Mariluz Pellegrin
Mariluz Pellegrin (CHILE). Poeta. Autora de “Distancia invertebrada” (1959), “Exorcismo” (1960), “Armar de nuevo el puzzle” (1972).
Distancia invertebrada
Autor: Mariluz Pellegrin
Santiago de Chile: Fco. Carrión e hijos, 1959
CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1960-04-03. AUTOR: RICARDO LATCHAM
Mariluz Pellegrin en “Distancia invertebrada. (Territorios del amor y la palabra)”, da la impresión de un poeta que lucha con un idioma rebelde y, a veces, anticuado, como puede verse en el prólogo:
“Si hay poemas que canta a los mares
y los hay que revisten sentimientos,
mi voz rasgada arpa entre los vientos,
nada dice entre los tiempos fértiles”.
Se revuelven en estos versos, desordenados y, en ocasiones, caóticos sentimientos e imágenes que desconciertan. Descontando atisbos parciales y algunos poemas afortunados, el lector se halla con estrofas como las siguientes:
“Me hubiese gustado dar a luz
desvaríos de noches insospechadas.
Haberte esperado en una alcoba
donde el suelo y las paredes, revestidos de sedas,
lúbricos terciopelos y satenes de Oriente;
dieran a mis locuras, digno marco dorado”.
........................................
“¡El rito ha fenecido,
camina por las calles y el gentío
empequeñece la plegaria!
Soy una mujer
de extremidades cálidas.
El amor es religión en mis raíces
y encuéntranse en mis aguas con el alba
y las mañanas en mis venas,
se hacen noche”.
Semejante erotismo parecía superado en las nuevas promociones poéticas, pero Mariluz Pellegrin no tiene temor a exhibir con valor un temperamento convulsionado que se expresa con metáforas retorcidas y un idioma difícil. Es un caso que se escapa a las predicciones críticas. Su fuerza y su fogosidad requieren una contención: la que da un mayor conocimiento del lenguaje y el autoanálisis tan indispensable en materia poética.
Exorcismo
Autor: Mariluz Pellegrin
Santiago de Chile: Arancibia Hnos., 1967
CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1968-01-17. AUTOR: FIDEL ARANEDA BRAVO
Este “Exorcismo”, de Mariluz Pellegrin, viene de perlas, a modo de conjuro contra la poesía maléfica o falsa que abunda en nuestra época.
En “Exorcismo” domina el pensamiento tétrico de la muerte, a la manera de Unamuno; pero pasan también por los versos de Mariluz Pellegrin ráfagas de los clásicos, de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa:
“¡Oh!
Abridme las puertas,
Tirano implacable.
Soltad esas llaves.
Sacad los barrotes.
Devolvedme el alma!”.
Esto no es óbice para que haya resabios de panteísmo. La angustia, el tormento, la desesperación parecen invadir violentamente el espíritu de la poetisa que ansía la muerte, tal vez, porque la ve lejos:
“Quiero conjurar los cataclismos.
Atraerlos
y sobre mí
los maremotos
sobre mí el morir mil veces”. (Pág. 17).
La lírica de “Exorcismo” no es retorcida ni enmarañada, sino espontánea, fácil; aunque domina el pensamiento de la muerte, el pequeño breviario poético termina con una primorosa agua fuerte: “Artesanías chinas”:
“Humo. Marfil. Laca.
Del bambú o coral: fisonomías.
Aspectos del asombro,
en el jade o en el ágata.
La rosa,
quieta en un vaso,
vigila la ceremonia del té
y el hierro
adquiere contornos
de esmaltada hora
en siluetas de tazas”.
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