Linda Gregg
(Suffern, USA, 1942)
Poeta nacida en 1942 en Suffern Nueva York, creció en Marin, California. Su primera antología poética Too bright to see se publica en 1981. Otras antologías célebres en su obra son Eight poems (1982), Alma (1985), The Sacraments of Desire (1991), Chosen by the Lion (1994) y Things and Flesh (1999). Sobre su obra el poeta W.S. Merwin nos dice: “Adoré los poemas de Linda Gregg desde que los leí por primera vez. Son originales en esa forma, la única, que realmente importa: hablan con claridad de la fuente de la cual emanan. Son inseparables del sorprendente, agitado y fluido torrente de su lenguaje y confluyen en uno solo, el dolor de la pérdida íntima e individual, un resplandor firme y completamente personal” . Actualmente, Linda Gregg es profesora en la Univesidad de Princeton y sus poemas han sido publicados en revistas literarias tales como: Ploughshares, The New Yorker, Paris Review, Kenyon Review, y Atlantic Monthly.
Resurrección
Deja la torre en tu ciudad arder. Deja los pasos
hacia el edificio en sombra junto al lago arder
aunque esté hecho de piedra. Deja la casa
del león arder para que el rugir y el fuego
resuenen juntos. Permite que la vieja, pobre,
casa de madera donde viví se levante en llamas, aunque
hayas regresado y te hayas sentado en los escalones que subían
hasta donde solíamos existir. Déjalo arder todo,
no para destruirlos, sino para darles la vida,
que ahora mi vida les da. Para hacerlos relumbrar
como lo hacen en mí, brillante y ardiente, brillante y ardiendo.
Traducción: Ana Terán Corenjo
The Resurrection
Let the tower in your city burn. Let the steps
to the shadowed building by the lake burn
even though it is made of stone. Let the lion
house burn so that the roaring and burning
will be heard together. Let the old, poor,
wooden house where I lived go up in flames, even though
you returned and sat on the steps that led
up to where we used to exist. Let it all burn,
not to destroy them, but to give them the life
my life gives to them now. To make them flare
as they do in me, bright and hot, bright and burning.
Es el surgir lo que me gusta
Mientras luche por flotar sobre el suelo
y fracase, hay razón para esta poesía.
En el respaldo de piedra del Trono Ludovisi, Venus
surge del agua. Levanta el rostro y los brazos
y las dos mujeres que saben del mundo
la ayudan a elevarse, cubriendo
al mismo tiempo su desnudez con un paño.
Es ese surgir lo que me gusta, de cualquier elemento
a otro más alto. Ella, del agua a la tierra;
yo, de la tierra al aire, como si tuviera alma.
Ayudada por oraciones y no por mujeres
(asciendo con todo mi encanto sexual), mirad mi cuerpo
bañado en la luz y el aire. Miradme subir como una llama,
como el sol, la luna, las estrellas, los pájaros, el viento. En la luz.
En la oscuridad. Pero nunca lo consigo. Me arrodillo
en este abril gris para ver si la flor del azafrán tiene olor.
Tengo que vivir con el sufrimiento y el deseo
de lo que se eleva y cae. El terrible chirrido ciego
de los engranajes en nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Traducción: Carmen García del Potro
Canción silenciosa
Ocurrió cuando estábamos junto a los árboles.
Por la noche cuando nadie
estaba en los campos cercanos.
La quietud era como un muro.
El silencio, como la única cosa conocida.
Lo que nadie quiere.
Lo que todos abandonan.
Vivo en este silencio. Rodea
cada cosa, cada nombre.
Siento exactamente la misma felicidad
que sentí antes, antes. Le diré
que vivir aquí es posible.
Que la pobreza hace real la abundancia.
Hace que la luna se detenga, como yo lo he visto.
No hay exilio aquí, en esta hora,
en este paisaje. Si el rayo arruina los campos,
si hace fuego perfecto en los árboles,
si matan al hombre honrado
sin permitirle antes una oración,
aun así, es verdad que las piedras
hacen el agua y un gozo que podemos oír.
Todavía podemos entrar en el río y bañarnos.
Traducción: Carmen García del Potro
DEJÁ A LOS PÁJAROS
Ocho venados en la ladera
entre el rocío de una mañana de verano.
El cielo de noche azul.
Yo como una yegua que han dejado pastando.
El Tao no me consuela.
El Camino me fue dado
en la leche de la infancia.
Respirándolo despertando y durmiendo.
Pero ya no queda más del olor sorprendente
de la esperma en mis muslos,
ya no la unto en mi estómago
para mostrar placer.
Ya nunca dejaré el anhelo.
Dejaré que mi cabello siga largo.
La lluvia proclama estos árboles,
los árboles hablan del sol.
Dejá a los pájaros, dejá a los pájaros.
Dejá que la hoja sea pasión.
Dejá a la quijada, a los dientes, a la lengua
entre nosotros. Dejá al gozo.
Dejá entrar. Dejá que se junten la furia y la calma.
Dejá que vengan las codornices.
Dejá que el invierno te impresione. Dejá a la primavera.
Permitile al océano despertar en vos.
Dejá que la yegua en el campo
entre el rocío de una mañana de verano
te haga relinchar. Te haga venir
a la cerca a relinchar. Dejá a los pájaros.
(Traducción: G. A. Chaves)
Let Birds
Eight deer on the slope
in the summer morning mist.
The night sky blue.
Me like a mare let out to pasture.
The Tao does not console me.
I was given the Way
in the milk of childhood.
Breathing it waking and sleeping.
But now there is no amazing smell
of sperm on my thighs,
no spreading it on my stomach
to show pleasure.
I will never give up longing.
I will let my hair stay long.
The rain proclaims these trees,
the trees tell of the sun.
Let birds, let birds.
Let leaf be passion.
Let jaw, let teeth, let tongue be
between us. Let joy.
Let entering. Let rage and calm join.
Let quail come.
Let winter impress you. Let spring.
Allow the ocean to wake in you.
Let the mare in the field
in the summer morning mist
make you whinny. Make you come
to the fence and whinny. Let birds.
adulta
Volvín ao país onde fun feliz
cambiada. A paixón xa non me impón terribles esforzos.
Pregúntome que substituirá o desexo.
Quizais eu sexa a pantasma da miña propia vida volvendo
aos sitios onde vivín mellor. Camiñando por acó e por aló,
facendo sinais cando vexo algo que amei fondamente.
Agora estou na miña casa escoitando os mouchos
e preguntándome se pouco a pouco irei recuperando a pel.
Versión galega de Olalla Cociña
paxaros de inverno
Dime unha adiviña, dixen, que non teña resposta.
Que nos faga abrazarnos rápido
e para sempre, como as cousas simples
que non poden medrar, que non nos cambie.
Que nos deixe quedar aquí xuntos.
Que fai do inverno unha rede? Dixeches.
Que son as árbores da morte?
Que vento sopra atravesándoo todo
cando a lúa comeza a súa fin, a súa fin?
Cantaches. E bailamos na noite baleira.
Bailando e cantando ata que os nosos corazóns incharon.
Versión galega de Olalla Cociña
The Secrets of Poetry
Very long ago when the exquisite celedon bowl
that was the mikado’s favorite cup got broken,
no one in Japan had the skill and courage
to mend it. So the pieces were taken back
to China with a plea to the emperor
that it be repaired. When the bowl returned,
it was held together with heavy iron staples.
The letter with it said they could not make it
more perfect. Which turned out to be true.
Etiology
Cruelty made me. Cruelty and the sweet smelling earth,
and the wet scent of hay. The heave in the rumps
of horses galloping. Heaven forbid that my body not
perish with the rest. I have smelled the rotten wood
after rain and watched maggots writhe on
dead animals. I have lifted the dead owl while it
was still warm. Heaven forbid that I should be saved.
The Spirit Neither Sorts nor Separates
There is a flower. We call it God.
It closes and opens and dies.
We still call it God. There is a stone
that does nothing and is still God.
Everything is of Heaven. There is mud
around the edge of the pond.
There are reeds, water lilies
and a few dragonflies. The pond is light
and dark and warm because of the sun.
Hidden fish. The air itself.
The bush outside is full of three and four
kinds of birds. Winter birds instead
of leaves. The snow over ground is enough.
The birds hopping and feeding
and departing are flowers,
a mouth singing, the way your heart was.
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