Ariel Dantón Santibáñez Estay
Nació el 15 de noviembre de 1948, en Antofagasta, CHILE. Es hijo un telegrafista que llegara a ser alcalde de Antofagasta, Óscar Santibáñez. Su madre se llamaba Berta Rosa Estay. Tiene dos hermanos: Ingrid y Luis, ex entrenador de la Selección Nacional de Fútbol. Vive cerca de cinco años en la “Estación Baquedano”. Muy joven edita un diario mecanografiado. Estudia en el Liceo de hombres de Antofagasta y cursa el quinto año, en 1966; donde fue alumno de Mario Bahamonde. “Era un niño que sonreía y callaba”, dice el poeta, Luis Moreno Pozo. Estudia un año Castellano en la Universidad de Chile, sede Arica, en 1968; está a cargo del Departamento Cultural de la Federación, y es alumno de Óscar Hahn. Luego, en la Universidad del Norte, en Antofagasta, completa sus estudios; y, en esta misma ciudad, en mayo de 1971, realiza y firma una entrevista a Guillermo Deisler, en la revista “Tebaida” n° 6. Le gustaba vestir de negro; hablaba poco y escuchaba mucho. También excursionó en la música. Llegaban a la casa de la familia, los poetas: Luis Moreno Pozo y Guillermo Ross-Murray.
Fue dirigente estudiantil, miembro del MIR. A través de México, entra y permanece a los menos 6 meses en Cuba. Fue detenido por 3 días y torturado en su ciudad natal, en noviembre de 1973, por el Servicio de Investigaciones. Después, en la casa de sus padres, intentan nuevamente detenerlo y escapa ayudado por los vecinos. Luego de 3 meses de clandestino, viaja a la ciudad de Santiago, a casa de su padrino que era detective. Allí, el 13 de noviembre de 1974 es detenido por los esbirros del SIM (Servicio de Inteligencia Militar). Su hermana Ingrid se informa que sigue detenido el 22 de diciembre de dicho año. Iván García Guzmán testimonia que estuvo junto a Ariel en dependencias para prisioneros en Villa Grimaldi. Su esposa, Gladys Rojas Segovia, pierde al hijo que lleva en su vientre por un schok nervioso. De entonces sabemos de él a través de su legado literario.
Aunque lanza su primeros poemas en papel volantín, en 1964; sus primeros poemas en molde datan del 16 de marzo de 1966, publicados en el texto “La juventud del centenario, antología poética”, auspiciado por la I. Municipalidad de Antofagasta, cuyo director es Luciano Gaete T., con portada de Waldo Valenzuela. En este texto aparecen 9 poetas más; y, entre ellos, su amigo de Generación: Guillermo Ross-Murray. El poema “Definitivamente” aparece en la Colección Apuntes n° 4 de las Ediciones “Germinal”, en Antofagasta, el 16 agosto de 1966, junto a un poema de Luis Moreno Pozo. Tiene 17 años. Pertenece al Grupo “Germinal”.
Gana el Premio Municipal, Arica, 1967, en la “Semana de la Ciudad”, con el seudónimo de “Gladiador”. Fue cofundador de la Revista “Tebaida” (fortaleza en el desierto); en Arica, -subtitulada “Chilepoesía” a partir del N° 5-, dirigida por Alicia Galaz, y que deviene del Grupo “Tebaida”, que empezó a idearse en el verano y otoño de 1966, en el café Pompeya, en Santiago y de las Ediciones “Tebaida”; y, luego, de la alianza “Tebaida-Mimbre” y la confraternidad de “Tebaida” con “Trilce” y con “Arúspice”. El primer número es financiado por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Arica; donde él es dirigente. Cumple, en ese primer número, funciones de dirigente patrocinante; en la segunda, de Encargado de Publicaciones y Canje; y, partir del tercer número, es Secretario de Coordinación.
La “Tebaida” n° 1, publicada en el segundo semestre de 1968, en Arica, presenta la base estética de lo que sería la revista más importante del Desierto de Atacama y una de las más importante que se han editado en Chile. Su portada tiene una xilografía de Guillermo Deisler, grabados de Luis Moreno Pozo y trae 4 poemas de Ariel: “Estos días, Fotografía de este tiempo, Descubro oficinas y pasillos transitados y El espantatriste”. En la n° 2, publicada en 1969, aparecen 5 poemas: “La corbata del cuello, Ídolo roto, Esos viejos, Judas disculpándose y Discorrayado”. En la revista n° 3 y 4, publicada en 1970, dedicada a poetas peruanos, norteamericanos y atacameños, aparecen de Ariel: “El último verano del oficinista, Ultimátum, La maleta vacía, El cine donde todos mantienen cierta complicidad insospechada y El cartel”. En abril de 1971, se publica la “Tebaida” n° 5, donde aparecen los textos: “A tal punto, El precipicio, Gato porfiado y Rebeldía”. En la “Tebaida n° 6, fechada mayo-diciembre de 1971, trae una entrevista de Ariel Santibáñez a Guillermo Deisler; pero fundamentalmente es un diálogo fuertísimo de estética, entre dos poetas unidos por la genialidad y la tragedia, llamada: “La visión mágica en la madera/Los gruñidos de la imagen actual/El libro como unidad artesanal/Guillermo Deisler, al paso”. La revista número n° 7 se abre con un texto de Ernesto Cardenal denominado: “La madre de Camilo Torres” y contiene tres poemas de Ariel: “El orden que se mantiene a toda costa, No me hagas salir de mis casillas y Por oficio, ruego a tu madre”. En la última “Tebaida” publicada, correspondiente a los n° 8 y 9, fechada en mayo-diciembre de 1972, sigue la misma dirección: Alicia Galaz, Oliver Welden, Guillermo Deisler y Ariel Santibáñez. Pero no aparecen textos del poeta. El número siguiente está en la imprenta de la Editorial Nascimento cuando viene el Golpe de Estado. Preparaba, además, una versión marxista del Quijote de la Mancha.
También su obra tiene repercusión internacional. Aparece en la revista “Cormorán y Delfín” (año 7, n° 23; Buenos Aires, Editorial Losada, 1970). En este número se publica una selección sobre poetas de Chile, titulada “Tebaida: Eco del Nortegrande”, donde aparecen los poemas de Ariel: “Discorrayado y Esos viejos”. Y en la “Cormorán y Delfín” (año 8, n° 28/29; Buenos Aires, Editorial Losada, 1972), bajo el título de “Testimonio poético de la revolución chilena”, firmado por Alicia Galaz, aparece el poema de Ariel: “La maleta vacía”. También en la revista “Nuevo Mundo” (Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales), N° 56; París, año 1971; Norte Grande, introducción y prólogo, (pp.57-62), donde parecen los poemas de Ariel: “Ídolo roto y Esos viejos”. En la Road Apple Review (vol.: iv, n° 1, Oshskosh; University of Wisconsin, 1972, Special Issue of contemporary Chilean Poetry); edición, selección y traducción de Edward Oliphant, aparece el poema: “I discover offices and travelled passageways” (“Descubro oficinas y pasillos transitados”). Su obra también aparece -en esos años- en la revista estudiantil llamada “OCLAE”, en La Habana, sin datos y es nombrado en el prólogo de “La novísima poesía latinoamericana” (1968) de Jorge Boccanera.
Participa en recitales -como ese memorable en la “Semana universitaria” de 1968, con Oliver Welden, Luis Moreno y Guillermo Ross-Murray- y publica diversos textos, tanto en Arica como en Antofagasta y en “La Nación” de Santiago. En “La Defensa” de Arica, en la sección llamada “Calidoscopio de “Tebaida”, -que dirige Oliver Welden-, aparece una selección de poemas llamados “Contrapoemas”, en torno a la reforma educacional, el 12 y el 15 de septiembre de 1970, que suman 10 textos incluido la reiteración del denominado: “El sayo”. Publica, además, un sinnúmero de artículos referentes de crítica y comentarios a escritores y artistas plásticos, en los diarios, “La Defensa” y en “La Nación”: Miguel Morales Fuentes, Gregorio Berchenko, Guillermo Ross-Murray, Sergio Hernández, José Guerra Santos, Oliver Welden, León Ocqueteaux, Thito Valenzuela, Andrés Sabella, Luis Moreno Pozo, etc. Comenta la poesía peruana, y hace otros sobre el ser de la literatura, y participa en el famoso “Encuentro de Poesía de Chillán” de agosto de 1970, donde se encuentra con los poetas más importantes de su Generación. Publica en “La Defensa”, un cuento titulado: “El desfile”. En el mismo diario, el día sábado 14 de septiembre de 1968, en la sección de “Calidoscopio”, se publican dos de sus poemas: “El espantatriste y Domingos”.
De regreso en Antofagasta trabaja muy ligado al poeta visual, Guillermo Deisler. Participa activamente de la vida cultural antofagastina, promoviendo actos, acciones y debates estéticos. Su profesor, Andrés Sabella, le pone nota 7 en ausencia. Algunos de sus poemarios inéditos se llaman: “No comulgar” (1970), “Estación n° 194” (1970), “Conquista y asalto” (1970-1971). Preparaba su primer libro llamado “Estado de cosas”, referente “al momento que estábamos viviendo, -dice, Guillermo Ross-Murray- cuando empieza a ser perseguido, detenido, torturado y desaparecido.
Discorrayado
La vieja vitrola del tío, muerto a mediados de siglo,
todavía toca discos de repente, y son 78 giros por minuto.
Y giró y gira el mundo para todos:
mi padre le hacía escuchar a mi madre
la voz de Gardel y el verdadero sentido del amor.
Y soy, yo soy el que toma la manija estas tardes
de domingo, y doy vuelta y vuelta y te hago
escuchar Gardel, y tú, Gladys, sigues el movimiento
silenciosamente, pensando, quizá, en nuestro lejano hijo.
* Esta biografía fue preparaba y tomada, por Arturo Volantines, desde el “Archivo Oliver Welden/bibliotecavolantines”; y las referencias de Ingrid Santibáñez, Luis Moreno Pozo, Guillermo Ross-Murray y de los informes: “Rettig” y de la “Vicaría de la Solidaridad”.
Poesía Sobreviviente
ARIEL SANTIBÁÑEZ
Poeta detenid(o)esaparecido
Recopilación y notas: Arturo Volantines
Fotografía de este tiempo
…y vi todas las violencias
que se hacen debajo del sol…
(Eclesiastés 4,1).
Del claroscuro salta el Miedo
y cadáveres y verdugos y más verdugos de repente
o más víctimas en este prolongado aire?
Entre labios de espantos y aniquiladas lágrimas:
nosotros.
Por cada pie encima, por cada rodilla quebrada
y rabia atada y sangre y más sangre desparramada:
nosotros,
—perteneciendo al sol de cada día—
ensimismados, adivinando en las noticias
aves oscuras desplegando alas y más alas
adivinando ojos y signos detrás de las metrallas,
adivinando hileras de vietnamitas entregándose
al Juego de la Muerte:
¿y qué después de todos ellos?
Estos Días
Estos días, de piel extrañamente oxidada,
desapareciendo encima de nosotros
atormentándonos de anteojos,
corbatas, sonrisas y muertes leves,
atormentándonos con avisos de radio
y que “publicidad es progreso,
nos ayuda a vivir mejor” y cuanto más.
Estos días que olvidamos contarlos,
con esa paciencia de vendedora de sellos
en prisionera ventana de correos,
se nos vienen encima, también las calles,
en estos amarillos días, y el aire
nos rodea en remolino y nos damos
cuenta que es demasiado tarde
para ir a misa o convertirse en anarquista.
Estos días, sin calendario, odiosos
para ancianos durmiendo en los parques,
visibles para empleados o tramitaciones
o clases de liceo, en desconocida
ciudad llovida de invierno.
Y entonces, un golpe en la cabeza,
en el alma, en la sangre detenida
de los archivos de un ministerio
o en la madera ociosa de los sillones
del Congreso. Y sabemos: es demasiado tarde.
Descubro oficinas y pasillos transitados
De tiempo en tiempo descubro
lágrimas oscuras en las oficinas,
pájaros volando al fondo de la tierra,
árboles hundiéndose en sus raíces.
Ahora comprendo por qué
los poetas no descifran signos de pájaros,
si sólo hay máquinas de escribir que aplastan,
decretos martirizando los oídos
y oficios empapelando la miseria.
Hace tiempo que la Dignidad del hombre
se quedó dormida en los archivos
y en los pasillos que se transitan incansablemente.
La Aurora del hombre vive oculta en los canastos.
Continuarán siempre las manos sobre las teclas;
la sonata que se eleve, será una mariposa
nutriéndose de espaldas.
El espantatriste
Una alteración de pájaros
ocupa todos mis sentidos.
El día con su caballo gris,
es una sombra más, una sombra.
Soy más oscuro que una iglesia
ocultando su penumbra
o un pájaro enredándose en sus propias alas.
De mí depende encerrar
a las palomas en la casa del sol,
sin embargo, me despreocupo de ellas
y colecciono estampillas con rostros de vírgenes.
Y, a veces, como me gusta caminar,
salgo a la calle disfrazado de espantatriste
y de regreso sin ojos, sin nariz, sin orejas.
Y ahora vuelvo a hacer lo mismo.
El cartel
Huyes, a manotazos con el calor de enero,
con tu familia, utensilios, fruta y vino,
hacia la costa, por paz, por pesca entretenida,
para mirar a tu mujer con otros ojos.
Y entusiasmado hasta la sangre,
te enfrentas a la playa, a duras penas:
Recinto Privado. Playa sólo para socios.
Ultimatum
Tanto tanto tanto insisten
que iré inmediatamente
al fondo del patio
y levantaré una horca.
La maleta vacía
Vacía la maleta nos dejaste, abuelo, por tantos
años, podridos por el aire y los pulmones,
también se te pudrieron y las fosas nasales
desatadas por la soledad, la pampa ferroviaria.
Allí: carmen alto, donde las esperanzas
se te fueron a la cresta —como a todos
los hombres de esta tierra, para no regresar
como pensabas; carmen alto, allí donde tú
fuiste, paradero inglés, espalda chilena
para carga inglesa, testigo de los muchos
que cayeron sin guerra verdadera.
Mi abuelo,
en sala común,
regresando realmente hasta nosotros,
con la maleta más vacía que nunca.
El último verano del oficinista
Así —en verano,
y mientras construyes
la historia del pan,
empequeñecido por todos
los gobiernos de tu patria,
decides —por tanta
fustigación del jefe,
de los sórdidos oficios,
de los atrasos involuntarios,
de la mediocridad oculta en corbatas—
ahogarte en un pozo,
inmenso pozo de tinta triste
que envía anualmente el Estado.
En un cine, donde todos mantienen cierta complicidad insospechada
Quién, apartado de esta maldita algarabía
de doncellas, héroes y villanos, puede
explicar, con la cuerda necesaria y el pantalón
fuertemente apretado a la cintura y
arrimado a las nalgas,
lo que hace tiempo, y sin descanso, viene sucediendo?
sucesivas imágenes estupefactas y peligrosamente
falsas sucesivas falsas estupefactas imágenes
Sigamos, entonces, chupando estos dulces
caramelos, rodeados de niñitos mascachicles
y pololos afiebrados, en la zona oscura de las butacas.
La primera muerte
Mucho tiempo hubo que mis familiares
no supieron nada de mí;
yo no les envié ni pasajes ni postales.
NOSOTROS NUNCA TUVIMOS NOTICIAS DE ÉL,
HASTA
Por fin, regresé sin avisarles,
y no me conocieron; me hablaron de mí,
de mis costumbres caseras,
hasta del accidente, tan desconcertante para mí,
y que me buscaron en la morgue
entre cadáveres no identificados
HASTA QUE SE NOS MURIÓ Y LO ENTERRAMOS
TOTALMENTE DESFIGURADO.
A veces…*
A veces,
pegado al negro muro de la noche,
escucho,
la lluvia muda
del recuerdo.
Y Tú, vienes
voladora mariposa
embrujada de arco iris
y sol, a buscar
tu nombre, de mis labios,
pues, mis días, están heridos con él.
A veces,
tapando, un muro destruido
con palmeras nocturnas
despierto en luces
que balanceándose
entre los hilos,
sacuden los lirios de tu lecho.
A veces,
en la noche recordándote
fatigado de ser ausente
y vivir lejano,
te imagino:
solitaria y aterida
y te cubro con el silencio
de una estrella.
*Noche del 26/enero/66
(Del Poemario recuperados del basurero. Inédito. N.E.)
SITUACIÓN REPRESIVA
Ariel Danton Santibáñez Estay, casado, ex estudiante de la Universidad del Norte (Antofagasta), profesor de castellano, militante del MIR, fue detenido por la DINA el 13 de noviembre de 1974 en lugar y circunstancias que se ignoran, siendo visto después de su arresto en el recinto denominado Villa Grimaldi regentado por ese organismo de seguridad.
En los respectivos testimonios de doña Gladys Rojas Segovia y de Ingrid de Lourdes Santibáñez Estay, cónyuge y hermana de la víctima respectivamente, se da cuenta que el día 15 de noviembre de 1974 llegaron al domicilio ubicado en calle Sierra Bella N°1963 de la capital -perteneciente a un pariente del afectado- dos hombres y una mujer, todos de civil, movilizados en una camioneta roja con un círculo azul en la puerta, en la cual había un cuarto sujeto que hacía de chófer. En el inmueble se encontraban presentes ambas testigos. Los sujetos dijeron ser funcionarios del S.I.M. y uno de ellos mostró una tarjeta de color verde clara plastificada que parecía ser una credencial. Allanaron la casa e interrogaron a sus moradores acerca de Ariel Santibáñez, refiriéndose a él en forma grosera y señalando que lo tenían detenido desde la fecha individualizada. Luego, Gladys Rojas e Ingrid Santibáñez fueron conminados a subir a la camioneta y las trasladaron al domicilio de la víctima. Allanaron completamente todo el inmueble y en el patio desarmaron dos cajones de té indicando uno de los civiles que allí había una pista según lo dicho por Ariel Danton. Al no encontrar nada, uno de los hombres salió a llamar por teléfono para preguntarle al afectado que dónde estaba lo que él había dicho, agregando que había que "apretarlo más". Al marcharse los civiles, el más alto de ellos, manifestó a Gladys Rojas que sentía mucho haberlo detenido, pues él lo conocía personalmente como igualmente conocía a otros familiares suyos. La mujer era morena, baja, usaba lentes y vestía pantalones café, polera de cuello subido color verde y chomba negra; de alrededor de 21 años de edad. El chófer era gordo, bajo, con melena, moreno. De los dos sujetos que allanaron la vivienda, uno era alto, macizo, tez clara, de unos 32 años y el otro era bajo, delgado, pelo liso negro, de unos 27 años de edad.
Doña Ingrid Santibáñez, agrega en su testimonio que el último de los agentes descritos, el 22 de diciembre de 1974 llegó a su domicilio indicándole que traía noticias de su hermano, que eso lo hacía porque a ella la ubicaba desde Antofagasta y que la había conocido por intermedio del Teniente de Ejército Sergio Acevedo O'Ryan, quien era amigo de ella -lo que es efectivo-. Le dijo que su hermano estaba bien, que se había portado muy hombre, que no había delatado a nadie, echándose toda la culpa; que no le podía decir dónde estaba, sólo que era un recinto militar y que estaría bien. Dijo llamarse Patricio o Fernando, le añadió que su hermano le había solicitado que la sacara a pasear y la invitó a salir al centro de la ciudad, invitación que aceptó pensando obtener información acerca del paradero de su hermano. Sin embargo, el agente nada le dijo y por el contrario, el trataba de saber cosas de Ariel, preguntándole por intervalos de tiempo, detalles sobre su vida, quiénes eran sus amigos, vinculaciones políticas, etc. Desde ese día no ha vuelto a tener contacto con ese individuo.
Por su parte, Gladys Rojas Segovia, a raíz de estos sucesos, sufrió un shock nervioso que le causó la pérdida de su hijo en el tercer mes de embarazo.
De la estadía de la víctima en Villa Grimaldi, da cuenta el testimonio de don Iván García Guzmán, quien fue detenido por la DINA el 20 de noviembre de 1974 y trasladado a ese recinto. El testigo señala haber estado en una pieza con varios prisioneros, entre ellos Ariel Santibáñez, quien era una persona maciza, a la cual se le interrogaba mucho acerca de un dinero.
Cabe hacer notar que Ariel Santibáñez Estay, fue detenido por primera vez en noviembre de 1973 en la ciudad de Antofagasta, permaneciendo recluido 3 días en el Cuartel de Investigaciones de la ciudad, en donde fue violentamente interrogado con golpes y aplicación de corriente eléctrica en todo el cuerpo, principalmente en los testículos y uñas. Una vez en libertad, encontrándose en casa de sus padres reponiéndose de las torturas, lo fueron a detener los mismos detectives aprehensores de la vez anterior, pero esta vez, con la ayuda de sus vecinos, logró huir permaneciendo 3 meses oculto, para en definitiva viajar a Santiago. Poco antes de su aprehensión del 13 de noviembre de 1974, había comentado a su hermana Ingrid que se había topado con uno de los detectives aprehensores de Antofagasta y que incluso lo habían seguido en el interior de la FISA.
Su familia realizó numerosas diligencias con el fin de dar con su paradero, pero todas ellas resultaron infructuosas y aún desconocen la suerte que corrió en manos de la DINA.
GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS
El 18 de noviembre de 1974 se presentó recurso de amparo en su favor ante la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 1426-74, recibiéndose informes negativos del Ministerio del Interior, del Comando de Combate de Aviación, y del jefe de la Zona en Estado de Sitio de la Provincia de Santiago. Con el mérito de estos antecedentes, el 21 de enero de 1975 la Corte rechazó el recurso y remitió los antecedentes al 4° Juzgado del Crimen de Santiago a fin de instruir proceso por el desaparecimiento del amparado.
El 27 de enero de ese año, el Cuarto Juzgado dio inicio a la causa 106.726. El Juez don Roberto Ibarra Godoy, luego de recibir dos informes de la Policía de Investigaciones correspondientes a respectivas órdenes de investigar los cuales no agregan antecedentes relevantes a la causa, sobreseyó temporalmente el sumario con el fundamento de que no se encuentra justificado en autos la existencia de algún delito. El 13 de junio de 1975 la Corte de Apelaciones de Santiago revocó el auto de sobreseimiento y ordenó reponer la causa al estado de sumario, por encontrar incompleta la investigación.
El 3 de julio de 1975 compareció doña Gladys Rojas Segovia, quien ratificó los hechos denunciados judicialmente por su cuñada Ingrid Santibáñez Estay. Una tercera orden de investigar diligenciada por Investigaciones no da resultado alguno. El 11 de agosto de 1975 nuevamente es sobreseída temporalmente la causa por no encontrarse acreditado la existencia del delito denunciado. Esta vez, la resolución fue aprobada por la Corte de Apelaciones de Santiago.
Ariel Danton Santibáñez Estay, casado, ex estudiante de la Universidad del Norte (Antofagasta), profesor de castellano, militante del MIR, fue detenido por la DINA el 13 de noviembre de 1974 en lugar y circunstancias que se ignoran, siendo visto después de su arresto en el recinto denominado Villa Grimaldi regentado por ese organismo de seguridad.
En los respectivos testimonios de doña Gladys Rojas Segovia y de Ingrid de Lourdes Santibáñez Estay, cónyuge y hermana de la víctima respectivamente, se da cuenta que el día 15 de noviembre de 1974 llegaron al domicilio ubicado en calle Sierra Bella N°1963 de la capital -perteneciente a un pariente del afectado- dos hombres y una mujer, todos de civil, movilizados en una camioneta roja con un círculo azul en la puerta, en la cual había un cuarto sujeto que hacía de chófer. En el inmueble se encontraban presentes ambas testigos. Los sujetos dijeron ser funcionarios del S.I.M. y uno de ellos mostró una tarjeta de color verde clara plastificada que parecía ser una credencial. Allanaron la casa e interrogaron a sus moradores acerca de Ariel Santibáñez, refiriéndose a él en forma grosera y señalando que lo tenían detenido desde la fecha individualizada. Luego, Gladys Rojas e Ingrid Santibáñez fueron conminados a subir a la camioneta y las trasladaron al domicilio de la víctima. Allanaron completamente todo el inmueble y en el patio desarmaron dos cajones de té indicando uno de los civiles que allí había una pista según lo dicho por Ariel Danton. Al no encontrar nada, uno de los hombres salió a llamar por teléfono para preguntarle al afectado que dónde estaba lo que él había dicho, agregando que había que "apretarlo más". Al marcharse los civiles, el más alto de ellos, manifestó a Gladys Rojas que sentía mucho haberlo detenido, pues él lo conocía personalmente como igualmente conocía a otros familiares suyos. La mujer era morena, baja, usaba lentes y vestía pantalones café, polera de cuello subido color verde y chomba negra; de alrededor de 21 años de edad. El chófer era gordo, bajo, con melena, moreno. De los dos sujetos que allanaron la vivienda, uno era alto, macizo, tez clara, de unos 32 años y el otro era bajo, delgado, pelo liso negro, de unos 27 años de edad.
Doña Ingrid Santibáñez, agrega en su testimonio que el último de los agentes descritos, el 22 de diciembre de 1974 llegó a su domicilio indicándole que traía noticias de su hermano, que eso lo hacía porque a ella la ubicaba desde Antofagasta y que la había conocido por intermedio del Teniente de Ejército Sergio Acevedo O'Ryan, quien era amigo de ella -lo que es efectivo-. Le dijo que su hermano estaba bien, que se había portado muy hombre, que no había delatado a nadie, echándose toda la culpa; que no le podía decir dónde estaba, sólo que era un recinto militar y que estaría bien. Dijo llamarse Patricio o Fernando, le añadió que su hermano le había solicitado que la sacara a pasear y la invitó a salir al centro de la ciudad, invitación que aceptó pensando obtener información acerca del paradero de su hermano. Sin embargo, el agente nada le dijo y por el contrario, el trataba de saber cosas de Ariel, preguntándole por intervalos de tiempo, detalles sobre su vida, quiénes eran sus amigos, vinculaciones políticas, etc. Desde ese día no ha vuelto a tener contacto con ese individuo.
Por su parte, Gladys Rojas Segovia, a raíz de estos sucesos, sufrió un shock nervioso que le causó la pérdida de su hijo en el tercer mes de embarazo.
De la estadía de la víctima en Villa Grimaldi, da cuenta el testimonio de don Iván García Guzmán, quien fue detenido por la DINA el 20 de noviembre de 1974 y trasladado a ese recinto. El testigo señala haber estado en una pieza con varios prisioneros, entre ellos Ariel Santibáñez, quien era una persona maciza, a la cual se le interrogaba mucho acerca de un dinero.
Cabe hacer notar que Ariel Santibáñez Estay, fue detenido por primera vez en noviembre de 1973 en la ciudad de Antofagasta, permaneciendo recluido 3 días en el Cuartel de Investigaciones de la ciudad, en donde fue violentamente interrogado con golpes y aplicación de corriente eléctrica en todo el cuerpo, principalmente en los testículos y uñas. Una vez en libertad, encontrándose en casa de sus padres reponiéndose de las torturas, lo fueron a detener los mismos detectives aprehensores de la vez anterior, pero esta vez, con la ayuda de sus vecinos, logró huir permaneciendo 3 meses oculto, para en definitiva viajar a Santiago. Poco antes de su aprehensión del 13 de noviembre de 1974, había comentado a su hermana Ingrid que se había topado con uno de los detectives aprehensores de Antofagasta y que incluso lo habían seguido en el interior de la FISA.
Su familia realizó numerosas diligencias con el fin de dar con su paradero, pero todas ellas resultaron infructuosas y aún desconocen la suerte que corrió en manos de la DINA.
GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS
El 18 de noviembre de 1974 se presentó recurso de amparo en su favor ante la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 1426-74, recibiéndose informes negativos del Ministerio del Interior, del Comando de Combate de Aviación, y del jefe de la Zona en Estado de Sitio de la Provincia de Santiago. Con el mérito de estos antecedentes, el 21 de enero de 1975 la Corte rechazó el recurso y remitió los antecedentes al 4° Juzgado del Crimen de Santiago a fin de instruir proceso por el desaparecimiento del amparado.
El 27 de enero de ese año, el Cuarto Juzgado dio inicio a la causa 106.726. El Juez don Roberto Ibarra Godoy, luego de recibir dos informes de la Policía de Investigaciones correspondientes a respectivas órdenes de investigar los cuales no agregan antecedentes relevantes a la causa, sobreseyó temporalmente el sumario con el fundamento de que no se encuentra justificado en autos la existencia de algún delito. El 13 de junio de 1975 la Corte de Apelaciones de Santiago revocó el auto de sobreseimiento y ordenó reponer la causa al estado de sumario, por encontrar incompleta la investigación.
El 3 de julio de 1975 compareció doña Gladys Rojas Segovia, quien ratificó los hechos denunciados judicialmente por su cuñada Ingrid Santibáñez Estay. Una tercera orden de investigar diligenciada por Investigaciones no da resultado alguno. El 11 de agosto de 1975 nuevamente es sobreseída temporalmente la causa por no encontrarse acreditado la existencia del delito denunciado. Esta vez, la resolución fue aprobada por la Corte de Apelaciones de Santiago.
Jueves 13 de noviembre de 2008 El Mostrador
Manuel Contreras suma nueva condena por violación a los DD.HH
Además el ministro en vista de la Corte de Apelaciones de Santiago Juan Eduardo Fuentes Belmar condenó a los también ex integrantes de la DINA Marcelo Moren Brito a 3 años de presidio efectivo y a Ricardo Lawrence Mires a 3 años de presidio con beneficio de remisión condicional.
El ex jefe de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), general (r) Manuel Contreras Sepúlveda, fue condenado a 5 años y un día de presidio efectivo por su responsabilidad en el secuestro calificado de Ariel Danton Santibáñez Estay, ocurrido en noviembre de 1974 en la comuna de Santiago.
La condena de primera instancia la dictó el ministro en vista de la Corte de Apelaciones de Santiago Juan Eduardo Fuentes Belmar.
Asimismo fueron condenados los también ex integrantes de la DINA Marcelo Moren Brito a 3 años de presidio efectivo y a Ricardo Lawrence Mires a 3 años de presidio con beneficio de remisión condicional.
Esta es la segunda condena dictada por el ministro Juan Eduardo Fuentes Belmar durante el año 2008 y la décimo quinta desde el año 2005 en causas por investigaciones de violaciones a los derechos humanos.
Del total de 61 procesos que recibió el magistrado en 2005 por violaciones a los derechos humanos que tramitaban los antiguos juzgados del crimen de Santiago, sólo quedan 21 pendientes.
Martes 15 de diciembre de 2009 La Nación
Suprema confirma sentencias por secuestro de mirista
La Corte Suprema dictó este martes nuevas sentencias en contra de los integrantes de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), a raíz de la investigación instruida por el secuestro calificado de Ariel Danton Santibáñez, ocurrido en noviembre de 1974.
Los ministros de la Sala Penal del máximo tribunal, en fallo dividido acogieron, las condenas establecidas tras la indagatoria del ministro en visita Juan Eduardo Fuentes Belmar.
Según consta en el fallo se condenó al general y otrora líder del organismo represor de la dictadura militar, general (r) Manuel Contreras, a la pena de tres años de presidio, pero se le concedió el beneficio de la remisión condicional de la pena; en tanto el coronel en retiro Marcelo Morel Brito y el teniente coronel Ricardo Lawrence fueron condenados también a tres años de cárcel con el beneficio de la remisión condicional.
Manuel Contreras suma nueva condena por violación a los DD.HH
Además el ministro en vista de la Corte de Apelaciones de Santiago Juan Eduardo Fuentes Belmar condenó a los también ex integrantes de la DINA Marcelo Moren Brito a 3 años de presidio efectivo y a Ricardo Lawrence Mires a 3 años de presidio con beneficio de remisión condicional.
El ex jefe de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), general (r) Manuel Contreras Sepúlveda, fue condenado a 5 años y un día de presidio efectivo por su responsabilidad en el secuestro calificado de Ariel Danton Santibáñez Estay, ocurrido en noviembre de 1974 en la comuna de Santiago.
La condena de primera instancia la dictó el ministro en vista de la Corte de Apelaciones de Santiago Juan Eduardo Fuentes Belmar.
Asimismo fueron condenados los también ex integrantes de la DINA Marcelo Moren Brito a 3 años de presidio efectivo y a Ricardo Lawrence Mires a 3 años de presidio con beneficio de remisión condicional.
Esta es la segunda condena dictada por el ministro Juan Eduardo Fuentes Belmar durante el año 2008 y la décimo quinta desde el año 2005 en causas por investigaciones de violaciones a los derechos humanos.
Del total de 61 procesos que recibió el magistrado en 2005 por violaciones a los derechos humanos que tramitaban los antiguos juzgados del crimen de Santiago, sólo quedan 21 pendientes.
Martes 15 de diciembre de 2009 La Nación
Suprema confirma sentencias por secuestro de mirista
La Corte Suprema dictó este martes nuevas sentencias en contra de los integrantes de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), a raíz de la investigación instruida por el secuestro calificado de Ariel Danton Santibáñez, ocurrido en noviembre de 1974.
Los ministros de la Sala Penal del máximo tribunal, en fallo dividido acogieron, las condenas establecidas tras la indagatoria del ministro en visita Juan Eduardo Fuentes Belmar.
Según consta en el fallo se condenó al general y otrora líder del organismo represor de la dictadura militar, general (r) Manuel Contreras, a la pena de tres años de presidio, pero se le concedió el beneficio de la remisión condicional de la pena; en tanto el coronel en retiro Marcelo Morel Brito y el teniente coronel Ricardo Lawrence fueron condenados también a tres años de cárcel con el beneficio de la remisión condicional.
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