Georg Christoph Lichtenberg
Georg Christoph Lichtenberg (1 de julio de 1742, Ober-Ramstadt - † 24 de febrero de 1799, Gotinga) fue un científico y escritor alemán. Fue profesor de la Universidad de Gotinga, donde a su vez en su juventud tuvo en su misma función a Gotthelf Kästner. Dirigió misiones astronómicas en Hannover y en Osnabrück. Como científico fue el primer profesor de física experimental de Alemania.
Durante sus estancias en Inglaterra (1770, 1774-1775) frecuentó a la familia real y también todos los ambientes científicos. Estaba en contra de todo espíritu religioso y conservador, además de oponerse a los jóvenes pertenecientes al Sturm und Drang. En sus Aforismos, publicados de forma póstuma desde 1800 a 1806, se puede notar su contundente escepticismo, satírico, anglófilo y con una distinguida ironía. A los Aforismos se refería el autor como "waste books", usando la terminología inglesa.
Vida
Lichtenbrg fue el más joven de 17 hermanos, hijo de un pastor protestante de idéntico nombre que fue ascendiendo en la jerarquía eclesiástica hasta convertirse en superintendentente de Darmstadt. Al contrario de lo habitual en un religioso de la época, su padre disponía de grandes conocimientos científicos. Georg Christoph Lichtenberg fue educado en la casa de sus padres hasta la edad de 10 años en que ingresó en la escuela latina de Darmstadt. Su inteligencia se puso rápidamente en evidencia. Pretendía estudiar matemáticas pero su familia no alcanzaba a pagar los estudios por lo que en 1762 su madre, Katharina Henriette Lichtenberg, nacida en Eckhard (1696-1764) se dirigió a Ludwig VIII. que le concedió a Lichtenberg una beca anual de 200 Gulden. En mayo de 1763 dejó Darmstadt para estudiar hasta 1766 en la Universidad de Gotinga; matemáticas, historia natural y astronomía.
Su minusvalía física (escoliosis) y su propensión a padecer enfermedades probablemente hicieron de él una persona extremadamente curiosa y observadora.
Tras sus estudios realizó dos largos viajes a Inglaterra, el primero en 1770 como tutor de dos estudiantes ingleses en que causó una gran impresión al Rey Jorge III de Inglaterra y Hannover que lo recomendó para ocupar una plaza de profesor de filosofía. En los años siguientes hasta 1774 realizó observaciones astronómicas en el antiguo Observatorio de Gotinga. En el segundo de sus viajes de 1774 a 1775 conoció a integrantes de la expedición que dio la segunda vuelta al mundo de Cook y a otras personalidades de la época como James Watt o Joseph Priestley. En 1777 realizó experimentos fotográficos con alta tensión, esparciendo licopodio en polvo sobre una placa altamente electrizada, que posteriormente esas figuras en las imágenes se llamaron Lichtemberg.
En 1770 había obtenido plaza de profesor de física, matemáticas y astronomía en la Universidad de Gotinga, aunque no impartió clases hasta 1776.
En 1777 estuvo relacionado con Maria Dorothea Stechardt (1765-1782). Desde 1780 hasta su fallecimiento fue profesor (Ordinarius) de física. En 1782 conoce a Margarethe Elisabeth Kellner con quien comienza otra relación análoga a la matrimonial. En 1793 fue nombrado miembro de la Royal Society de Londres.
Obras literarias
Desde 1764 Lichtenberg fue anotando en libretas una innumerable cantidad de apuntes, aforismos o ideas rápidas, que fueron objeto de publicación mucho tiempo después de su fallecimiento. En ellos se descubre su tendencia al escépticismo y su ironía.
Ejemplos:
El americano que descubrió a Colón hizo un pésimo descubrimiento.
Quien sólo entiende de química, tampoco la entiende.
Aforismos: Georg Christoph LICHTENBERG
Dijo Goethe: detrás de cada broma de Lichtenberg, se oculta un enorme problema. Georg Christoph Lichtenberg (Alemania, 1742-1799) fue sobre todo un científico, pero sus “Aforismos” son considerados una obra capital del género.
Si tengo que elegir una función que ya han elegido mil personas antes que yo, con seguridad no será la de escribir manuales.
Soy mucho más compasivo en mis sueños que cuando estoy despierto.
L. era un hombre bueno en el fondo, sólo que no se ha tomado la molestia de parecerlo. Mi mayor error, el motivo de todos mis disgustos.
Leer saltando de un punto a otro es en cualquier momento mi gran diversión.
Él me desprecia porque no me conoce y yo desprecio sus acusaciones porque me conozco.
A veces he sido censurado por errores cometidos que mi censurador nunca tuvo ni la fuerza ni el ingenio suficientes para cometer.
Ambición violenta y desconfianza las he visto siempre juntas.
Hay que investigar si, por encima de todo, es posible hacer algo sin tener siempre ante los ojos lo mejor de uno mismo.
Nada puede contribuir tanto a la tranquilidad del alma como no tener ninguna opinión.
Una virtud premeditada no sirve para mucho. Sentimiento o hábito, esa es la cuestión.
Yo creo que el hombre al fin es un ser tan libre que no se le puede disputar el derecho a ser lo que él cree que es.
El ingenio y el humor, como todas las sustancias corrosivas, tiene que ser utilizados con cuidado.
Si pensáramos más por cuenta propia tendríamos muchos más libros malos y muchos más buenos.
¿Acaso reflexionar es una cosa distinta a consultar un libro, e inventar es algo más que transformar?
¿Cuán cerca pueden a veces nuestros pensamientos pasar rozando un gran descubrimiento?
La duda no debe ser nada más que atenta vigilancia, de lo contrario puede ser peligrosa.
La inteligencia de una persona puede medirse por el cuidado con que meditalo futuro o el final. Respicefinem
En realidad hay muchísima gente que lee simplemente para no necesitar pensar.
Ciertamente no es de otro modo: la mayoría de los hombres viven más según la moda que según la razón.
Meditar y pensar medrosamente lo que se podría haber hecho, es lo peor que se puede hacer.
La condena presuroso es la mayoría de las veces imputable al instinto de pereza de los hombres.
Tiene que haber en todo un cierto espíritu, una mirada, que, como un alma, dirija todo el conjunto.
Para determinadas personas, un hombre con inteligencia es una criatura más funesta que el más declarado rufián.
Lo mismo que el oído mide proporciones, quizá la lengua calcule superficies de cuerpos.
Hay gente que cree que es razonable todo lo que se hace con un rostro serio.
La superficie más entretenida de la tierra es para nosotros la del rostro humano.
Lo he notado muy claramente: cuando estoy tumbado tengo una opinión, y cuando estoy de pie otra, sobre todo si he comido poco y estoy fatigado.
Aunque caminar a dos piernas no sea una cosa natural en el hombre, es, ciertamente, un invento que le honra.
Articulo: http://www.el-nacional.com 15/06/2014
“Aforismos” – George Christoph Lichtenberg. Pp 321. Ed. Sudamericana. 1990. Traducción por Juan del Solar
2: Está por ver si en las ciencias y en las artes es posible alcanzar un punto óptimo más allá del cual no pueda ir nuestro intelecto. Tal vez dicho punto se halle a una distancia infinita, aunque a medida que nos acerquemos tengamos siempre menos camino ante nosotros.
9: […] Si tan difícil resulta precisar el origen de las cosas que ocurren en nuestro interior, ¿qué pasaría si quisiéramos intentar algo parecido con las que se hallan fuera de nosotros?
17: […] La naturaleza no crea genera ni species, sino individua, y nuestra mipía ha de buscar similitudes para poder retener muchas cosas a la vez. Estos conceptos se vuelven tanto más inexactos cuanto mayores son los géneros que inventamos.
31: El caracol no construye su casa, sino que esta le crece del cuerpo.
32: Se podría llamar a la costumbre una fricción moral, algo que no deja al espíritu sobrevolar, ligero, por encima de las cosas, sino que lo ata a ellas de manera tal que le resulta difícil liberarse.
35: El 4 de Julio de 1765, día en que un cielo despejado alternaba con nubes, estaba en mi cama leyendo un libro cuyas letras podía distinguir con toda claridad; de pronto, sin que yo sintiera nada, se me giró la mano en la que sostenía el libro, inesperadamente, y como debido al movimiento fui privado de un poco de luz, deduje que una gran nube debía de haber tapado el sol y todo me pareció oscuro, aunque la luz no hubiera sufrido merma alguna en la habitación. Así ocurre muchas veces con nuestras conclusiones: buscamos en la lejanía causas que suelen estar muy cerca, en nosotros mismos.
40: El miedo a la muerte que se inculca a los hombres es a la vez un gran medio del que se vale el Cielo para impedirles cometer muchas fechorías. Muchas cosas no se realizan por miedo a perder la vida o contraer enfermedades.
43: […] Quién sabe si no debemos la bomba de aire a un buen cocido [una buena comida] y, muchas veces, la guerra a uno malo…
82: En su Comedia, Dante Alighieri llama a Virgilio, con gran respeto, su maestro, y, sin embargo, como observa el señor Meinhard, hace un pésimo uso de él; una prueba evidente de que ya por entonces se elogiaba a los antiguos sin sabes por qué. Elogiarlos y hacer otra cosa, este respeto hacia ciertos poetas que uno no entiende y, no obstante, quiere alcanzar, es la fuente de nuestros malos escritos.
130: El campesino que cree que la Luna no es más grande que una rueda de arado, jamás piensa que, a una distancia de pocas millas, una iglesia entera se ve sólo como una mancha blanca y, en cambio, la Luna aparece siempre del mismo tamaño. ¿Qué le impide asociar estas ideas, ya que, por separado, las tiene todas? Quizás en su vida cotidiana asocie realmente ideas mediante lazos más artificiales que éstos. Esta observación debería llamar la atención del filósofo, que acaso aún sea como el campesino a la hora de hacer ciertas asociaciones.
Empezamos a pensar bastante pronto, mas no sabemos que pensamos, como tampoco sabemos que crecemos o digerimos; muchos, entre el común de las gentes, nunca llegan a saberlo. Una observación precisa de las cosas exteriores nos devuelve con facilidad al punto que observa, es decir a nosotros mismos, y viceversa: quien se ha percibido alguna vez a sí mismo, es fácilmente proclive a observar las cosas que lo rodean. Permanece atento, no sientas nada en vano, mide y compara: tal es toda la ley de la filosofía.
137: […] Precaución en el juicio es lo que habría que recomendar hoy en día a todos y cada uno. Si cada diez años obtuviéramos tan sólo una verdad incontestable de cada autor filosófico, nuestra cosecha sería ya suficientemente rica.
139: […] es una lástima que a las fogosas doncellas no se les deje escribir [poesía] sobre los jóvenes bellos como podrían hacerlo si estuviera permitido. Así pues, la belleza masculina aún no ha sido dibujada por las únicas manos capaces de dibujarla con auténtico fuego. Es probable que la espiritualidad que un par de ojos embelesados descubra en el cuerpo que los haya embelesado se manifieste de manera totalmente distinta a las muchachas en los cuerpos masculinos que a los jóvenes en los cuerpos femeninos.
-KA Κέρας άμαλθειας [1765-1772] –
165: Hay que hacer que la gente se sienta obligada a cumplir con nosotros a su manera, no a la nuestra.
178: En Holanda, un príncipe elector de Baviera tuvo que pagar una vez 50 ducados por un plato de tocino y huevos, pese a haber llevado consigo su propio vino. “¿Qué diablos ocurre? –preguntó al tabernero- ¿Son los huevos aquí tan raros?” “No –replicó éste en tono seco-, los huevos no, pero sí los príncipes electores.”
231: Hay un refrán inglés que dice: es demasiado necio para ser loco. En él hay una observación muy fina.
262: Lo ha aprendido todo, no para mostrarlo, sino para utilizarlo.
286: La forma más bella de la ironía es defender una causa totalmente indefendible con argumentos cargados de amargura satírica, citando y comentando a menudo pasajes diversos.
filosofia
pensamientos
- B Jocoseria [1768 - 1771] –
67: Solía llamar a las facultades superiores e inferiores de su alma la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes, y muy a menudo la primera aprobaba un bill que la segunda rechazaba.
81: Semblanza de una persona a la que conozco.
Su cuerpo está hecho de tal manera que hasta un mal dibujante lo dibujaría mejor a oscuras y, si estuviera en su poder modificarlo, daría menos relieve a algunas de sus partes. Con su salud, que dista mucho de ser óptima, este hombre diría que ha estado casi siempre contento; posee el don de aprovechar debidamente sus días de buena salud. Su imaginación, que es su más fiel compañera, jamás lo abandona. Él se instala detrás de la ventana, la cabeza apoyada en ambas manos, y mientras quienes pasan a su lado sólo ven un personaje cabizbajo y melancólico, él suele confesarse en silencio que, una vez más, se ha entregado a divagaciones muy placenteras. No tiene más que unos pocos amigos; a decir verdad, su corazón está siempre abierto a uno solo, presente, y a varios ausentes; su afabilidad hace que muchos lo crean amigo suyo, y lo cierto es que él los sirve también por ambición y amor al prójimo, mas no por ese impulso que lo lleva a servir a sus amigos de verdad. Ha amado tan sólo una o dos veces; la primera, con un amor no desgraciado, la segunda, con uno muy feliz; conquistó un buen corazón únicamente a fuerza de jovialidad y de ligereza, y aunque ahora suele olvidar ambas cosas, siempre venerará la jovialidad y la ligereza como los atributos espirituales que le han deparado las horas más placenteras de su vida. Y si tuviera la posibilidad de volver a elegir un alma y una vida, no sé si elegiría otras de poder recuperar una vez más las suyas. Ya en su adolescencia pensaba muy libremente sobre la religión, aunque nunca ha considerado un honor ser librepensador, ni tampoco creer sin excepción en todo. Es capaz de rezar con fervor, y nunca ha podido leer el Salmo 90 sin que lo embargara un sentimiento sublime e indescriptible. Antes de ser engendrados los montes, etc., significa para él infinitamente más que Canta, alma inmortal, etc. No sabe qué odia más, si a los jóvenes oficiales o a los jóvenes predicadores, con ninguno de los cuales podría vivir mucho tiempo. Su cuerpo y su indumentaria raramente han sido aptos, y sus convicciones raramente… suficientes para las reuniones sociales. Espera no pasar nunca de tres platos al mediodía y dos por la noche, con un poco de vino, ni quedarse por debajo de algunas patatas, manzanas y algo de pan y también de vino diario: en ambos casos se sentiría infeliz. Ha caído enfermo siempre que ha vivido unos días fuera de estos límites. Leer y escribir son para él ocupaciones tan necesarias como comer y beber, y espera que jamás le falten libros. En la muerte piensa a menudo y nunca con horror; le gustaría poder pensar en todo con tanta serenidad y espera que algún día su Creador le reclame dulcemente una vida de la que él no fue un propietario demasiado avaro, aunque tampoco dilapidador.
95*: en Alemania “… se aprendía lo que habían pensado los antiguos, en vez de pensar como ellos, y se aprendía la lengua en la que habían hablado, en vez de aprender a hablar como ellos.” – Herder.
143: A veces me paso ocho días sin salir de casa y vivo muy contento. Si tuviera que permanecer el mismo tiempo bajo arresto domiciliario, caería enfermo. Donde hay libertad de pensamiento, uno se mueve con facilidad en su propio círculo; donde se reprimen las ideas, hasta las permitidas se asoman con expresión tímida.
262: […] Para entender debidamente a un hombre habría que ser, a veces, el hombre mismo al cual se quiere entender. Quien comprenda lo que es un sistema de ideas, aprobará mis palabras. Estar a menudo a solar, reflexionar sobre sí mismo y hacer de uno mismo su propio mundo puede procurarnos un gran placer, aunque de este modo, y sin darnos cuenta, vayamos cimentando una filosofía que admite y aprueba el suicidio. De ahí que sea bueno aferrarse de nuevo al mundo a través de alguna chica o un amigo, a fin de no derrumbarse del todo.
365: ¿De qué le sirve leer a los antiguos a un hombre que ha perdido el estado de inocencia y, donde quiera que mire, vuelve a ver su propio sistema?...
387: Todo no puede funcionar a la perfección en el mundo, pues a los hombres aún hay que gobernarlos con engaños.
Aforismos
Lichtenberg
- C The whole man must move toghether [1772 - 1773] –
32: Algo que se mueva de un extremo a otro de un granito de arena con la velocidad de un rayo o de la luz, nos parecerá estar en reposo.
57: No quiero hacerte sombra, animalito (era una araña), el sol es tan tuyo como mío.
194: Muy a menudo he meditado sobre lo que realmente distingue al gran genio del común de las gentes. He aquí algunas de mis observaciones. El hombre común está siempre conforme con la opinión y la moda imperantes, considera el estado en que todo se encuentra ahora mismo como el único posible, y se comporta pasivamente en cualquier orden de cosas. No se le ocurre pensar que todo, desde la forma de los muebles hasta la más sutil de las hipótesis, se decide en el gran consenso de los hombres, del que él mismo forma parte. Usa zapatos de suela fina aunque las piedras puntiagudas le lastimen los pies, y, por seguir la moda, se hace correr las hebillas hasta la altura de los dedos del pie, aunque el zapato se le salga con frecuencia al caminar. No piensa que la forma del zapato depende tanto de él como del loco que por vez primera usó suela delgada sobre un empedrado miserable. El gran genio se pregunta siempre: “¿No podrá ser falso esto también?”. Nunca da su voto sin reflexionar. He conocido a un hombre talentosísimo cuyo sistema de opiniones, no menos que su mobiliario, se distinguían por un orden y funcionalidad muy especiales. En su casa no aceptaba nada de cuya utilidad no estuviera seguro; resultábale imposible adquirir algo tan sólo porque los otros lo tuvieran. Pensaba: sin mí han decidido que esto debe ser así, pero quizás hubieran decidido otra cosa de haber estado yo presentado. Demos gracias a estos hombres que al menos son capaces de desaprobar con la cabeza cuando se quiere imponer algo para lo que nuestro mundo es aún demasiado joven…
253: Paraguas con forma de sombrero.
267: Con qué facilidad puede ser el egoísmo –sin que lo advirtamos- el móvil de muchas acciones que nos parecen totalmente independientes de él, nos lo demuestra el hecho de que la gente pueda querer el dinero como tal, aunque jamás lo utilice.
272: Si en el mundo sólo hubiera patatas y zanahorias, no faltaría alguien que dijese: ¡Lástima que las plantas crezcan al revés!
Georg Christoph Lichtenberg - Aforismos
filosofia
- D [1773 - 1775] –
55: Si yo no hubiera escrito este libro, dentro de mil años, entre las 6 y las 7 de la tarde, por ejemplo, en varias ciudades de Alemania se hablaría de cosas totalmente distintas de las que, en efecto, se hablará. Si en Vardöhus hubiera yo arrojado al mar una pepita de cereza, la gota de agua de mar que Myn Heer se enjugó de la nariz en el Cabo de Buena Esperanza no habría estado exactamente en el mismo sitio.
61: Había participado en muchas batallas sin recibir una sola herida, y al final lo mató una botella de Winser Breihan sumamente difícil de descorchar. La pipa que pensaba fumarse mientras bebía, estaba ya encendida.
130: Los habitantes de Otaheite comen cada cual por separado y no logran comprender cómo es posible comer en grupo, sobre todo con las mujeres. Asombrado, Banks les preguntó por qué comían solos, y ellos respondieron que porque era correcto, aunque no querían ni podían decir por qué era correcto.
137: Encontrar un pensamiento que haga morir de risa a todo aquel que lo oiga.
201: Dios creó al hombre a su imagen significa, probablemente, que el hombre creó a Dios a la suya.
234: Un inglés ha descubierto a orillas del río Ohio una colonia de judíos de los que hasta ahora no se habían tenido noticias. Afirman descender de la tribu de Neftalí y haber vivido allí desde los primeros tiempos del primer Templo. Nada saben de sus otros correligionarios ni de la destrucción del Templo.
235: Un invento medianamente nuevo con un nombre totalmente nuevo.
264: Apenas si tenemos derecho a hablar de filósofos. Difícilmente encontraríamos una docena en Europa; los demás son magistri, doctores y profesores de filosofía. Los antiguos son, sin duda, superiores a nosotros: I) porque no imitaban todo el tiempo; II) porque no tenían un espíritu sistemático, III) porque aprendían más cosas que palabras, IV) porque eran más libres, V) porque no escribían tanto para ganarse el pan, VI) porque observaban más la naturaleza. No veo por qué alguien que, hoy en día, tomara estas precauciones, no podría igualar a los antiguos, ni por qué forma la naturaleza podría haberse agotado.
329: Nuestro mundo ha de llegar aún a tal grado de sutileza que será tan ridículo creer en un Dios como lo es hoy creer en fantasmas.
436: Y así se burlarán de nosotros el primo ángel y el primo mono.
451: El hombre era tan inteligente que casi no se lo podía utilizar para nada en el mundo.
pensamientos
Aforismos
-E [1775 - 1776] –
79: Quien tenga dos pares de pantalones, que venda uno y se compre este libro.
93: Su propio personaje se burla de él.
131: […] todo el mundo sabe que, exceptuando a los grandes señores, el ser humano no posee absolutamente nada más allá de su epidermis…
215: Un libro es un espejo; si un mono se mira en él, el reflejado no podrá ser un apóstol. No tenemos palabras para hablar de sabiduría con el necio. Ya es sabio quien entiende al sabio.
310: Escribe de tal modo que hasta a los ángeles se les paraliza el entendimiento.
385: “¿Cómo va?”, preguntó un ciego a un paralítico. “¡Pues ya lo ve!”, replicó el paralítico.
507: Es una excelente observación del señor Hartley la de que la variedad de idiomas permite rectificar los juicios falsos. Porque pensamos en palabras. Es algo que merece una profunda reflexión, a saber en qué medida el aprendizaje de otras lenguas nos aclara conceptos en nuestro propio idioma. Un buen tema.
Lichtenberg
Georg Christoph Lichtenberg - Aforismos
-F [1776 - 1779] –
38: Valdría la pena investigar si no resulta perjudicial pulir en exceso la educación de los niños. Aún no conocemos suficientemente al hombre como para eximir por completo al azar, si me es lícito hablar así, de la ejecución de esta tarea. Creo que si nuestros pedagogos llevan a buen fin sus intenciones, vale decir si logran que los niños se formen por entero bajo su influencia, nunca más tendremos un hombre auténticamente grande. Lo más aprovechable de nuestra vida no nos lo ha enseñado, normalmente, nadie. En las escuelas públicas, donde muchos niños no sólo estudian juntos, sino que también hacen travesuras, no se forman, es verdad, muchos gandules mojigatos y más de uno se pierde del todo, pero a la mayoría se les nota la superioridad. Dios no quiera que el hombre, cuya maestra es la naturaleza entera, acabe convirtiéndose en un trozo de cera en el que cualquier profesor imprima su sublime imagen.
241: Agrandar tanto el mundo que las partículas luminosas parezcan balas de cañón de 24 libras.
342: Aquello fue cuando el tiempo aún no tenía barba.
413: No es que los oráculos hayan dejado de hablar, sino que los hombres han dejado de escucharlos.
filosofia
pensamientos
- G [1779 - 1789] –
18: Quien se conoce bien a sí mismo, tarda muy poco en conocer a todos los demás hombres. Todo es reflejo.
79: Hay gente capaz de creer en todo lo que quiere: ¡Son criaturas felices!
183: El americano que primero descubrió a Colón, hizo un mal descubrimiento.
222: Si a un hombre juicioso se le puede dar un golpe y atontarlo, no veo por qué a un tonto no se le podría dar otro y volverlo inteligente.
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