FERNANDO ROSSO OROZCO
(Sucre, Bolivia, 1945).- Poeta.
Estudió derecho pero no ejerce. Radica en Tarija. Alberto Guerra G. comentó el poemario Parte de Copas al decir que los mismo reflejan "la constatación de la cotidianidad en la existencia del hombre, en la extensión de los anhelos y esperanzas, de su alegría de vivir y de sus mudanzas puesto que, en la medida en que late una delicada chispa de divinidad en cada hombre, en el poeta, que es un visionario, se manifiesta Dios mismo en todo su esplendor multidimensional y eterno".
Para Yolanda Bedregal lo escrito por Rosso es "Poesía auténtica, sutil y sugerente en estricto lenguaje".
Uno de esos poemas dice:
“A secas por la noche
seguro el corazón de oro
los reyes queman augurios
donde pasa el tiempo
¡Beben!
y cantan
la suerte del día.
Lanzados al campo o navegando
¡Copa!
te tomamos malamada”.
LIBROS
Poesía: El danzante y la muerte (1983); El Aire Hereje (1986); Parte de copas (1989).
Fernando Rosso Orozco es otra de las voces fundamentales de la poética boliviana. Hay varios rasgos en esta escritura que hacen que se la distinga de manera especial: la palabra breve y precisa, como un sol de mediodía, ilumina la luz. Piensa. Es una poesía que más que preguntar, escucha y mira. Tiene más de instalación que de búsqueda. Sus movimientos reposan en el sosiego, de ahí que leer a Fernando Rosso Orozco reconforta el alma, cosa rara, excepcional en estos días.
De EL DANZANTE Y LA MUERTE
1
Sólo quiero mantenerme entre mis manos
y decir algo después de oír y de ver
Que nunca me queje de faltas
ni de ausencias
que no ponga en duda la faz dorada
de mis días
y que no me vaya con la mirada solamente
defendiendo mi ley y mis costumbres
2
Hablar de enigmas cuando todo está
a la vista
el viento que ríe de nosotros y todo
lo que mira
¿Dónde están los ecos que escuchamos
y los pasos que pasaron
corriendo como si supieran dónde iban?
Recojo distancias
de la memoria
y la presencia de lo desconocido
3
Al frente al lado
en las oficinas y los bares
en las casas sorprendidas por la lluvia
y los aludes
discurre la vida antigua
alguien nos está llamando siempre
y nos espera
Lo que está dado no nos pertenece
hay que hacer el mundo con nuestro pulso
acompasado y certero
para pisar la tierra hasta no tener sombra
De LOS DÍAS
A Jesús Urzagasti
A Sulma Montero
1
Esplendor de la vida
segado a mano limpia
entre tanta sombra
la amistad del tiempo
repite la hora de siempre
sobre la tierra
Camino del río siento la arboleda
y el agua que aclara inútil
donde el sol no se detiene
ni por amor
2
Los días toman vuelo de la tarde
y el color del tiempo brilla en tinta
libre de frutos la rama
avellana hojas y avecina
No importa si no amanece
donde todo queda en pie
3
Noche
mata trenzada
perfume del sueño amado
la aurora en lentos dedos
aclara su cabellera dormida
cielo donde extremada anida
y asegura tu paso dondequiera
la mañana adormece
de una altura
la invisible huella del sol
y mueve su clave de oro
tiempo en punto
como el pensamiento
4
Veré durar y anochecer
la víspera que define
el hilo que gobierna
Alegra saber del mediodía
5
Los días llevan nombres
deshora y armonía
nunca faltó nada
para dormir amando
matorrales inundados
Lejos vivo mi constancia calma
sólo tengo nudo pleno
atado a riesgo de fiar
alta sombra tu muralla
6
El tiempo deja su atadura
al tino de la vida
suerte que adivina
vilo que ama
temblor que ajusta
ámbar la muerte alumbre
y pase de dueño a dueño
vara de luz
la memoria emprende
andar aleja
y tiene sitio lo perdido
De EL EJE DE LAS HORAS
1
Practicar todo el tiempo
andar el día
hacerse atleta
jugar como el mejor
llevarse bien hasta la noche
tener la vida
perderse con ella
sin presumir
con presentimiento
al término de la distancia
2
Atender el campo entonces
la resonancia
el buen trato del tiempo
hacerse de regalos
en medio de las horas
sin estorbar a nadie
orillando sin remedio
al paso del presente
3
Llegado a mi apostadero
primero atiendo
conocidos augurios
templo la hora
esa parte del tiempo
paseo y reposo
4
El mediodía
declara el orden de las cosas
devuelve su aura al tiempo
y tiene sitio lo perdido
5
Bendigo la tierra
capeando el temporal
bajo los árboles
donde todo pasa
*Siga el alma/ Por más que la redada sea/ De sueño plena/ Tome la sombra al cielo/ Leve como el sino (De Parte de copas, 1989)
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