Eduardo de la Barra
Eduardo De La Barra Lastarria (Santiago de Chile, 1839-1900) distinguido diplomático, ingeniero geógrafo, filósofo, crítico literario, periodista y escritor chileno.
Fue uno de los clásicos de la literatura chilena, cuya obra se inscribe dentro del romanticismo. Su obra fue publicada en Chile, Francia y Argentina.
Nacido en Santiago de Chile en 1839. Fue diplomático e ingeniero geógrafo, destacándose en en diversas actividades culturales e intelectuales.
Realizó sus estudios en el Colegio Británico de Valparaíso y en el Instituto Nacional de Santiago. Recibió el título de ingeniero agrimensor en 1860. Militante del Partido Radical, intervino en las polémicas religiosas de su tiempo y expuso su ideario liberal en El radicalismo chileno (1875).
Fue rector del Liceo de Valparaíso, que hoy lleva su nombre. Representó a su país en Uruguay como encargado de Negocios (1882) y estuvo algún tiempo en el destierro a la caída del presidente Balmaceda (en Argentina, 1891-1895). Se casó con una hija de José Victorino Lastarria. Su obra fue publicada en Chile, Francia y Argentina.
Su expresión literaria contempló el ideal romántico: naturaleza, pasión, amor, desengaños, triunfo y fracaso fueron elementos presentes en sus obras, aunque en su madurez abrazó el modernismo de la mano de su amigo Rubén Darío, a quien prologó la primera edición de Azul (Valparaíso, 1888).
Traductor de Edgar Allan Poe y Sully Prudhomme, destacó sobre todo en su faceta de poeta, con un minucioso cuidado de la métrica: es autor de Poesías (1889, 2 vols.) y Rimas chilenas (1890), aunque también ejerció gran influencia a través de sus estudios literarios, siendo reconocido como el mejor tratadista de métrica de su tiempo. Destacaron especialmente sus Estudios sobre la versificación castellana (1889).
“Correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua”, colaboró eficazmente en los trabajos de esta institución, expuso una curiosa teoría sobre el origen de las lenguas romances (Las lenguas celto-latinas, 1899) y dedicó grandes esfuerzos a la reconstrucción del Poema del Cid: en uno y otro caso, tuvo más voluntad que acierto. Obras suyas son Estudios sobre el cólera (1887), Elementos de métrica castellana (1887) y Ensayos filológicos americanos (1894).
Ambiente familiar e influencias políticas
Eduardo de la Barra creció en un ambiente familiar influido fuertemente por las ideas liberales de mediados del siglo XIX.1 Estuvo vinculado cercanamente al ideólogo liberal José Victorino Lastarria por el lado materno y al casarse con su hija.
Autores influyentes en el pensamiento de De la Barra son los ingleses Byron, Walter Scott, Thomas Moore, entre otros.
Cargos importantes
Redactor del Diario La Unión
Rector del “Liceo N°1 de Hombres de Valparaíso” en 1877, rebautizado en 1944 como Liceo Eduardo de la Barra de Valparaíso, en su honor.
Uno de los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Miembro de la Real Academia Española de la Lengua.
Diplomático Encargado de Negocios en Uruguay. (1882)
Fundador del Círculo de Amigos de las Letras
Colaboraciones durante el gobierno de José Joaquín Pérez
Durante el gobierno de Pérez, Eduardo de la Barra participó en funciones ministeriales subordinadas como jefe de sección del Ministerio de Hacienda, cuando Lastarria era ministro. Mantuvo en esos años, su cargo de profesor del Instituto Nacional. Durante ese periodo, sus motivaciones parecieron apuntar fundamentalmente hacia su labor de burócrata y educador, así como hacia la creación literaria, pues, de entonces data su libro “Poesías Líricas”, publicado en 1866.
Controversia con Manuel Antonio Matta
Eduardo de la Barra protagonizó una polémica con Manuel Antonio Matta, respecto de sus puntos de vistas divergentes acerca de la reforma electoral propuesta por el presidente Federico Errázuriz Zañartu y apoyada por Matta. Este apoyo fue considerado una traición por De la Barra a los ideales del partido radical.
Ámbito docente
Se desempeñó como profesor del Instituto Nacional y en 1877 el Presidente Pinto lo nombra Rector del Liceo de Valparaíso, actual Liceo Eduardo de la Barra de Valparaíso.
Publicaciones
La relación de De la Barra con la literatura es extensa. Fundó el Círculo de Amigos de las Letras y fue miembro de la Real Academia Española. De la Barra publicó varios libros en Chile y Argentina, sumándose en total 478 obras.
Obras
Rimas chilenas
Los gastos de traslado
Poesías Líricas (1866)
Saludables advertencias a los verdaderos católicos y al clero político, selección de sus artículos de periódico bajo el seudónimo de V.Erasmo Gesuit. (1871)
Francisco Bilbao ante la sacristía: refutación de un folleto, (1872)
El radicalismo chileno, folleto que da cuenta de sus discrepancias con el Partido Radical (1875)
Independencia de América, por Eduardo de la Barra
(FRAGMENTOS).
¡ Patria ¡ Libertad!
Oh! si dado me fuera
Cantar como yo siento,
Cantar como quisiera,
Grandiosa el harpa mía
Celebrándote, América, seria!
En himno numeroso
Al jenovés, descubridor de un mundo,
A traves de los siglos que pasaron,
Saludaría con amor profundo.
¿Maldeciría el rudo coloniaje,
I al bárbaro opresor, de oro sediento,
Que la cruz levantaba
I en sangriento oleaje
Las índicas rejiones inundaba?
El noble corazon americano
Horrorizado maldecir quisiera;
¡ Pero perdona al bárbaro inhumano!
Digno objeto sería de mi canto
La grandiosa i feraz naturaleza
Del mundo que se estiende entre dos mares,
Entre auroras polares
De espléndida belleza.
Donde todo es hermoso
I colosal i nuevo i vigoroso;
Donde hacinando tintas i colores
Sin cesar, en fantásticas corrientes,
Árboles brotan i brillantes flores
Los trópicos ardientes;
Donde en modestas huacas
Reposan los caciques, jenitores
De razas varoniles:
Donde el aura mecía las hamacas
De aquellos que rompieran
Las cadenas serviles
I qué honra i gloria i libertad nos dieron!
***
América del Sur, no mas postrada
Débil veneres ominosas leyes,
Mira cual rompe osada
El derecho divino de sus reyes
I libre se alza el águila del norte.
América, despierta,
Prepara tu cohorte,
Que luce para tí glorioso dia:
Nazca en tu pecho el entusiasmo ardiente,
I del polvo do yaces sepultada
Alza gallarda la abatida frente.
***
¡ Dadme la lira que pulsó Tirteo
Que arder las venas inspirado siento!
Volcanes de mi patria,
Acompañad mi canto
Con formidable irresistible acento!
Bélicas tribus, que habitais las selvas,
Los llanos, las montañas,
Cortad lanzas i flechas,
Lanzad el alarido del combate,
I abrid profundas brechas
En los tércios del rei de las Españas!
Guerra! los montes con fragor horrendo
Guerra! repitan; los torrentes ¡Guerra!
Pasen clamando en pavoroso estruendo!
***
Los Andes colosales
Encienden sus fanales;
Ruje ya en sus cavernas fuego ardiente,
I amenazan lanzar impetuoso
De lavas un torrente
Sobre el pueblo impotente
Que no sepa ser libre i poderoso;
Al ruido pavoroso
América despierta,
Jigante se levanta,
Destroza sus cadenas, i la tierra
Tiembla bajo su planta.
Orgulloso repite el libre viento
Los golpes del acero
Con que Élla hiere el retumbante escudo,
Sus hijos convocando a la pelea.
Su voz de libertad sonó en el Plata,
I el eco, repetido por los Andes,
De polo a polo al punto se dilata.
Los pueblos la contemplan extasiados,
I al escuchar de América naciente
« De morir, » el sublime juramento,
« O recobrar su libertad perdida, »
Aplauden entusiastas
I gritan « adelante »
A la América joven i triunfante.
Al primer eco de la voz sagrada,
Los opresores de la vieja Europa
En sus tronos temblaron;
Las selvas de la Helvecia resonaron
Con plácidos acentos;
Los ecos discurriendo por los vientos
Jérmen llevaron de esperanza i vida;
I hasta los héroes de Polonia i Grecia,
Los viejos héroes de la edad perdida,
En sus tumbas tambien se conmovieron.
***
Buenos-Aires es libre. Entre sus soles,
En la alta cordillera,
Gallardo el nuevo tricolor ondea;
De libres la falanje
Triunfante le rodea,
I cuál peñasco enorme, desprendida
Desde la cima irresistible rueda.
Llega, triunfa, i el mundo sorprendido,
¡Victoria i Chacabuco! ha repetido.
La fuerte encina de elevada copa
Que es de improviso por el rayo herida
Sobre el humeante tronco se desploma
Así la tiranía
Que de la España bajo el roto manto
El sol de la libertad nos encubría,
Maldita i execrada,
Fué por el fuego santo,
Por el rayo de Maipo derribada.
Desde el sublime instante
En que, a la voz del Hacedor Divino,
Surjiste de la nada,
Ser libre como el cóndor
Fué, Chile, tu destino.
I si un tiempo en el polvo del pasado
Jemiste aprisionado,
Tornaste a renacer siempre triunfante,
Como el sol que hoi se oculta en occidente
Para lucir mañana
En su pomposo oriente
Bajo esplendido palio de oro i grana.
I así como ese sol en su carrera
Las negras nubes que su disco empañan
Dispersa por la esfera,
Así, tú, si pretende
Nacion estraña profanar tu suelo,
Suena la trompa, i a su ronco acento
Desnuda al punto el victorioso acero,
Tus estandartes desplegando al viento.
Tus hijos volarán a tu defensa,
I si hai uno, uno solo que no acuda
A custodiar la tricolor bandera,
¡ Ese cobarde de vergüenza muera!
***
Amada patria mía,
Si bárbaro destino
Vuelve a eclipsar de libertad el dia,
Recuerda tu pasado
De glorias monumento,
De ser libre recuerda el juramento;
I si ¡oh mengua! quisieras olvidarlo,
Así manchando el pabellon sagrado,
Indigno serás Chile de ser Chile,
Porque no eres el Chile del pasado.
***
Tiernas, radiantes, amorosas, bellas,.
Del seno de Orinoco caudaloso
Se elevan tres doncellas.
Frescos laureles sus cabellos ornan,
Brilla en sus manos el sangriento acero;
«Colombia es libre, sus cadenas rotas
Están,» repite su clarín guerrero.
***
Coloso, cual los Andes,
Bolívar se levanta
I el pabellon hispano
Altivo huella con osada planta.
Suena el clarin que la victoria ordena:
Los campos de Junin i de Ayacucho
Marcan del triunfo la grandiosa escena,
I a sus lauros le presta nuevo lustre
El clásico cantor, Olmedo ilustre.
***
O’Higgins, San Martin, Sucre i Morélos
I tantos, tan escelsos capitanes,
Como la fama nombra, son modelos
Que enaltecen los nobles corazones
Con heroicas acciones
Que solo el sacro patriotismo inspira.
Dignas del bronce ¡dignas de la lira!
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