DAMIÁN VIÑUELA
Damián Viñuela nació en La Habana, CUBA en 1966. Pertenece a la llamada “Generación de la Plaza de Armas”. Tiene publicados los poemarios “Turno en psiquiatría”, “Se ha vuelto loco el loco” y “Delirium o cosas” (“traducción de esa rara máquina que nombramos Estado”). Actualmente reside en la capital cubana.
ASÍ LAS COSAS
No vistes brechas
ni textos
en el pasto
Como no quieren otros
los bereberes ( por ejemplo)
ver brechas
ni textos
en el pasto
Y por que además sabes
que en tu cabecita deslucida
hay un exilio paridor que mana
un rojo reciente, el viento
y un ritual
Que te quedaste ciega
cierto
No hay paisaje real ni calmo
en la parcela de tu lengua mísera
Así las cosas, amor
Nadie ve la muerte
en cuerpo ajeno
y en el pasto
no se divisa el tiempo
SIN TÁCTICA DE GUERRA
Osip Mandelstam murió con la satisfacción de
cantarle las cuarenta a Stalin
(a esto lo llamaríamos
matar dos pájaros de un tiro)
Observemos entonces que
Mandelstam mata de cierta forma
metafísica
el golpe mágico de la tinta a la
ilusión política
el párpado
hurgando su táctica de guerra sin‑
táctica contra
ese aspecto supra‑alemán y
cortés de matar que tiene el
ka‑ma‑ra‑da Stalin cuando
dando puñetazos en su cerebrito
cucrykcucrykcucryk
(literalmente muerto)
mata la vaca que escapa
la vaca muuuuuuu
el muuuuuuu de la carne podrida
(vaquitas de Voronezh o Crimea) aunque
esa lenta muerte
la del pescuezo al simulacro
no establezca diferencias y
tomando medidas policiales al
ras‑tre‑ar rateramente
hasta el fondo
no
encuentre
nada
Este paradójico juego con la
muerte
el de Mandelstam
al sentir
un goce de dolor entre
el subconsciente
(historia antigua) y
una escritura antiapparatchik
la cual
el generalísimo Stalin comprendió
muy a tiempo y
al matar la vaca que
escapa ideológicamente en lo
obscuro pensó:
“cadáveres de vacas
= a
cadáveres syphiliticus”
así fue que
en los campus
a lo militar
unodos/ unodos
el éxodo luctuoso despertó
un interés poshistórico entre los
apparatchik y
un interés abstracto entre las
vacas que
al ordeñarlas en cubitos esmaltados
mueven sus rabos con
estilo lumpemproletario como
dijera el kommunistische
Marx y
ya no habrá remedio mas que la
muerte
cosa esta que
el excelentísimo señor Stalin intuyó y
al convertirse en
ilustre asesino de vacas se
convertía a su vez en
ilustre salvador de ”conceptos” que
con el tiempo fueron a
estancarse
en los retretes.
POR QUÉ TE HACES
Se me paró cuando te vi desnuda
Pero quisiste hacerte la inteligente y hablar de Zsigmond Móricz, de Kafka y hasta de Dios
Entonces,
no pude pensar más en tu culito,
y me marche.
METATEXTO INICIADO EN EL JARDIN DE LA CAMPESINA
El 22 de febrero de 1883
en carta a
Fran Overbeck
N.
el filósofo
describía la angustia que le produjo
aquella dama de ascendencia Rusa
-Lou von Salomé- en
un juego patético
donde el que escribe
delira y goza:
/ mi error el año pasado, fue
abandonar la soledad /
Las soledades no se abandonan Nietzsche
porque producen el caos
el dolor enrarecido
las ruinas
En un lienzo de Alexandre Séon, Orfeo yace a orillas
del mar. Su mano izquierda sujeta la lira con que
amansaba las fieras y detenía el vuelo de los pájaros
Por otra parte, el gesto incoercible del brazo derecho
manifiesta, todo el dolor del mundo por la perdida de
su adorada Eurídice; es decir, involuntariamente, por
la pérdida de su soledad.
Y es que si Orfeo no hubiese amado a
Eurídice
no habría veneno en su alma
aflicción en su cuerpo
suicidio
Digo esto
en el mismo instante en que
Liz, la campesina
gimiendo en lontananza
manda a pastar a su amante libertino
no como buey
sino en los potreros de un Munch
para la época
Y esto se sabía
no por la insolente voz que anuncia
decadencias
ni —— por
pernoctar de ideas
en la que el cerebro
echando humito
quebrara
a prontitud
Se sabía, sí
porque la Isla será siempre la
Isla
y no la nórdica Ciudad de los inocentes
Es el trópico
el limbo cubanoide
donde la tarja, sabes
de un tajo
UHH!
y la cabeza rueda
Pero ¿quién sabe?
si en el trasnochar de estas palabras que se
investigan minuciosamente
(que se estudian)
en los laboratorios enfermizos de nuestros
gulags
se escuchen los bramidos del dolor:
NOOO! NOOO! NOOO!
YAAA! YAAA!
BAS‑TA!
y nos dejen
cicatrizantes
las heridas
¿quién sabe?
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