lunes, 2 de febrero de 2015

JOSÉ P. SERRATO [14.652] Poeta de México


José P. Serrato 

(Ciudad de México, 1987) 
Egresado de la carrera de derecho de la UNAM, participa en la promoción y defensa de los derechos humanos. Actualmente cursa estudios de Creación literaria en la UACM. Ha publicado en las revistas Palabrijes, La hoja de arena, Rojo Siena, Círculo de poesía, Gavia(Colombia), Punto en línea, Migala, LÒrdinaire (Francia), Littaura (Colombia), etc. En 2011 fue seleccionado para el curso de creación literaria en Monterrey por parte de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Autónoma de Monterrey. Incluido en la antología: Los coleópteros enfebrecidos. Muestra de poesía universitaria de la UACM; Obtuvo la mención honorífica en poesía en el concurso 44 de la Revista Punto de Partida de la UNAM, y el primer premio en ensayo literario del concurso 45 de la misma Revista. Beneficiario del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2013-2014).






Lo ridículo de los jazmines

Es ridículo obsequiar jazmines
sin haberlos cultivado con las propias manos.

Es aún más ridículo obsequiar jazmines
si se han cultivado con las propias manos.

Sobre todo,
lo más ridículo
           es recibir jazmines con el alma intacta.





Mutaciones

Al-Jumark lucha con el Djinn.
Al-Jumark usa su espada y el Djinn se vuelve ardiente humo,
Al-Jumark corre al río y el Djinn se lanza tiburón al agua,
Al-Jumark sale del agua y el Djinn en rayo se convierte,
Al-Jumark pierde sus armas, está débil.
El Djinn decide arrogante ser un hombre y lo golpea con los puños.
Al-Jumark empieza a tomar ventaja,
un hombre vindicando su dignidad
es más que un hombre que lucha,
y el Djinn lo padece.
Al-Jumark apresa los puños blandos del Djinn,
y éste se torna espada cortante,
Al-Jumark, fortalecido con la esperanza, dobla la espada,
el Djinn, escapa de la muerte en el cuerpo de una serpiente venenosa,
con su cuerpo ácido y correoso, constriñe el vientre y el cuello de Al-Jumark.

La diversificación es la máscara del mal y su ventaja.
Al-Jumark  conoce esa verdad y tiembla,
con el temblor del que se enfrenta a la crueldad de las verdades irrebatibles.
¿Quién de nosotros sabe qué oponer a lo mutable?
¿Cuál es el antídoto contra lo que nunca permanece?
La diversificación será respuesta infinita a la diversificación.
¿A mayores males, mayores defensas?
¿A mayor variedad de insultos, mayor variedad de adargas?
¿Quién lo sabe?
Quizás ustedes, cretinos, infelices poetas,
¡Respondan ustedes que tienen la historia de su lado,
la memoria, lo inmutable, lo eterno!
Señores lógicos, ofrezcan la salida,
vamos, imbéciles bobalicones, mortales admiradores de lo perenne.
¡Es urgente, la vida de Al-Jumark corre peligro!






Gravedad

Esa mosca,
sobre mi mano,
posada hace mucho sobre mi mano,
con su diminuta cabeza,
con su probóscide y frágiles alas,
esa mosca muerta,
sobre la palma de mi mano,
pesa tanto,
como la palma de mi mano.






Paciencia

Para Alejandra Pineda


El músico no ejecuta su instrumento.
Se abandona al arte de sus manos,
pregunta con paciencia.

Si el músico algo logra,
es el instrumento,
que responde.






Prevención de Príapo

Te resultaba incómodo el tamaño de mi verga
querida Eco,
por eso decidí cortarle un pedazo,
a tu lengua.






El abuelo 

Fue albañil
No para acabar con el hambre
sino para arrojar el polvo
y dejarlo suspendido.







La naturaleza de los versos

A Lázaro Tello Pedró


Cuando fui una piedra usé el musgo
para poder beber el agua.






Cae un mirlo

a Mara Silva


El viento se estremece y se adensa.
Las hojas dejan de crujir unos segundos.
Sobre los árboles trisca el silencio. 

Cae un mirlo
y quizás las ondas en el lago eran
el corazón del mirlo que aún latía.




Cirugía para la risa

Me río cuando no tengo qué comer.
Me río porque existe la posibilidad de que 
me coma a mí mismo
:así recuerdo a Piñera comiéndose en sus cuentos.
Me río cuando viajo sin dinero, 
por extraviado, del SIS
TEMA:
cualquier sitio para mí no es conflicto.
Me carcajeo y me solazo en la desesperanza,
porque justo así estaba Cervantes y escribió el Quijote.
Y yo leí el Quijote en una especie de encierro,
  en una temporada larga en el Siglo XXIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
mientras me amputaban un brazo que había crecido en mi mejilla,
y leí a Piñera también.
Me reí de la muerte, como Dalton, como Iván, 
me reí culposo de unos grandes genocidas,
de unos holocaustos, 
porque recordé los quemantes mililitros de antibióticos, 
y las colonias y las generaciones de bacterias y de bichos inmundos 
que murieron para que mi cicatriz cerrara,
y me río de los asesinatos de esas bacterias 
pues alguna bacteria-poeta-devanguardiaymegáfono
a las que les “sobra calle” se murió por la amoxicilina y los ciprofloxacinos
y me río porque se enojan cuando no ganan premios
y esos premios, dicen, “se los dan a los bichos más elegantes 
y que se sientan más modositos”. 
Son parásitos también,
me río de las bocanadas de aliento apestoso de las enfermeras
como el aliento apestoso de los policías
como el aliento insoportable de los poetas del Tonayan,
como el ruido vomitivo de los jurados en los concursos,
como si hubieran lamido cicatrices purulentas
es decir, leído poemarios de bacterias-poetas-del tonayan.
Me río en tiempos difíciles,
porque en tiempos difíciles la risa es invaluable
es escasa y, por tanto, más valiosa,
como si la risa tuviera en su escondrijo, 
un hurón saltando sobre los hombros de alguna muchacha con vestido rojo
un hurón aletargado sosteniendo la lengua para que no toque piso
pero la risa es fabricación de posibilidad
esperanza con la risa, y me contradigo: , : 
yo concreto esperanza y alegría con la risa
consuma mi disposición para avanzar.
Mi cicatriz hace que mi risa se desvíe hacia la izquierda.
Mi cicatriz es una risa invertida, 
  una vagina, que se ríe de lado,
mi risa es un muñón, golpea discapacitadamente. Forever able.
Me río con mi cicatriz de chiste malo levantaceja: 
  “si me llamara Óscar, me dirían Oscarface”
mi aliento sale de mi cicatriz.
Qué sutil, mi aliento saliendo por mis dos bocas:
forever hable.
Y aún no me preparo
para cuando deje de reír una de mis bocas
pues no estoy seguro de cuál es la herida 
que no sana.



Un hombre que vemos

En la banca del parque
un hombre intenta dormir.
Tiene una escoba a su lado, 
botas muy viejas de lodo
ningún uniforme.

Está cansado.
De manera intermitente
abre los ojos como un suave relámpago.

Sentado en otra banca, lo miro.
Lo he visto merodear los puestos de fruta 
durante la mañana.
En su ensueño imagina
que está comiendo en un banquete,
le sirven dos veces cada platillo,
el vino es inagotable.

Las palomas picotean muy cerca.
Recuerdo un documental de Discovery:
unas gacelas intentan beber agua
muy cerca de donde un león se adormece.

La luz del sol lo incomoda,
interrumpe sus fantasías.
Una niña se acerca con cautela 
al león que dormita.
Lleva una manzana y un pedazo de pan.
Las deja entre las manos del hombre 
cuidadosamente.
Ella no tiene miedo 
pero se acerca atrincherada 
en los hitos de su reposo.
Su anonimato es imprescindible.

La palomas siguen alimentándose.

Cuando el hombre despierta no se asombra.
Comienza a masticar con los ojos cerrados.





Alfabeto

Yo aprendí a leer con mi madre.
Pero _______________________
le enseñó a su madre cómo deletrear el mundo.
En el camino de su casa a la Normal
escuchaba las voces de otro mundo
sabía que un lápiz ya no era un lápiz
que los ojos de los niños no sólo son piedras de río
sabía que un pedazo de yunta no sólo juntaba a los bueyes
que un pizarrón y una butaca no siempre tienen la misma forma,
que las manos de las mujeres y el maíz, 
no son siempre de la misma forma
que la domesticación de los animales
algo decían del corazón de las personas
así como dicen algo los corazones de las piedras
sobre las manos del coraje,
y en la escuela se encontró con otros compañeros
que tenían luciérnagas en la frente
y las manos de barro
luciérnagas para la noche
y barro para el dolor,
y les contó como todas las mañanas
leía el periódico para su madre
y le hablaba de la violencia desplegada por el presidente
y le leía las noticias de unos compañeros muertos
de la pobreza de los pueblos de todo el país,
y leía algún poema de Lorca o de Miguel Hernández,
leía también las cartas de Javier, su hermano mayor en el gabacho
y los anuncios en el mercado y los trámites para el seguro, 
le leía también las cartas que él hubiera preferido no leer
porque se las escribió llorando y se las leyó llorando, 
y así contó a sus compañeros
con los que aprendió tres veces el mundo y seis veces lo desaprendió
y supo que la sonrisa también es rebeldía
y que los aguacates y los chiles, no son sólo de la naturaleza
sino también de sus manos y de sus fuerzas
que su vigilia está atrapada en los ojos que miran desde otro cuerpo,
que su amor no puede dirigirse sólo a sí mismo, ni a otro, 
sino que se enciende y dispersa como una gota de aceite sobre la fogata,
como un trazo de tinta en el agua,
y supo que su hija no sólo es su hija
sino que también es sangre suya
y su respiración desde otro cuerpo
y aprendió que la tierra desdice las más importantes verdades
así como las desdicen y tumban la pobreza y el hambre, 
y regresó a su pueblo
en su bicicleta reconstruida
con los ojos de barro
y sus manos de luciérnaga
y trajo su cuaderno y sus lápices
y se sentó con varios niños y niñas 
y con su madre
y con el
milico enfrente
apuntando en 
dirección 
al 
lápiz.



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