martes, 9 de septiembre de 2014

HUGO JAMIOY JUAGIBIOY [13.240]


Hugo Jamioy Juagibioy

Nació en Bëngbe Wáman Tabanók (Nuestro Sagrado Lugar de Origen), Valle de Sibundoy, Colombia  en 1971. Pertenece al Pueblo Kamuentsa Kabëng Kamëntsá Biyá (Hombres de aquí con pensamiento y lengua propia) conformado por unos 7.000 kabëng (de nosotros mismos); sus actividades principales son la agricultura, las artesanías (tejido, tallado en madera, instrumentos musicales) y principalmente son grandes conocedores de la medicina tradicional Kamsá. Ha publicado los libros de Poesía: Mi Fuego y Mi Humo Mi Tierra y Mi sol, 1999; y recientemente No Somos Gente, 2001.

Sobre las leyendas poéticas aborígenes reflexiona: “…A partir de distinguir dos identidades, que uno es la palabra antigua, -cuando hablamos de la palabra antigua estamos hablando de los abuelos, las abuelas, los guardadores de la palabra antigua-, que en muchas ocasiones la guardan en su lengua materna, -ellos a veces no hablan el español, y la otra es la nueva palabra-, entonces diferenciamos dos épocas a través de las cuales es preciso crear un puente para comunicarnos…” “En los abuelos está guardado el origen de nuestros pueblos, que en muchas ocasiones no se tiene bien claro... Los nombres que tienen los pueblos indígenas en Colombia son nombres puestos por los españoles. Entonces empezamos a buscar cuál es el nombre propio a partir de nuestra lengua. Y ocurre que encontramos que nosotros no somos lo que nos determinan desde afuera, sino que encontramos otra denominación desde nuestra lengua y otro significado.



Escarba las cenizas

Hijo, abandonado está el fogón de donde desprendiste tu nombre
mientras con frío buscas abrigo fuera de tu propia energía; regresa,
siéntate en el círculo donde las palabras del abuelo giran
pregúntale a las tres piedras, ellas guardan silenciosas el eco de antiguos cantos
escarba en las cenizas, calientita encontrarás la placenta con que te arropó tu madre.




Nuestros soñados

Los sueños son los hijos de la vida
caminando brotan
y en tus pasos
la sangre retoña nuevos sueños,
ahí va quedando tu rostro, tu alma,
el fruto de tus raíces...




La sed abunda en lo alto

Jamás llueve para arriba
la sed abunda en lo alto;

qué condena ir al cielo.




Si no comes nada

Mi abuela iba diciendo:

si esta noche comes maíz blanco
mañana las nubes serán tu compañía;

si comes maíz amarillo
el sol te hará sombra;

si no comes nada
el día no tendrá color.





Esta soledad

Esta soledad que sigue mis pasos
tiene ojo de águila
siempre me encuentra.






Yagé I

Sé Quién Eres

Te he mirado 
en el Yagé
a través de esos bellos colores 
ese mundo mágico colorido,
la geometría borracha
ha mostrado las figuras perfectas
el sueño pensado
la alucinación, el tránsito
el viaje al otro mundo
al mundo donde reposan 
todas las verdades
el mundo donde nada
se puede esconder
donde nada se puede negar
el mundo donde todo 
se puede saber
el mundo del  saber
allá he viajado y te he mirado
todo lo que he mirado
a través de la guasca 
que da poder, saber y conocer
no te lo puedo decir
solo quiero que sepas
que te he mirado.






Shinÿe

(De aquello que da luz ó Sol)

Agonía

Sol muriendo cuando pasa el tiempo
noche atentando contra su existencia
hombre viviendo día y noche
muerte naciendo de tus propias manos.

Agua corriendo
hacia el horizonte trazado por Shinÿe
hoy te pregunto:
¿Abre hecho camino 
para que no llegues a él?

Sol estás muriendo de sed
ella, no llegó en el día 
de alto calor
¿Hacia donde fue?
¿Quien la desvió?






Sueño ancestral

Un hermoso sueño hoy me acompañó
en el descanso del amanecer
miraba que todo mi pueblo
sin parar bailaba una sola danza
que mil sonidos de origen natural
creaban un ritmo armónico y ancestral;
soñaba que niños, jóvenes y ancianos
todos a la vez bailaban juntos
y las mujeres hermosas adornadas
con miles de flores tomadas del jardín 
su ritual exótico de danza y canción
entraban a la Tierra y al Padre Sol
versando frases de agradecimiento 
por la vida de mi Pueblo Kamënt¨sá;
al danzar, regaban flores de miles colores, 
plantaban por los caminos recorridos
las semillas sagradas de prosperidad
para que mañana también dancen
los hijos de ellas que en su vientre se formarán;
al final de la marcha
con paso lento y voz baja en su cantar
llena de arrugas en su rostro Kamënt¨sá
decía a sus hijos una Anciana Batá:
¡Cuidad de la Tierra
que es vuestra Mamá
adornad su rostro
y no la dejes arrugar
sembrad muchas flores 
para mañana adornar
las hermosas mujeres 
del Pueblo Kamënt¨sá.






Espíritus

Los ojos nunca se cansan de mirar
y cuando se vuelven tierra
o cuando los volvemos cenizas
siguen mirando
desde el alto cielo azul
otros divagan vigilantes
por los caminos de nuestro territorio
alumbrando como minacuros.








Danzantes del viento (Bínÿbe oboyejuayëng) 
Editorial de la Universidad de Caldas, 2005 



Bëngbe otjenayan

Otjenayán mondmën ayenëngbe sosong
tcojtsan or mochanjonÿna
y ché acbe anënguiñ
buiñec echantonÿna tsëm otjenayán
chents echantsinÿnanán acbe jobiá, acbe ainán,
chë shajuan acbe tbotëjënguentsán…



Nuestros soñados

Los sueños son los hijos de la vida,
caminando brotan
y en tus pasos
la sangre retoña nuevos sueños;
ahí va quedando tu rostro, tu alma,
el fruto de tus raíces…






Aty Tima Zarkuney, at¨sbe buiñentt¨san onÿnaná

Juahscon buashinÿinÿanbe Mamá
Atsbe bembbiam


Chëté sënján tëjaján…
chë tanguá niñësëng
chë celoca orquideushangá jtsaitëmiám.
Nÿe canÿeshá
nderado,
atsbiam enjobatmán
jinÿinÿiyám cabá nduantsefjon or
acbe bominÿ;
chë mallajt betiyëng tejan tsoyn
chë versiay shlofts enjetsichamo:
«Cháendmën, chë cachentsa betiyentsán onÿnaná
cochtsábobiamnay
yëbsán chauntsefjonam».





Tima Aty Zarkuney, brote de mi sangre

Tima Aty Zarkuney, «Madre de la fertilidad de la Luna»
A mi hija


Aquel día caminé por el monte…
los leños viejos
escondían las orquídeas en el cielo.
Solo una
esperaba mi visita
para mostrarme en sus bellos colores
tus ojos;
mas al fondo de la espesa montaña
el pájaro cantor decía:
«Ella es el brote de una planta de esta tierra
abónala,
para que mañana florezca».







Shinÿe Gunney, at¨sbe buiñent¨san onÿnaná

Shinÿbe Espíritbe añem
A mi hijo


Acbe espiritbentsa tëcuinÿjëng montseversia.
Mo ilëjëng acbe betsasentsan ftsetëqjancá
corent tarsëmbuan jtsabaibuayeynaycá.
Icobuajón juabnënguentsa yeniñ
Condobocha y condobocha tojiybinÿna or
sboachan añem cmondatsetnayec
ainán jashenoican añem cnatsetay.
Cbochanjonÿinÿiy, cbochanjabojaj acbe stjenash
sëntsebos binÿ ndoñ chaondëtsambañam.
Tiemp endochnëjuan y jungumiasha cmonduabocha
benachëng echanjoshjang cmochanjofj jabuachán jtsanám.
Chëté acbe taitang ndoñ canÿeng chamondoquedám
cmochantsëtsbotj acbe shinÿe tëcuinÿëjëng.
Acbe espirit sochantsatatjëmbambná
nÿe ntsam atsbeng imuamancá chantsatonÿay.
Shinÿe acbe benach endmën bid jtsebomnam
acbe otjenayan acbe Pueblo.



Shinÿe Gunney, brote de mi sangre

Shinÿe Gunney, «Fuerza del espíritu del Sol» 
A mi hijo


Cantan los rayos de tu espíritu.
Hilos dorados desprende la casa de tus razones,
anuncian sabiduría.
Creces y creces en cada amanecer
con la fuerza de cada fragmento de sol hecho maíz.
Te abrazo con mis ojos
entretejo mis dedos entre tus cabellos,
quisiera evitar que el viento se los lleve.
Junto a él tus alas crecen;
llegarán caminos invitando tus andares.
Ese día, para no quedarnos solos tus taitas
cortaremos tus cabellos.
Guardar la esencia de tu espíritu es el mandato;
la tradición de los míos será mi consuelo.
Shinÿe, tu destino es la vida,
el sueño, tu pueblo






Tima y Yuina

Tima y Yuina
chat atsbe uta bembiat
canÿa orquidëshá
y chanÿá jazminëshá
uta uaftseng anturiëshac
chatbe bominÿiñ.




Tima y Yuina

Tima y Yuina,
estas son mis dos hijas,
una orquídea
y la otra un jazmín
con dos anturios negros
en sus ojos.







Fshantsiñ

Ndoñ quetsatajuatsëntsná
atsbe sosón
jabuachán chaotsenangmen
fshantsiñ;
nÿe

sëndëbuatëmbá
chabe Mamá chabotsebobonshanam
básetemorscán.




En la tierra

No es que esté obligando
a mi hijo
a trabajos forzados
en la tierra;

solamente 
le estoy enseñando
a consentir a su madre
desde pequeño.







Ndoñ nÿetsquenach

Nÿe sëntsebos jauyanam
atsbe bonshan sosón
ndoñ nÿetsca luarëng
acbiñ quenatsmën
pero chë luarëng
ndayanac acbiam montsebuajon.




No todos los lugares

Solo quiero decirte
hijo de mi vida
que no todos los lugares
son tuyos,
pero cada uno de ellos
guarda algo para ti.






Chëca echantsemn

Jeninÿenam luareng
bejayëng mondmën y mënté
bëngbe ainanëng endababiá;
yëfs acbebaseng
y atsbeng
chë uaman uajajonayoc
canÿiñ mochanjashëbchëbab.




Así será

Los lugares de encuentro
son aguas que hoy
bañan nuestros sentimientos;
mañana tus hijos
y los míos
en la laguna sagrada
nadarán juntos.






Espiritëng

Bominÿëng ndocnaté jtserreparanam juamëntsan
y fshantscá chamojisëshëcona or
o jatinÿacá chomojisëshëcona or
cach mochantsantjesn
fchend celoca juatsbocan.

Inÿeng inÿenach mochantsantjesesan
bëngbe luar benachënguiñ
tsëshëndang ca mochantsaybinÿnay.





Espíritus

Los ojos nunca se cansan de mirar
y cuando se vuelven tierra
o cuando los volvemos cenizas
siguen mirando
desde el alto cielo azul.

Otros divagan vigilantes
por los caminos de nuestro territorio
alumbrando como minacuros






Chë obaná

canÿe

Chabiam, nÿe ndëmocna or quemochandbatencuentay
nderado uantsëyamb
nÿe nderado nda tojoban or
chabe tsëm benach jabuayenam
camëntsá yentsang ndoñ tiemp quemnatsbomn
chabiam jtsoyebuambnayam
nÿe jtsejuabnayán, jtseyebuambán y bid jabemán
tojopodentscuan.

Uta

Chabiam tmojoyebuambá 
mochantsechembuan
nderado mochanjebtsebiats.






La muerte

Uno

La muerte,
de ella no se habla en cualquier momento
sino cuando alguien se va por este nuevo camino;
los camëntsá no tienen tiempo
para hablar de ella,
solamente piensan, hablan y hacen la vida
mientras se pueda.

Dos

Si hablamos de ella
la estamos llamando.
Pueda que nos lleve










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