martes, 20 de mayo de 2014

MAGDALENA VIAL ESCALA [11.755]


Magdalena Vial Escala 

(CHILE    1921-1984). Poetisa, narradora, pintora. 

Se pega un tiro en el corazón, el viernes 25 de mayo de 1984 en el quinto piso del edificio Diego Portales, sede del gobierno de Pinochet, que fue el Palacio de la Cultura “Gabriela Mistral”, inaugurado durante el gobierno de Salvador Allende. 

Allí trabajaba como telefonista. Su casa fue saqueada. Ningún diario informó de su muerte. De su funeral vigilado se encargaron las propias autoridades; no se reprodujo el discurso fúnebre de Fernando de Undurraga, pero fue oído por sus doloridos deudos escritores, entre los cuales se pudo ver a Isabel Velasco, Teresa Hamel, Braulio Arenas, Enrique Lafourcade.

El silencio prosiguió: cuando se cumplieron los sesenta años de la llegada del Winnipeg, nadie recordó a la Magdalena Vial que escribió la novela “Treinta días” (1983), sobre la epopeya del barco que trajo a Chile a los refugiados españoles. En esa obra ella afirma: “nunca hubo un exilio tan rico en profesionales de toda índole que entregaron tal entusiasmo en otorgar sus conocimientos y sus obras a un país”. 

La autora revela en su libro toda la iniciativa de Neruda, las vacilaciones del presidente Aguirre Cerda, la travesía, la acogida generosa por parte del pueblo chileno.

Su sola vida es la más novelable que imaginarse pueda. Hija única de padres millonarios que se arruinaron; quiso ser religiosa; siendo novicia permaneció unos años en el convento hasta descubrir que ésa no era su vocación; azafata de la LAN, fue la primera que voló hasta Punta Arenas; modelo; vendedora de materiales de construcción; arsenalera en un hospital; operadora de IBM. Sus experiencias las plasmó con lenguaje depurado y vibrante en sus numerosos libros. 

En muchos aspectos su sensibilidad, su amor a la naturaleza, su capacidad para expresar con sencillez y agilidad los matices del sentimiento la tornan comparable a Marta Jara. 

Dejó un libro póstumo autoeditado: “Arpegio de amor y muerte” (1984), en cuya tapa uno de sus óleos revela un paisaje de violenta belleza. Esta novela de amor contiene páginas únicas en nuestra literatura. 

Escribió novelas, cuentos, teatro, poesía. Enrique Lafourcade la incluye en su “Antología del cuento chileno”. Su novela autobiográfica “Lluvia adentro” tuvo un comentario entusiasta de Alone: “lo que sobresale y sobresalta, lo que no tiene parangón en nuestra literatura y deja pasmado al lector, es la exaltación, la vitalidad, la vehemencia del estilo”. 

Cada título está relacionado con sus grandes temas: amor, el mundo onírico el, tiempo, la muerte: la obra de teatro “Engranaje” (1962). “Clausura del sueño” (1979), “Liturgia de sombras” (1980), “Muelle del silencio” (1980), “Reloj; Arena viva”; “Dibujo en el agua”; “De amor también se vive”. Como elocuente mensaje final anunciaba en su último libro la próxima aparición de “Correo del silencio” (novela) y “Preludio coral y fuga” (poemas)”. 

Antes de morir, Magdalena estaba agobiada no sólo por toda la injusticia de que había sido víctima sino también porque el glaucoma que le había cegado un ojo y la obligaba ver la imagen doble con el otro. 

¿Qué la impulsó al suicidio? En una compleja trama se anudan su situación laboral, el sistema despiadado, el recelo que provocaba en muchos colegas por trabajar en el “Diego Portales”, su soledad, su indefensión.





CUIDADO 

Regula el raudo vuelo
de tus secretas golondrinas.
¡No montes alboradas engañosas
vestidas de magnas luces! 

No te secretees, sonámbulo
con el aliento de la luna 
ni muerdas el violín desollado
de mareas vertiginosas.

No te cieguen
los astros enloquecidos
ni el cantar frenético
de la fastuosa sangre.

Porque yo
sagaz y mediterránea
creí captar flores cósmicas
en el misterio de otros mundos. 

Y hoy, carbonizada
establecida en el viento
discurro deshabitada y perdida
entre las hierbas de la niebla






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