Julio J. Casal
Julio J. Casal (Montevideo, 18 de junio de 1889 - Ib., 7 de diciembre de 1954) fue un poeta y crítico literario uruguayo.
Obras
Lamenta (Poesía), Madrid, 1910
Allá Lejos (poesía), Madrid, 1912.
Llanuras Y Cielos (Poesía), Madrid, 1914.
Nuevos Horizontes (poesía), Madrid, 1916.
Huerto materna (poesía), Madrid, 1919.
Humildad (poesía), Madrid, 1921.
56 poemas (Poesía), Madrid, 1921.
Árbol (poesía), La Coruña, 1925.
Colina de la Música (poesía), Montevideo, 1933.
Exposición de la poesía uruguaya desde sus orígenes hasta 1940 (antología), Montevideo, Claridad, 1940.
Cuaderno de otoño (poesía), Buenos Aires, Losada, 1947.
Recuerdo de cielo (poesía), Montevideo, 1949.
Rafael Barradas (Ensayo), Buenos Aires, Losada, 1949.
Distante álamo (poesía), Montevideo, 1956.
Poesía, Montevideo, Aquí Poesía, 1964.
Antología de prosa y poesía, Montevideo, 1966.
Otoño, me vas dando
tu mar dorado. Voy
por el acorde de tu agua
con mis señales últimas
de tierra, en tus cristales.
Ya has perdido
porque estás en la piedra preciosa de tu fiesta.
Te ajusta tanto el mundo que apenas se te ve.
Nos alejamos de lo que ya no queda.
En nuestro aire iremos
tirando por la borda las últimas palabras,
lo que no sea necesario al vuelo.
Y la llama que quema
la carne.
Intacto se alza el suelo.
No he de perderte, aroma,
aunque el espejo
te disuelva en lejana y fría bruma.
No te aísla el cristal,
que voy creando
tu rostro cada día.
Lo que se fue de ti,
era sólo una forma
en gris y nácar muerto.
Ahora ya estás esencia,
con tu pulso de rosa
sobre el pecho.
Tierna palabra de olvidado día
llegas a mi por nubes de entresueño,
y me vuelvo a sentir, dulce y pequeño,
abriendo con tu llave, el alma mía.
Ves cómo asciende por la tarde fría,
convertido en paloma, el turbio ceño
que en mi frente, al partir, me dejó el sueño.
Sueño y paloma van en romería.
Tornas palabra a darme la dulzura
de mi madre, en la plácida tutela
cuando la noche me era larga. Vienes
a convertir mi llanto en agua pura.
Hoy, otra vez, estás conmigo, y vuela
tu mano entre el otoño de mis sienes..
DISFRAZ
Más de lo que quisiera voy viviendo.
No seré nunca amado de los dioses.
Pasaron por mis ojos tan veloces,
que en lo alto de mi mar sigo sufriendo.
Desde mi soledad voy aprendiendo
que tal vez al vivir, me nacen goces
de muerte y disfrazada en luz de voces,
me van mentidas sombras sosteniendo.
Me palpo y esta carne no es la mía.
-Acaso es noche lo que ayer fue día-,
brillando en apariencia y es su suerte
arder y no quemar, vivir en río
sin agua, ser de fuego y sentir frío
y en un disfraz de vida, ir con mi muerte.
ALGO DISTINTO
Algo distinto, sí, algo que mueva
nuestro pie entre las nieves de la vida.
Una lejana voz, de antigua, nueva,
como una ola nunca repetida.
En lo alto del sueño ver que lleva
el camino a una esencia no sentida.
La sien canece en tanta dura prueba
y dueño aún de la niñez perdida
De mi mano naciendo van los ríos
y es todo el cuerpo nada más que tierra.
Labrar la paz con mi constante guerra.
Muerto, crecer en mi, tierno retoño,
y ser centro de todos los estíos
desde la fría niebla de mi otoño.
MUERTA
Si, te has muerto. Yo veo tu blancura
de álamo entre su nieve amortajado,
y en tu rostro, la luz ha derramado
su permanente frío de escultura.
Te fuiste. Me quedaba tu ternura
en paisaje y en fiesta del pasado.
Al regresar no estás. Te has apagado.
De tan blanca no existe tu figura.
Por mi memoria vas, pero dormida.
Mis barcos por tu mar, a despertarte.
Y tú, por los cristales de tu hielo,
tan de nube, en la noche, tan perdida,
que mi amor, en su sueño de encontrarte,
se aleja de este mundo y mira al cielo.
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