Erika Castellanos Abad
(Santiago de Cuba). Es integrante de la UNEAC (Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba) Ha participado en numerosos encuentros de Poesía de su país, y ha sido invitada de la Feria del Libro de Santiago. Fue alumna del maestro Eduardo Montalbán. Entre su obra, destaca el libro Anatomía Urbana, publicado en el año 2006.
Exuberancias de esta urbanidad, inevitables
Las calles me conducen
hacen que parezca obscena en la manía de trasquilar sus torres,
vuelven el rostro como quien lo advierte;
no saben que cargo los senos y los apuntalo
a punto de derrumbe porque escucho voces,
imperdonables voces sin origen propio que me nombran
me arrastran hacia la oquedad para que les secunde en su blasfemia,
designio inoportuno. Son ellas la causa del descenso
saben que me cuesta regresar
que nadie me conoce allí donde el ritual pagano
a fuerza de tambor y cuerpos lúdicos expone esta costumbre
de girar sobre nosotros mismos ante lo inevitable de la posesión.
Marcho calle abajo.
Me persiguen como a quemaropa;
entran para avisarme que han hecho el último llamado
-que me apresuren- dicen. Luego se despiden desde el cuello
desde este mismo cuello al que se aferran
porque no podré ser parte del naufragio.
Las escucho andar detrás de sus paredes todavía húmedas
a pesar de mí, dentro de mí, sobre el asfalto,
seguras de sí mismas como nunca ha estado nadie
hacen que golpeé la cabeza hasta sentirme libre
tal vez porque de eso se trata,
de saberme abejas multiplicándose exuberantes sobre el puerto
antojadas para la carrera de estos días en que no es lo mismo y bien lo saben
por eso limito su vuelo a trasquilar las torres del principio.
Se me ordena fracturar el paso,
ir en contra de esta esclavitud que me padece desde la resurrección
ya no sé si puedo desprenderme,
mantener al menos hoy la condición porque otra vez
las voces me persiguen, me tientan el aliento,
cuando no me sirven estas calles y las niego
Alguien más es dueño de este fin
Ocúpenme,
voy a dejarlos solos,
este sitio ya me hace invisible
cruel hasta en el polvo y mis perdones.
No quiero estar cuando descubran qué habrá
para agruparnos cuando estemos caídos
haciendo historias del estío breve como suerte
y verdad del que la grita. Cual si fuera poco
no dejaré huellas, alguien más es dueño
de este fin y me aprieta la garganta
para estar seguro del silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario