Meng Hao-jan
Mèng Hàorán (chino: 孟浩然, pinyin: Mèng Hàorán, Wade-Giles: Meng Hao-jan; japonés: mōkōnen) (689 o 691 – 740) era un poeta chino de la dinastía Tang. Sin mucho éxito en su carrera oficial, generalmente vivió en su mismo lugar de nacimiento, al que dedicó algunos poemas.
Nació en Xiangyang (localidad ubicada en la actual provincia de Hubei, RPC), para luego encariñarse con el área y eventualmente convertirse en el primero de los grandes poetas de la dinastía Tang temprana. Viviendo en este lugar casi toda su vida, los paisajes, la historia y las leyendas del mismo se convirtieron en los temas de muchos de sus poemas. Particularmente prominente fueron Nanshan (la Montaña del Sur, el lugar en el que vivía su familia) y Lumen Shan (la montaña Lumen), donde vivió como ermita por poco tiempo.
Tuvo una carrera en el servicio civil chino sin mucho éxito, pasando la examinación imperial Jinshi bastante tarde, a los 39 años. Recibió su primer y último cargo tres años antes de su muerte, pero renunció después de tan sólo un año.
Muchas veces se le asocia con Wang Wei, debido a la amistad que compartían y a su prominencia como poetas de la temática de los panoramas. De hecho, Haoran escribió varios poemas sobre Wang Wei y su separación. Mientras Wang Wei se enfocaba en el mundo natural, en particular la soledad y un mundo natural sin carácter humano, Meng Haoran se enfocaba en los detalles en primer plano y la vida humana. A sus trabajos se les suele considerar menos exitosos que los de Wang Wei.
REGRESANDO DE NOCHE A LU-MEN
Puedo oír sonar la campana de tarde
Del templo de las montañas
Por encima de las voces de la gente
Que llama al ferry en
El Cruce de los Pescadores, y otros
Regresando a su casa en el pueblo
A lo largo de las playas del río.
Tomo el bote de regreso a Lu-Men.
Sobre la montaña brilla la luna
A través de neblinosos árboles. Por fin encuentro
La antigua cabaña de Lord P'ang,
Escondida por los riscos,
En un sendero atravesando los pinos,
Donde todo es paz eterna,
Y sólo un único
Hombre va y viene solo.
Traducción: Kenneth Rexroth
Versos enviados al primer ministro Chen
al aproximarse al lago Tung T'ing [1]
En el octavo mes
las mansas aguas del lago
envolviendo al vacío
se confunden con el cielo.
Un tenue vapor se eleva
desde el pantano Yuan Meng Tse 2].
El cabrilleo de las olas
quiebra los reflejos
de la ciudad de Yo Yang [3].
Desearía cruzar el lago
pero no encuentro bote ni remero
que me conduzcan [4].
Ocioso, sin un propósito fijo,
vago de un lado a otro.
Me avergüenza rememorar
a los hombres de antaño.
Me siento, y gozo contemplando
a los pescadores:
¡cuánto admiro esa pasión
por la pesca!
[1] (Dongting) Famoso lago entre las provincias de Hu-nan y Hu-pei.
[2] A cincuenta millas (80 km) al sur de An Lu-Hsien.
[3] En la provincia de Hu-nan.
[4] El hecho de que no pueda conseguir un bote indica que no le está permitido regresar a su cargo oficial.
INSTANTANEIDAD DE MENG HAO-JAN
Meng Hao-jan se agacha, oye crascitar al cuervo (¿al blanco o
al negro?) defeca.
Se lava con agua de hamamelis, se coloca boca abajo, se abre las
nalgas, el sol y la brisa secan
a fondo el orificio: termina el
canto cloacal con un largo flato
afinado (címbalo, estertor).
Regresa a su mesa de trabajo (todo dispuesto): waka dedicada al
acto de la defecación. Aleja de
sí el pliego, lava el pincel,
guarda el tintero, y de vuelta
corrige (una sola vez, y para
siempre, que es como decir
nunca, y se sonríe) el texto:
hecho.
En una hoja de papel de arroz, sentado en el suelo, repite veinte veces
la waka, variando una palabra,
una palabra sola: son otras tantas
defecaciones, otros tantos flatos,
música varia, olores donde
reconoce la sustancia primordial
de la podredumbre, el pescado,
arroz, la berenjena, la fuerza del
agua de hamamelis (sin diluir):
terrones, lombrices de tierra, y
la pujanza de los surcos.
El reloj de arena indica el transcurso de la hora: té blanco. La tetera
esmaltada de verde bulle en
el brasero de hierro colado,
fuego azul (indoloro) negrura
insondable del hierro: el té
reposa. Meng Hao-jan, reposado,
reposa en su reposo, dos fondos
de agua, sin sed.
Un sorbo, y descansa: otro sorbo y se reconoce: otro de tantos reclusos,
un practicante más, fracción de
la vetusta tradición de su pueblo.
Nadie (esa otra mentira). Lava la
taza. Guarda el pliego de la
escritura del día entre los pliegos
de la escritura de los últimos días,
los numerosos rollos acumulados
durante cuatro décadas: tantas
meditaciones, bandadas de
cuervos, el estanque y la carpa
(lotos): nunca hace mención de
la madre, su padre el pedernal,
aquel episodio único, entre
nelumbos, de su efímera vida
amorosa.
Corta. Al patio, al patio a tenderse, esta vez boca arriba, a recibir en la
boca, primero entreabierta, motas
de polvo y luz: en la boca luego
abierta de par en par recibir a las
bandadas de cuervos (negros) la
madre longeva (aún dando la lata)
lápida el padre (accedió a la
longevidad verdadera): y del sol,
del mismo sol del mediodía la
pujanza de las heces, gorjeos
intermitentes, la risa.
PUBLICADO POR AURELIO ASIAIN
Amanecer de Primavera
Dulce es el sueño en la primavera
No me despierta el alba
Por doquier se oye
el alborozado canto de las aves vocingleras
Anoche oí el rumor
del viento y de la lluvia,
y me pregunto: ¿cuántas flores se habrán caído?
El recogedor de leña
Se va a la montaña a recoger leña,
en el bosque frondoso, inextricable.
La arranca de los troncos caídos,
de las ramas que se atraviesan por el camino.
El sol se pone, pronto anochecerá.
El viento de la montaña agita su ropa.
Con el haz al hombro, se pone a cantar.
A lo lejos, en el valle,
se eleva el humo en las casas.
Pernoctando en el río Ch' ien Te
Se mece el barco, anclado en la isla neblinosa,
el Sol se pone, la preocupación del viajero surge.
En la vasta llanura, el cielo baja hasta los árboles,
en el río puro, la Luna se acerca al hombre.
La recámara del Maestro I en el templo Tayu
El sitio de I Kung para practicar Ch'an:
Una cabaña situada en el bosque vacío.
Fuera de la Puerta, un bello pico.
Ante la escalera, aparecen valles profundos.
El sol tardío confunde las huellas en la lluvia.
El vacío azul da sombras a la corte.
Mira y ve: la pureza del capullo de loto.
Entonces sábelo: nada tiñe al corazón.
Visito la aldea de un amigo
Un viejo amigo preparó un pollo
y un budín de mijo,
Y me invitó a comer
a su casa de campo.
Verdes árboles circundan
su cortijo.
Los cerros azules
descienden a lo lejos.
Frente a una ventana abierta
el vergel sale a mi encuentro.
Bebemos vino y charlamos
sobre las moras y el lino.
Espérame hasta el noveno día
de la novena luna
Volveré de nuevo a saborear
tu vino de crisantemo.
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