la temática detectivesca. Se adaptó al cine una versión de Der Schneemann. Fauser murió atropellado por un camión mientras caminaba por una autopista, cerca de Múnich.

Obra literaria

Aqualunge, Göttingen 1971
Tophane, Gersthofen 1972
Die Harry-Gelb-Story, Gersthofen 1973
Open end, Munich 1977
Marlon Brando - der versilberte Rebell, Munich 1978
Der Strand der Städte, Berlín 1978
Alles wird gut, Munich 1979
Requiem für einen Goldfisch, Basilea 1979
Trotzki, Goethe und das Glück, Munich 1979
Der Schneemann, Munich 1981
Mann und Maus, Munich 1982
Blues für Blondinen, Frankfurt/M. 1984
Rohstoff, Frankfur/M. 1984
Das Schlangenmaul, Frankfurt/M. 1985
Kant, Munich 1987
Jörg-Fauser-Edition, Hamburgo
Bd. 1. Romane I, 1990
Bd. 2. Romane II, 1990
Bd. 3. Erzählungen I, 1990
Bd. 4. Erzählungen II, 1990
Bd. 5. Gedichte, 1990
Bd. 6. Essays, Reportagen, Kolumnen I, 1990
Bd. 7. Essays, Reportagen, Kolumnen II, 1990
Bd. 8. Marlon-Brando-Biographie, 1990
Beiheft. Informationen und Bilder, 1990
Erg.-Bd. Das leise lächelnde Nein und andere Texte, 1994
Blues in Blond, Hamburgo 1992
"Ich habe eine Mordswut", Frankfurt/M. 1993
Lese-Stoff, Frankfurt/M. 2003




Historia de la enorme Finlandesa 

Obviamente, ella no era enorme, pero
monstruosamente voluminosa, grasa traqueteante
en los senos, muslos, mentón-
y huesos muy delicados, y cuando ahí
dejas a tu lengua saborear,
sabe todo a rosas o
a sol de media noche finlandesa.

Una mañana, mediodía y tarde
la he amado.
Con sombrero verde y medias de red y rostro
pintarrajeado y con una risa
como los pecados mismos,
estaba recostada en la cama
y yo la amé.

Le tomé del cuerpo el traje marrón
el sostén rosa, y las verde suave
y pulcras bragas del trasero, reí,
le mordí firmemente el pecho,
gimió y gritó,
bienaventurados son los amantes;
el resto del mundo,
un malentendido.

Aretes verdes esmeralda, una lengua salida del nácar.
Nunca estuve más cerca de la locura, follé
una obra de arte! Hombres como Rubens
lo sabían: la carne de las mujeres es la sal
de la tierra.

Mujeres como la enorme finlandesa
te regalan en un día-noche veraniego
el sentimiento que tu rabo
en el centro de la tierra irrumpe,

y después estás ahí recostado
como un hombre que se ha codeado con los dioses.

Traducción del alemán por Arturo Zepeda García



Berlín, Paris, New York

He visto grandes ciudades
y siempre he amado las grandes ciudades,
sus mujeres, sus bares,
los crepúsculos frente al bramido
de las máquinas y la tormenta
sobre la Bastille,

Berlín, París, New York,
una esquina en Schöneberg
me excita más profundamente
que la nieve
del Mont Blanc
o que los bosques
del Untertaunus,

he visto la belleza
de grandes ciudades, el resplandor
de sus avenidas, la miseria
de las masas y el exterminio
de los individuos,

he amado grandes ciudades
y las amo también
en su decadencia,

no son las grandes ciudades
quienes a los hombres destruyen,
sino las leyes,
las cuales a los hombres no forman,
los asfixian,

fui formado por las grandes ciudades,
lo que vi, lo sufrí,
lo que adiviné
se lo agradezco a la madre de piedra,
a la gran ciudad,
y mañana, cuando mi tiempo haya concluido,
será ella, la gran ciudad,
quien me sepulte.

Traducción del alemán por Arturo Zepeda García




Berlin, Paris, New York

I have seen big cities
and I have always loved the big cities,
their women, their bars, their
twilights before the roar
of the machines and the storming
of the Bastille,

Berlin, Paris, New York,
a street corner in Schöneberg
excites me more deeply
than the snow
on Mount Blanc
or the forests
in the lower Taunus,

I have seen the beauty
of big cities, the splendor
of their avenues, the misery
of the masses and the destruction
of the individuals,

I have loved the big cities
and I love them as well
in their decline,

it's not the big cities
which destroy the people,
but rather the laws
which do not form people
but strangle them instead,

I was formed by the big cities,
what I saw, what I suffered, what I became
I thank a mother of stone,
the big city,
and tomorrow, when my time is up,
it will be the big city
which buries me.



Poema de Amor

Cuando nos queríamos
no nos queríamos a nosotros mismos.
Cuando declaramos la guerra
ya nos habíamos dado por vencidos.
Cuando estuvimos derrotados
esforzamos la historia.
Cuando estuvimos solos,
lo acallamos con música.
Cuando nos separamos
permanecimos en el mismo lugar.
Así acabamos pronto otra vez en los brazos del otro
y llamamos a eso un poema de amor,
pero ningún poema nos explica
el miedo al amor
ni por qué el cielo era tan azul
cuando nos encontramos,
ni por qué seguirá siendo tan azul
cuando muramos
tú para ti
yo para mí.

http://angelcolladoescribe.blogspot.com/




Love Poem

When we loved each other,
we didn't love ourselves.

When we declared war on each other,
we already gave ourselves up as defeated.

When we were beaten,
we gave history the blame.

When we were alone, 
we drowned it out with music.

When we split up,
we stayed in the same place.

And soon we lay in each other's arms again
and called it a love poem,

but no love poem explains to us
the fear of love,

and why the sky was so blue
when we met each other,

and why it will still be so blue
when we die,

you by yourself,
me by myself.

Originals  Jörg Fauser, Alexander Verlag, Berlin
Translations  Mark Terrill




Alí Calderón presenta su versión de “Trotsky, Goethe y la felicidad” del poeta alemán Jörg Fauser (1944). Fauser nació cerca de Frankfurt. Abandonó los estudios debido al trabajo y a su pasión por el viaje. Vivió en Estambul y en Londres. Fue velador, diablero en aeropuertos y, normalmente, trabajador eventual. Además de periodismo también escribió novela y cuento. El poema que a continuación se muestra es una suerte de manifiesto político, una manera de mostrar el compromiso. Fauser murió atropellado por un camión en 1987, antes de que cayera el muro.


Trotsky, Goethe y la felicidad

Apenas dejé las drogas
caí en la siguiente trampa:
la Revolución.

La Revolución se llamaba Luisa
y tenía caderas increíblemente estrechas,
ojos fulgurantes, cabello negro
en movimiento, venía de París
y era trotskista.

Vivimos juntos en una casa
subsidiada, decidimos
cuidar la línea, nos creímos
incluso enamorados; fui retórico
cuando ser retórico era lo que se esperaba,
agité las banderas, cuando el ondear de las banderas
era lo esperado; desayunaba
en contra de los preceptos
del Gran Timonel
con una botella de vermut
y una delicada decadencia
en la cama.

Esto es la felicidad, pensé.
Esto es la felicidad, le dije a Luisa.
Por qué no simplemente nos olvidamos de la Revolución,
la retórica vacía y las banderas
y los debates interminables
sobre las fábricas en Shanghai
y nos la vivimos en una terraza tranquila
donde pueda tomarme una cerveza en paz
y mientras tanto
escribir un poema o dos
et du reste l’amour?

¿Y Trotsky? Gritó Luisa,
¿Y los camaradas en la cárcel?
¡Tu felicidad burguesa apesta! ¡Cerveza
y poemas mientras la Revolución
está siendo organizada!

Todo fue cuesta abajo desde entonces. Una vez
llegué borracho a casa con una fulana
y Luisa se me dejó venir con
un cuchillo. Ella se fue
con un grupo de mujeres y yo
tuve que tomar lo que me venía:
normalmente sólo cerveza y de vez en vez
una estudiante neurótica, después ni siquiera eso.
Que esto y que lo otro
me echaron a la calle.
Me mudé entonces a otro sitio.

Eso fue hace muchos años pero recientemente
conocí a una chica que se mueve aún
en esos círculos. Le pregunté por Luisa.

Luisa, dijo la chica,
se regresó a París.
¿Ya es miembro del Comité Central? Pregunté.
Oh no, me dijo, se casó con un
profesor que estudia a Goethe.

Esa noche bebí todo lo posible,
bebí como alguien hastiado de la vida, pero ayer
cuando pasé por aquella casa -la cual por cierto
se ve bastante jodida,
déjà vu absoluto-
pensé, bueno,
quizá tuviste suerte después de todo.



Bandera roja

Jörg Fauser
Poesía
Traducción de Rery Maldonado
Edición de Víctor López Zumelzu
Prólogo de Charles Bukowski
60 páginas
2013



Bandera roja

Un hombre mayor con gorra
cruza en su silla de ruedas
el Checkpoint Charlie
y rueda en silenco
hacia el ocaso sepia
de la Wilhelmstr.
Esta es la zona de la muerte de lo viejos
Dioses, que desprecian la dignidad humana,
¿Festeja aquí el absurdo
su triunfo final?
o camina simplemente
el sentido de la historia
a partir de esa lógica:
para cambiar a la gente
¿Hay que encerrarla?
La imaginación al poder, ¡Seguro!
Bonita palabra,¿también pensaron en
la imaginación del carcelero?
una bandera sangra
sobre la arenisca de
esta arena
una impresión agobiante:
Quién conoce todavía
¿El nombre de los matadores?
¿De donde venían los toros?
cuando estuvieron satisfechos,
¿Fueron felices los pueblos?
¿En general necesitan felicidad los pueblos?
¿Qué hacen con la imaginación?
Esta Alemania, mi país:
expresionismo, Auschwitz,
El Muro. ¿Dónde estaban
los poetas,
cuando los filósofos
mezclaron el cemento?
Absurdo tal vez, pero yo también
pertenezco aquí.
Mis manos
reposan tranquilas sobre la madera
muerta del mirador adosado al muro, veo
mientras rodar al viejo en la silla
debajo de la bandera roja
rumbo a la Thälmannplatz.
Viejo me escucho gritar,
Uno no puede encerrar a quien
¡No posee!
Viejo,  escucho rodar la respuesta
desde los muros de la ciudad,
¡Todos los Estados
son cárceles!
¡Claro! Saludo
el alma de los anarquistas
y me largo
de vuelta a mi
arena.



“Joe” el poema de Charles Bukowski a Jörg Fauser


“Es difícil para un hombre que pretende ser/ rudo conocer a uno que realmente lo es, así,/ naturalmente” y si lo dice Bukowski es mejor creerle. El siguiente es un poema que el novelista norteamericano escribió en 1988 a la muerte de Jörg Fauser y que ira a modo de prólogo en la edición de Bandera roja, uno de los 3 próximo libros de Limache250. Fauser el rudo, Fauser el poeta detrás del muro.


Joe
por Charles Bukowski

era alemán, un día vino de Alemania para entrevistarme
a mi antro de Hollywood, puso $2.000 en efectivo sobre la mesa
y luego una roca de H pura.
yo tenía whisky y una cerveza y comenzamos a bajarlas
y luego de un rato le pregunté “¿qué quieres saber?”
“olvídalo, inventaré algo”
“o.k., déjame como un salvaje, duro como
un clavo”.
“¿y no lo eres?”
“quisiera, sabes, si juntas a todos esos giles
que me han pegado harían una fila que daría la vuelta
a la cuadra”.

lo que descubrí: Joe era el rudo, verdaderamente rudo,
naturalmente, hecho como un bloque se zampó los whiskies y las cervezas, se echó
la H, y luego de unas horas
aún estaba entero y firme im-
pávido

no hablaba mucho, solo se sentaba
ahí.

entonces mi novia llegó y quedó impresionada con
Joe y me puse un poco celoso mientras Joe no hacía
nada.

“estaba esta puta negra en mi hotel y estaba
linda” dijo “y le hice el amor
y no podía creer que un tipo tan feo como yo
le hiciera el amor”

“oh, Joe”, dijo mi novia, “no eres tan
feo”.

“no, Joe”, dije, “Yo soy feo.
y Joe, uno no le hace el amor a una puta”.

Joe no contestó; estuvo yendo y viniendo por 3 o 4
días y siempre era lo mismo – solo
se sentaba en su silla, no
hablaba mucho.

“ese Joe”, dijo mi novia, “sí que es
un personaje”.

“oh, por el amor de Dios”,
respondí.

no pienso que haya sido muy amable
con Joe; es difícil para un hombre que pretende ser
rudo conocer a uno que realmente lo es, así,
naturalmente.

bueno, finalmente llegó la hora de meter a Joe
adentro del avión de vuelta a
Alemania y conducimos hasta
el aeropuerto.
el vuelo estaba retrasado y nos sentamos
a beber una cerveza.

Joe solo se sentó, sin decir
nada; ahora que lo pienso, yo
tampoco; el puto me tenía
harto.

“discúlpame”, le dije, “tengo que buscar un
baño”.

dejé a Joe con mi novia
en la mesa, encontré un bar un poco
más abajo y pedí un escocés y
agua.

cuando volví estaban
embarcando.

nunca has visto nada como tratar
de subir a ese avión alemán: no habían
filas, solo una muralla de cuerpos presionándose
tratando de moverse hacia una
dirección.
casi no había
movimiento.
¿y era un avión
alemán?
italiano o etíope,
lo entendería.

“escuchen”, dijo Joe, “no necesitan esperar
conmigo”.

“está todo bien, Joe”,
dije.

finalmente llevamos a Joe cerca de la
puerta del avión Joe estrechó mi mano: “suerte con tu
novela”, “suerte con las tuyas”, le dije, mi
novia le dio un abrazo de despedida, luego se
fue.

luchamos contra la
multitud. Mi novia estaba
llorando.

“¿por qué mierda estás llorando?”

“Joe se fue”, dijo “Joe
se fue…”

“si…”

salimos del aeropuerto
y volvimos
a mi antro
procedí a correrme una buena
paja…

bueno, soy de los que piensan lento
y así como algunos años se han ido
me doy cuenta de que nunca traté a Joe
de la mejor manera.

y así
cuando escribí a mi amigo Carl
en Alemania
le pregunté por
Joe.

“¿hace cuánto que están dando
Iron Guts?”

Joe y Carl eran buenos amigos y
mi conciencia me comía como a un
hijodeputa.

“dile al Machine Gun Kelly que mantenga
la máquina de escribir caliente”

“dile al Hombre de nieve que le mando
saludos”.

y Carl me escribió de vuelta sobre Joe: estaba
viviendo en un maldito edificio, tecleando
como loco; tenía unas hojas a las que darles vida en su
cuarto; otra gente vivía también en el edificio, hacían
fogatas y generalmente dejaban la cagada y
la policía hacía redadas pero cuando ellos echaban abajo la puerta de Joe
el solo les mostraba sus papeles y se iba
a teclear.

hubo un par de buenas noticias: artículos y cuentos
publicados, y algo acerca
de una película – Joe corría rápido, rojo,
rápido.

“dile al Tanque Humano que pienso
en él, a menudo”.

y entonces,
hace un mes más o menos, Carl me escribió.
comenzó con un viaje a la montaña con su
hijo Mike, luego se desplomó se desplomó en algo
sobre
Joe:
Joe estaba celebrando su cumpleaños 43, estaba caminando
como a las 3 a.m. cuando fue
atropellado por un camión que iba
a 100 km/h.
no crean que le dolió mucho, él me había contado que estaba
escribiendo una novela de 20.000 palabras
y quería leérmela.
no creo que Joe haya querido que nos sintamos tristes, simplemente
que siguiéramos con lo que estábamos
haciendo…

el hombre rudo se ha ido; no hay manera de volver
atrás la forma en que lo traté.
a veces solo hay una sola oportunidad y
cuando la perdiste, ya está

me gustaría que pudieses leer esto, Joe, acerca
de un tipo rudo y
de otro tipo
que solo pensó que lo
era.

Gargoyle, n°35, octubre de 1988.
Trad. Diego Alfaro Palma.

https://limache250.wordpress.com/2013/07/30/joe-el-poema-de-charles-bukowski-a-jorg-fauser/




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