Yorgenis Ramírez
Nació en Vargas, VENEZUELA 1986. Es poeta, bailarín de danza contemporánea, artista visual, relacionista industrial. Director artístico de La Casa Rota, colectivo de teatro físico, danza y vídeo. Realizó estudios en la Escuela de Danza de Caracas bajo la dirección de José (el negro) Ledezma y Yuri Cavalieri, Instituto Universitario de Danza y Universidad Nacional Experimental de las Artes. Yorgenis Ramírez ha tomado clase con maestros de gran trayectoria y prestancia mundial: Pina Bausch, Kazuo Ohno, Eugenio Barba y con las Compañías Kibuttz Contemporary Dance Company, Kafig, Impulz tanz, entre otros. Actualmente es integrante de la Compañía de Danza Contemporánea DANZART, bajo la dirección del maestro Elio Montiel y miembro de los Colectivos Culturales de la Casa Fleury, conducidos por el artista y diseñador Agustín Ávila. Docente en danza contemporánea, creador y director escénico. Ha mostrado sus creaciones en Caracas, Berlin y Japón. Es además escritor free lance en leviticoresteo.blogspot.com, laguarimbapoetica.wordprees.com y pelabrasreunidas.blogspot.com.
De “Diáspora vertical”, poemario inédito
I
Los niños no eyaculan
aunque beban leche hasta la sed
ebrios
trémulos
masturban los días
en el ir y venir del goce
hinchado
húmedo
En un sudor
de placeres que no terminan de expresarse
II
Abrir un perfil en Facebook
Conocer a un chico
chica Salir
coger
volver a salir
coger
Y pasarse la vida así
de perfil en perfil
evitando el encuentro
con la palabra dolor
III
Papá
Los maricos también lloran
Esta mañana el tío Federico rompió con su novio y sus lágrimas anegaron
todas las casas del barrio
Papá
Los maricos también ruegan a Dios
El Cura de la parroquia reza el rosario con su mancebo
A quien todos los pecados le son retenidos
Papá
Los maricos también politiquean
Su magistral taconeo de dudas se precipita en ansias por la silla
Quieren verse encaramadas en el poder
Papá
Los maricos saben de economía, son cultos
Y no les basta la inflación para sentirse re-valuadas
Papá
Los maricos escriben poemas
La poesía dispone de numerosos efectos especiales para hacer poético el vivir
IV
“En las noche de lluvia no se tapan los oídos.
Los truenos pueden hacerlos estallar”.
Dijo mi hermano
Y yo me pregunto
¿Cómo se tapa la grieta de ser hombre?
¿De crecer como árbol torcido bajo sombras clandestinas?
¿Cómo?
¿Puede acaso uno tapar con un dedo
esta disidencia febril
este fuego de carne
y hueso
que no conoce la ética de la lluvia?
¿Puede?
Entonces, hermano mío
ven
tapa mis oídos
deja que llueva sobre mí
y que truene
tal vez así
estallando
la palabra hombre recobre su cuerpo
V
Dos lenguas
suspendidas
en un paladar
de vidrio
peces
en un vapor
masturbado
corren
baten las alas
aúllan
enlazados en esa red
detrás del sol
en una embriaguez
de azares
resonando en un gemido
nocturnal
desgranándose
VI
Y acaso
cuando fueron creados
cielo, tierra y hombre
Dios no pensó
en los disidentes,
el onanismo,
en el terco amor al revés,
En el lívido neón
de la palabra
marico.
En el vientre
donde se bebe
la leche del goce.
En la ardiente trama de la cópula
de dos seres
que en medio de la noche
arden, danzan
se embriagan,
hasta estallar en astros licenciosos
el universo
VII
Tiene que haber
un momento del día
en que un hombre
piense
en otro hombre
y sienta
un deleite solar
galopando en ebriedad
Tiene que haber
Una pulpa jadeante
Un silencio genital
Algún sentido oral
donde el ardor lo solicite
Tiene que haber
un temblor
que atraviese su cuerpo
hasta llegar a la vibración de la mano
y una levitación impúdica
venida en derrames
entibie la penumbra
de su habitación insomne
VIII
Te nombro
Frente a la imagen del Nazareno
Donde me masturbo
Porque sé que no vendrás al pan de mi sed
Te nombro
Entre una oración que se sabe a carne
Rancia maleza
El maná donde se coronan los altos aires del deseo
de Vivir aquí (inédito)
CINCO
San Agustín
Que modulas el asfalto
En la ebriedad del ron
Pasear por tus calles
Meadas, feroces, sabias
Donde Jimmy Hendrix devoró caderas
Con el lamento seminal de su guitarra
Es saberse resteado
Quién dijo
Que la poesía no pasea tus calles
Hurgando el trasnocho copular
Donde acribillaron a tres mil quinientas cuarenta y ocho putas
Anoche
Cómo no rendirme al marasmo de balas
Emparentadas con los versos de Juan Calzadilla
Gritando ¡oh smog!
Santificada la verdad de tu garganta
Tú
Barrio mío
Que me has heredado la eutanasia
El anticipado viaje a la morgue
Desmadres, vicios
El temblor
Contigo vi mi primera Almodóvar
Junto a Loli, Sasha, Ramón y otras mariquitas del montón
Cuántas veces escuchando a Maelo
Soñé conquistas de caderas, noches y coños
Cuántas
Tu nombre
Si del norte o del sur
Es mística herencia
Aquel hombre
Una noche
Frente a dos amantes neuróticos
Se derramó en húmedas ofrendas
Bautizando tu suelo
Que de noche enciende sus luces
Y sentimos lo infinito
Rozar nuestros labios
7
Llego a casa
De una peña de boleros
Donde Tite Curet quebró mi ateísmo
Y creí en el canto de sus profanaciones morenas
Tomo el directorio telefónico
Me urgía una cita con José Gregorio Hernández
Debía ser paciente amable pero tenaz
Las líneas estarían congestionadas
Precipitadas, urgentes
Solicitando favores de aquel Doctor pues
El Valium había subido setecientos porciento
Tras la devaluación del lunes
En fin
Estuve horas tratando de conectarle
Pero el silencio
Fue su único favor
Presentía el desperdicio de mis deseos
Necesitaba sacar de mí la voz de Curet
Removiendo tanto amor sucio adolescente
Tanta mañana con olor a sábana
Tantas fotografías persiguiéndome
Tanto recuerdo inescrutable
Al final solo encontré la llama
De tener que aprender a olvidar
Con fe
3D la madrugada
Tres de la madrugada
Despierto bañado en ladridos
Aquella pesadilla suicida
Donde soy poeta
Me persigue
Me siento en el borde de la cama
Termino de manar
Aquella película gris
Donde fumo, escribo
Escucho jazz
Con la hornilla de la cocina abierta
Intento levantarme
Pero el suelo huyó
Mientras recitaba en voz alta
Unos cuantos versos
Luego observé las paredes
Estranguladas en gritos
Que recitaba la noche
De mi voz
Blanca anémica
Diabética suicida
Con los dientes irritados
Hasta darme cuenta
Que no era una pesadilla
Sino la fría realidad
Aferrada al ombligo de un poema
Escrito por mi mano
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