Marcos Matacana Martín
Nació en Sevilla, en 1973.
Es licenciado en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla.
Ha trabajado como periodista y, desde 2004, es profesor de Enseñanza Secundaria en la especialidad de Lengua Castellana y Literatura.
Ha publicado sus poemas en revistas literarias e impresas y digitales.
De: “A humo de pajas y otros poemas”
– (Antología) – Sevilla – 2014
“…Hay niños que ahora juegan
Con el esqueleto oxidado de una bicicleta
En columpios nuevos
Y sus gritos me devuelven la esperanza…”
MM
Paseo marítimo
Y el tiempo es voz lejana
Felipe Benítez Reyes
He venido hasta aquí como un autómata
Guiado por un enjambre de imágenes
Por un recuerdo doloroso y vivo
El placer de hurgar en la herida
abierta todavía
asaeteada de aguijones
Para sangrar en lo que el tiempo me ha dejado
De ti en la memoria desdibujada de los años
más de veinte
Como si quisiera encontrarte en los lugares
Que nos vieron felices algún día
Es de noche tan pronto
sin darme cuenta
No han cambiado tanto
Como esperaba
Hay botellas rotas y vasos de plástico en el paseo
Colillas y papeles y cáscaras de pipas
Un condón en un banco de forja
flameando como un triunfo
Chirría con voz aguda el columpio de los besos
Al llegar la feria y lo pintaban
Con colores chillones pero han arreglado el eje
Que oscilaba y tanto nos divertía
Girando borrachos jóvenes hasta vomitar
Y las estrellas dibujaban cuadros de Van Gogh
Ahora el mar está gris como el cielo en calma
Pero siento el resuello fétido de sus monstruos
Que a lo lejos aguardan crüeles su venganza
dilatada
Bajo el pantalán del Náutico
hipnotizados
ebrios
Por el morse rojiverde de las luces de las boyas
Dispuestos a arrasar el mundo
si nos dejan
Cientos de gaviotas nievan ya la playa
En un sueño pesado ronco colectivo líquido
y apenas se les oye
El viento mueve a veces el portón de un chalé
Abandonado en el agua negra de su piscina
Croan las ranas o son sapos su letanía de reflejos y orines
Rejas herrumbrosas sitian las ventanas
Clavadas de paneles bastos de madera y nombres
Mercury Mariner Yamaha
Sólo La sirena está abierto
como siempre y proyecta
Una sombra espectral y eléctrica en el paseo
Escaparate de silencio
Una pareja come deprisa tras una lona de plástico
transparente
Ni hablan ni se miran quizás sean los dueños
Ella parece mayor que él y enciende un pitillo con la colilla de otro
Él no deja de meterse la mano en la pernera y rascarse los huevos
El letrero luminoso parpadea y zumba como una chicharra
Sobre los pinos el faro rebana la noche en lonchas densas
Que caen sobre palmeras despeinadas casas vacías
Sobre azoteas apagadas que son lápidas de veranos muertos
Está refrescando y llueven
Algunos goterones sobre la pinaza que cubre el suelo
Crepita al paso de mis pies la arena
como en las películas de gángsters
Blanca como la luna que empuja el cielo contra los tejados
Siento escalofríos
Tengo fiebre y me laten las sienes
O sólo es nostalgia
"Entonces la soledad se marcha con los ríos…"
Rainer María Rilke
Qué hermoso el mar cuando la tarde arde
Sobre cobre como un ascua o son pavesas
Y sé que en su belleza aguardan monstruos
Abisales en las simas que se preñan de corrientes
Frías de sal de los ahogados o en su semen
Qué hermosas las palmeras despeinadas que salpican
El pinar dorado en dunas cuando el sol declina
Y sé que en su belleza altiva esconden larvas
De insectos repugnantes en sus troncos donde horadan
Galerías que las acaban deshaciendo
Qué hermosa la ciudad que se diluye en sombras
A esta hora son sus calles cauces líquidos de luz
Y sé que en su belleza eléctrica de neones el alcohol
Va hinchando en antros como este y en burdeles
Cada noche un poco más mi soledad
Que hermosa tú también cuando es tu cuerpo
Desnudo imán en la perfecta curva de tus nalgas
Y sé que nada hay más importante ahora en qué pensar
Que en pagar lo que me pidas
Y follarte
Bacante
Morir al final de un día cualquiera
Roberto Bolaño
No creas que estoy loco
Si te digo
Que me he acordado de ti
En un jacuzzi
De esos que hay en los clubes
Con rubia dentro
Como la de tu revista
La que pasó por las manos
de toda la clase
Y nos quitó Modesta
la misionera
que había conocido a Ellacuría
y a Cardenal
que había sido modelo
o eso decía
la tarde que acabó Falcon Crest
No os da vergüenza
Y no quiso hojearla siquiera
Nos expulsaron a ambos
Y Alicia nos miraba en su despacho
Torciendo la boca y fingiendo
como la rubia
No os da vergüenza
como quien mira a unos salvajes
Si se ve por el acné
No os da vergüenza
piensa en sus padres
cómo deben sufrir
al verla así
Y así la imaginaba yo
Mojada en el jacuzzi
Simonetta escapada entre espumas
del pincel de Botticelli
Ofreciéndome el venero en llamas de su sexo
Como nácar sacramento de su altar pagano
El vello rojizo de su pubis terciopelo
El breve frunce de su ano
O la tímida redondez de sus dos senos
Ahí es donde falla
le faltan tetas
Con la beatífica sonrisa de quien se entrega
inconsciente
A un rito al sacrificio cruento
De matar al niño en su inocencia
Y no pude evitar una erección
Y sentí cómo mi rostro se encendía
Y el calor del bofetón que me esperaba en casa
Sin Spectrum hasta el día de las notas
Y a ver si no suspendes
No os da vergüenza
Desde entonces repetías
Que teníamos que encontrarla un día
Y hacérnoslo con ella en un jacuzzi
Como en la revista
tu revista
Donde todas muy pintadas sonreían
Qué felices qué doradas
adoradas
Diosas de cándida voracidad
acaparadoras
sedientas
filántropas
convencidas
Ahora sé que eran fingidas
Esas estúpidas caras maquilladas
Perladas de semen
emborronadas
de rouge y rímel
Como es fingido
El falso lujo en raso y capiteles
Los jades de este jacuzzi que imita al mármol
De un templo de bacantes sin papeles
Ménades danzando a la espera
De un cuerpo que las frene apenas
un instante
Como mariposas de seda que arrastran aún sus hilos de oro
En el momento previo al de la muerte
Que han tejido las Parcas como red de Aracne
Qué diferente es todo
A como lo habíamos imaginado
Antes de saber que la vida era
Una sucesión de renuncias
Casi nunca voluntarias
Casi siempre impuestas
Tú no pudiste encontrarla
Llegó primero ella
pero llegó pura
como en el verso de Juan Ramón
que recitaste en clase
y te invitó a su baile
y fuiste a recogerla
y como pasa siempre
con el amor sincero
se te olvidó contarlo
egoístamente
y ya la amas como un niño
Yo la he seguido buscando
Pero me temo
Que no era rubia la rubia
ni era feliz
no sé con qué ropajes
o sin ninguno
ni esperaba Dánae la lluvia blanca
en su jacuzzi
Y que Alicia tenía razón
Y que me duele la cabeza
y mucho la espalda
Y que me quiero ir a mi casa
o a tu casa
la de tu abuela
En el verano de la alberca
En el patio de sombra y cal del limonero
Metidos en la pila de lavar
ahogando avispas
Que como yo ahora intentaban
En la inminencia inútil de la nada
Clavar el aguijón en cualquier parte
Apunta mi número
Poseer es perder.
Fernando Pessoa
Qué apagado consuelo verte mía
Rota deshecha jadeante frágil
Después de esta dilatada travesía
Por días aciagos y estaciones esquivas
De deseo latiendo un corazón
y el monstruo entre mis piernas
No son tus labios los que quiero
Besar ni el sexo fuente de tu pubis
El vello orillado de tus ingles
Como un rompeolas de espuma tibia
En el roce violento de los cuerpos
Eras tú aquélla indiferente altiva
Diosa inalcanzable en sus tacones
pedestal de tu propia teogonía
Ahora herida templada entre mis brazos
El pecho que baja y sube cuando duermes
Tu corazón sumiso acompasado al mío
Perdona por haber matado al mito
la religión
Que me impulsaba a amarte de verdad
lo siento
Porque poseerte ha sido amor
el comienzo del olvido
Tampoco yo he sido un supermán
lo reconozco
Había bebido mucho y me ha podido el sueño
Pero cuando quieras otro día
llámame y follamos
De aquellos polvos
Como una mujer largo tiempo deseada
y a quien vimos envejecer antes
de que pudiéramos meterla en nuestra cama
José María Álvarez
El tiempo, que es azar e incertidumbre,
y es el disfraz más falso de la muerte
Juan Lamillar
Agosto
y la ciudad
Es un cementerio de recuerdos y por qué
Volver al lugar donde crecimos
O mejor
Haberme disculpado
con cualquier excusa
Pero el deseo de expiar
La culpa me ha devuelto a esta casa
Por tanto daño
a Andrés
Ahora que su padre está aquí
En una caja angustiosa que le queda
Pequeña en su madera como todo
Goliat llevando en hombros
A sus hermanas
San Cristóbal
Desde el banco de la plaza
Cuando compartíamos cada tarde
Unos porros y una litro
de Cruzcampo
Y admirábamos su altura atlante
Y envidiábamos sus brazos de titán de cómic
Y las madres que esperaban en las puertas
Húmedas en sombra del colegio
Un superhombre
estatua griega
Con su mono azul
Y lamparones de grasa
Y cómo nos reíamos
Las venas recorriendo el cuello
Hinchadas de crueldad y de desprecio
Y le llamamos maricón
cuando supimos
Que había dejado a su mujer y se había ido
Con el dueño del taller
Un hijoputa
Que nunca nos dejó inflar allí
Nuestros balones
Y fue al psicólogo y dejó el curso
Antes de morir su madre
Delgada y enferma como un gemido
La tarde que en la tele
Diana engullía una rata
Como quien traga una pena
Ahora lo veo tan cambiado
Con cuarenta al abrazarlo
La camisa guarda el tacto de un sudor anfibio
El escalofrío de un reptil que pide ayuda
Con los ojos bóvidos y turbias
Las palabras
Se me atascan en la boca y un calor
Amargo me congela el pecho de alfileres o de espuelas
En la acometida silenciosa de un lo siento
Es la hora de la siesta y no se oyen
Sino monstruos en el cielo blanco
Como pantalla de cine que regurgita
Chicharras furiosas para cebar tendidos
Corrientes de dolor con la tristeza
Eléctrica de vencejos
que descién
den
Enmarcando cables las fachadas
en tela de araña
Bloques altos de maraña de rencores
incompletos
La pobreza ceñida
color cobre hasta la náusea
Dónde quedan
los sueños de un niño
la falsa ilusión del Éxodo
Quizás no
Debería haber vuelto
Para esto
Desde la plaza
tan pequeña un remolino
de papeles y envoltorios
Junto al muro de ladrillo donde meábamos
durante horas
El solar
paralizado en su hálito fósil de basuras
Y aún conserva nuestros nombres
Grabados
en la piedra de caliza con las llaves que cerraron
El portón de nuestra infancia
Hay niños que ahora juegan
Con el esqueleto oxidado de una bicicleta
En columpios nuevos
Y sus gritos me devuelven la esperanza
Pero son violentos
y crueles
Y tiran piedras a unos perros enganchados
En el chillido agudo que los une en la barbarie
Abierta a las ausencias
la ventana
Deja escapar de la casa entre cortinas
Grises un siseo de oraciones en hipócrita
Letanía ora pro nobis cabezada
Virgo prudentíssima
Virgo veneranda
Speculum iustitiæ del hastío
Ora pro nobis ora
Salus infirmorum y el sudor
Consolatrix afflictorum
Pro nobis toses pro nobis brota
Del sopor
De los mismos labios de veneno
Y ahora guían
el camino hacia la nada
Marcos
que te duermes
Sin descanso
Qué fea y qué gorda coño está la hermana
Qué vieja
Ofrece café y pierde
La mirada en un Cristo hueco
Indiferente en su agonía de bronce
Y huele a pies
a cera
Hay moscas
Y las viejas siguen siseando
Su monótono rosario
Ella sola lo ha cuidado
sólo ella
Los últimos años
Y se va quedar sola
Como siempre
Como todos y lo sabe
Pero no puede evitar
Cierto alivio y piensa
Que todo empieza ahora
De nuevo para ella
En los balcones las macetas
Secas cuando el sol seboso de la tarde
Interminable
va goteando
El calor sobre las azoteas
Cruzadas de alambres de tender y de uralitas
En una crestería de espinos y de antenas
Una vieja de greñas
pelirrubia
El payaso de It
Ronald McDonald
Se asoma con su bata desgastada
Transparente al trasluz
tras la persiana
De lamas arrastrando una bombona
y va a tender
Sus tobillos se confunden entre gatos
Con los tiestos de geranios del balcón
Parece hinchada
como un algodón dulce
rosado y sucio
Y en su cara
blanca máscara pintada
Ópera de Pekín de la locura
Veo a la madre de Julián
Sola desde el accidente
Que nos conmovió como una fiesta
Que apenas deja resaca
Y recuerdo
Que empezó a hacer cosas raras
Y nos invitaba y enseñaba fotos
Y les hablaba
como si aún vivieran
Y nos daba la merienda
Y cigarrillos
borracha
Nos hundía contra su pecho
Sin haber probado nunca
Unos labios de mujer
Y soñábamos que nos llevara
A la cama alguna noche
Y nos masturbábamos angustiados
al salir en el portal
Porque él
se estaba pudriendo en un nicho
solo con flores de plástico
Mientras nosotros
como cerdos
Nos la machacábamos pensando en su madre
Ya no puede reconocerme
Con sus ojos glaucos y quizás
Tampoco pueda verme en la ceniza
Que me cubre o en el asco
De imaginármela desnuda
Al alejarme pienso que no quiero
volver jamás
Que le vayan dando a esta Ítaca
De la que soy extranjero
y que el Infierno
Es esta Arcadia mutilada
De los rostros que quisimos algún día
Empequeñecida
inútil
sucia
Comala reencontrada en la derrota
En las almas disecadas por la asfixia
Ahogadas
Ahogadas bajo el peso de estos lodos
Dos rombos
No la llamé, porque los viajes inversos en el tiempo suelen acabar en un espacio de irrealidad.
Felipe Benítez Reyes
Playas que un mismo mar nunca descubren.
Juan Lamillar
Casi siempre recuerdo aquel verano
Cuando pienso los años en que fui
Feliz
sin saberlo entonces
Cuando sólo éramos futuro
Y aprendimos a tragar el humo
De nuestra esfumada infancia
Cuando los días eran largos
y las noches
Hoy se funden en dos imágenes
Apenas tú y yo solos
Abrazados
desnudos
En una tienda de campaña canadiense
que olía a pies
Y esa tarde en las barcas escondidos
De tus amigas del camping
las pesadas
Cuando te vi las tetas
blancas como rombos en el vértice
delator de la pantalla
Y mi padre sin mirarme
me mandaba
a la cama
Y las besé recuerdo y te reías
Suaves frías con sabor a sal
Cuando ahora te veo triste
En la puerta del colegio con tacones
Tenemos que quedar y nuestros hijos
Son amigos
Recuerdo aquel verano
De las barcas
en la playa
Y me avergüenzo de las veces
Que me masturbé pensando en ti
pensando en ellas
Porque para mí el amor eran tus tetas
Sin otra metafísica
y tu pelo
Que llevas como entonces recogido
En la nuca
desnuda y son tus ojos
Como entonces
tras las gafas
Y el lunar en el tobillo
Cuando vomitaba y sujetaste
Mi cabeza con las manos
Y me hiciste prometer que no iba
a fumar más de eso
Si ha sido tonta
el Martini
Tú eres para mí el verano
El amor el tiempo el sexo
Lo que me hace un hombre
en el espejo
La mujer que veo
en otras
Cuando cierro los ojos
Tú sigues siendo
el único
el último
freno
de mi propio olvido
El mar
Ahora llenas la pantalla -una especie de miniperíodo barroco- con la voz de una desconocida hablándote de sus amigos.
Roberto Bolaño
Sabía que no podría conducir en este estado en que las luces
Despliegan un halo de onda expansiva y son cuchillas o espuelas
En las pupilas barro y siento
Que la oscuridad me hunde en su océano de llantos o maullidos
De nuevo en otra habitación de hotel sin recordar nada
Y temo que estoy en un hospital pero la ropa
Se amontona mal doblada sobre una silla estampada
Y una pereza enorme me amordaza
Las tuberías rezan una letanía de borbotones
Y huele a mierda pero puedo
Ser yo perfectamente o peor amanecer sin vísceras
En una bañera de hielo y sin whisky
Pero no es eso
Un ventanal horrible de cortinas y flores sucias da a un patio
Interior donde se apilan cajas de refrescos vacías
Vidas y bidones
En la habitación contigua un camionero
eso lo sé luego
Se tira a una puta y cada envite
Cada envite me taladra el cerebro
Y cada jadeo que mugen me revuelve el estómago
Cada jadeo
Discuten por dinero y ella da un portazo alguien
Con acento extranjero escupe un insulto que se queda
Colgado en el aire como una bengala de acero
A él lo veo en el baño compartido
Sale y yo entro y tiene una coleta grasienta que le da
Un aire de cometa el tatuaje
Turquesa del brazo me roza el pecho
Bajo el dintel de la puerta
Ha dejado en el váter una fetidez intensa
Y en el plato de ducha dos dedos de agua densa de medusas
De anémona amniótica o placenta y no hay
Forma de regular el grifo que aúlla al cerrarlo como un expreso
La puta patea la máquina de café esperando la vuelta y le pregunto
En recepción si sube y me manda a tomar por culo
Empalma
Un cigarrillo con otro y no deja de colocarse
bien la falda
Y cambia de opinión cuando se acerca
Con el rímel corrido a pegotones y un aliento de cloaca
En la escalera la bombilla petazetas parpadea chispeante
Cementerio de insectos o presagio
Mortecino de vergüenza si ya es tarde
El rugido bronco de un camión que arranca hace vibrar
Paredes y los pájaros pellizcan tímpanos con su piar violento
La alarma de un Nokia tras la puerta subrayada
De luz tenue que rebana al encenderse la penumbra del pasillo
Y una voz que grita bajo
Despierta
Al fondo del corredor un cielo rojo
El polvo es rápido sobre la cama deshecha
Sólo asco y escozor
El lamido de una llama
Un pinchazo seco y abro
De par en par la ventana porque el aire
Está cargado y como siempre
Me duele la cabeza y como siempre
El Hemicraneal está en el coche
La puta se ha fumado un pitillo
Me estoy meando dice para romper el silencio que es molesto
Paga y me largo pero empieza
A contar sobre una amiga o un niño enfermo
Y su voz se va alejando como si la arrastrase una escalera
Mecánica o una cinta de aeropuerto
No es fea y todavía tiene un buen culo
Pero mirarla es ver la muerte
Y sentir miedo y lástima y no entender cómo
Se puede caer tan bajo
Subirse el pantalón rápidamente
con un pudor renovado
No estoy para contar y un par de veinte es suficiente
Y no protesta
Tres cazadores cargan sus escopetas en un 4x4
Le dicen algo cuando se cruzan y ella
Se vuelve y los manda a tomar por culo y estallan
En una carcajada histriónicamente viril
Y no escucho lo que dicen pero uno
Que va de tirolés se agarra el paquete y lo mueve bruscamente
de abajo arriba
de abajo arriba
Dos veces en un gesto de pelele
O muñeco de resorte a quien alguien tira de los hombros
Y siento por él una especie de ternura cuando ella se vuelve y le escupe
Y casi pierde el equilibrio y su saliva
Es una bala que se estrella entre las botas
No hay árboles apenas torres
Del tendido eléctrico
los coches
Aún llevan los faros encendidos
Pero cada vez hay más camiones
Tengo náuseas y vuelvo
Al váter a vomitar
La moqueta del pasillo amortigua los pasos
Y los nudillos recorren la tela abullonada en manchas de las paredes
Una pareja rubia
Hansel y Gretel
Se cruza y van bajando la mirada
Él coge su muñeca y tira de ella en un gesto que no entiendo
Son casi niños y corren como quien deja atrás un cadáver
O huyen de la bruja guten tag
Al responder el vómito
Se me sube a la garganta
El espejo del baño está sucio y refleja a un tío
Pálido y sin afeitar
Que soy yo me temo
Brillante de sudor y tengo frío
Qué mala cara coño pienso
Cuando descifro blasfemias que alguien
Ha escrito en el cristal no sé con qué
Los ojos me arden y la lengua
Es polvo blanco y deshabitada arena
Con sabor a caries
La papelera desborda celulosa usada
Y me produce arcadas
Pero sonrío cuando pienso que cada papel doblado
Podría ser la bandera nipona pin y pon del sol naciente
Qué ingenioso
Y me río solo
Y recuerdo mi casa
Ya no
la que fue
Mi casa con vistas al parque
Mi casa con su habitación de niños
Mi casa soleada de amigos
Su casa
Tengo la sensación de que me dejo
Algo cuando liquido la cuenta
La dueña del motel lleva un chándal
Rosa que le está pequeño y pienso en Jacq´s
Está de buen humor y me ofrece
Una papeleta para no sé qué
Sorteo y me guiña un ojo
Si no me doliese tanto la cabeza le diría cualquier burrada
Y quién sabe
La ventanilla del coche está bajada
Han abierto la guantera y se han llevado el cargador del iPhone
Vaya putada aunque en verdad
Quién me va a llamar y por lo menos
El Hemicraneal está ahí pero sin agua
Me cuesta mantenerme despierto aunque en la radio ponen
You could be mine y me siento
Mazinger Z o Mad Max en su Falcon amarillo
Kitt te necesito
Paro a vomitar junto a la vía
y es tan fácil
Poner la cabeza sobre el raíl
Y oír el mar
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