Vincenzo Monti
Vincenzo Monti (Alfonsine, Rávena, 19 de febrero de 1754 - Milán, 13 de octubre de 1828) es el poeta que mejor representa el neoclasicismo italiano.
Monti cursó estudios eclesiásticos, leyes y medicina en Ferrara, dedicándose por último a la literatura. Formó parte del grupo llamado la Arcadia (1775). En 1776, escribió la Visión de Ezequiel.
En 1778, Monti se traslada a Roma, y se mueve en la corte vaticana (1778-1797). En Roma, el clasicismo tenía dos tendencias: la de la Arcadia y la del neoclasicismo, que se había extendido tras las excavaciones de Pompeya y Herculano y por los textos de Winckelmann y Mengs. En su período romano se unen influencias arcadias y elementos iluministas, temas prerrománticos y estilo neoclásico. El eclecticismo es un rasgo característico de la personalidad de Monti. En 1779 Monti presenta La prosopopeya de Pericles, celebrando el clasicismo arqueológico y manifiesto del elegante neoclasicismo arcadio.
En 1781, con ocasión de las bodas del príncipe Luigi Braschi, sobrino de Pío VI, que le había conseguido un empleo de secretario en la corte papal, recitó una de las mejores obras del período romano, La belleza de Universo. Es un poema muy largo, inspirado en el Génesis, y en poetas como Ariosto, Dante y Torquato Tasso, describe lo que fue la creación del mundo por parte de Dios, siguiendo el orden de los días. Gracias a La belleza del Universo, Pío VI le ordenó que le acompañase a Viena. Como resultado de este viaje, Monti escribió en 1782 El peregrino apostólico, un mediocre poema laudatorio. Este viaje lo siguieron los poetas de la época, que dedicaron poemas al papa viajero. Pío VI motivaba a poetas, puesto que pretendía presidir la corte neoclásica romana, aunque era muy criticado. Además de esta labor literaria propugnó una serie de reformas civiles, dedicando algunas lagunas para cultivos, como el caso del Agro Pontino. La Feroníada es un poema mitológico que escribió Monti exaltando esta actividad civil del Sumo Pontífice. Feronia es una antigua divinidad de origen etrusco venerada al sur del Lacio. Era una divinidad de campos y bosques, a los que aseguraba la fertilidad. Esta obra es el mejor testimonio del límpido clasicismo de Monti.
Monti escribió tragedias que, como los autores de la época, representó él mismo. Estas tragedias estaban inspiradasdas por el padre de la tragedia italiana neoclásica, Vittorio Alfieri. Vincenzo Monti imitó a Alfieri en Aristodemo (1786), que fue un gran éxito. Dos años más tarde escribió otra tragedia que resultó ser un estrepitoso fracaso, Galeotto Manfredi. Otra tragedia que tuvo bastante éxito fue Cayo Graco.
En 1784 escribió una oda famosa, Al señor de Montgolfier, que es una exaltación con metro clásico del hombre moderno, que se atreve a ir por los aires. Esta oda se inspira de la mitología griega y trata del progreso y de la ciencia.
Más tarde se casa con Teresa Picler. Cuando llega la Revolución francesa, Monti se mostró conservador, y es ejemplo de su postura su obra La basvilliana. En este poema, el autor cuenta lo que le pasó al alma de Ugo Basville, embajador del Gobierno Revolucionario francés en Italia, cuando llegó al cielo: los ángeles le llevaron al cielo de París para que desde allí contemplara los horrores de la Revolución francesa. En la obra, el espíritu de Basville pide perdón al de Luis XVI, descrito como un mártir cuya sangre se derrama sobre Francia, justificando de ese modo la coalición europea contra los regicidas. Esta obra maestra de la literatura reaccionaria antifrancesa, sin ser extraordinaria es un discreto poema romántico y la mejor de su época romana, quedó inconclusa. La elaboración de los poemas le costaba meses al escritor, y la Revolución francesa tenía en Italia cada vez más partidarios, por lo que debió tener miedo.
De esta época es su obra más famosa, La Musogonía: es una obra mitológica que trata del nacimiento de las Musas, apartada de los problemas políticos.
En marzo de 1797, Monti huye de Roma, y se traslada a Florencia, Bolonia, Venecia y por último a la República Cisalpina de Milán, que se había constituido en 1797. Es el período ciudadano de Monti (1797 – 1801), en el que escribe poemillas contra el papa, el fanatismo la superstición y trata de que la gente olvide La Basvilliana. Escribe Prometeo, imitando a Esquilo, y allí canta la obra de Napoleón. En esta obra se vuelve a ver su oportunismo político, o su eclecticismo. Escribe también Para el congreso de Udine y El Fanatismo. A la caída de la República Cisalpina en 1799, tras la batalla de Marengo llegan a Milán los austo-rusos, Monti se refugia en París, en donde permanecerá hasta 1801, fecha en la que regresa a Milán. La Mascheroniana, obra menor escrita en 1800, el poeta exalta al insigne matemático Lorenzo Mascheroni, ideólogo de la independencia italiana y de la italianità.
Tradujo La doncella de Orleans de Voltaire, lo que le dio bastante fama. Vuelve a alabar a Napoleón, el cual en agradecimiento a los servicios prestados lo colma de honores y lo designa Historiador Oficial del Reino de Italia. Le da asimismo la Cátedra de Elocuencia de la Universidad de Pavía, en la que estuvo dos años. Luego sigue con sus obras laudatorias, considerando a Napoleón casi como un dios. Entre estas obras tenemos El bardo de la Selva Negra (1806) y La Jerogamia de Creta. Por la primera obra, Napoleón le pagó 2.000 zecchini, una tabaquera de oro y el ya mencionado título de Historiador Oficial del Reino de Italia. La segunda obra celebraba la boda del Emperador con María Luisa. También tradujo la Ilíada en verso libre, lo que marca el punto álgido de su genialidad.
El día que en tu faz la gloria entera
El día que en tu faz la gloria entera
del grande sacrificio fulguraba
y una luz de los cielos hechicera
en tus ojos extática brillaba.
A tu oído la queja lastimera
de tu doliente Juventud sonaba
y sobre tu cortada cabellera
la despreciada Libertad lloraba.
El placer lisonjero te ofrecía
sus deleites funestos y a la entrada
con mano audaz tu veste removía;
¡mas tú las puertas, invencible y fuerte,
cerraste de tu mística morada
y le diste las llaves a la Muerte!
(Traducción de Clemente Althaus)
En otra profesión
¡Oh Libertad! ¡Oh de héroes madre santa,
y de los hombres principal derecho
que está grabado en todo noble pecho
y nuestra parte superior levanta!
¿Pues cómo así con atrevida planta
te deja incauta virgen y su techo
nativo trueca por el claustro estrecho
y eterno cautiverio no la espanta?
Mas no; que, aunque parece que te huella
al hierro dando su dorado pelo,
quien más te busca, Libertad, es ella;
más libre la hace su ceñido velo,
porque la misma servidumbre es bella
si eterna Libertad nos da en el cielo.
(Traducción de Clemente Althaus)
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