Mirtha Núñez Cueva
(Arequipa, Perú 1971) ha realizado estudios de Derecho y Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa. Se ha desempeñado como periodista cultural durante varios años en medios escritos de Arequipa.
Ha publicado sus poemas en diversas revistas como Estigia, Mosca académica, Tortuga ecuestre, Enemigo rumor. Ha publicado la plaquette Reflejo vítreo, y los poemarios Tierra láctea (AQP Libros, 2006) y Quimérica trombosis (Lustra, 2010).
Humus 1
Entonces crecieron los ecos en la caverna ótica
la tierra vislumbró su esencia acrecentada y la disgregó en sus tinieblas
en sus abrevaderos de espuma en la comisura de las playas
La voz -como una garra- abrióse paso
en las paredes húmedas
en el polvo fecundado
como un grito extemporáneo de inocuo sabor
La tierra se onduló como cola de pez
Derribó cenagales
Subyugó la quietud agónica
Se enderezó labrando gargantas
en ondas de perfil solitario
El día empezó contando montañas
Humus 2
Una telaraña de intenso color embrujado
cubrió de dientes pálidos los labios
Con alevosía consumada reunió insectos de patas flacas en silencioso tren
y convirtió los labios en rampas
Sublevó las casas,
las plantas,
las aguas
los restos de las mesas de la tarde
Con sus alas revistió la tierra
Humus 1
Und dann wuchsen in der Augenhöhle die Stimmen an
Die Erde zeigte ihr angewachsenes Wesen und teilte es in Dunkelheit und
Schaumtränken an versteckten Winkeln der Strände auf
Die Stimme bahnte sich – als Schaufelkralle – einen Weg
zog die feuchten Wände entlang
durch den befruchteten Staub
schrie gefahrlos und unzeitgemäß
Die Erde bog sich wie ein Fischschwanz
Versenkte Schlammlöcher
Besiegte die Sterbensruhe
Sie richtete sich auf, und beackerte Schluchten
zu einer schroffen Profilsichtaufnahme
Der Tag begann mit dem Zählen der Berge
Humus 2
Eine Spinnwebe von intensiver und wie verhexter Bemalung
bestückte die Lippen mit bleichem Gezahne
Mit Hinterlist zog sie stumm dünnbeinige Insekten ein
tauschte ihre Lippen in Rampen für die Auffahrt ein
Sie rührte Häuser,
Pflanzen,
und Wasser,
und mischte dazu den Rest des Abendbrots auf
die Spinnwebe kleidete mit ihren Flügeln die Erde neu ein
(übertragen von Rike Bolte)
Génesis
Tomando lugares a mi señor la palabra
descubro la estancia de ruedas cobrizas
y su sonido de trueno magnánimo
y sus labios delgados y largos
cóncavos,
en los que mi eco sobrepasa las fusiones sintácticas de las lenguas
Como un arco de criptas rasantes
su peso atraviesa mi carne levándola,
acartonando la llaneza de la regularidad
y dejándola lóbrega y hueca
asombrosamente sostenida por los signos como señales de humo dibujadas
No hay más libertad en el infinito que él conduciendo mis marcas lacradas
con el ocio indigente de los poseídos
Turgencia
para Ingunza
Aquí el esternón,
la cuadratura,
el bemol apasionado
Vagando están las ligas quebradas del piano encajado
Acá la médula, la raíz, las coplas inventadas
La esencia de los animales disolubles en cuatro partes amigables
Cuajan en los esqueletos aterciopelados de los números
Más allá las témperas hechas de ceniza de café
La cucharilla impecable,
los brillos inconstantes
El rompecabezas se interpone en el ventrículo abierto y herido
Y las partes rotas de las venas
las linfas
la luz brillante de las células encubiertas
Se amalgaman en sustancias nunca viejas pero sabias.
de "Quimérica Trombosis"
HEREDAD
Otra es
Esa sangre que me devora
que me tienta,
un balbuceo violento y penetrante
Sin arca,
sin garras,
sin cánula
Otra,
mortecina estampa en la bruma
exótica,
en fisuras plegadas
Ajena al cuerpo,
a la oscilación de su paseo
Y otra vez,
en depósitos próvidos
En el fuelle pesaroso de las sábanas
Es otra,
una falange viscosa
de húmedos escombros,
lejanos
que acaso caen
Y que poseen el miedo turbado de la carne solitaria
Es otra sangre,
y es la mía
en tórrida unión inaprensible
que reúne sombras y esferas en jornadas
y capilares longevos en el cuerpo
En microscópica habitualidad
Es otra,
sangre unida a la carne
a la que es mía
cuando amanece
Que ya es
otra en la mañana
que avanza y retrocede en movimientos migratorios
Hasta encallar
luego callar,
desplazándose en el perfume
que rebasa
en el centelleo de los huesos emergidos
Y sí, cae,
no acaso
Como un estertor que nunca muere.
Quimérica trombosis
Como una ola
Los huesos se encumbran en marea roja
En un vórtice
En un lacónico aguacero
de corpúsculos licuados
La piel se desase y se congrega con el aire
Y el tejido escapa por los capilares
La piel es una delgada lámina
Y los vasos se entretejen bajo ella
Como una cresta
El tránsito se disipa en las arterias
Culmina languideciendo en los puertos solitarios del
diafragma
Es el corazón y sus solemnes atrios
Suspendido en las costillas como un trofeo de guerra
Es el corazón agigantado que contempla
La multitud que lo traspasa
El murmullo sensorial del espasmo
La célula meteórica
La sístole en cadencia
el gozo y el desahucio
En la membrana que lo envuelve posesiva
Está la contracción ambivalente de la sangre
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