miércoles, 28 de enero de 2015

ADELMAR RAMÍREZ [14.592] Poeta de México


Adelmar Ramírez

Nacido en El Paso, es mexicano de corazón. Estudió una doble licenciatura en Psicología y Escritura Creativa en la Universidad de Texas en El Paso. Ahora cursa la Maestría en Escritura. Ha publicado en Rio Grande Review, Revista de Literatura Mexicana Contemporánea (colaborando con el congreso de igual nombre), la revista Opción del D.F., y en Círculo de Poesía. En 2014 apareció en la antología de poesía joven mexicana “Poetas parricidas: generación entre siglos”. Fue finalista del Premio Fundación Loewe (España) en 2013.



Histéresis  

Pronto el animal que ova dentro de nosotros hibernará

aunque sea por inercia

y esto que parece tan artificial a veces:
la familia de segunda mano 
amigos en un hotel marchito, 

a expensas de una ciudad tupida de tildes y modelos 

para armar: salir a la tienda y que un muchacho

parado sobre los diablos 

de la bicicleta nos apunte con un arma imaginaria,

y no nos quede sino reír de aquella muerte falsa, estupefacta 

ante nosotros, hombres de salva, 

ansiosos de ponerle un epígrafe a cada respiración.    

Fue difícil dar con ese elevador fuera de servicio

que convertimos en discoteca con luces de neón  

y nuestras caras apretujadas prendiendo cigarros,

reconciliándonos con nuestras sombras. 

 
Y resta cuestionarse la procedencia de esa noche 

porque la luna pudo distinguirse durante el día,

tan férreo fue su fantasma 

que se rehusó a desaparecer por completo.

Pero que más puede quedar sino preguntas

al dormir bajo el lavabo del baño y atisbar por un instante

los silogismos de la telaraña: los amigos dormidos

—alucinando—que volvemos 
a una fauna interna, a un zoológico donde se solían celebrar 

cumpleaños. ¿Cuándo dejamos de practicar 

la taxidermia, de colgar las osamentas de la compañía

en las paredes?  Esos días íbamos a cazar a los bares 

buscando pieles que colgarnos para el invierno

y aprender a platicar con los tigres en ese lenguaje tan endémico 

que son las garras, porque en ese cuarto oscuro alguien dijo

—un poema no es más que la taxidermia del pasado
—
y sentir un zarpazo en el oído, el parto clandestino 

de la poesía vestida de drogas—los linajes de las palabras 

que en la oscuridad fue posible embalsamar.




Muere en parranda: sus amigos siguen fiesta con su cadáver

5 de marzo, 2014


Es esto lo que temo. Ser incapaz de acorralar el silencio en la habitación de huéspedes, aquella tapizada de cerillos y manzanas, a la que tenemos prohibido entrar. 
Ya no me queda duda, mi pasatiempo favorito es estudiar la mitosis de la oscuridad que nos duplica. A la que alguna vez, ingenuamente, llamamos escritura. Primero a ti, al amigo que siempre escoge el asiento número veinticinco del camión. Luego a mí, y a mi nostalgia eucariota.  

 
Desde hace tiempo que le temo a mis amigos, pues ellos insisten que mi cadáver siga bebiendo. En vez de preocuparse, el día que nos detenga la policía, la excusa será que este ebrio muerto no renuncia a su performance.  




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