EDUARDO MORA MORENO
Nacido en 1906, Eduardo Mora Moreno es uno de los precursores del nuevo relato ecuatoriano, de corte social, que tuvo su apogeo entre 1930 y 1945.
Nació en Loja, Ecuador el 26 de Noviembre de 1906. Hijo legítimo del Dr. Emiliano Mora Bermeo, cuya biografía puede verse en este Diccionario y de Luz Maria Moreno Valdivieso, naturales de Loja.
Hijo único pues su madre murió a consecuencia del parto y su padre cuando tenía solamente once años de edad, su abuela Alegría Bermeo de Mora lo llevó a su casa donde vivió hasta el fallecimiento de ella en 1925. Por eso decía: "He sido un huérfano integral".
Estudió la primaria en la escuela José Antonio Eguiguren y comenzó la secundaria en el San Gabriel de los padres Jesuitas de Quito; pero, como el rigor del internado se volvió intolerable, volvió a Loja escapado y terminó en el Bernando Valdivieso, donde fue redactor de la revista del Colegio y en otras de corta duración publicó sus primeros versos y los cuentos titulados "La Minga", "El Rastrojo" y "Mal Hechizo".
Su poesía inicial era sencilla, con imaginación, sentimiento, levedad y delicadeza que trasparentaba su alma en bellas expresiones cargadas de una emoción lejana, que se perdía en el horizonte de sus primeras vivencias.
En febrero de 1924 fundó la revista "Loxa" y allí publicó un cuento vernáculo, expresión gráfica de las costumbres campesinas de Loja. Cronológicamente fue el primero en dar el giro en el tratamiento del indio en la plenitud profunda de su dura realidad; sin embargo es menester indicar que en Guayaquil, por esa época también hacía cuentos realistas Leopoldo Benítez Vinueza, autor de "La Mala Sombra".
Ese año se graduó de Bachiller, comenzó sus estudios de Jurisprudencia en la Universidad de Loja y con motivo del viaje a Quito de su primo hermano Manuel Benjamín Carrión Mora, le compró la mitad que le correspondía en una hacienda de la sucesión de la abuela Bermeo y empezó a trabajarla con singular ahínco, alternando las labores agrícolas con la literatura.
El 2 de Junio de 1928 contrajo matrimonio con Luz María Vélez Valdivieso, matrimonio feliz con tres hijos, pero ella falleció prematuramente.
En 1930 fue designado Concejal del Cantón Loja. El 31 hizo la entrega de la letra para el himno del Colegio Bernardo Valdivieso a su rector Adolfo Valarezo y con su compañero de estudios Ángel Felicísimo Rojas fundó y dirigió la "Revista Universitaria".
En Noviembre recibió el nombramiento de Director de Estudios de la Provincia con S/. 250 mensuales de sueldo, estableciendo el desayuno escolar en las escuelas fiscales urbanas y hasta cedió su casa en la hacienda "Masaca" para que funcionara provisional mente una escuela rural. En la dirección duró cuatro años hasta el 35.
En 1932 salió electo cuarto Diputado Principal por Loja auspiciado por el grupo de los "Obreros Independientes", entidad de tinte socialista, ideario que por entonces compartía Mora Moreno y durante sus gestiones en Quito le tocó votar por la descalificación de Neptalí Bonifáz para la presidencia de la República.
En 1935 fue designado Profesor de Castellano y Literatura en el Bernardo Valdivieso. El 36 volvió a ser electo Diputado y tomando la vía de Guayaquil y el tren, pudo arribar a la capital. Así era el aislamiento de Loja, por falta de vías carrozables. En 1938 fue Vocal de la Junta de Asistencia Pública.
En 1939 dio a la imprenta un libro parvo de dimensiones, que contiene solamente cinco cuentos, bajo el título de uno de ellos: "Humo en las Eras" en 74 pags. con prólogo de Carlos Manuel Espinosa y portada de Galo Galecio, cuya segunda edición ampliada a siete cuentos apareció en la CCE de Quito en 1973. Benjamín Camón opinó que el indio lojano, materia plástica de los relatos de su primo Mora, es fuerte físicamente, sano, de una belleza ruda e impresionante; inteligente, perspicaz, fácil para la asimilación de las formas de vida superiores que se acerquen a él, no como el indio imbecilizado por la dominación de siglos. Por eso, sabedor Mora de las grandes virtualidades que hay en ese indio lojano, lo utiliza como personaje de creación artística y para señalar realidades, pasiones, desorientaciones; Señaló que también tenía una singular capacidad de ver amorosamente el paisaje y decir lo visto con claro estilo, con transida ternura, con emocionada poesía.
En Octubre de 1940, después de varios años de viudez, contrajo matrimonio con la Profesora Normalista Amelia Anda Aguirre, tuvo cuatro hijos más, una unión estable y feliz (1).
En 1941 salió electo por unanimidad Presidente de la Municipalidad de Loja y en el desempeño de tan altas funciones proyectó el Plan de Urbanización de dicha ciudad; los trabajos de urbanización del río Malacatos, comenzando en el puente de la calle Diez de Agosto y avanzando hasta el puente provisional ubicado en la extremidad occidental de la calle Mercadillo para facilitar la construcción de la vía marginal del río; creó la Escuela Taller de los reclusos de la Cárcel Pública y la escuela Nocturna de Dibujo, abrió una cuadra más a la calle Dieciocho de Noviembre, reparó la Planta de Luz, aumentó el Alumbrado Eléctrico y fundó el Monte de Piedad.
(1) AMELIA ANDA AGUIRRE. Hija legítima de César Anda Rumazo, natural Latacunga y de Rosa Aguirre Sánchez, de Loja. Se había educado en los Sagrados Corazones de Rumipamba y en el Normal Manuela Cañizares de Quito, graduándose de Profesora Bachiller en Ciencias de la educación. Primero fue profesora de la escuela Elíseo Alvarez y durante los fines de semana daba clase de práctica en la Miguel Riofrío, a los profesores rurales que acudían a la ciudad. También participaba activamente en el Coro Santa Cecilia formando dúo con María Eufemia Arévalo o como solista en las programaciones musicales de la "Radio La Voz de Loja" y acompañada al piano y al violín por los maestros Segundo Cueva Celi y Miguel Cano Madrid; respectivamente.
Durante la invasión peruana en Julio del 41 y con la Junta Patriótica Provincial logró el establecimiento de la V Zona Militar con sede en Loja y desempeñó las funciones de Intendente de Provisiones para brindar atención a los numerosos refugiados que habían llegado de la frontera. En su residencia se veía la caravana de gente que solicitaba ayuda y esa ayuda jamás les era negada, labor que no le impidió inaugurar el 26 de Agosto la I Asamblea de Municipios de El Oro y Loja.
Entre 1942 y el 43 desempeñó las cátedras de Derecho Territorial y Filosofía Jurídica en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Loja. El 43 fue Agente-Cajero ad-honorem del Servicio Cooperativo Internacional de Salud Pública que dirigía Wyman R. Stone y que realizó en gran parte la canalización de Loja. El 44 fue Conjuez Fiscal de la Corte Superior y prestó sus servicios en los Departamentos Jurídicos del Instituto Cooperativo de Salud Pública y del Ministerio de Previsión Social, donde trabajó hasta el 46.
En 1947, con motivo de la elección por primera ocasión de los Alcaldes del país fue candidatizado para la Alcaldía de Loja y salió electo por un período de dos años con 2.633 votos. Se posesionó en solemne ceremonia realizada en el teatro Bolívar, ofreció esa noche una recepción en su casa y a los pocos días agasajó al pueblo con un almuerzo campestre en su hacienda La Florencia.
Su obra, dentro de las limitaciones impuestas por un paupérrimo presupuesto, se circunscribió al adoquinamiento de las calles periféricas, pues ya empezaban a circular vehículos aunque aún seguían las mulas y los caballos siendo el principal medio de transporte urbano; aumentó las recaudaciones, contrató la provisión de tuberías para la ampliación del servicio de agua potable, mejoró la Central Hidroeléctrica de la finca Chile, construyó un puente sobre el río Zamora-Huaylaco, reparó los puentes Santa Rosa y Bolívar, amplió la Avenida a las márgenes del río Malacatos, arregló el Cementerio y la Casa Municipal, haciendo construir una oficina para la Alcaldía.
En 1949 asistió a la I Conferencia de Alcaldes del país celebrada en Quito y le correspondió atender al presidente Galo Plaza durante su visita a la ciudad de Loja.
Con Plaza hizo una gran amistad en razón de sus gustos comunes por la cría de ganado Holstein, al punto que le mandó a proponer a principios del 50 la dirección del Instituto Nacional de Fomento, que Mora aceptó gustoso, dada su condición de ganadero y agricultor. En Julio y a través del Ministro de Gobierno Carlos Zambrano Orejuela, socialista como Mora, le ofreció la Gobernación y como tal asistió a los festejos del IV Centenario de la fundación de la ciudad. Ese año figuró en la obra "El Nuevo Relato Ecuatoriano" de Benjamín Carrión.
En 1953 fue postulado por la Agrupación Democrática Independiente para la Alcaldía de Loja. El 55 formó parte del Frente Democrático Nacional y apoyó la candidatura presidencial del Dr. Raúl Clemente Huerta. El frente lo lanzó para Senador por Loja con el Dr. Isidro Ayora, aunque después prefirió encabezar la lista de Diputados. Realizadas las elecciones, triunfaron los conservadores con Camilo Ponce Enríquez, por escaso margen de votos. Mora fue electo Diputado, concurrió al Congreso y votó en contra del Acuerdo que proclamó Presidente a Ponce.
Durante su Diputación presidió la Comisión Fiscalizadora del Plan Vial de Construcción de dieciséis carreteras en el país, para lo cual tuvo que recorrerlas y constatar personalmente el avance de ellas. Obtuvo la irrigación de Macará y en Diciembre del 57 visitó la isla de Puerto Rico, invitado por ese gobierno. El 58 fue designado Vocal por el Congreso ante el Instituto Nacional de Previsión; sin embargo, a la par que realizaba esas funciones, no descuidaba sus labores agrícolas y ganaderas.
Lilo Linke, el popular escritor y periodista del diario "El Comercio" de Quito, visitó su hacienda "La Florencia, ubicada en el valle, a solo 8 kilómetros al norte de Loja y dijo: "Se entra por la Carretera Panamericana, la casa ha sido ampliada y transformada en una villa elegante, la más elegante que vi durante mi estadía en la provincia. Sale el dueño: hombre alto, delgado, buen mozo, con los finos modales de un diplomático y la cultura propia del escritor que es miembro de una familia de distinguidos intelectuales. Parece una pose cuando se llama a si mismo ganadero, pero basta una breve conversación para darse cuenta que para él, la ganadería es una cosa seria. Hay ochenta vacas, todas de alto cruce Holstein, de las cuales cincuenta están produciendo. La Florencia da doscientos cincuenta litros diarios de lecha para la venta, más lo que se reserva para la alimentación de los becerros y el consumo familiar y de los empleados. El Dr. Mora ha plantado muchos árboles frutales; ciruelos, duraznos, manzanas, aguacates. El clima es ideal, también plantó unos pocos olivos. El jardín está cuidado por su esposa..."
En 1960 salió electo Senador suplente por la Agricultura de la sierra. El 62, como sus hijos necesitan estudiar en la Universidad Central, decidió ausentarse a Quito; pero antes convocó a sus colonos que trabajaban en calidad de peones o arrimados y les entregó por escritura pública los terrenos que venían ocupando en la Loma.
Entonces, habiendo cumplido modestamente con ellos, se ausentó del lugar. En Quito fue electo Vocal del Tribunal Supremo Electoral y el 63 Profesor de Historia de la Cultura en el Instituto de Derecho internacional. El 64 fue miembro del Instituto Ecuatoriano de la Reforma Agraria y Colonización (I.E.R.A.C.). El 65 la Junta Militar de Gobierno le designó Presidente de la Comisión encargada de estudiar y sugerir la adecuada solución de los problemas de la Provincia de Loja y ocupó una de las vocalías de la Comisión Nacional de Valores.
En 1966 y a la caída de la dictadura de la Junta Militar de Gobierno, fue electo miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana por la sección de Literatura. El 68 fue Vocal del tribunal de Garantías Constitucionales. El 72, durante la dictadura del General Guillermo Duran Arcentales, fue designado Ministro de Educación el General Vicente Anda Aguirre, cuñado de Mora, que le solicitó presidir la Comisión para redactar la Ley Nacional de la Cultura y cuando en Mayo del 73 se procedió a reorganizar la Casa de la Cultura Ecuatoriana, fue nombrado Director Nacional de dicha institución cultural; mas, al poco tiempo, por la trágica muerte del Ministro, ocupó dicho portafolio el General Guillermo Duran Arcetales, quien inició una política de hostilidad pues quería reemplazarle con su amigo personal, el Secretario de la Junta de Defensa Nacional Galo Rene Pérez, persona de toda su confianza, al punto que Mora tuvo que renunciar con grave escándalo del país.
En Mayo del 77, el General Bolívar Jarrín Cahueñas, Ministro de Gobierno de la Dictadura del Consejo Supremo de Gobierno, ante la renuncia del Alcalde de Loja Ing. Gonzalo Jaramillo Puertas y la imposibilidad de que alguien de renombre le acepte dichas funciones dada la proximidad del retorno constitucional, delegó en los Concejales de Loja la designación del nuevo Alcalde. Situación suigéneris que provocó una favorable reacción ciudadana y el Concejo por unanimidad de votos nombró a Mora, quien aceptó tan honrosa como inesperada postulación, ejerciendo por segunda vez dichas funciones hasta Septiembre del 79 que volvió la democracia al país. Su paso por la Alcaldía impidió la acefalía del Concejo. Para entonces era la personalidad más respetada de su provincia.
En 1982 el Núcleo de Loja de la CCE desvelizó su retrato y el de Eduardo Kigman Riofrio. En 1986 celebró ochenta años de edad con una fiesta en su hacienda. Ese fue su último acto público, pues se encontraba sufriendo algunas molestias por un cáncer que luego se le descubrió en la próstata y que le ocasionó la muerte en Quito, el 11 de Septiembre de 1987.
Su cadáver fue llevado a Loja donde recibió honras en el salón de la ciudad y en la Catedral, y fue exhumado en el Parque de los Recuerdos.
En sus últimos tiempos se había dedicado a borronear algunas anécdotas que dejó incompletas y fueron publicadas así en 1989 bajo el título de "La Nieblas del Recuerdo" en 38 pags. junto a un ensayo de 4 páginas titulado "Leyendo Maria". En 1990 su viuda dio a la luz "Eduardo Mora Moreno, su obra y su recuerdo" en 571 pags. con su Curriculum, opiniones sobre su vida pública y datos sueltos de prensa.
Su figura alta, morena, elegante, irradiaba simpatía y cordialidad y le hacía grato a los ojos. Su traje oscuro, sombrero de fieltro, gesto agradable. Sus ocupaciones y la vida de provincia le impidieron llegar a ser el gran escritor para lo que estaba tan bien dotado.
Poeta, no demores en el sueño herrumbroso
de la ciudad burguesa;
ven a invertir, no en vano,
esas pocas monedas de tu vida
en el gran espectáculo de la Naturaleza,
ven a vivir al campo.
De: Invitación campeana
Espíritu y sensibilidad de hoy, es una vocación urgente y acendrada de campo. No en busca deliberada del motivo lírico o de la documentación para el alegato social, sino en busca de paz. Palpita en él la entraña de la vieja égloga. Su instrumento expresivo es depurado, de una fragante diafanidad. Jamás hay en sus poemas gesticulación ni grito.
Obras:
Fundó las revistas "Loxa", BLOQUE. Colabora en las publicaciones de izquierda. "La Minga", "El Rastrojo" y "Mal Hechizo"; “Las nieblas del recuerdo”, “Leyendo María”.
Emoción de la partida
El llanto de la ausencia acrece la marea,
la despedida desfleca sus pañuelos
y sobre el viejo muelle se columpian las almas
al desigual compás de los oleajes.
La sirena anuncia la partida
y ya empeora la nave hacia el confín del destino;
solo queda en la playa la tablazón despedazada
de una ilusión, que ha de carenar el tiempo...
En alta mar las olas rizan el horizonte
y un relampaguear de inquietudes conmueve la distancia.
El viento sopla tenue,
como una evanescencia de caricias ausentes...
En el puerto lejano,
como alas extraviadas,
llegarán los recuerdos a posarse en los mástiles.
Algarabía del puerto;
desolación del puerto:
Entre la densa marea de los gritos
irá tu alma apartando soledades...
1939
RENUNCIACIÓN
... Y he visto, buena hermana, que todos los rosales
dejan morir sus rosas,
para con nuevo triunfo tornar a florecer;
mas el rosal temprano de mi alma adolescente
dejó morir sus rosas... inevitablemente
la albura de sus galas ya no podrá ofrecer...
Desolación, olvido, es todo mi tesor...
Una vida ignorada será menos vulgar!
Quizá lejos del mundo — jardín de los banales —
luces de ensoñaciones a nosotros vendrán...
No se hallan las estrellas regadas en la senda
por donde todos van!...
Seamos algo extraños, talvez incomprendidos,
nuestra vida sea huraña, íntima, excepcional;
dejemos que los otros sigan la misma ruta...
Es todo tan vulgar!
Y cuando presintamos que la muerte se acerca,
cuando hasta nuestro lecho la miremos llegar,
vámonos a sus brazos de novia descarnada,
y el ósculo de paz que hay en su boca ansiada
robemos de sus lábios — flores de lividez —
para finar la amarga tortura de cantar.
Vámonos hacia ella, divinamente ungidos,
con el óleo sagrado de la renunciación;
inaccesibles siempre al amor de la vida,
aunque miremos cerca la realidad dolida
de renacer un día con la transmutación!...
1924
INVITACIÓN CAMPEANA
Poeta, no demores en el sueño herrumbroso
de la ciudad burguesa,
vem a invertir, no en vano,
esas pocas monedas de tu vida
en el gran espectáculo de la Naturaleza:
ven a vivir al campo.
Aquí la vida acrece,
y la poca fortuna de la tuya,
comerciando con luz, con aire puro
y con sedas multícromas de cielo,
se volverá cuantiosa.
Ven, poeta, a vivir la vida-vida
de la clara campiña silenciosa,
lejos del ilotismo maloliente
de la ciudad poltrona y asquerosa...
Desempareda tu alma
de las cuatro paredes del vivir sedentario
y avéntala a vagar por las distancias,
impeliendo el motor del pensamiento
con la hélice frontal de las ideas.
Deja la viciosa geometria de las pobres callejas,
y aquí tendrás por pista el horizonte
para el vuelo sin alas de Pegaso...
Si quieres embriagarte te inebriarás de abismo
e irás describiendo las curvas
de las sendas movibles de los ríos,
para caer a dormir en un remanso
desde el salto de luz de las cascadas...
Vem, úngete de sol, es el mejor ungüento
para las endebleces del cuerpo y del espíritu;
en las fráguas potentes del trabajo
templa el acerto intacto de tus músculos,
y así
podrás tronchar cien años en un roble
y pulsar, sin gemidos,
el arca heroica de las tempestades...
Vem, acaricia el vientre de la tierra,
que es el más fecundo y maternal,
y en el propicio relapso de los días
— potros uncidos que cabalga el tiempo —
para ti bordará su traje oscuro
con el oro ondulado de las mieses.
Ven, poeta.
El claro diapasón de las montañas
musicalizará la nota no soñada
que ha de vibrar en tu canción futura.
Podrás robar la joya de un lucero
a las noches abiertas del Estío
o la diadema de una media luna
con que irás al altar de Himeneo.
Y en tu quena, Poeta de las Américas,
el viento libre de las altas cumbres,
impelido por soplos de infinito,
pondrá su nota más sentida y trémula.
Ven al campo, Poeta.
En la campiña, Loja, 1929.
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