Adriano (de San Martín) Corrales Arias
(San Carlos, Costa Rica, 1958).
Sus publicaciones son: Tranvía Negro (Poesía, 1995); Los ojos del Antifaz (Novela, 1999; La suerte del Andariego (Poesía, 1999); Hacha Encendida (Poesía, 2000); Profesión u Oficio (Poesía, 2002); Caza del Poeta (Poesía, 2004); El jabalí de la media luna (Cuento, 2005); Balalaika en clave de son (Novela, 2006); San José varia (Poesía, 2009); Teatro, Comunidad, liberación e interculturalidad. El proyecto teatral de Rafael Murillo Selva-Rendón (Ensayo, 2011); Samsara (Poesía, 2012); San Lucas, Ciudad Quesada 2011 y otros poemas (Poesía, 2012); Cuaderno de Notas (Ensayos, 2012); Diario del amante (Poesía, 2013) y Todo tiempo futuro (Poesía, 2014). Como compilador ha publicado Poesía de fin de siglo. Antología de poesía nicaragüense y costarricense (2000); Sostener la palabra. Antología de poesía costarricense contemporánea (2007) y Narrativa masculina costarricense (2011).
(Del libro “Profesión u Oficio”, Ediciones Andrómeda, 2002).
Casi oda a Federico García Lorca
Nuestras ciudades enloquecieron con sus guadañas
el humo asfixia a los maricas los peones las pitonisas
los rascacielos los callejones la caravana de gitanos
en el éxodo de los incendios la Danza de la Muerte
con sus harapos sus cadenas su retorcerse
alrededor de este siglo que también se nos muere
por las horas graves de esta tarde en que subís vos
Federico ángel toreador de las estrellas los enjambres
Siempre vos subís por las cinco sangres de la tarde
con Antoñito el Camborio e Ignacio
con el rey de Harlem y el Viejo de las hierbas del Hudson
con una comparsa de negros en búsqueda de su Habana para verte
Subís y bajás y subís por las cinco sangres de todas las tardes
como un son de la murga en la guitarra más ancha y profunda
pletórico de romances saetas valses con tu luna de plata
tu barca amarrada al alma tu caballo anclado en el Alhambra
el puñal abierto y las cartas lanzadas a las esquinas de los amantes
Tras de vos vienen los fusiladores con sus capas de tinta y cera
y todos los que te han matado y te matan sin matarte
pero también vienen Margarita Antonio Pablo Luis Vicente
y los demás poetas con sus cantos y sus olivares de trashumante
Subís hacha de luz con todas las muertes a cuestas
encendido en el baile de máscaras con las páginas abiertas
como las flores en el instante de la primavera
Subís con nosotros en la hora ciega de los alacranes
con todo tu amor en nuestra rabia y en nuestros pesares
para iluminarnos y limpiar el óxido de los altares
la rancia costura de los maestros los empleados los generales
Subís toro torero por este cementerio de plantas y pañales
con tu fuego perpetuo de lluvia para apagar las academias
los anuncios las lámparas de la fama las camas vacías los pedestales
Subís y subís con tu alta raíz de sombras y jaguares
hasta este nombrarte nombrándome en la apuesta más lúcida
de los guernicas las plazas los bosques los labios más lunares
subís y nos subís por la garganta como una procesión fresca de animales
para regresar a la humedad de los collares en el lomo del tiempo
y arrear la bandera negra de tu Andalucía para izar la nuestra
esta funda de sortilegios en la concavidad de todas las sangres
El color de la pitahaya
A S. D.
Asombra la lujuriosa sombra veteada color violeta
casi azul del espumante cristal
contrastado contra el rojo mantel
donde la erótica tropical del aguacate
con faldas de lechuga y otras viandas envuelven
la severidad de tu rostro transparente
por donde pasan hombres mujeres niños niñas
amores odios pasiones silenciosamente
correría de deseos tensas calmas después del éxtasis
por las calles soleadas de la ciudad extranjera
con sus aceras desiertas un domingo a media tarde
avenidas partidas en dos por la luz herida e hirviente
el repiquetear de campanas lejanas
tamizado por el bramido de algún auto desdentado
un perro ladrando la desventura del tiempo que se va
mientras el desahuciado equino cruza cabizbajo la rotonda
Borbotean esquirlas de luz en el cóncavo cristal magenta
un silencio ambiguo acaricia el temblor de tus manos
esas mismas que horas atrás atenazaban las sábanas
en un amarre y desamarre de tus muslos bajo el agua turbulenta
abrazados furiosamente al movimiento centrífugo / centrípeto
de mi espasmódico braceo de náufrago en el encumbramiento
Ahora aletean suavemente alrededor del vaso y de la tarde
recogen en espiral precisa tus cabellos
bajan rítmicamente las escala de tu blusa tu falda de flores
Volteás el rostro y muchas ciudades arden dentro de tus ojos
brevemente interpuestos en la memoria de los míos
tratan de encubrir inútilmente el puente tendido
andante desandado
en los pliegues nocturnos del fuego sagrado de tu canto
tiempo insumiso en la península de la madrugada
con las imprecisas meditaciones de alcoba donde tu llanto
se confunde con el zumbido del aparato refrigerante
gemidos de la noche por la culpa desnuda del cristal
sin sabernos amantes derrotados por las ansias perennes
y enlutadas en el deseo del otro espejo
Tu mano derecha avanza hacia la sangre vegetal
levanta el cáliz
un sorbo eterno de ojos cerrados
comunión en la imagen gozosa de labios y durazno
Baja armoniosamente la bebida
hasta el rojo extendido sobre blanco donde yacen las ofrendas
un imperceptible color grana enciende tus otros labios
donde bebo ávida pero suavemente
la rabia contenida de estas palabras en la soledad
del avión al despegar
mientras las luces de la ciudad
se difuminan lentamente tras el alcohol de la ventanilla
Managua, San José, octubre del 2000
Carta a la esposa
hablame como siempre / decí
que me querés / ¿soy en tu vida
remordimiento?
Juan Gelman
Estoy sentadito en un banco de niebla
pensándote conversándote extraviado
conversándome pensándome cautivo
separado de vos por la lluvia
el enjambre de cipreses
la punzada de la tarde
aquí reinventándome la fantasmagoría de las palabras
la magia del trance vértebra tras vértebra
en la piel de la herida perpetua la posibilidad del vuelo
pajarito / machete
que volás con mi muerte alrededor de la mesa
al acorde de las horas
intento un gesto para tu cabello de lentejuelas
rostro de cristal azul
para tu voz adormecida en el teléfono
intento un desabroche del duelo en la cintura de tus ángeles
espuelita de mango en la noche de gangoche
para patrullar mis cementerios
intento pero retrocedo intento en el mangle de tu deseo
litoral encrespado por el temporal de tu vientre
ola que rueda y muere y rueda por todo el universo
espera la luz del encuentro en el fragor de los cuerpos
dentro de tu sexo de astros empapado por la semilla de polvo
la nieve amarilla del tiempo
retrocedo pero intento retrocedo cisne calcinado en los abetos
canto de rosario de reyes destronados estrella del sur palma venus
cascada de más estrellas astros estrellas que persigo
para descubrir nuestro pesebre sin mulas ni bueyes sino musgo hierba seca
ciudad fragmentada de los diciembres
rehuyo entonces pero peleo rehuyo
empapelo las paredes con estos ideogramas
parpadeos gritos contraespalda caballo desbocado
en tu falda salto lanza salto
caigo
viacrucis de luciérnagas vasos botellas velas apagándose
cristus rotos
vírgenes guardadas en anaqueles con azafrán de medianoche
olor a azufre sudor hierbabuena pasos en la otra habitación de arena
golpeo finta golpeo finta
paredes de humo
puertas de avena
golpea bajo golpean arriba golpeamos en el centro
sombras en la caverna me llevan
caigo
caigo
caigo
caído
mi descanso es una camilla sin descanso una camilla de niebla
no descanso los miércoles ni los sábados
tu santo es mi santo grial mirasol en el portal en el oratorio
en el altar de flores papel crepé con su mantelito de gamuza
mirame como rezo en tus rodillas me poso nuevamente en tus pechos
beso tus manos tus ventanas tus pies beso todo tu cuerpo
lo beso en la noche del milagro
paseo por tu jardín de alucinaciones con riesgo me incendio
paseo pero el milagro no sucede
sucedo fuego transparente interno externo
no me digás que sos arrepentimiento
decíme que me querés pero no en tus secretos
en tus viajes de notas muertas en tus cadáveres
no por teléfono decíme que me querés
como en aquél pueblo donde ahora dibujo incinero manoteo
detallo una vez más tus pechos tus volteretas en la almohada del silencio
para no despertar a la niña que llevabas por dentro
dormida a nuestro lado
decímelo suavemente ¿tenés remordimiento?
para ser como soy palabra de mis palabras
aguacero del recuerdo pasadizo de lo venidero
fantasma de tus desvelos ¿no me lo decís?
por construirme un hogar de palo en la selva de mis quimeras
un tálamo de viento en los devaneos del verso
almohadones de chocolate sábanas de menta
con tu nena en el escaparate o en la mesa del domingo
con mi desayuno a cuestas ¿no me lo decís?
no me digás qué somos: ¿remordimiento?
sino qué seremos en esta avenida de ausencias
palomita de mi tristeza más oblicua
aguatera de mis fiestas de ceniza
qué seremos si esto somos: remordido remordimiento
abríme con tus decires para poder contarte mis insomnios
caminatas por la hierba
ronda en la madrugada de tus ecos
abríme con tu abrealmas para contarte más de cerca
cómo me caigo por dentro y peleo intento rehuyo peleo
pellizcando las noches para no recibir más que miradas
soliloquios de mi sangre donde me vierto
cerrame pues para no abrirte mis senderos de incienso
alumbrados apenas por tus ojos tus dedos de lucero
cerrame partera del barro poneme unos barrotes
pero decíme cómo seremos
si no me decís que me querés qué soy en tu vida
¿algo más que remordimiento? ¿algo más?
cerrame pues como la madrugada que gotea golpea
se planta en mi acecho por los pasillos de las serpientes
cerrame / abríme - abríme / cerrame
curame con tus hierbas poné tu imagen sagrada al sol a orar por nosotros
por nuestros pecados nuestras dudas nuestras deudas
abríme / cerrame - cerrame / abríme
para que navegués mis páginas retrocesos en letras negras
perfumes malogrados café que no se asienta
vení a esta hoguera de febrero vení tomá mis manos maestrita
consolame con el desconsuelo que no consuela
saboreá estas lágrimas cuchillos apagados en la distancia
apagame / encendeme / apagame / encendeme
decíme que no me querés que me querés que no
que yo soy otro el otro
alguien que imagina tu vuelo los martes o los jueves
tus figurillas de arcilla en la casa sin paredes
las cariátides del último pabellón que no conoceremos
el piso de candela la escalera en flor el cielo en duermevela
decíme con tus dedos de agua apagame en este incendio oceánico
apagame o encendeme o apagame con tus guerreros del viento
pero decíme si hemos sido somos seremos arrepentimiento
con tus manos tus sueños con tus cantos tus anzuelos
porque me ahogo me esfumo porque me quemo
decime
Epílogo con advertencia y hacha encendida
Si vienen a buscarme
estoy en la palabra desnuda
frotada
incendiada
en las cenizas de lo dicho hecho
lo inevitablemente perdido
en la transición húmeda de los cuerpos
en el humo de lo inhabitable
la invisibilidad de la zarza ardiente
en lo que aún no se ha dicho
lo que de todas maneras viene
Diana
“Es demasiado joven para el odio del tiempo”
Eliseo Diego
El tren se aleja
hacia la blancura última del Báltico
allí va una muchacha
con su mochila
y el carcaj amarillo ya sin flechas
el viaje es una carta interminable
su cabeza se inclina
los cabellos caen como la luz
en el crepúsculo de los puertos
palabras grabadas
en los espumosos muros del malecón
su falda atraviesa la página
ágil esbelta
como un presagio
hasta mi garganta
la última botella del náufrago
ella cruza el océano
el tren se pierde
como un murciélago contra el amanecer
VIDEO CLIP PARA JORGE LUIS BORGES
Yo no miro el oro de los tigres
sino las palabras / tigres que nos devoran
así como el jardín sin los senderos
nos identifican nos ignoran
no el mundo de Morel al alimón
con Bioy Casares tu otro yo en sus alucinaciones
Tampoco es como piensan tus biógrafos
críticos ramplones sin imaginación creativa
que la mirada interior (- que - la - mira - da - al - interior)
el laberinto de los ojos con su Teseo
el podium de los pinochetes con el laurel y la lira
la biblioteca infinita del ratón que se muerde la cola
y roe todos los folios de lo alarmantemente maravilloso
¡Claro que no!
Simplemente este abismo abismándose más
para doblar la esquina y saber lo que hay que saber
que esto no es Buenos Aires ni Ginebra (ni siquiera ron)
sino tigres / palabras que se evaporan y reescribimos infinitamente
como el ciego en una playa antes de la batalla
o el cantor perseguido esquivando la luz
cuando escupe estos pergaminos amarillentos
sin importar el fuego ni las migajas azules del tiempo
CARTA AL HIJO
Sería difícil escribir esta carta sin evitar las justificaciones
digresiones de caída y vela hinchada hacia el poniente
en el fósforo del Báltico un amanecer de lluvia y lágrimas
con el rostro frente a las paredes blancas de un hospital invernadero
¿Será difícil inventariar las lunas los cruces de esquina
los caballos estivales galopando a ambos lados del transiberiano
las noches de vodka alrededor de la ausencia sin tus pasos?
Será duro el batallar de los acontecimientos
las visas los pasaportes los aeropuertos los desencuentros
las callosidades del alma la inutilidad de los abrazos
Será difícil anotar que he desvivido bebido huido
hacia los agujeros del tiempo en la marcha de las palabras
Más difícil aún revisar imágenes de un país imaginario
las bombas que caen en el Chorrillo sobre San Miguelito la luna
el desfile de gorilas amarillos desatando el istmo con su fuego homicida
sus fauces hediondas alimañas de carnicería
y vos bajo la telaraña de la cama en la habitación del miedo
asustado y sorprendido sin comprender por qué el imperialismo
los capitales la banda neoliberal los lameculos tropicales
la horda de paisanos como perfectos chacales
el paréntesis de este centro planetario atiborrado de compañías
comerciantes del reino usureros serruchadores de tus sueños
mis sueños de una sola patria matria nuestros sueños
los de tu madre con los muñecones del teatrillo callejero
por las selvas del Darién o en el Archipiélago donde las embarcaciones
llevan traen los cuentos de los fundadores elementales
los soles de la palma el brillo soberbio de las pieles
trasiegan el pasado contra el futuro en un eterno presente
Es difícil ocultarse hijo muy difícil
escribir todo esto sin que me tiemblen las manos
y un rumor de cadenas crepitaciones inexpresables
naveguen por dentro como una estampida de bisontes guerrilleros
y la mirada se nos pueble de nubes en el olvido de nuestros nombres
Harto difícil esta tarea de acercarte a mi otro yo
el de los ojos del antifaz con la suerte del andariego
en un tranvía negro que siempre retorna y retorna
con las hilachas nocturnas de los murciélagos
siemprevivo siempreamargo cautiverio de las páginas que se humedecen
como las lapidas con el rocío de los cementerios
o las bestias que huyen perseguidas por el amazónico incendio
Me es muy difícil decirte hijo decírtelo sin faltarle al recuerdo
que yo también me caigo me lluevo me abro me cierro
me ablando me tiemblo me tenso con los látigos los templos
del primer indicio la mediada caricia el último vuelo
para decirte así sencillamente hijo sin literatura
así al puro aire que todos somos viajantes y que por eso
y a pesar de todo lo que transcurre bajo el poema
a pesar de todo lo que muero te escribo y te quiero
(Del libro “Caza del Poeta”, Ediciones Andrómeda, 2004).
59.
En el fondo de la tarde
con la arboleda frutal de cámara verde
recuerdo a Madre pedaleando
sobre esa magnífica estructura
de metales fundidos y maderas preciosas
en cuyo centro de hierro forjado
podíamos deletrear S-I-N-G-E-R
La aguja trazaba veredas de pájaros
estelas de pececillos escarlatas
cantos de ojales decorados
y cuando se salía de su ruta
Ella sin lentes detenía mi lectura
para que le ayudase a pasar el hilo de tiempo
por el orificio de la nada
Hoy que barajo lentamente esas imágenes
mientras mi esposa en el taller
pinta sus figuras obesas de barro y canto
percibo el ronroneo del pedal bajo el escritorio
y las manos de Madre enhebran las palabras
sobre camisas y blusas de otra tarde
en que versos y esculturas son canciones
de una máquina en el viento
(Del libro San José Varia, Ediciones Arboleda, 2009).
Patria
Nací en este pequeño país. Pero vengo del sol, del viento, del fuego, del socavón en el agua, del arroyo de la sangre. Del barro rojo, de las arenas calcinantes, del vuelo de las primeras aves. De los cráneos que brillaron en la noche de multitudinaria caza o en las innúmeras batallas contra la espada de nuestros contrincantes.
Vengo del África milenaria y renovada en sus tambores. De las estepas del Asia. De las playas, llanuras y montañas de Abia Yala. Y del rayo que no cesa: la cuchillada de la bárbara Europa.
Llevo a cuestas equipajes, siglos, la custodia cubriendo mis espaldas. Traigo la palma, el papiro y el amatl; la vihuela, el laúd y la guitarra; las monedas de la suerte dibujadas en el golpe místico de los dados de la muerte. Llevo un pan y un pescado, tortillas de maíz y casabe. Y el vino en todos los costados.
Despliego dioses tallados en humo y piedra, en las cuentas largas y cortas de las cosechas, en el estallido de la primavera.
Y una tristeza que no se apaga sino en el encuentro con ella, la belleza del tiempo estampada en sus pechos y caderas.
Sostengo lanzas y fusiles que cumplieron la hazaña, armas de la derrota, piélago de la victoria. Porto el talante de lucha y resistencia porque soy guerrero de cabellera larga y mirada tenaz. Libertario de barricada y trinchera.
Un manantial de placeres en el susurro del vendaval.
Y millones de palabras para defenderme cuando mi cuerpo ya cansado traza el itinerario por mi pequeñina comarca, que es la de todos.
Por eso la defiendo chavalita y amplia como el planeta.
Dibujada en mi mano la extiendo por todas las galaxias.
(Del libro San Lucas, Ciudad Quesada 2011 y otros poemas, 2012)
PANAJACHEL
Ella es austriaca
El restaurante suizo
El lago guate/indígena
El vino español
La hierba de Belice
El hotel canadiense
La niebla posmoderna
Las pieles ¿nuestras?
ADIÓS MARÍA
Te recuerdo a mis 15 años calentado
Por tu insolente desnudez y el vigor del cabrón Marlon
Que te sodomizaba con mantequilla
Recuerdo tus lágrimas que fueron reales
Fuera del script y del director
Recuerdo muy bien la furia
El encabronamiento con Brando
Es decir los celos
Te recuerdo María Schneider
Ahora que te fuiste de manera discreta
Luego de un largo descenso
Por eso continuás teniendo los veinte años descocados
Que exhibías y que fueron el puerto de salvación
Y al mismo tiempo la condena de Paul
El boxeador exguerrillero exmarido exrebelde y extrabajador
Una pérdida enorme
Dicen las escasas noticias
Para quienes todavía creen en el nudo erótico
Porque allí pueden estar las señales
De una evasiva o extraviada redención
LA PESADILLA DE BOLÍVAR
Hasta hoy Maestro
En términos de liberación
E interculturalidad
Todo ha sido, ciertamente
Como arar en el mar
(Del libro Samsara, Producciones BBB, 2012)
AMANECER EN PUERTO RICO
San Juan es una luz ambigua cuando amanece. Un temblor de sábanas en el aire. Un rumor de fragancias al despertar.
Es el marco donde la luna nos bañó con su canto para atravesar el vientre de Atabeyra, amplio lecho blanco del barco ebrio abanicado por el viento del Caribe, luz que se confunde con polifonía de colores para abrazar el espacio donde trato de asirte y anudarme otra vez en el amplio ojo de pez de tu Andalucía.
SAMSARA 1
Quien se mira al espejo
No es el mismo que devuelve
El reflejo.
Aquél daguerrotipo
Antes de la infancia
Deteriorado en el papel
De la fotografía
Es otro respecto
De su fisonomía.
Muchos ríos corrieron
Bajo sus plantas
Hacia el ancho mar
De las utopías.
Uno no es uno
Sino la suma de los otros
Resumidos en el retrato
De lo que se ha ido.
Uno más uno
Es otro
Como en el sueño
O la transmisión en diferido.
Uno es todos
En el viaje de rostros
Que se distorsionaron
En el tránsito
Hacia el olvido.
El paréntesis de ser
Lo que no ha sido
Y de morir
Cuando se ha nacido.
HOGAR DULCE HOGAR
Aspiro hondo el olor del pan recién horneado
Las gallinas cloquean y se embuchan el maíz
que madre les ha ofrendado
Un caballo pasa raudo por el potrero
Daga pastorea y ladra fuerte
Padre atiende a los campesinos
Abuelo corta el cabello a Manrique
Otro de mis hermanos dispara un bala U
el pajarillo logra escapar a su puntería
La lluvia regresa y nos arrulla toda la noche
Hasta que despertamos con el bullicio
de las bestias de metal y del wall mart
que instalaron recién en el barrio
Del libro "Todo tiempo futuro", 2014
Nacencia
A IvarZapp
Buceador de conocimientos
en las esferas de la vida
2012
Un meteoro
Aro con paracaídas
Por el sueño
El día
La Noche
El encanto azul del mediodía
O nada
El instante
La tonada
La palabra
El tiempo
La frontera
El Punto y aparte
En algún puerto
La partitura
Un beso
Como nace todo
La flor
El cielo
Su fulgor
Una sombra alargada en la playa
La corteza amarilla
El roble de sabana
El jacarandá
La manzana
Como muere
Cual gota de agua
En felino que salta
La jornada
Ojo que adivina lo que falta
En el intenso reloj de la desgana
La hamaca
El crujir de la mañana
Imperceptible enigma que se acerca y se aleja
Como una cabra
Un buey
O el deseo en pijamas
Es decir,
lo terso
Lo sobrante
Lo que siento y pienso
Lo que hurto
Y espero y no espero
Desespero
Lo que ustedes suponen que diga
Y no llega
Lo que atormenta
Cual parálisis
Síndrome
Sistema
La palmada
El vértigo que vigila
El Gran Nodo
Del todo nada
O de nada todo
Este olor a detritus
Con impuestos
Para los imperios
Por ello debés revisar el dormitorio
Tu cartera
Tus datos biográficos
Tus riñones
Allí podrían estar el vecino o la vecina
Los vigilantes que controlan y asesinan
Porque algo resta
Un plus
Un mes
Alguna canción
Un disparo
Una reminiscencia tal vez
Un vodka
Aguardiente
Querellas
Versos
Conversos
Entreverados
Reversos
Sin ir más lejos:
En este cuadrilátero quien golpea es otro
Porque lo que empieza, ¡empieza!
La nacencia
1.
Luz que despunta en los cerros con voz de océano en el caracol. Vela encendiéndose cual primera fogata en este continente, desplegándose por todo el pluriverso: los habitantes del cosmos al unísono inician el galope celeste con el primer verso. Destello que nos vence siempre. Ojo de agua. Marejada de diciembre al amanecer de la tonada.
Zopilotl en el firmamento de las palabras. Serpiente por la piedra. Jaguar en el agua. Esfera en las estrellas. Los astros inician su revuelta con un número que no alcanza para enumerar el fundamento de infinitos nexos.
Es la alquimia del monte. La hoguera, por siempre la hoguera. Es el fin del principio, el principio del fin. El equilibrio del centro.
Porque todas las certidumbres están en el árbol: La Gran Ceiba. En sus lianas, en la mano de tigre, sus frutos de obsidiana. Todo proyecto en sus raíces. Todo manifiesto en sus hojas que apuntan hacia los ríos del cielo. Todo sentimiento en la savia. El ánima de su silueta se dibuja y danza en estos versos.
Hablamos de lo incierto. Del invierno. Ciertos insectos. El humo. La cadera. El vientre. Lo que se ha dicho siempre. O tratamos de decir. Pero no se entiende. O se entiende lo suficiente para disimular que no se entiende. Lo fulmíneo. Lo inesperado. Lo que se presiente.
No se habla de puentes ni del presupuesto de la colmena. Sino de lo justo. Apenas lo audible. Lo necesario. Lo que se ocupa y desocupa. Lo que nadie expele. La conciencia de saber que se sabe lo que no debería saberse. El ser y la manada. O el viento. Oeste. Sur. ¡En su quiasma la luna y su nawal!
El secreto está en el lirio de agua. En el delirio. En el sueño. En el invento. En la navaja.
Sépase que se hace lo imposible por lo posible. No nos engañemos. Dios está en todas partes pero especialmente en el sol, en los soles de todas las galaxias. En el cuento que descuento hacia atrás y hacia adelante como la cuerda del Kamal. En la cascada de nieve. En el fuego de la lluvia. En el néctar del juego. Sobre todo en el tablero. En los escaques. En la ventolera de marzo y su conejo entero. En Piscis 4. En la visa de los bárbaros. En la barbarie de la visa.
Por eso debés revisar tu nombre siempre. Tu número de identidad. Tu tarjeta. Nadie te avisa, ni te visa, pero tu banco pudo ser intervenido. ¡A lo mejor! A lo inmobiliario. En junio como en enero. En temporada baja o en tu pañuelo. Porque la moda ya no está en París sino aquí. En tu casa. En tu silla. En tu vitamina. Tu parábola. Pues todo se repite y se reescribe. Todo es pasaje bíblico para la compraventa y el rito: un pase de celulosa. Una chilena. El gol en el periódico de mañana. El ombligo. La parada. Los mangos del traje que no lucimos. Sí, Lucía, el personaje más caro de cualquier peli o novela. (Léase Mary Jane, verdadera virgen invisibilizada por las iglesias).
Suficiente. Tenemos bastante: récord de reservas federales. La leguminosa. El cafeto. La oliva. El cacao. La amapola. La bolsa. Rascacielos. Spa. Campos de golf. La bicicleta neoyorquina. Los asesinos de Kennedy. La meseta. Una suiza para saltar o brincar, que no es lo mismo pero es igual, como dijo el poeta de La Habana, para burlar la vigilancia y el castigo. La guerra.
Regresemos: elaboremos un portal al estilo Castilla aunque mis tías ya no rezan. Ni enamoran. Siguen por la vida liberticida. (Estuvimos al tris de decir una palabra mala: desdecir). Un portal conceptual puesto que la poesía está acoplada con elporvenir, por tanto, forjada con números y tallas. La poesía, esa Grande Bruja más allá de la Vía Láctea, niña perdida en el bosque y hallada en el reino de los acertijos con las siempre malditaspromesas. Por eso extrañamos el pasado, porque todo tiempo futuro fue mejor.
¡Las Maras! Lo malo nos viene de allá. Lo bueno también. Pero lo confundimos. Lo espantamos. Espantapájaros. Como fantasmas emigramos. Y regresamos. De América solamente se puede emigrar, decía Bolívar en carta a Manuela. Y de AbyaYala salieron ellos, los Navegantes Quetzal. Llevaron la casa de cristal hasta La Acadia.
A lo mismo: el diezmo de los domingos. La horca señalada. El autoengaño. La mascarada. Vejigas de chancho. Turno de bombetas. Yeguas en tumulto. Cantina abarrotada. Lotería. Chorizo. Mercancía. Espuela. Paella nocturna con viandas propias. Anegadas. La mesa. El vino. La veladora. El enemigo. Todo en este cuarto. En la cocina. En el modo de habladuría. Faruscas.
Queremos decir: en la forma está el primer golpe. O el cuchillo. La cruceta. En fin, el machete, según se estila en el norte donde nos persiguen con patrullas. (¡Descansen!). Todo es hormiguear.
Por ello la consigna: en el bar la vida es más sabrosa, en el silencio, en la manera de madrugar con el ganado de la hacienda hotelera. Mejor: el frijolar ennoblecido por los recolectores. El Capital. Una idea. Un proyecto. El sistema. Un mundo. ¡Enjoy! ¿Es eso? Nada más que esto. Un modus. Un locus. Un totus. ¿Una consigna?: ¡fastfood! Un malentendido fronterizo quizás. Un pase. Un ala leve. Un diga lo que ve, lo que sabe o no sabe. Lo que oculta. ¡Suelte! Un diga lo que digan.
(¡Caramba qué manera de contonearse! ¡Qué sutileza derevoloteo! ¡Qué tijereta en el aire! ¡Qué salpullido de movimiento! ¡Qué cumplido. ¡Qué factura! Lo consumado y consumido. El folclor todo lo vende. Lo eleva. Y lo reduce. Total, son los signos de la noche cuando la luz nos ciega).
Pudo ser de otro modo si los Aztecas no derrotan a los Teotihuacanos, Toltecas y Zapotecas. Si los chinos o Colón. Si los ingleses en vez de los españoles. Y viceversa. O si los Aztecas derrotan a Hernán Cortés. O los Mayas. O los Incas a Pizarro. Si Qajchiquel en vez de castellano. O los sumerios. Si Trostky en vez de Stalin. Sí, de otro modo posible. Versavice. Aunque todo se repite de forma diferente. Como la flecha que torna al arco. La bala al cañón. Boomerang.
Allí están las ruinas de Persépolis, Palmira, Pompeya, Delos, Ayutthaya, Novgorod, Samarcanda, Teotihuacán, Machu Pichu, Caral, Petén, Chichen Itzá, Copán, Monte Albán, Guayabo, Cutris… proyectos enterrados por lava, el imperio o la misma tarea de zapa de susnativos. Peor les irá a nuestras ciudades cuando se rompa el equilibrio y la velocidad de los continentes alcance la Gran Colisión. Así nuestros sueños, estas palabras…
Cierto Poeta: nunca se pone más oscuro que cuando va a amanecer. Pero también nunca se aclara más que cuando va a oscurecer.
En el firmamento está el secreto. En la órbita. En el fugitivo regreso. Porque en mi camino estaba el otro sendero: todos los caminos conducen a AbyaYala que es el eterno retorno: el vuelo de las mariposas que migran y regresan ya otras, segunda o tercera generación. De allí el vahído de los volcanes. La furia de los ríos. El latigazo de los mares. Noche y día se dan la mano. Las muchedumbres se reúnen. Las élites conspiran. El humus se mueve. Respira.
Vení hija a este refugio. Hijo más pródigo que nunca. ¡Vení! Acá hay lechugas y arracache. Tortilla casera con mantequilla de oveja. Acá en las catacumbas el arroz y los frijoles son el pan nuestro de cada día. Las vacas pastan en las nubes. Los rascacielos en la niebla. Aquí en este jardín cercado por los emisarios del Imperio y sus cipayos. Defenestrado casi. Pero en resistencia: ojo al Cristo y mano a la chuspa. Vigilantes tras las empalizadas de madero negro. Selva adentro. En la ribera de los sueños. En la pubertad del tugurio. Gota a gota se resiste. Y se tantea la danza total de lo simple. El turno de la Comuna. La feria de los descalzos con el pregón de los afligidos. Con los cantores y artesanos. Con el Sermón de la Montaña. El Cantar de los Cantares. Los códices. Las estelas. Los quipus. Los manantiales.
Sin embargo, esto no es un sermón, ni una parábola. Tampoco una encíclica o una profecía. Enderezar ese clavo ya no es posible. Menos el árbol que es apenas sensitivo. Más la dura piedra porque ésa ahora siente. Lo sabemos: todo regresa. En el yunque cambian las historias. En las ocarinas. Las guitarras. Al son de tambores, chirimías y marimbas. Con las manos y los pechos de madres desamparadas. Con el beso de Infierno y Cielo. Con la invocación. Hombre a hembra. Hembra a hombre. Hermanados. Con hambre. ¿Resistiremos?
¿De otro modo vice y versa? Las aguas negras a la fosa, la fosa al riachuelo. El riachuelo al río. Y el río a la mar. O al subsuelo. A los mantos acuíferos. Al detritus que luego será petróleo. O gas. Minerales calcinados. Por eso horadan el planeta y sangra. Las compañías del Imperio. Los cruzados y sus lacayos. Los lectores de noticias falsas. Los Heraldos Negros. Telenovela del tedio. Farándula tarántula de nuestrosdeseos.
Pero acá estarás bien mujer. Con nuestras hijas e hijos. Tu cuerpo es nuestro templo. Nuestro refugio. Nuestro sustento. Mujer en las horas de la vigilia y del estremecimiento. En la cama y las hamacas. Compañera siempre. ¡Compañera! Nos amaremos como corresponde ser amados. Poliamorosos sempiternos en los oficios del milenio. En un lecho que, lo sabíamos, no es de rosas. En la Nueva Escuela. Sin maquilas. Ni financieras. Liberados. Libertados. En duermevela. ¡Versa que versa!
No, no es la utopía tampoco. Acá no hay ríos de leche y miel sino aguas turbias. Es el verso que versa y dice. Sencillamente el verso. La poesía de otra era. La de siempre. La llave. La flor. La quimera. Acá en este límite, en este batallar, está el centro del juego. Sin trucos ni escenarios. Desnudas al fin. Desnudos. Conversando con quienes ya partieron pero permanecen. ¡En oración! (Entreguemos las ofrendas. ¡Enciéndanse las velas! El copal. ¡Sírvanse los frutos del mar y de la tierra!). Ellos están con nosotros. Nosotros en ellos como estrellas y arenas blancas y negras. Olas que estallan, van y regresan y tornan y retornan a estallar. Aquí en nuestras habitaciones de donde nunca debieron haber salido. Nos guían. En silencio. Nosadvierten.
Lo que vemos y no vemos se reunirá como la noche en el día y la brisa en el mar. Lo no sabido. Lo que sorprende. Lo que aterroriza porque no se entiende. Subyace. Adviene en la tregua. De repente. Se fuga. La ciencia no lo alcanza. Ni la filosofía. Solo la conciencia, La Gran Con-ciencia.
Por eso no esperamos a Todog. Nada. Todo está porque transcurre y permanece. Fluye. Pasado en Presente. Presente en Futuro. Futuro en Pasado. Raíces. Cadenas. Redes. Ciclos. Trasiego de imágenes. De peces. Hacia atrás a veces. En relente. Hacia nosotros siempre. Todo en Nada. Nada en Todo. Lo aparente en lo real. Lo real en lo aparente. Como la sombra del bastón en el agua que es el mismo bastón prolongándose. Lo que muere y renace. Lo que renace al morir.
Vinimos a decir esto porque decir es lo nuestro. Y hacer en el decir, en el orar, en el pedir. ¡Pero no es el evangelio! Ni el testimonio, ni una cátedra, menos la anécdota. Nada de literatura. ¡Sencillamente versar! Las palabras/pensamientos en tiempo real. Hilvanadas como las estaciones. Palabras/Hechos. ¡Pecho! Y no nos corremos. En este juego andamos Poeta. Por eso, versa Poeta, versa y vice versa.
Envejecimos peleando por el poder y la gloria. Por un puesto en la galería. Por un ascenso, un reconocimiento. Por llegar primeros. Vanidad de vanidades. Nos olvidamos del juego en la red. De la mujer de Lot. De lo que importa: el sentir, el hacer, el decir: versar. Lo que cuenta. No la cuenta. Ni el cuento. Ni el retrato. Ni el número. El asiento. El tomo. Sino lo que realmente cuenta. Lo que nos redime. ¡A lo que vinimos dijimos!
Es el comienzo al fin. O el final tantas veces esperado. El Apocalipsis temido y bien ganado. Porque todo acaba cuando se termina. Como el verso, querido Thomas Stearn. Como el FIAT, auto último modelo para desafiar a los futurólogos del futurismo que vaticinaron lo que no sería posible. ¡Esta bestia japonesa! Y nadie lo percibió. Solamente las salamandras que ascendieron las colinas, los cerros, las montañas, porque en las costas, llanuras y sabanas el calor era ya insoportable.
2.
Las puertas o ventanas de agua no se perciben en los bosques. Solo el vidente las encuentra. Fluyen y mariposean imprecisas, equidistantes. Y se abren como espejos líquidos a la hora de la siesta. Podemos transponerlas e ingresar para ascender al otro reino. Igual pueden colarse los demonios para nuestro tormento. Por eso hay que dejar el trance a los Poetas. Son ellos quienes descifran sus goznes, sus giros, sus batientes. Ventanas/Puertas, Puertas/Ventanas: Puertos. Entradas y salidas. Cristal de dos aguas, azogue de rocíos.
Por esas aberturas ingresan yparten. Pernoctan. Vigilan. Se esfuman…
Regresarán cuando el Gran Dador las abra de par en y nos conduzca hacia la otra orilla. Será la anunciada Cuenta Larga. El renacimiento de las aguas, los aires, las selvas y los días.
3.
Acá en el sur si no es la lluvia o la tormenta, es el polvo del desierto. O el polvo de lo incierto. Siempre polvo, mas polvo enamorado.
Acá la noche es una hoguera encendida desde la memoria para esperar el día. Los guerreros danzan en el páramo. Otean el mar. Se preparan para el próximo desembarco. Por eso construimos estas naves de palabras pacientemente. Estos puentes con imágenes de lo precario. Porque la miseria tiene un lado de sosiego en los discursos, en la luz, en el incendio.
Y laboramos sin descanso. Ocupamos el lienzo de la noche, la textura de las centellas. El movimiento de montes y planetas. Navegamos por dentro hacia dentro. Nos desdoblamos y desaparecemos con el báculo de los últimos que fueron los primeros. Atemorizados a veces, pero ciertos en elcuento. Con agujas de hueso. Con cinceles de jade. Con lo que se encuentre. Porque acá ya no se busca, en el desencuentro se encuentra y desencuentra.
Bajo las pirámides está el sol. Bajo las calles empedradas el viento. En los tambores el océano. En nuestros cuerpos el barro. Con eso armamos los códices que numeramos y ocultamos a los bárbaros. Con aliento de pujagua anudamos y desanudamos el envoltorio para el Árbol de la Vida. Ellos con su Cuenta Larga en contra de la cuenta corta de los historiadores, con su esperanza en estos ocho paneles.
Con maíz, mezcal y copal chasqueamos el hambre. Alimentamos el sueño. Porque quienes mueren nos habitan para siempre. De ellos renacemos. De los ciclos. Los torrentes. Las alabanzas e invocaciones. Con ocarinas y atabales. Con el metal bruñido en la danza de entonces.
Cierto: el Toro es enorme y parece invencible. Pero siempre lo derrotamos. Los demonios están con nosotros. Los verdaderos, no los que aparecen cual ángeles o arcángeles. Los de la selva, los cenotes y la siembra. Los venidos en los barcos negreros más allá del mar, o más acá, los de los montes nevados. Los que meditan en el techo del mundo. Su fuerza acompaña nuestra lucha cuerpo a cuerpo, sombra a sombra, fuego a fuego. ¡Arrebatados!
Y entonces llega la noche del incendio. ¡Y venceremos! La rotación del tiempo será el sueño. Las palabras múltiples universos en incontables lenguas y dialectos. Un batá de luz oscurecerá la tierra para La Nacencia.
Y cadatemporada, cada ser, toda Nada, será el atardecer de la amanecida, el reverdecer de los desiertos, la orilla del mañana que era el ayer. La semilla. Todos los tiempos en un tiempo de todos para todos en el CERO primigenio, el UNO primordial.
4.
Tumbas bajas. Tumbas altas. De barro. De piedra. De ventisquero. Custodiadas por las serpientes y el oso hormiguero. Por halcones y el Rey del zopilotero. Tumbas donde descansan princesas, príncipes y chamanes que algún día despertarán como el relámpago para hacer llover sobre las selvas, las sabanas y las colinas deforestadas. Lluvia perpetua. Sus lanzas de hielo castigarán al Gran Toro. Será la guerra florida por el eterno retorno. Los Diablitos danzarán en la cumbre de la cordillera, en las ensenadas, en los linderos de la arena. Danzarán el Sorbón del agua y las estrellas. Lágrimas de sangre renovarán los campos para el alimento de los dioses. El cosmos se vestirá de flores propicias para el arco de la primavera. Y los pueblos de la Tierra se desnudarán agradecidos por el camino de las esferas que conduce al tiempo infinito de loscometas.
De las aguas emergerán ellos, los enviados del cambio en naves de niebla.
5.
Nací en una casa de madera al atardecer cuando las bestias se aprestan al sueño y los aldeanos a la cena connarracionesprodigiosas.
Pero estoy en la calle central de una ciudad un 31 de enero preguntándome qué hace un poeta en la noche encendida por la calle central metropolitana. Tal vez mira el tiempo empozado de los astros o el fulgor primero de la luna que se desgaja entre los Poases, Turrialbas, Arenales, Irazús, Chirripós y los nubarrones del trapicheo climático dentro de museos y canciones.
Vagabundeo. Abundo en situaciones, lances y acontecimientos de otras tardes: una mujer garrapatea en el teléfono la siempre espera, siempre espera… Todo es proceso y porcelana según dicen las reglas. Pero el golpe y la caída se imponen. El aullido y la esperma derrochada. El estar afuera aguardando la celada. Todos contra Nadie en la parada del ómnibus a media noche, con el frío penetrante en los talones y el arrabal de los versos, la pátina de los galerones.
Se trata de lo inverso en la madrugada, lo que retarda el amanecer desde la acera de enfrente con periódicos y cartones de la industria, flecos del comercio después de la parranda, la avaricia, la palmada.
De eso se trata. No de inventos capitales de emprendedores o camisas de fuerza. Ni de maniquíes en las tiendas o en las plazas, pálidos reclutas en los cafés con sus bufandas, sus pasamontañas para no ser reconocidos por las cámaras policiales o en los sucesos del telediario.
De eso y de lo otro, porque nada está seguro aunque sea tu cumpleaños: lo que balbuceamos cuando pretendemos conversar; lo que no se publica; lo incestuoso; lo podrido en los barrios del sur, escondido en los cinemas, agujereado en los rascacielos, en los pasillos del no lugar con sus meriendas de neón, plastilina de las pantallas, silicona de las estrellas, parpadeo de colores, sangre en las letrinas, en los baldes de la buhardilla, en los callejones de basura no recogida por los camiones municipales pero distribuida por todas las ciudades: indiscreta inunda posadas y condominios.
Miles de animales transgénicos o manipulados se sacrifican para alimentar a la bestia, La Gran Bestia que avanza con la venia de tribunales, electores, disertantes… hasta pianistas y cantantes en los ministerios de adobe, o en las alcantarillas. No tiene nombre, no lo tiene. Avanza con la tiniebla de sus pezuñas, las herrumbres de cascanueces tropicales babeantes en las escaleras, las mansiones, los estadios, las academias…
Una señal basta: cientos de miles glorifican la hazaña de convertirnos en guadaña de nuestra propia ejecución anunciada por parlantes y billetes de lotería. No nos reconocemos ni en los cerdos del charco o de los prados ni en las alambradas del pez. Navegamos sin rumbo. No hay capitán sino oficiales galantes del box y la pasarela hacia el naufragio total de las naves y la mansedumbre. Domesticados, dijo el tribuno, como fieras en el zoo. O atrapados en el espasmo de un guion que escribimos y luego olvidamos pero siempre, siempre,interpretamos.
6.
El muerto todavía nos habla Presbere. Nos habla Cuasrán. Y mucho antes Espartaco. Nos hablan Boukman. Los sacerdotes. Nos hablan Mackandal. Las doncellas. De diversas maneras. Nos hablan Toussaint. Los esclavos. Nos hablan Dessalines. Vigilantes. En el barro y en la piedra. En las aguas revueltas. En los mares. Inmensas playas y celajes. Están aquí. Van con nosotros. Ancestrales.
Nos acompañan en este jadeo. Cirineos de la cruz que cargamos. Guerrilleros del arma que abandonamos. Santos en la palabra que pronunciamos. Viajan con nosotros los maceguales. Ascienden a Los Crestones y a los Aconcaguas. Pastorean estas islas caribeñas. Y nos lavan los pañales.
¡Solicitemos su permiso para ingresar a las selvas! ¡Para cruzar anchos ríos y descomunales lagos! ¡Para vadear montañas y volcanes! ¡Dancemos para que nos concedan la luz de la semilla y los manantiales! ¡Dancemos en la Danza de los Espíritus! Permiso para utilizar los machetes y cabalgar las amplias sabanas. ¡A degüello!
Aquí van por la autopista. En el tren bala que se descarrilla. En El X-43A Scram-Jet. Son nuestros copilotos. Y nos hablan. Desde la profundidad de la caverna. En la zarza ardiente. En el primer intento de la savia. Nos hablan. Desde la orilla de los imperios. La ceniza de ducados y virreinatos. Nos hablan.
Traducimos en cartones de bingo y papeles de desecho por las calzadas donde intenta dormir el hambre y tropieza el sueño. En las riberas de las ciudades, cordones umbilicales de la miseria. En la meditación del que nada tiene y nada teme, más que las palabras. Traducimos y traicionamos como en toda traducción. Porque lo invisible se torna visible y vice y versa. ¡Y dialogamos!
7.
Lianas psicodélicas nos asfixian. Bosques de neón y trementina. Árboles inmensos de acero y de cristales. Navegamos por la selva profunda en cayucos de resina. Por ríos inmensos de basura y hedentina. Zombis nos rodean. Zombis compran y venden en los zócalos y en las alamedas. En las tiendas de disfraces. Se entrenan, Se entregan. Cuitean.
El enjambre de metales y polietilenos es un artesonado de liturgias con diputados de parafina y presidentes de ocasión. Un cable marino por donde viajan las noticias como literatura de tercera. Todo al verres. Enjachados. Rumiando goma de mascar con cocaína. Hartos de salchichas plásticas y hamburguesas de cartulina. Obesos. T 34s de requesón.
8.
Quien reza el rosario está en la Cuenta Corta. El Poeta Cantor en la Larga. Por eso aprende a nacer cada día y perdura. No ora. Ni implora. Cuenta: los amaneceres, las tardes incandescentes del terraplén, los insomnios. .. Cuenta, suma y resta. Retrata las abejas en su madriguera, los encuentros y desencuentros…
Cuenta Larga es la partida. Por eso nunca se llega. Pero ya lo dijo el Maestro: el no llegar es lo que te hace grande. No llegar al areíto ni al aquelarre. Pero se perpetúa. Cuenta y Canta. Canta y Cuenta. Como Homero. O Walcott en Trinidad y Santa Lucía.
Mora y doma, mora y demora. Las palabras contracorriente en el golfo. Doma. Y aprende a ser aprendiz para llegar a la raíz. Desaprende y se prende. Aprendiz es el máximo escalafón. Lo otro es literatura, mercado, templo, noticiario, sesteo, galardón.
El Aprendiz perdura porque aprende a nacer lentamente, como las verduras y los enormes bosques donde pastan las aguas profundas desbordadas por Heráclito. Aprende que la Palabra es lo primero y lo último. AMOR. Esa la primera, la sempiterna del Aprendiz.
9.
¡Sí, muy bien, muy bien! (Acá se puede aplaudir). Desde este bar todo se mira a contraluz. Fantasmas de la noche acechan en la espuma. Sí, estimado poeta, está bien escribir sobre lo que pudo ser o lo que de todas maneras viene. ¡Sí, muy bien, muy bien! Pero, ¿sobre el eterno presente? ¿Sobre el fracaso de tantas vidas y proyectos? ¿Sobre lo que se teme?
Debemos franquearnos y enfrentarlo: ¡somos el temido fracaso y no pudimos evitarlo! Mejor aún, para no involucrar a nadie: ¡represento el fracaso y no puedo evitarlo!
Tal vez por eso precisamos de otra Nacencia: morir, nacer, remorir, renacer… ¡Y escribirla! Porque acá la vida cotidiana se nos muere constantemente. Somos sombras renacidas y encubiertas.
¡Pero es temprano, hace luna y es verano! (Esto lo decimos con optimismo cuando inicia la primavera y nos roza el afecto con la fortaleza de un torso o contoneándose en un par de luminosas piernas. Y la vida entonces fluye y se multiplica. Se nos olvida, no obstante, que abril es el mes más cruel. Y con el verano acuden las nieves eternas).
10.
¿Adónde vas América en tu reluciente coche a través de la noche?
¿Adónde loca roca de gangoche?
¿Adónde inmensa hamburguesa de mayonesa?
¿Adónde colosal botella de coca y póker?
Ya has cruzado todos los desiertos con tu nombre de geógrafo frustrado, con tu triple manera de talar selvas, asaltar bancos y preparar las guerras.
¿Hacia dónde si ya el coche se ha desgastado y ni tus inmensos campos de maíz, trigo y centeno alcanzan para alimentarlo?
Monstruo enorme doblemente Marinetti con su lanzafuegosfascistoide devorando autopistas, seres y enseres.
¿Hacia dónde ahora que la miseria y la oscuridad anuncian que para nosotros nunca amanece?
Cruzamos el desierto con la luna como una inmensa olla de arroz en los costados tras las montañas sangrantes y las minas de sal, las arenas pajizas empedradas de arbustos y cascabeles.
Observamos la mesa del Mojave y su arquitectura horizontal para el sacrificio con malezas y basura tecnológica radioactiva, mientras los trenes, largos como los kilómetros, devoraban la tarde paralelos al coche que se derretía bajo el sol calcinante.
Ruta 66: parada técnica para mear, estirar las piernas y alimentarnos con camarones psicodélicos y trozos de pollo sureño.
La soledad era absoluta cuando el sol comienza a estrellarse contra las rocas incendiando la frontera con una explosión de música sideral en las praderas.
Baja la temperatura abruptamente y los riscos se recortan como rompehielos en la noche acompañados por estacas de múltiples colores cual cactus gigantes, fantasmas, parapetos de la muerte.
Un rocío que podía ser polvo de estrellas esmerila la carretera con un graznido rosado.
No era la aurora sino la noche que extendía el panorama en una intensa danza indígena mientras avanzan los jinetes, largas caravanas en círculo para defenderse de las flechas y alimañas.
Ningún búfalo o bisonte, sino serpientes abriendo surcos en la membrana del planeta, coyotes atravesando el plasma del tiempo como naguales acompañados por el desamparo.
Rodamos y rodamos hasta que otra explosión de luz en la lejanía nos anunció que llegamos a la lujuria de las tribus blancas que despoblaron la colosal cáscara de huevo en la mañana.
¿Hacia dónde América repartida en tres subcontinentes y pocasfinancieras?
¿Hacia dónde?
11.
En ningún lugar del Gran Huerto podremos estar seguros. En ningún lugar residirá una tribu de mujeres hartas del humo y del telar. En ningún lugar de la selva, la llanura, el volcán o el gran cañón se verán las estrellas. En ningún lugar del desierto se esconderá la palabra precisa, LA PROMESA. En ningún lugar arderá la zarza como gran secreto o misterio de acechanza. En ningún lugar surgirá el estilo renovador de la escritura. En ningún lugar un grito que nos ubique en el amplio espectro de la circunstancia amarilla. En ningún lugar una ENTRADA, una SALIDA. En ningún lugar encontrarás consuelo. En ningún lugar la lluvia nos empapará como en los sueños. En ningún lugar un protector de galaxias evitará la luz cegadora. En ningún lugar nos espera una muchacha o un mancebo. En ningún lugar arranca el tren de la ausencia para llevarnos a un no lugar. En ningún lugar hay oferta y demanda, solo demencia. En ningún lugar aprendimos lo que debíamos aprender para evitar la catástrofe. En ningún lugar paz ni democracia. En ningún lugar un ejército de maestros en vez de torturadores. En ningún lugar una habitación vacía poblada por los ausentes. En ningún lugar los tres poderes resemantizan lo que es del pueblo por el pueblo y para el pueblo. En ningún lugar te abrazan para siempre. En ningún lugar HISTORIA y Victoria. En ningún lugar REVOLUCIÓN, fraternidad, igualdad, libertad. En ningún lugar de la franja interoceánica un reino de ESPERANZA. En ningún lugar el libro sagrado, la santa comunión, el efecto placebo de la resurrección. En ningún lugar la industria farmacéutica provoca invasiones para la salud del planeta. En ningún lugar IMPERIOS ni despliegue de misiles o avionesimperceptibles. En ningún lugar nos ubican con GPS o intervienen tus llamadas o te rastrea la Guardia Nacional, Civil, Militar, Judicial… En ningún lugar habrá tregua. En ningún lugar una hoguera alrededor del clan reunido para la danza primigenia.
¿En algún lugar florece la POESÍA?
2013
El aroma a lavanda es falso. Mejor dicho, este olor a cultura encubre lo putrefacto. Estamos al borde del primer bigbang causado por el hombre. Y nada sucede. O todo fluye incansablemente como los ríos de Manrique. Confiémonos al tiempo entonces poeta. ¡Al tiempo!
Saber que estamos acá desde hace 34.000 años y que el regreso lo podremos registrar con el Kamal del tiempo venidero. Somos el Antiguo Mundo en el Nuevo Mundo inventado por aquellos a quienes llevamos las primeras letras.
Pertenezco a Los Cantantes.
108 veces hemos girado en los 8 círculos de 26 intersecciones por 34.000 años o más alrededor del enorme Árbol de Ceiba, Cruz de la Vida, orientándonos con el Kamal y los Tetrakys desde la caída de Ba-bel.
Hoy quedan 13 que suman 13, 26 letras para conformar los pluriversos del pasado porque ciertamente todo futuro fue mejor.
13 = 10 + 3
En el centro 10 y tres que conforman el Espíritu Santo esférico y perfecto en la piedra.
Arrastramos la Serpiente Emplumada que asesinamos en el Paraíso.
Por eso debemos crear un nuevo decir para desdecir los paradigmas: para decir de nuevo: ¡PARADISO! con las palabras meridianas y paralelas por las rutas estelares de un retorno al verdadero Reino.
¡No debemos avanzar sino buscar el camino del regreso (no hay pro-greso sin retro-ceso) que nos conduzca a la fuente de la lengua pluriversal!
Nuestro deber es construir La Nave que habrá de llevarnos al encuentro de los antiguos Navegantes creadores de las esferas del sur para otear el QAJ y ordenar las vocales sobre el círculo ecuatorial.
El viaje será marcha atrás con la Palabra-Matemática porque hemos llegado al Punto Cero, al comienzo de toda civilización.
La Nave de los números en verso, reverso, disco inverso como manto sagrado de los 8 círculos meridianos en la Gran Esfera Mágica.
En el tablero del Kamal encontraremos la LEI de luces y piedras como el camino de luz que une la tierra y el cielo: cuadrícula exacta con la que el saber primordial organizara el Cosmos.
Llegaremos a la última sílaba, al UL, para regresar de nuevo con los antiguos navegantes NAGA MAYA hasta el PUNTO CERO pero ya desprovistos de las epidemias y poderes que asuelan estas tierras: LU.
Porque la historia igual que nuestras palabras es reversible, circundante, repetitiva.
Y desplegaremos las alas de nuestras naves para navegar por los inmensos mares del retorno hacia nosotros mismos hasta dar con la Mente Original.
Entonces lanzaremos la red de oro a las galaxias y la pesca será abundante:
L
O V
E
Y construiremos la Casa de Cristal con sus 26 habitaciones desde donde observaremos en 64 artes la pequeñez del planeta.
Y encenderemos LA GRAN TOCOLA ampliada cósmicamente como enorme QUETZALCOATL para combinar los números que al fin entonan el amor primordial con sus voces de proximidad.
¡AMEN!
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