Marcela Roxana Minakowski
Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1968. Gran parte de su infancia transcurrió en Mar del Plata. Vive en Caseros, Provincia de Buenos Aires. Coordina talleres de escritura desde 2005 y se dedica además a la diagramación de libros y revistas. Coordina desde hace seis años la Oficina de Letras, en la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Tres de Febrero. Ha realizado cursos de bibliotecología y de gestión y promoción cultural. Está estudiando el Profesorado Universitario en Letras, en la Universidad Nacional de San Martín. Publicó Bitácora(2004); Tangurria (2012); Lo que el chat no se llevó (2014). De próxima aparición: El collar de catalejos (poesía) y Las casas (prosa poética).
Caimanes
I
siempre tuve miedo a los caimanes
se esconden en la sombra
un armario un rincón un cajoncito
asoman sus bocas florecidas de dientes
sus bocas imposibles
apuradas
yo me escondo fugaz bajo la cama
permanezco contando los hilos de la alfombra
mientras ellos se pasean por la pieza
erguidos casi de pie
y se beben todo el aire
el poco aire que queda en los resquicios
II
no se han movido:
ellos bordan sus oscuros laberintos
con las cuerdas tirantes de mi miedo
III
a veces se distraen y
dormitan
quiero escapar de su lento simulacro
pero muevo un pie una uña
y alertan sus escamas la cota blindada
su armazón de hueso
IV
siempre tuve miedo
cuando ellos regresan
me escondo en la sombra
(están cavando este minuto
con sus garras de piedra carcomida)
contaré hacia atrás ¿lo haré?
las sombras se adelantan
I
las sombras se adelantan
miran antes
¿llegará primero el borde?
atenta a la amenaza de otras sombras
la mano tiende el lazo
y asegura
II
sombrerito que va a oler
la sombra quevayviene de unos barcos
buscar entre las redes
pedacitos de almeja mejillones
habrá que darle de comer
a la sombra de unos lobos
III
ella siempre sabía sentir
cosas
los puertos son lugares de irse
nunca de volver
las lanchas naranjas
y la mano
su sombra tan querida
EL COLLAR DE CATALEJOS
I
habrá que soplar en el oído de esta hoja
de esta leve filigrana
y encontrar el nombre que los nombra
la versión secreta
la libreta de familia
de cerca lo lejano
lo que no puede verse:
una mano de grises desmedidos
la cara de mi abuela en su penumbra
y el abuelo
tarareando en plena guerra
tonaditas de amor y polonesas
II
un catalejo mueve
el mundo recluido
Ágata bordaba crucecitas macramés rosados
Rafael la miraba en su casa de Gorizia
otro tiembla polizón
y era un niño
muerto que bailaba
en patio ajeno
un tercero
la protesta de los ojos
de las nenas atrapadas
las sin padre las solitas
(tubos que se encastran que se guardan
que se vuelven a extender
anillos de serpiente
y el instante vuelve
al más viejo antepasado)
III
habrá que soplar en el oído de esa hoja
soplar y mirar con un guiño
el círculo quieto
el espejismo
y el túnel
el destello de infancia que se suelta
EL HILO
I
el hilo sostiene su mundo
no es una hebra de seda
ni dibuja un bordado en fina plata
(tal vez un pelito de ángel
que no irá a ninguna sopa)
¿ves el ovillo la madeja espesa?
la mano que sostiene el hilo
no sabe que sostiene el mundo
si lo suelta quedará el extremo así
suspendido
mientras el mundo el mundo
cae
con su alambrada sus escombros
las raíces su almohadón de espera
II
lo importante es ese
fino lazo entre la
mano y el cielo
ese puente que
hay que sostener para
no dejarse ir
él lo sabe
la imagen y ella
capturada para
siempre en el papel ámbar
para siempre ella
que no podrá olvidar
III
designio de volar pero cerquita
no tanto viajar
lo alto es tan poquito tanto
que el hilito se e s t i r a
ahí nomás
y al fin puede sostenerla
y lo consigue
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