(Ciudad de México, 1984).
Poeta y promotor cultural ha dirigido diversos talleres de creación literaria; los más, para alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Como promotor cultural ha organizado lecturas y performances con artistas como Hernán Bravo Varela, quien comparte un premio Óscar por la letra de la banda sonora de la película Frida; con Jaime López, autor de Chilanga Banda, canción interpretada por el grupo Café Tacuba; con Cecilia Rodarte, prestigiada fotógrafa mexicana; con Ricardo Yáñez, poeta merecedor del Premio Jalisco 2007, entre otros.
Dos veces ha sido jurado del premio de poesía Décima Musa de la UNAM, en sus categorías Bachillerato, Licenciatura y Posgrado. Asimismo, ha colaborado con revistas y periódicos de circulación nacional, entre los que se cuentan La Jornada, El Universal, Tierra Adentro, Timonel, Periódico de Poesía, Performance, y revistas electrónicas.
Como poeta ha participado en ferias de libro nacionales e internacionales, amén de dictar charlas para alumnos de bachillerato y universidad.
En 2012, junto a Sergio Luna y Moisés Ramírez, preparó la antología Nueva escritura sumaria, publicada en España y México por la editorial Vaso Roto.
Actualmente sostiene la columna “Tornavoz” en el Diario de Colima, y es uno de los invitados al Latinopoets en la ciudad de Nueva York.
Como promotor cultural ha organizado lecturas y performances con artistas como Hernán Bravo Varela, quien comparte un premio Óscar por la letra de la banda sonora de la película Frida; con Jaime López, autor de Chilanga Banda, canción interpretada por el grupo Café Tacuba; con Cecilia Rodarte, prestigiada fotógrafa mexicana; con Ricardo Yáñez, poeta merecedor del Premio Jalisco 2007, entre otros.
Dos veces ha sido jurado del premio de poesía Décima Musa de la UNAM, en sus categorías Bachillerato, Licenciatura y Posgrado. Asimismo, ha colaborado con revistas y periódicos de circulación nacional, entre los que se cuentan La Jornada, El Universal, Tierra Adentro, Timonel, Periódico de Poesía, Performance, y revistas electrónicas.
Como poeta ha participado en ferias de libro nacionales e internacionales, amén de dictar charlas para alumnos de bachillerato y universidad.
En 2012, junto a Sergio Luna y Moisés Ramírez, preparó la antología Nueva escritura sumaria, publicada en España y México por la editorial Vaso Roto.
Actualmente sostiene la columna “Tornavoz” en el Diario de Colima, y es uno de los invitados al Latinopoets en la ciudad de Nueva York.
A Marcia Fajardo
AFUERA,
sobre la luz
un tiempo
en lo líquido del tiempo,
un paso
que ha ganado
más de un paso; instante
que la ventana tiene,
frente
a aquel después
que está diciendo
la certeza que miras.
PRIMERA PALABRA,
lengua
que ningún decir
dibuja,
tiempo sin huella:
cuerpos
desde antes.
Slowmotion
Acto reflejo: sobre el hombro voltea, saluda, sin interrumpir,
sonriéndole a una pareja que cruza.
Izquierda, lado próximo a la calle, avanzo,
pero un acercamiento impide al espectador…
(Europea es la escena:
coches bajando azules, negros, como impalas de un acuario metropolitano.
Nosotros ascendemos quietos sobre la pantalla.
—Lacios y rizados los cabellos movidos por el viento. El beso toma la iniciativa).
Mas la acción empieza con la historia contada por las líneas de ambas manos.
Mandala
Jacintos de Compostela en los cuadrantes
allende de la cromosfera, morados con embocadura todavía fucsia tatúan los
piragones, mariposas de fuego.
Dioses hablan a través: única plegaria,
voz en vértebra.
Los primeros símbolos se zambullen, Wagner
se cristaliza: allí donde la hojas después de la llovizna…
allí, donde el adentro es una gota.
Para Karina Gidi
No desde la luz,
sino desde su claridad.
No desde ti,
sino desde lo que más allá de ti.
No desde la razón, ni con razón,
sino desde lo que no se equivoca.
La ola
Es tu boca un nido donde nadan aquellos ruiseñores
—¡qué ha de ser un gato,
un baile de guerreros en la trenza que te trenza mientras te destrenzas
de sus aguas!—
Al son de una cancioncilla, evoco la imagen en que te cargabas un peinado a lo pececito beta,
la falda, la blusa, y ésta sonrisa cuando sales
mojada y sin maquillaje —hasta acá.
Con rodeos la enredadera
Un crucifijo descorchando nuestra sangre
El acorde gutural el descompuesto aparato de sonido
La vasijita verde verdeverde
Pato samurái caracol campanas lágrimas romboides
Ulises y Nerón san Juan los estuchitos planchas la pirámide calcárea
Muerto el delfín la plata del plato
A lápices la desnudez ahíta
Talladas mariposas vidrios visos el temblor
Burbujas sobre Chopin sobre los elefantes
Esa luz
Y el ojo camaleónico dentro de las plumas
Moviéndose algoso
Jamás supe quién era mi padre.
Y fui su hijo
hasta dejarlo huérfano.
A veces
me pregunto si puede,
si le resulta difícil andar así,
siendo semilla de nadie,
como quien no se ha enterado
de su propio nacimiento.
Con rodeos la enredadera
Un crucifijo descorchando nuestra sangre
El acorde gutural el descompuesto aparato de sonido
La vasijita verde verde verde
Pato samurái caracol campanas lágrimas romboides
Ulises y Nerón san Juan los estuchitos planchas la pirámide calcárea
Este es el lugar más claro.
Como ascendente
una columna y su sábila,
esa pintura Zen
que no abandona, que
no deja vacío
al tercer fragmento
apenas escrito ante la luz.
Este es el lugar más claro de la noche.
No digas que otra noche.
Para Raciel Quirino y Moisés Ramírez
La rosa se abre
completamente. Desciende
ahora
sustancia
hasta la semilla.
Y la semilla a dónde
sino al poema.
Afiligranada va pulsándose
(debajo de ella
un ángel al pie de la llovizna)
donde los tigres dan latidos
a boca de licor que se derrama
hasta su limpidez:
vibración sobre lo matinal,
relámpago ambarino
tu hermosura platicada.
Domicilio
Bajo aquella mesa,
bajo el piso cuadriculado que la sostiene,
como desde un cielo,
se desbarranca una ciudad.
Muchísimo polvo la rodea. No se sabe,
nadie se explica, ni entiende,
de dónde ha venido a parar ahí.
-Sobre poblada de símbolos
se ha roto las orillas-.
¿Quién puede observarlo,
quién, dolorosamente,
puede levantar, siquiera una migaja,
de sus ruinas?
El cursi
Ahora que el amor
te ha tocado
has de llegar al fondo:
sea tu nombre ese nombre
que en los poemas
ya he puesto. Porque tú
hiciste lo posible,
sin que otro, que bien podría
ser yo mismo,
augurara tal hecho.
Y ahora que estás aquí
y que el silencio nada roba
y que las palabras siguen
diciéndote,
hallo la manera, acaso.
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