Rocío Wittib
Nació en Buenos Aires, Argentina en 1989, estudia Relaciones Públicas. Desde 2009 tiene el blog http://lifevestunderyourseat.wordpress.com.
imprescindible no es la dirección
el camino ni el mapa
la geografía resulta solo un accidente
para quien se busca y sospecha
que distancia no significa kilómetros
tampoco el destino importa
porque nunca se está en un lugar preciso
sino constantemente en una frontera
entre la desesperación de ser
y el anhelo de resistir
no hay más dónde que uno mismo
ni más herencia que las costumbres a las que pertenecemos
importante es aprender al menos un camino de vuelta
a donde nos espere una ventana para mirar al horizonte
imprescindible apenas un verso y toda su nostalgia
cuando acaba febrero y la nieve de una ciudad
que podría ser cualquiera nos recuerda quiénes somos
deberías ya comprender
que no basta
ser
ni estar
ni quedarse
cuando la piel que busca piel en su deriva
solo alcanza un suspiro vano
que no sabe morir
y con nada puede matarse
vivir es como estar a un lado del puente
y no saber que al otro lado
el puente ni siquiera existe
otra vez miras el mundo como si fuera demasiado tarde
te preguntas si el tiempo es una respuesta
y aceptas la duda del tal vez como consuelo
has aprendido a renunciar siempre a algo
pero sobre todo a renunciar a ti mismo
por eso huyes del deseo como un animal herido
te refugias en la certeza fiel de alguna rutina
y procuras olvidar que pronto volverá a caer la noche
otro día se irá aunque prefieras no ver cómo se apaga el sol
también a eso aprendiste a renunciar
porque sabes que ahí donde es difusa la luz
es exacto el sentimiento
esto que no vimos llegar
esto de lo que no saldremos ilesos
esto que arde y que un día también será cenizas
esto salvaje y dulce -¿sientes como ruge y te acaricia a la vez?
esto que aprendimos a querer y sin embargo duele
esto que se apropia de todas las palabras igual que el silencio
esto que nos hace cómplices y culpables y víctimas
esto que torpemente consuela el vacío la soledad la vida
esto que no descansa que nos acorrala que nos mira con recelo
esto que es una guerra en la que estamos condenados a rendirnos
esto la herida y la verdad
el mar huye en dirección contraria a lo que escribo
a lo lejos una orilla en la que nadie me espera
aquí mismo la eternidad de una palabra
que no cabe en lo fugaz de una vida
quiero decir mil veces todavía estamos a tiempo
como si el mundo tuviera orden comienzo final
como si existir no fuera irremediable y nos bastara
el camino ni el mapa
la geografía resulta solo un accidente
para quien se busca y sospecha
que distancia no significa kilómetros
tampoco el destino importa
porque nunca se está en un lugar preciso
sino constantemente en una frontera
entre la desesperación de ser
y el anhelo de resistir
no hay más dónde que uno mismo
ni más herencia que las costumbres a las que pertenecemos
importante es aprender al menos un camino de vuelta
a donde nos espere una ventana para mirar al horizonte
imprescindible apenas un verso y toda su nostalgia
cuando acaba febrero y la nieve de una ciudad
que podría ser cualquiera nos recuerda quiénes somos
deberías ya comprender
que no basta
ser
ni estar
ni quedarse
cuando la piel que busca piel en su deriva
solo alcanza un suspiro vano
que no sabe morir
y con nada puede matarse
vivir es como estar a un lado del puente
y no saber que al otro lado
el puente ni siquiera existe
otra vez miras el mundo como si fuera demasiado tarde
te preguntas si el tiempo es una respuesta
y aceptas la duda del tal vez como consuelo
has aprendido a renunciar siempre a algo
pero sobre todo a renunciar a ti mismo
por eso huyes del deseo como un animal herido
te refugias en la certeza fiel de alguna rutina
y procuras olvidar que pronto volverá a caer la noche
otro día se irá aunque prefieras no ver cómo se apaga el sol
también a eso aprendiste a renunciar
porque sabes que ahí donde es difusa la luz
es exacto el sentimiento
esto que no vimos llegar
esto de lo que no saldremos ilesos
esto que arde y que un día también será cenizas
esto salvaje y dulce -¿sientes como ruge y te acaricia a la vez?
esto que aprendimos a querer y sin embargo duele
esto que se apropia de todas las palabras igual que el silencio
esto que nos hace cómplices y culpables y víctimas
esto que torpemente consuela el vacío la soledad la vida
esto que no descansa que nos acorrala que nos mira con recelo
esto que es una guerra en la que estamos condenados a rendirnos
esto la herida y la verdad
el mar huye en dirección contraria a lo que escribo
a lo lejos una orilla en la que nadie me espera
aquí mismo la eternidad de una palabra
que no cabe en lo fugaz de una vida
quiero decir mil veces todavía estamos a tiempo
como si el mundo tuviera orden comienzo final
como si existir no fuera irremediable y nos bastara
Del otro lado de este poema
Del otro lado de este poema
es invierno,
llegan las siete de la tarde
como un hombre llega a su casa después del trabajo,
tal vez como llegas vos,
cuando el cielo es ya metal oscuro
y el aire cuerpo de ese frío
que lo atraviesa todo.
Por tus calles se encenderán los faroles,
la luna más arriba
se acomodará entre las estrellas,
será una noche inmóvil
como el telón de una obra
que dio su última función.
Vos, estando solo en la pieza
sintiendo tal vez un poco de cansancio
encenderás un cigarrillo,
te desvestirás
como se desviste julio al llegar agosto,
y al salir el humo por tu boca
te llevará los ojos a nuestra foto,
pensarás en mí
y latirá más fuerte tu corazón.
Yo que solo sé extrañarte,
intento escribir este poema
pero más intento atarme a
para no cruzar a tu lado.
Recuerdos de noviembre
Pero tiene la luz recuerdos que son nuestros
L.G.M
A veces llegan recuerdos a nuestras orillas:
Caminábamos juntos por la ciudad,
el cielo azul imposible había salido de un poema,
y todas las esquinas eran la noche perfecta.
El mar del olvido los hace volver:
El tiempo jugaba a no pasar
las calles a perdernos
a no existir el futuro
y nosotros a brindar entre el tu y el vos.
Dan golpes en todo el cuerpo como olas al romper en escolleras:
Nada era posible
y todo sucedía,
Entran como la sal en la arena:
yo miré tus ojos que saben
detener la realidad en un pestañeo,
y comprendí que poesía
no es algo que se guarda en un libro
sino todo aquello que se olvida
cuando dos personas se miran con el corazón.
Desembocan donde todo comienza, una y otra vez;
en el corazón:
Nunca dejaremos de ser los que fuimos,
mientras tenga la luz de este mundo
recuerdos que son nuestros.
Si fuera esa mujer
A Benjamín
Si fuera esa mujer
que llega una noche a tu casa
y baja por el cuerpo de la melancolía
hasta tu ausencia,
tal vez,
si encontrara un papel
sobre la mesa, sobre la oscuridad
y para mi corazón leyera tu poema
y me diera cuenta que la vida es mentira
que el amor en el fondo es amor cuando todo se rompe
y en la orilla desesperación y pólvora,
quizás,
si algún día de invierno
al llegar la tarde
entrara por la puerta de tu vacío
y sintiera el humo reciente
del fuego que incendió el límite de la soledad,
tal vez, quizás,
si fuera yo esa mujer
esperaría que vuelvas a llenar la noche
y derramar en el amanecer
las cenizas de lo que nunca seremos.
(SIN TÍTULO)
La distancia más grande
son tus ojos.
El brillo, el filo,
la aguja que pincha
a través del aire.
Y mirarlos es mudar el alma
a un instante de armonía.
Entonces pido tiempo,
para contemplar,
para alcanzar el placer inmenso
que brilla tras tus cristales.
Y te veo puro.
El aire no es aire,
el aire no es nada,
y el mundo no es nadie,
y yo soy el aire
y tú eres el mundo.
Te envuelvo con mi mirada.
Y cada vez eres un mundo
un poco más grande,
un poco más suave,
un poco más sencillo
y más hermoso.
PEQUEÑOS RASTROS DE LLUVIA
Llueve sobre las palabras,
lluvia que me ahoga.
Sobre lo que he escrito
no veo más que lluvia.
Gota sobre gota,
gotas sobre la ciudad
el paisaje acuarelado
de los días tristes.
LA NOCHE
Está sonando la noche,
se oye en el aire su brisa húmeda,
sus ojos tibios de luna.
Las horas desenfundan
el filo azul del cielo,
manto oscuro y peligrosamente exacto
que despierta nuestros corazones.
Los faroles amanecen para las calles,
qué agónicas quedan en penumbra,
donde el silencio virgen
se desnuda bajos los árboles.
Elegante, suave, eterna siempre,
mujer, por su forma de seducir,
animal, porque nos hace la piel salvaje,
como su alma, siempre eterna.
Miles de estrellas como cómplices,
de un crimen o una melodía,
a veces no deja distinguirse,
pero todos sabemos que es perfecta
Precisamente ahora
Precisamente ahora
que se acaba el verano, que amenaza
con lluvias el cielo, que se mancha la ciudad
de gris, de ocre, del color invisible del viento
que levanta polvo, que arremolina basura en la esquina
que se pasea por las calles como un dios absoluto
al otro lado de esta ventana, al otro lado
de mis ojos, justo ahí, afuera
donde los árboles evidencian la llegada del otoño en el paisaje
y la luz abandona poco a poco el cielo
como yo me abandono sobre el respaldo de la silla
precisamente ahora que sin querer
me parece dulce esta contemplación inútil de la vida
de las palomas que huyen de las ramas que tiemblan
del tráfico, de la gente que camina por la avenida
sin detenerse, casi atropellándose unos a otros
de todo lo que sigue sin más su curso al otro lado de este café
mientras en el fondo de mi imaginación
suena una melodía alegre que me recuerda
que otras veces he estado aquí
que todo lo que sucede precisamente ahora
ya ha sucedido, pero también es necesario
que todo vuelva a suceder
que de eso, supongo, se trata un poco la vida
de que todo vuelva a empezar y de pronto
comience a llover la misma lluvia que nunca ha llovido.
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