ESTEBAN NAVARRO
(Reumén, Chile 1956) Considerado dentro de la llamada generación del 80, este poeta nació en un paisaje que llega a formar parte de su poesía, donde se mezclan diversas tendencias que configuran una voz inconfundible y especial en el contexto de la poesía chilena.
Dado a que, como la mayor parte de los miembros de su generación, vivió bajo el período de la dictadura pinochetista, el seguimiento de su obra poética inicial es una tarea difícil. Sus primeros textos están diseminados en diferentes revistas y hojas literarias que, por aquellos años, se constituyeron en formas de expresión y rebeldía estudiantiles. De modo que desde fines de los años 70 al poeta se le encontraba frecuentemente leyendo sus textos en encuentros literarios contestatarios al régimen: Agrupación Cultural Universitaria, Taller 666, Agrupación Andamio, Unión de Escritores Jóvenes, entre otros.
El escritor Diego Muñoz Valenzuela dice: En Esteban Navarro se aprecian tendencias muy diversas que se refunden íntimamente para dar lugar a una síntesis especialísima, una decantada mixtura donde la originalidad se impone para conformar una voz plenamente ubicable en el espectro de la poesía chilena de estos años. Este sólo hecho constituye un mérito, pues mezclar la tradición "lárica" de los poetas chilenos con el "exteriorismo" de los centroamericanos, agregando la necesaria y "antipoética" dosis de ironía, constituye un peligrosos experimento donde pocos podrían alcanzar el éxito. Refiriéndose específicamente al libro Mal de Ojo, Muñoz Valenzuela opina que el texto nos hechiza con su terrenalidad, con el disfraz de la simpleza que disimula tanto la laboriosidad del poeta, como su capacidad de reflexión profunda, con la aguda ironía a flor de labios y la mágica infusión de amor y humanidad que tanto nos hace falta.
OBRAS PUBLICADAS.
* Poema desde Chile, 1981.
* Para Matar este Tiempo, 1983.
* 10 Años de Poesía. Antología de la Joven poesía Chilena (con Cecilia Atria), 1984.
* Poetas de Nicaragua. Antología (con Diego Muñoz Valenzuela), 1987.
* Mal de Ojo, 1991.
* La Manzana de Oro, 1993.
POÉTICA CON UN DUENDE
Aparece un rostro en la espesura
Un rostro amable y con sombrero
Es el Duende que buscábamos en el bosque.
El Duende de sombrero verde
Que se ocultó verano tras verano
Y no dejó verse jamás.
Se me aparece y aparto
con una mano los árboles
con un leve soplido
Que ahuyente los pájaros.
Pero desaparece otra vez
Aquel rostro amable y con sombrero
Huye hacia la espesura donde habitan
Todos los rostros que alguna vez amamos.
COMO DOS AVELLANAS
Tus ojos tus ojos mirando desde la penumbra
Mirando desde el otro lado de la mesa
Desde un rincón del cuarto
Desde la multitud que levanta el puño
Desde tu corazón a quema ropa
Frente afrente tus ojos tus ojos
Me persiguen me acosan me secuestran
Me apremian me aplican descargas eléctricas
Me vendan los ojos tus ojos
Mirando desde lo alto de la escalera
Mirando hacia delante siempre adelante
Tus ojos pequeñitos como dos avellanas
Como las avellanas que recogía de los árboles
Cuando tuve 11 años
Tus ojos vestidos de civil
Día y noche siguiéndome los pasos.
MAL DE OJO
Polvo serás
Mas polvo enamorado
Quevedo.
Tus ojos atraviesan el aire
El abismo entre tú y yo
Y vienen hacia mis ojos.
Están húmedos tus ojos
Parecen los ojos de alguien
Que ha llorado.
Pesan mis ojos
Duelen los ojos tuyos
Dentro de mis ojos.
La mudez de tus ojos
Como dos pajaritos
Sobre mis ojos.
Y baten los párpados
Y se vuelan tus ojos
Hacia otras estaciones
Donde una mano pueda
Darles alimento.
Una mano que no está
En mis ojos
En la celda de mis ojos.
Y el aire es abismo de plumas
Cuando tus ojos
Son los ojos de un ciego
Mirándose.
Salen mis ojos
Cruzan el abismo
Y te buscan los ojos
Y al otro lado hay un nido
Hecho pedazos.
Pierdo los ojos entonces
Se van mis ojos
En tus ojos
Con el ala herida.
Mis ojos tan hondo
En tu pupila.
La sangre deja huellas
Y chillidos de pájaros
Que vuelven a ser polvo.
NADIE HA MUERTO
A Diego Muñoz E.
Nadie ha muerto en casa, madre mía
Los árboles crecen contra el otoño
Al fondo del patio
Los árboles se cargan de pájaros
Que anidan la ternura entre sus alas
Y si los pájaros no están
Si las flores se han volado
El amor irá a buscarlos
Y la casa la habitará la vida.
Nadie ha muerto en casa, hermano mío
El viento no deshoja los libros
El viento de repente escribe un cuento
Y llegan trenes que traen el sur
Hasta tu puerta
Pero si el silencio estremece las ventanas
Y el frío parte en dos el sueño
El amor vendrá a llenarlos
Y la casa la habitará la vida.
Nadie ha muerto en casa, compañero
La muerte no es nuestro color
Y el calor que nos hermana no ha partido
Y si no estás seguro
Si no ves con los ojos lo que los ojos no ven
El amor querrá besarlos
Y la casa la habitará la vida.
MAL DE OJO
de Esteban Navarro
ediciones el 100topiés, Santiago 1991
Por Cristián Cruz
Diario El valle de San Felipe
"Mal de Ojo" es un libro perteneciente a uno de los poetas más destacados de la generación post dictadura o que escribió en los ochenta, cuando la voz literaria no encontraba muchos cauces donde dictar su silbido. Esteban Navarro nacido en Reumén 1956, es sin duda uno de los poetas N. N. O de los que escribieron, o partieron escribiendo bajo la venda de la dictadura, donde todo discurso cultural provenía desde las instituciones por lo demás de baja calidad, pero que impedía que esa voz poética tuviera su espacio. En el caso de Navarro vemos el ejemplo claro, pues ya en 1983 publica "Poemas para Matar este Tiempo" libro contestatario a la dictadura segadora y opresora del discurso literario del entonces.
"Mal de Ojo" recoge un nuevo temple de animo del autor, volviendo este a su Reumén natal pero en la memoria, soltando en sus poemas la gracia del profundo sur, de sus gentes y costumbres, haciendo de este libro algo fresco y certero a la hora de trenzarse con el poema.
"Mal de Ojo" es a mi juicio uno de los mejores libros adheridos a la corriente Larica nacida en Chile con los poetas Juvencio Valle, Efraín Barquero, Jorge Teillier, Rolando Cárdenas y otros. Esto coloca al autor en una línea clara del como asumir el compromiso de la poesía en su estado mas claro y puro, generando en "Mal de Ojo" una estela de encanto y fulgor por una aldea que se pierde día a día. " Sube un olor a trenes detenidos en Altilhue/ y se mete al pecho como si nada". El autor aborda su herencia cultural de pueblo perdido en el sur, y que sólo a través de la poesía puede visualizar. Poemas con aroma a leñera se vislumbran en este texto escrito con la mayor de las pasiones; las imágenes plasmadas en lo terreno y en lo mental para así darles vida en el poema.
"Mal de Ojo" no es un libro fácil de encontrar, por ahí lo encontré en una librería de viejos a un precio irrisorio, pero un precio que paga la buena poesía, como decía Teófilo Cid "Un poeta escribe para que lo lea un joven de provincia, en un estante polvoriento" al parecer yo soy el joven de provincia y Esteban Navarro el buen poeta.
La poesía busca a ese otro, necesita de ese otro, para comunicarse secretamente a través de este "Mal de Ojo" que ahora es bien a la memoria.
Estas son las Mañanitas ( extracto)
Te regalo una manzana de Reumén
Una perdiz que salta en el potrero
Un poquito de musgo del bosque
Te regalo un cerezo al que me trepaba cada tarde.
Te regalo una madrugada entre el barro y la escarcha
Con establos y vacas y tarros de leche humeando.
Te regalo las obras completas de Miguel Hernández
Mi admiración por el Che
Te regalo un tren detenido bajo la lluvia en Dichato
Te regalo una locomotora entrando a un túnel
Te regalo una casa en Colón Oriente
Te regalo un pedazo de pan que mi hermano traía al salir de prisión
La palabra ternura la palabra libertad
Te regalo un sueño que tuve, era de todos el país y te hacia el amor
Y la vida tenia sentido.
La elegida
A Karin Eitel
Ella tiene la manos
Atadas a la espalda.
El ceño sin amparo
Abiertos los ojos apenas
Bajo el reflector que la enceguece.
El pelo desordenado tiene
Sobre su limpia frente.
Su mirada es triste
De norte a sur.
Su tristeza es larga
Arida primero
Luego llena de bosques
Y esos bosques llenos
De pájaros tristes.
Su tristeza es hermosa
Sin embargo
Bajo su limpia frente.
Pequeño poema
Tú estás en valparaíso
Yo estoy en santiago
Al medio está casablanca curacaví
Según por donde nos vayamos
Esta til-til la calera no sé
No conozco bien todos esos pueblos
Tú estás en valparaíso
Yo estoy en santiago
El mar golpea fuerte en las torpederas
En los muelles
El sol golpea firme en mi cabeza
Tus ojos se pierden en el infinito
Mirando hacia el oeste
Mis ojos arden con el smog y la tristeza
Tú estás en valparaíso
Yo estoy en santiago
La sirena de los barcos cruza la mañana
Y sube por los cerros
Y sube por los edificios
El ulular de carro bombas y policías
Y autobuses por avenida grecia
Tu recuerdo emprende el viaje
Por la ruta 5 o la 68
Mi memoria dibuja tu rostro
Y sale a buscarte en sentido contrario
Pero es completamente inútil
Pasamos de largo hacia ninguna parte
Tú estás en valparaíso
Yo estoy en santiago
Entonces ciertas calles caminadas
Hasta bien entrada la noche
Dos cervezas dos extraños dos enamorados
Dos niños muertos de miedo
La alameda la canal san carlos
Un beso en la mejilla una mirada fugaz
Tú estás en valparaíso
Yo estoy en santiago
Y al medio la violeta dijo
Hay un abismo sin música ni luz
Pero lleno de tus ojos
Lleno de un universo camino de la nada.
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