Mauricio Marquina
Mauricio Marquina. Nació en Chinameca, San Miguel, en 1945. Médico. Tiene abundante obra dispersa en revistas, entre ellas Taller y la Universidad; corresponsasal de Diario Colatino de El Salvador. Entre su obra publica destaca: Obscenidades para hacer en Casa y Otros Poemas, revista La Universidad, Universidad de El Salvador, San Salvador, 1968; Ceremonias Lunares, San Salvador, 1971. Participó en el libro colectivo: Las Cabezas Infinitas, San Salvador, 1971.
De Obscenidades para hacer en casa y otros poemas, El Salvador.
Sueño de infancia
Esa noche yo tenía que permanecer acostado sobre los muertos
Y darles de comer el pescado seco que había sobrado la noche
Anterior. Unos habían sido condenados por inocentes y eran
La mayoría; otros, por encontrarse desnudos durante los servicios
Religiosos. Pero no es la hora de esclarecer recuerdos
Difusos. Yo buscaba una mano caliente todavía
En cuyas arterias desgarradas corriera un poco
De sangre inoficiosamente coagulada. En vano.
Soy incapaz de decir como estaba vestido
Y ansiosamente apretujado de odio. De temor. Pero los cuerpos
Ya estaban disecados, todo sumergido en un charco de
Formalina
Entonces comencé a sacar timbales y anteojos oscuros
De los cráneos y fui construyendo, en el punto más alto
De la fiebre ritos obscenos, diálogos desnudos para el amor,
Fragmentos de poemas sin odio ni tristeza,
Y así llegó el tiempo de mirar lentamente cada una
De las órbitas vacías —cegadas por lágrimas purulentas―
Inclinado violentamente sobre un seno arrugado
Me puse a mamar en el más atroz de los silencios.
Para entonces había dejado de creer en todo. Algunos
De mi generación subterránea siguen empleando, desde aquella noche
Y como única arma, la ironía contra las cosas; otros, meditan
Sentados sobre la tumba de Vallejo, bebiendo a grandes tragos
Una especie de cicuta metafísica. Pero ninguno estuvo conmigo
Aquella noche, y algunos conservan todavía
Sus cáscaras pintadas colgando de de los agujeros
Cerebrales
Amenazando destruir las palabras, las oraciones, los salmos.
Esa noche, al final del corredor, me entregaron un par de manos
Y un libro en blanco, para encarnar el testimonio y la Locura.
Obscenidades para hacer en casa
Hoy no me has vuelto a permitir que te ame siempre la misma
Negativa silenciosa puedo adquirir el ronroneo místico
Para situarme a tu espalda desnuda desdoblándome
No has permitido y el miedo vuela otra vez con el
Camino atado en la garganta
Y la manera más sutil de volverte a mirar día tras día
Se soporta en medio de un pequeño murmullo de odio
Y no debía ser así
Hemos de amarrarnos mutuamente las cintas
De los zapatos aquel par que para comprarlo dimos vuelta y media
A la ciudad cansada y terminamos la velada simplemente besándonos
Pienso entonces que tu amor se desmorona en celos
Como un pálido paquete de úlceras derretidas
Que me das entonces sino mas bien un tibio regalo de frutos
Agrios que me das sino la tristeza de carecer en absoluto
De amor de sensación despierta pero tú estás coronada
Hediondamente de prejuicios engastados en joyas milenarias
De ídolos tenaces y un camino oscuro desde tus ojos
Senos diminutos memorias disfrazadas de coraje y deseo
Pequeño pubis dame una solución para mi mundo
Para nuestros mundos contrahechos seminales dame
Paciencia y valor para hacer cosas ultrafilosóficas para tomarle
La medida al hombre dame una medida que carezca de una
Mancha de sangre pero estoy seguro estoy firme
Que no hay que no sentimos el fétido olor a muerte
A excrementos a héroes encadenados y pudriéndose
A pedazos
Quiero darte mi mundo interior quiero hacer
De nuestro acto sexual una especie de trasplante
Una lluvia de sudor lentamente caliente
Una destrucción ejecutoria de tu cariño que escucho
A la distancia pon mi cabeza en tu pequeña guillotina
Tú que cuentas líquenes y algas entre tu familia tú que
Abrazas suavemente como una mordida de oreja
Toca una sonata en esta cuerda sola que resiste la
Violencia y la astucia del mundo y que los camaradas
Sigan bailando su canción de amor entre las huelgas.
Rosas rojas para una dama triste
Lo que ocurre indefectiblemente con una dama triste
No es la muestra de lo que la prestancia puede
Sino lo que nuestro infierno debe darle
De beber a una sedienta dama clausurada para el matrimonio
Debido a las tortuosas consideraciones de la moral cristiana
Empleada en beneficio de las instituciones parroquiales
Y de los curas monarcas absolutos de sus conventos
A pesar de todo ésta es una tristeza que a veces logra salvarse
Por medio de elegantes cabriolas de cuñados hermanos primos
Y toda suerte de bichos que poseen un hermoso aparato
Genital y esto es lo que ocurre en la menor parte
De las ocasiones
Un silencio un rezo desgranado como un insecticida colocado al borde
De una jeringa descartable un morderse los dientes
La sangre que apesta cada 28 días o cada vez que ese recuerdo
Logra abrir una brecha como un barreno sobre los movimientos
De la imaginación pero esto no es todo: desconoce
La delicia de la muerte pequeña y sus manos se vuelven
Símbolos del sexo o símbolos del rezo que es más o menos lo mismo
Y encienden lentamente una vela
Que siempre estará húmeda entre otros muslos
Entre otros labios entre otros senos
Sólo la luz se corta en la angustia maravillosa de sus
Atisbos de felicidad y un pequeño niño hace las veces de un cloqueo
Inocente y entonces sólo un ramo de rosas rojas
Puede combatir ese estado de tristeza cataléptica
Y a pesar de todo se descubren a veces las espinas
Que están entre las rosas y entonces cómo duele
Cómo arde silenciar los gritos de las piedras
Estas tristes damas
Sólo saben calcular el eco de una flauta sobre los pies desnudos
Y conocen la idolatría de sus cuerpo las ventajas de
Afeitarse por la noche el temor de babear por cuento
Miembro ágil se coloca al alcance de sus manos esa cualidad
Terrible de saber que ese objeto soñado soslaya unos muslos
Queridos familiares
Entonces es cuando la piel se pone blanda en caso de encuentros
Inesperados de relaciones femeninas en lugares remotos y a horas
Desacostumbradas examinan cuanta posibilidad les permita regresar
Al rito de autocontemplación frente al espejo
Provistas de sus manos crispadas arrugadas arrugadas como manos de locos
Entonces suele aparecer el primero y último hombre de su vida
Sus ahorros tienen la característica de un mágico imán
Y a pesar de conocer sus diferencias proverbiales se dan
A toda máquina y es entonces cuando sus coyunturas no responden
A la garganta juvenil del sexo que intensifica los amueblados
Gastos diariamente llevando a su propia cama otros cuerpos
Otras bocas que saben disfrutar de la euforia que los dioses
Le niegan a la dama triste que recibe rosas rojas para
Combatir por siempre su tristeza.
Un afiche que refresca la memoria
Pienso en las mujeres que han sufrido que han amado
En medio de este descabezamiento sobregirado de sangrientas
Agonías
Pienso en los muertos los atroces muertos
Tajeados troceados vendibles como cualquier animal sacrificado
Según las leyes específicas del depto. de salubridad
Un rastro que la sombra de muerte arroja esputos sobre nosotros
Quejidos sobre nosotros mierda sobre nosotros
Abrevaderos de esperanza para el futuro
Un dolor subterráneo que se ramifica en lugares estratégicos
Pienso en los impulsos homicidas indiferenciados de un evadido
De una liquidación colectiva
Pienso en ese cardumen de asesinos a sueldo o no que enseñan
Todo su poderío homicida obsesionante sobre débiles esqueletos
Reunidos en torno a la luz
Esos monstruos antropomorfos que poseen una piel perforable
Agarrotados por ansias de poder como pirañas impulsadas
Por el dolor insoportable de la sangre
Entonces uno piensa: hay que hacer reventar este absceso
En las narices sádicas perfumadas de crimen hay que
Establecer la ley del Santísimo Coctel Molotov
Rastrear nuestro valor ante el futuro cotidiano del suceso
Que conste en acta: la verdad es el soplete de nuestros estigmas
Y el recurso último de nuestra capacidad de amar
Un monólogo inconcluso
Intento dar a vosotros a nosotros a ellos
Una explicación a este desatinado uso de la razón
Que ejercito de rato en rato con amables pausas
Cuando contemplo las estrellas y la luna
En primer lugar quiero ponerme de acuerdo en cuanto a mi
Autocatarsis que os voy a predicar como una especie de medicina
Pervertida de hongos sagrados
Extraída con forceps desde el fondo de mis razonamientos
Algo así como un gemido de odio lanzado desde el fondo
De un útero que aborta
Una conciencia castradora del erotismo que siembra en el nosotros
La desnudez
De un monólogo inconcluso entre comillas y si es cierto
Que poseemos cierta repugnancia al derramamiento de sangre
En las capillas y los lugares de modas esto es lo que
Probablemente nos distingue de los animales
Enteramente situados en la retaguardia de nuestra manera de ser
Un montón de chongos de colores rodeando el vértigo
Del carroussel de la vida en la etapa eterna de la acumulación de fuerzas
Una tristeza discreta que llevo de pasta a pasta exactamente
Como un libro o una noche que cae de mi cintura para abajo
Un asco exorbitante que derramo porque perdonen
Uno se lleva el corazón a la mano y extrajudicialmente declara
Frente al plato de frijoles la Bestia la Bestia en
El instante en que el peso de las deudas lo van empujando
Así a pequeños empujoncitos a la tumba en que no les debo
Nada a los gusanos mas cómo aseverar que esto resulte
Cierto y no me diga usted entonces que mediante
Estas líneas se puede calcular lo cabrón que es uno a veces
Estoy solitario como un poema de Vallejo
Tendrán que perdonar mis lágrimas de cocodrilo en celo giro sobre
Un torno fresco aún lanzando profiriendo muchas
Palabras muchas verdades que ustedes no podrán decir
A grito pelado con las manos en la bolsa alimentando el recuerdo
Solamente de pequeños frutos ácidos un salón vacío
Horadado por numerosas puertas cerradas impregnado de vivencias
Oblicuas complejas como el fenómeno poético una profundidad
Semejante a dos niños negros caminando de la mano
Entre la pasmosa celeridad de los Sumos Sacerdotes en el Ritual de la
Violencia y aún más tienes
Que jugar con los pies descalzos sobre un suelo de brasas
Profetizar sobre la tragedia del vecino adúltero que llora en
Sus frecuentes borracheras
Que adora divinamente a su mujer pero la pobre no está de acuerdo
Con ese funcionamiento glandular con esa
Falsa alegría de navidad con ese aumento de salario
Que le prometieron a usté desde hace cuatro meses
Con ese par de huevos fritos que constituyen su alimento
Su carne su sangre que el señor derramó por nosotros
Y por muchos para la redención de los pecados de esa gatita sexual
Llamada brigite puede usté entonces
Refrescar solamente sus recuerdos de infancia
Que siempre serán mejores que su futuro de plato de z¡nc que
Se va pelando en los fines de mes todo untado de manteca nieve
Jugador confuso prófugo en la tierra de nadie que habitamos
Y que somos
Y todo esto porque no le doy tiempo a mi mujer que sueña
Junto a la almohada húmeda de lágrimas y enojos
Mientras estrecha esa raíz veleidosa que la posee con intenciones
Malignas esa Gran Raíz el pilar de la seguridad del hogar
Y este oficio complicado con las vidas que me rodean.
Escuchando los ruidos de tu cuerpo
Por lo menos eso o aquello un solo afán de permanecer agazapado en la
Oscuridad que dilata mis emociones sin ti despojado del mundo de
Los sabores de todas las sonrisas del día que vuelve a amanecer
Sin ti una nueva espera de la sangre que arde al poseerte
Te busco en un simulacro de cámaras repletas de pacientes te busco
Entre mis cobijas orinando de deseo te busco te he buscado siempre
Soy sin amor soy mudo exquisitamente odioso no hay música no hay
Voces sólo esta tierra roja absurda contra las rocas
Tú que eres capaz de estar embarazada diez días sin parir que discutes
De esas cosas que desconozco menudita redonda de espanto tierna
Desnuda y más desnuda tendida escuchando los ruidos los ruidos de tu cuerpo
Apoderada de las sombras pequeña espesura que yo Penetro amando
La vida silenciosa que se escapa entre los sucios recuerdos de una
Esperanza vacía sin sueño atrapando centímetros tatuados de epidermis
Escuchando el tiempo que asoma entre los muslos de las hojas de una
Puerta abierta a la eternidad esperando en una isla de deseo
Solitario las veinticuatro horas del día yo te busco asqueado de vagar
Por esta ciudad vacía una cloaca olvidada por el amor soy amor soy
Deseo soy lecho caminando entre gentes pensando en tu cosa en tu
Manera de amar en la luz recortándose contra el filo de tus senos
Desnudos menuditos gritando que la soledad no existe que la noche nunca
Termina apoyando tu corazón contra mi vientre contra mi tristeza
Cotidiana lanzando un poco de hierba sobre mis labios despiertos
Entonces no sé dónde está la soledad y el odio y la muerte
No sé qué es la filosofía ni la medicina ni la literatura ni el hombre
El tiempo se desboca hacia un camino perdido sobre los abundantes
Cerebros de tu piel a la mierda la noción de la vida vivir entregarme
Entregarnos donde el día termina para siempre.
Criaturas fosforescentes. Niños
Paría una yegua. Su olor hacía florecer esas sombras plateadas que se hunden en la
noche
Hermoso el fuego y el fango
Su boca se abrió en todos los sitios iluminados
Como tocando ansiosamente la alegría infinita que estallando empuja su
Cabeza en el torrente de su sangre y tu boca es un nido
Un gato habita los músculos de tus manos
Hermosa al llorar Paría una mujer
El mar con sus criaturas fosforescentes sacude sobre la playa las parejas
Envueltas en sus cuerpos enloquecidos
Cuando los caracoles lentamente se devoran
Y hay una estrella única que palpita en el pecho de ella: dios
Inmensa como su grito
La mujer que paría su fruto de tactos
Sangre como savia
Sangre como el agua del mar y la lágrima
Un río agitado en sus cabellos
Un río que canta sus reflejos en los ojos de alguien
Alguien que asoma con sus muslos a ese nacimiento de alas
A esta cosa que palpitando nos une de cara al invierno
El mar con sus criaturas fosforescentes que se buscan en los sueños de los niños
Esa belleza estática que nos ciega
Nos detiene los ojos
Sin reconocer la voz persistente del taco que busca
Su río de calor en la mirada
En el cuerpo
Somos parte de un fuego demoledor que respira para mantener la vida en la tierra
Esta sombra profunda no es en el vacío
Es sobre el surco de pájaros de tierra
Como un mar agitado locura de dios alejamientos
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