Daniel Eguizábal
Nació en la ciudad de San Miguel, El Salvador, 22 de Agosto de 1962. Maneja el verso de corte clásico. Algunas publicaciones: “HOJARASCAS”, (1980),se incorpora al Taller Literario “Francisco Díaz”, que para entonces dirigía el Poeta Rafael Góchez Sosa – de grata recordaciónen (1927-1986)En ese momento publica “POEMAS EN BLANCO Y NEGRO”, (1992) un año después publica “EL DIABLO EN SANTA ROSA DE LIMA”, en coautoría con el escritor Danilo Vásquez. Para 1992 publica “PARA CUANDO NAZCA EL SOL” en coautoría con el ya fallecido poeta Ulises Masís. Luego de estas publicaciones el Ministerio de Educación a través de CONCULTURA le publica la Antología Poética “PIEL DE OJOS” (1996). Dos años después CONCULTURA le publica “HOJAS DE POLVO”. A finales de 1998 publica “AUTORRETRATO EN TECNICOLOR”. En el año 2001 publica el libro “NAVEGANTE MARINERO (Poemas de Amor)”.
Y en el 2008 publica “PERFUME DE GARDENIA”. Ha colaborado con las secciones literarias de los principales periódicos salvadoreños y obtenido varios primeros lugares en diferentes certámenes literarios nacionales. Participó en el Primer Diplomado para Escritores de C.A. México, el Caribe y el Sureste llevado a cabo en Quintana Roo, CASA INTERNACIONAL DEL ESCRITOR, México. Para 1999 el Ministerio de Educación a través de CONCULTURA le otorgó el Título Honorífico “Gran Maestre” en el género poesía. Participo en el II festival Internacional de Poesía El Salvador 2003. Realizó estudios de pedagogía en el área de Lenguaje y Literatura en la Universidad de Oriente de su ciudad natal. Tiene un Disco Compacto titulado “Navegante marinero”. Actualmente conduce y produce el programa cultural ZONAS, RUTAS Y SENDEROS CULTURALES en la Radio Estereo Morazán.
El poeta rapta una rosa
y cuestiona la edad de sus delirios
Esa otra edad más no la que quisiera
ya parece una llama o una esquirla;
una voz que no puedo ni decirla
con el fuego vital con que quisiera.
Pero voy a rondar sus iniciales
con mil furias al hombro hasta encontrarle
el cabello inicial de lo probable
con un nombre cabal entre mortales.
Rosca de océano o senda de barro,
desde la tarde herida o con alba y luz;
con la mano abierta o cerrado el capuz.
Más necia es mi intención que su delirio
mas blanca la piedad en donde el lirio
enciende la pasión quemando el barro.
Tu piel rosa carmín de terciopelo…
Tu piel rosa carmín de terciopelo
tiene el seda tapiz que por la tarde
enciende la pasión por eso es que arde
el color del adiós de tu pañuelo.
Por eso eres la diosa en mis desvelos,
el velero infantil de los ensueños,
una rosa dorada aquí en mis sueños
y la lluvia de abril de mis anhelos.
Por eso es que al mirarte emprendo vuelos
sobre un mapa quebrado de horizontes
embriagado de trinos y luceros.
Por eso es que en tu cuerpo me desvelo
rebuscando tus mares y tus montes
junto al sol perturbado de mi anhelo.
Tu mirada es celaje con violines…
Tu mirada es celaje con violines
que interpretan a Mozart y Bethoven;
mientras danza una musa siempre joven
y sonríen curiosos serafines.
Por eso es que a tus ojos las guitarras
van llegando tranquilas por la noche;
y hay un mar que desborda su derroche
y en el alma hay concierto de cigarras.
Tu mirada es la perla que transita
preludiando una gesta enamorada
al coro angelical que guarda cita.
Por eso es que a tus ojos les palpita
la más bella canción enamorada
que pretendan mis versos darles cita.
Elena y las orquídeas
Dame furia, la llave que tu escondes.
La lumbre de tu lámpara y venenos;
para herir el mañana por ajeno
del amor y el dolor en donde ronde.
Vacíame tu cápsula, así a secas.
No quiero tu diluvio encadenado;
tu paso del reloj enamorado,
tu huella retratada en hojas secas.
Dame furia el lebrel de tus conquistas,
tu tiempo retenido hasta en los gestos
de la estatua que grita por sus restos.
Quiero tu cábala, tu sed y aristas
y el túnel más oscuro hasta tu puerto
y así morir de paz; dos veces muerto.
Rascacielos sobre el río
De noches y auroras voy herido
como un río que cruza un rascacielos;
no sé si hay sol o luna en mis desvelos
o si huyo tras el túnel presentido.
La muerte me cabalga a todas horas,
la vida es el cristal que se me incrusta;
quiero ver al jinete que me asusta
transpirando el cristal por lo que llora.
Emboscados de ira los silencios
y a punto de gritar con gran demencia
violentan a la nada y me dan vida.
Caballo de fuerza el ayer marchito
cabalga como nuevo y es un mito;
como un duende que juega con mi vida.
En tus ojos hay viento de princesas
En tus ojos va presa la ternura
de la lluvia del mar y los celajes;
tus ojos van llevando un equipaje
de rubíes cuajados de dulzura.
En tus ojos hay viento de princesas
y un feliz negro azul de cuento de hada
donde se oye la alegre carcajada
por el niño y su cielo de cerezas.
En tus ojos titila el sentimiento
del candor del jilguero más violento
por la prisa que anuncia la mañana
En tus ojos se quema a fuego lento
la primera canción que lleva dentro
la ascensión que transpira la mañana.
Amor de colegiala enjambre de luceros
La tarde ha roto sus collares de oro
sobre tu pecho de gacela virgen;
y la avenida enamorarse finge
de un trino que borracho le hace coro.
De azucena revistes lo que tocas
con tus manos de seda amanecida;
hay fragancias por toda la avenida
y un bosque lleno de tus ansias locas.
Colegiala que todo lo provocas
con tu sonrisa de manzana y piano
más el pañuelo de tus blancas manos.
Por ti se reverdecen las ciudades
de aquel sabor salado de manglares
junto al roce anhelado de tus manos.
Semidiós enamorado
Hoy, sobrenado un agua que perfora
aplacando la lumbre de lo que amo.
Y no sé si es furor lo que evapora
el fuego equinoccial de todo el tramo.
Ciego de voces y harto de silencios
dudando de la duda soy la vida;
¿acaso es este azar sumada esencia
o insuflo de una muerte que da vida?
Ay, ciego y sordomudo me pregunto:
¿si soy suma de vientos y de esquirlas,
o soy un semidiós que me rejunto?
Aire en el aire o mota entrelazada,
sólo la voz se apresta a sumergirlas
en células de amor enamoradas.
Las criptas y los bronces
¿A quién espero en lo alto de esta noche?
-húmedas criptas y un gemir de bronces-.
Un latir de alas bulle en su derroche
y alguien grita y me habla desde entonces.
No es cenizas el grito que palpita,
no es mano amiga, no es el pan, ni abrigo;
es grito que conozco porque agita
la sola luz que tengo por testigo.
No hay norte ni sur, ni hay fronteras,
esa lumbre es un cosmos que delira
y es eje de la esencia porque gira.
Gira y no sé cómo aunque quisiera;
pero sé que pregunta por mi lira
y es trampa de un ayer que si me mira.
Aroma de mujer vientre de Gacela
Por tu fragancia de mujer dormida
soy tu hombre fiel, no duermo vigilante;
me he vuelto con la estrella navegante
para darte tu joya preferida.
Por mi angustia en tus redes detenida
doy mis pasos en sombras vacilantes;
no se muere tu luna ni un instante
si no tengo tus ansias pretendidas.
La cruz de acero gris de tu mirada
me pesa si no estás arrepentida,
me duele si no estás enamorada.
Tu cerraste el balcón donde mi aliento
lavaba su dolor y sus heridas
quemando mi pasión a fuego lento.
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