Foto: Mario Vivo Bosque
Laura Lahoz Ruesga
(Zaragoza, 1977), exalumna del IES Goya, es licenciada en Filología Clásica por la universidad de Zaragoza, máster en Edición por la universidad de Salamanca, y en Fomento de la Lectura por la de Alcalá de Henares.
Su ámbito de trabajo son las labores editoriales, las de gestión cultural y la docencia de lenguas clásicas.
Está incluida en la antología Yin. Poetas Aragonesas: 1966-2010 (Zaragoza, Olifante, 2010).
Constantes vitales es su primer poemario. Sus poemas retoman y actualizan la tradición clásica a través de una breve y singular odisea por diversos países y ciudades que definen un paisaje humano. Los elementos mitológicos y las concreciones de espacio y tiempo combinan el pasado con el presente y se asoman simbólicamente a un imprevisible futuro eterno. Los temas elegidos y el punto de vista adoptado son los de un narrador subjetivo y objetivo a la vez, que vive con serenidad exterior y agitación interna el paso del tiempo. La indagación sobre el lenguaje, la reflexión sobre la poesía, la síntesis de ironía y humor, la concisión y la elipsis son las constantes vitales de este libro.
Constantes vitales,
publicado por Olifante en febrero de 2014.
TEMPUS TEMPORE
Recuerdas aquellos tiempos
de poesía y baile.
Todo se perfila con muescas
de tiempo
a tiempo, llegar a tiempo
con tino, con acierto.
A casa viene cada treinta y uno
el gran monstruo del tiempo.
Un Jano también bifronte
de este lado del hemisferio.
Un gato se estira sobre
el baldosín negro, sin prisa,
tiempo al tiempo.
Escribir y no parar,
no parar ni el tiempo.
El tiempo clásico es de género neutro.
Hay salidas,
sólo es cuestión de tiempo.
AB IMO PECTORE
La pauta fija el límite del tiempo,
el instante que define el vaivén.
Tal vez no sea nada,
nada parecido a lo de antes.
Estamos en el punto donde somos
lo mismo.
Muchas más veces he querido asomarme
pese al vértigo,
sentir y modelar el lenguaje,
alcanzar ese equilibrio interior
capaz de fijar el acorde de uno mismo,
que muestra la dimensión de lo ausente.
En constante cambio, nada define,
no hay otra cima.
El viaje como búsqueda
ya no perfila los pasos.
Llegar a Ítaca es lo importante,
Circe y sus hechizos han detenido el paso
de los Cíclopes.
Ariadna no necesita que Teseo vuelva.
Ella es todo: el hilo, el tapiz y el lienzo.
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