Luis Enrique Délano
Luis Enrique Délano Díaz (n. Santiago, Chile; 14 de julio de 1907 - f. íb.; 20 de marzo de 1985), escritor, ensayista, pintor, periodista, traductor y diplomático chileno. Padre del escritor Poli Délano.
Hijo del general Manuel Agustín Délano Bravo y de Isolina Díaz Porras, comenzó sus estudios terciarios en la Universidad de Chile.
Dio inicio a su carrera literaria a los 19 años de edad en 1926, con la publicación de su primer libro de poemas, El pescador de estrellas, en conjunto con Alejandro Gutiérrez.
En 1928 fue, junto a su amigo Salvador Reyes Figueroa y otros, uno de los fundadores de la revista Letras, en la que participó hasta 1930, como parte del grupo de la corriente llamada imaginismo.
Comenzó su labor como periodista en el diario El Mercurio, propiedad de su familiar Agustín Edwards, en 1929.
Viajó a España en 1934 para estudiar Letras e Historia del Arte en la Universidad de Madrid, donde vivió la Guerra Civil Española. Fue nombrado cónsul de Chile en México en 1940, cargo que mantuvo hasta 1946 cuando empezó a ejercer como tal en Nueva York, donde estuvo hasta 1949.6 Fue director de la revista Vistazo en 1952.
En 1956 su novela Puerto de fuego lo hizo acreedor del Premio Municipal de Santiago.
Recibió el Premio Nacional de Periodismo, especialidad de redacción en 1970. Ese mismo año se convierte en embajador de Chile en Suecia. Durante su ejercicio, su amigo Pablo Neruda recibe en ese país el Premio Nobel de Literatura.
Fue un destacado miembro del Partido Comunista de Chile, y colaboró con Neruda para traer refugiados de guerra en el vapor Winnipeg.
Exiliado por segunda vez en 1974, vuelve a México. Sólo volvería a Chile en 1984.
Su esposa fue la fotógrafa Dolores Falcón con quien fue padre del escritor Poli Délano.
Falleció en Santiago en 1985, unos meses después de haber sido autorizado a reingresar al país de su segundo exilio.
Obra
Escritor
Su primer libro de poemas fue El pescador de estrellas (1926), publicado junto al poeta Alejandro Gutiérrez, y su primera novela, Rumbo hacia ninguna parte (1927). Con La niña de la prisión y otros cuentos, publicada en 1928 con prólogo de Salvador Reyes Figueroa, su obra mostró ser parte del imaginismo.4 La problemática social, que marcaría el resto de su carrera, puede verse en obras como Puerto de fuego de 1956, y La base, en 1958, en la que describe la violencia que se dio en Santiago el 2 de abril de 1957 cuando el Ejército de Chile por órdenes de Carlos Ibáñez del Campo salió a la calle a enfrentar a los manifestantes que protestaban contra las alzas de los precios, durante la llamada Batalla de Santiago. Ambas novelas tratan sobre la injusticia, el amor y la lucha por la organización de sindicatos como la única forma de enfrentar los abusos de la clase empresarial.
Aprendiz de escritor se considera su última obra, en la que relata su visión del mundo de la segunda mitad de la década de 1920 y la primera de la de 1930. Fue publicada póstumamente.
Títulos
El siguiente es un listado de las obras literarias de Délano por orden cronológico según su primera edición. Despliega el año de publicación, el título de la obra y el tipo (si aplica). Aquellas que tengan una edición descargable en formato PDF desde el sitio Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional van seguidas del código identificador de dicha biblioteca enlazado al sitio de descarga.
1926 El pescador de estrellas: poemas
1927 Rumbo hacia ninguna parte
1928 La niña de la prisión, y otros cuentos (MC0017871)
1930 Luces en la isla
1930 Víspera
1932 Catorce cuentos chilenos
1933 La evasión
1935 Viaje de sueño
1937 Cuatro meses de guerra civil en Madrid (MC0017921)
1937 Juventud asombrosa y juventud herida : entorno de la poesía de Miguel Hernández
1937 Balmaceda : político romántico
1938 El gran extravío
1939 Si yo fuera Rey... (Una aventura de Francois Villon)
1939 En la ciudad de los césares
1940 Viejos relatos
1940 Historias de detectives
1944 Pequeña historia de Chile
1944 J. M. Balmaceda
1944 Lastarria
1945 Un nino en Valparaíso
1945 Siete cuentos chilenos
1946 El laurel sobre la lira': novela
1954 Baldomero Lillo y "Sub-Terra"
1956 Puerto de fuego: novela (MC0017915)
1957 Recuerdo de un "Imaginista"
1957 El caso de la alegre propietaria
1958 La Base: novela (MC0017917)
1961 El viento del rencor: novela
1961 Ceilán, isla de cocoteros y piedras preciosas
1961 Domingo de otoño en la gran muralla
1962 Faulkner, Hesse, Pérez de Ayala
1962 Praga, la esplendorosa
1962 Antología de la poesía social de Chile
1963 Recuerdos de Isaías Cabezón
1963 Cómo nos vio 74 años un periodista norteamericano
1964 El rumor de la batalla
1964 Neruda en España
1964 La bohemia que no muere
1964 Visión fugitiva de El Cairo
1965 Los extraños cementerios
1965 Se extinguen los últimos nómades
1965 Doce jefes indígenas cedieron la Isla de Pascua a Chile
1965 En la huella de los escritores rusos
1965 Genialidades de los tres grandes
1966 Cuba 66
1966 Setenta años de Alberto Romero
1967 José Victorino Lastarria y su tiempo
1968 Antropofagia [manuscrito]
1968 Viejos relatos
1969 Locura
1970 Sobre todo Madrid (MC0017920)
1970 Luis Enrique Délano
1970 Quillota, una visión retrospectiva
1971 Antropofagia: cuentos
1971 La red
1971 Recuerdos de Gabriela Mistral
1972 Carta sobre una vieja amistad
1973 La Base: novela
1973 El año 20: novela
1984 Las veladas del exilio
1985 Balmaceda: historias de la historia
1985 Puerto de fuego
1987 La luz que falta / Obra Póstuma
1994 Aprendíz de escritor : 1924-1934 / Obra Póstuma (MC0017972)
1995 Buzoni / Obra Póstuma
ESTÍO
Es la tarde de sol
del estío que muerde como las víboras.
Lala, caída en un rincón
del jardín familiar,
dormita como un pájaro:
A su lado Loti canta poemas náuticos
desde las páginas de Ives.
Sobre sus labios entreabiertos
navegan mariposas de cretona.
El estío, el estío
acuchilla la tarde que dormita.
El sol de un martillazo certero,
rompe la, esbeltez
de una rosa distraida.
CHILOÉ
Bordada de canales, cifrada de naufragios,
oh, vieja isla donde los piratas
llevaban el tesoro de sus voces
y sus antiguos juramentos.
Isla donde las rocas
fingen amorosos pedestales
para que los pingüinos
y los psjaros del mar, esos que
llenan la costa de gritos destemplados,
posen sus estaturas.
Oh isla donde caen las goletas
de comercio, con las velas vencidaq
triste derrota de los navegantes,
salud de los pastores,
ahora voy, ante mi estás, corro hacia tus costas
con el entusiasmo doloroso
del que nada conoce, pero que ama
las albas transparentes, las noches que dan hospedaje
a las estrellas del cielo,
el viento, el viento y la marea,
la costa desolada, el silbato de los capitanes,
el cabello rubio de las indias que bajan de los cerros,
y las iglesias donde los humildes
caen arrodillados.
Piratas sombríos llevaban
sus canciones
para hacerlas vibrar entre sorbos de fuego
junto a los cuerpos de tus hijas desnudas.
Ah, tesoros de voces, de senos olorosos,
de frutillas y alerces.
Ah, Chiloé, ahora llenas mis ojos
de ensueño y de naufragios.
Bordada de antiguos vientos
cuya ruda huaraca desata temporales,
oh Chiloé, yo amo tu estructura siniestra,
tus canales cruzados de peces de plata
y el viento que te nace,
que te aleja cada vez del continente.
CON LA SOMBRA AMARILLA DE TU RECUERDO
Oyeme la canción que me duele.
Quiero decirte sólo
que recién nace mi voz.
Con tu amor y tu ausencia,
con el viento y el ruido de la marea que crece
siento de nuevo en mi
la nostalgia imbatible
de tus ojos lejanos.
Suena abajo la música.
El armador de barcos y el poeta
oyen la melodía que se junta
con las rapsodias múltiples del mar.
Es la noche de Chiloé, obscura,
extensa, oceánica noche. La goleta está pronta.
Sobre la popa reluce el claro nombre: Maria Baudelia.
Cuando la marea cubra
el blando pavimento de la playa, el capitán
dará su orden jurando
e iniciará su curso la goleta.
Nunca como hoy y aquí
cabe toda tu ausencia.
Nunca como hoy he sentido
el implacable asalto del recuerdo.
Ah la llegada de la sombra, ah
el rostro que nace de la sombra,
arnarillo, que crece,
que adquiere ojos mongólicos,
que dura bajo la luz fría de las linternas del cielo,
que se abre a1 fin junto a la Cruz del Sur. que
derrota mil alma, que tiene la acidez de las rocas.
la esquivez de los pájaros marinos,
el zumbar incesante de las avispas rojas
y el color amarillo de la tierra y la muerte.
Nunca como hoy, eso es, podría yo decirte
lo que jamás te dije, pero que tú conoces.
Yo estoy arriba, bajo la noche austral, bajo
la ávida luz de la amanecida que sin
dudas, sin lugar a dudas, las goletas
saben aprovechar.
Oigo que beben. Apúrense, compañeros,
dice el armador, Maria Baudelia va a zarpar.
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