JUAN IGNACIO SILES DEL VALLE
(Viña del Mar, Chile, 1961).- Poeta, novelista, ensayista, literato y diplomático boliviano.
De padre boliviano y madre chilena, nació en Viña del Mar, Chile. Licenciado en literatura por la Universidad de Chile y doctorado por la Universidad de Georgia, EEUU. Docente de la UMSA y director de la Academia Diplomática Boliviana (1996-1997). Ministro de RREE (2003-2005) bajo el gobierno de Carlos D. Mesa.
Su novela Que el sueño era tan grande, que trata sobre la guerrilla del Che en Bolivia, ha decir de Ana Rebeca Prada “retoma de manera original y muy intensa uno de los mitos que nos hace como heterogénea comunidad. Reconfigura el género narrativo sin miedo, trabajando con una óptica Inter. Y plurigenérica, refrescando y reformulando nuestra tradición novelesca, tensándola”.
Y su faceta poética es comentada por Julio Ríos Calderón al sostener: “Juan Ignacio parece que marca un nuevo rumbo a la poesía boliviana y en su ideal hay seguramente experiencia de que todo el impacto de la realidad que le rodea tiene un alma, una sangre y una inspiración que hacen trabajar el corazón con la inteligencia”.
En su poema ‘Sacrificio’, dedicado a su madre, escribió:
“A quien levantaremos el cadáver
de mi madre cual ofrenda.
Dónde están los dioses
que reclaman tanto sufrimiento.
Acaso no alcanza el sacrificio
óseo de su carne ingrávida.
Déjennos pues morirla en paz,
que amortajada en su alegría
habremos de enterrarla”.
LIBROS:
Poesía: Con las manos vacías de mariposas muertas (1987); Medulamor (1993); Canción de cuna para la muerte de mi madre (1995).
Novela: Que el sueño era tan grande (2001).
Ensayo: La guerrilla del Che y la narrativa boliviana (finalista Premio ‘Casa de las Américas’ 1996, ed. 1997).
Poemas como "Ofrendas", que se publicó en su libro "Con las manos vacías de mariposas muertas", de 1987:
el mar sonaba sombras de cuchillo
de cuchillo y una gaviota
caía horizontalmente
la enterramos de costado
estaba muerta y el mar
el mar entonó una canción
CANTO DE AMOR A LA MUJER QUE TE DIO LA VIDA
No fuiste sino una chispa
Una aventura y ya tenías
El ímpetu de un rayo.
Tu madre se llenó de colores
Y con el vientre exploró
La noche y sus pechos
Se iluminaron de espuma
Pero tu palpitar era viento
Y ella se abrió se rasgó
En el aire se nutrió de dolor
Y viniste con tu verdad
En la frente y en las manos
Vacías de mariposas muertas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario