LUIS MANUEL PIMENTEL
Luis Manuel Pimentel (Barquisimeto, Venezuela 1979). Magíster en Literatura Iberoamericana (ULA – Mérida). Profesor de Semiótica en las Artes (Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado- Barquisimeto). Ganador de la I Bienal de Nacional de Literatura Rafael Zárraga (2011), con el libro Esquina de la Mesa Hechizada. Tiene un poemario: Figuras Cromañonas (2008). Ha publicado en varias antologías: 70 poetas venezolanos, en solidaridad con Palestina, Irak y Líbano (2006), Amanecieron de bala (2007), Doce orugas al viento (2008), Arquitectura de la Palabra (2008), entre otras.
El planeta de los poetas
Al Conde Blu
En el planeta de los poetas vivimos todos
a veces cable a tierra
a veces más arriba de la nube 370.
Cerca de una casa anaranjada, donde los ciclos matinales duran 17 horas
las curvas son rectas entre el pastizal amargo y las noches azules.
En el plantea de los poetas navegamos sobre las mesas
luego de un olor a fiesta vamos soñando
con las calles y montañas recibiendo pasos sigilosos y en el firmamento
hay un color cobre que va arreando los rebaños,
de tras del avestruz está la flora que brota
mientras los dedos van esculpiendo las carnes.
En el planeta de los poetas las oraciones son materia
y los vasos regados por las casas,
también hay rinocerontes atrapados por la luz
y una mata de guayaba orinada.
En el planeta de los poetas anduvimos sonriendo,
confabulando con los crepúsculos y amaneceres sobre la expansión.
Tras el silencio del sereno, fluyen en el ojo de agua matices silvestres
y el quejido de algún cachorro tocándote a la puerta pidiendo paz;
y afuera hay un león que te persigue
y la leona olfateándote hasta la médula espinal.
En el calendario; el roce de la brisa borrando las huellas
y entre las clases compartiendo comidas aderezadas con cayenas.
En este planeta estamos tocados por la poesía
que silbando va llamando
al despertar.
Magos en la cocina
A William Osuna
Soñé con ellos,
entre botellas de whisky y tragos que subían y bajaban
al compás de unos violines que rasguñaban la inmensidad.
Compartíamos en un salón donde el día no era de día,
sino que habíamos pasado varias noches bebiendo
y jugando al que pensara más rápido.
Un poeta santificado por el pecado literario
apareció en el despojado espacio
y quiso seguir nuestro ritmo, que hacía rato, se había convertido
en un barril sin fondo.
Estábamos en una cocina y esta vez
picábamos unos pastelitos con picante trujillano,
y de nuevo otro trago para volver al viaje.
El alcohol como cohete al cerebro, pero de un despegar despacio
cada segundo se convertía en una pintura con quintas dimensiones,
el poeta seguía entre nosotros y nosotros con él
en una conversación donde lo alabábamos por su ingenio callejero
sobre unos versos que componía con tal majestuosidad
con los que fue capaz de convertir un río en una galería de nostalgia.
Seguíamos libando y mi padre entrando en la ebriedad
empezó a jugar con nuestras mentes
y emprendió adivinar sobre el presente yel futuro.
Primero le hizo una cartografía existencial a mi primo-padrino,
luego vino a mi,
contando y reverenciando las sublimes formas de la creación
/sin duda había conexión de su Ser con un ente Supremo/
seguía eternamente endulzando la vida y tocando lo duro de ella,
cada uno de nosotros estaba sentado en unas sillas blancas de plástico.
Mi padre se paró y fue con sus manos medio tembleques
a donde estaba sentado el poeta
y empezó a mirar su futuro en cada pausado paso,
junto al ritmo armoniosos de sus pensamientos
fijó su mirada en la frente
e intentando agarrarle su mano para leérsela,
el poeta de súbito subió la voz
y en tono de defensa, le dijo:
deja la vaina así,
deja la vaina.
Reflejo de Araguaney
Las hojas por encima de tus cabellos,
quenacieron de un espejismo pictórico
/capullos en una mixtura de ilusiones/
mientras reconocíamos el intenso amarillo.
Recogimos las flores que caían de tu cabeza
y los pájaros del sueño las picoteaban
sacudiendo la pólvora de los instintos.
Necesitábamos creer en el fuego
atravesando el corazón del círculo
y el forajido árbol casi apunto de estallar
detanta luz.
De nuevo sonreías cuando llovían las flores
y danzabas girando hacia la izquierda como en un invocación sufí
atrapando los sueños de los sueños de un sueño
y en tus senos dos flores de pétalos hilachosos.
Adormecidos en una tarde silente
con el trinar de las aves que gustan vivir en las bocas de los volcanes
te sentías animada con tus araguaneyes de fondo,
con una fortaleza de otras vidas
reflejadas en lagunas cristalinas.
Detrás de la ventana
A esta hora todo pasa lento,
oscuridad total en la habitación,
puedo escuchar cómo pasan los carros por Av. Libertador;
mientras los pájaros están cepillándose
los picos para salir de sus casas,
ya el olor del alba entra por estas rendijas.
Pasa por mi cabeza un escarabajo caminándome por encima
ya algunos cangrejos estuvieron por aquí temprano y dejaron su mensaje
desde aquí piloteo esta embarcación de tentáculos ardientes,
hace calor y desapareces,mi Dulcinea con poca ropa.
Abajo los muchachos que todos los viernes beben están bebiendo
escuchan una salsa que presumo sale de algún radio improvisado,
siempre suben antes que los espante el color de la mañana.
Ya no puedo seguir con los ojos pegadosa este sueño
detrás de esta ventana todos los amores del mundo ronronean,
y alguien cobrará mañana nomás salga el sol
alguna apuesta.
Sapiens sapiens
Sonrisas entre los naranjos
sol, brisa y comida entre el mango y el semeruco
sobriedad astringente entre las nuevas comiquitas
sobanderos entre las cuevas del apamate
satélites entre la basura espacial
sartenes volando por los baños
sortilegios de arcoíris entre los escalones del edificio
subterfugios entre las ranuras de los picos
sátiros corriendo por los matorrales
sueños perdidos entre los hospitales
sonidos graves en los pocillos
serenatas acuáticas de los ríos
sones perdidos en las presas de pollo
señales de tránsito con caballos ciegos
seretones hablando de sirenas lujuriosas
serpientes aliñando un pájaro entre las piedras
sonetos entre sonetos
sociedad utópica en mensajes de textos
silbidos silenciosos entre camioneros
sobretechos mojados de láminas de zinc
sancochos con agua de mar entre los ríos
suero entre arepas de maíz
sirvientes esclavos entre los déspotas
soldados mutilados del rococó
sensaciones terrícolas en las galaxias
sobriedad marcada con enfermedades ligeras
suaves roces de manos entre las jaulas abiertas
severos besos en las azoteas
suculentas sopas por los mercados
sismos ferreteros entre pinturas de nitrógeno
salas de esperas entre murciélagos venenosos
señoras sin sexo en burdeles con olor a anís
soledades desgastadas en una feria patronal
silueta de mujer con traje de baño anaranjado
sorpresas de asesinos entre taxis y robos
soliloquios con reclamos de justicia
sustanciavallenata entre las letras de lo que fue
sustratos entre las sumas
sarcasmos alegres entre amistades
soplidos del corazón en los parques de chocolate
series televisivas entre adictos al control
servilletas mojadas entre emperadores estudiantiles
sistema global entre realidades regionales
sospecho que estás cerca llenade frutos y algas
suburbio colonial entre los católicos recalcitrantes
siderales pensamientos con los helechos prehistóricos
suerte de gala entre flores silvestres
sudor gozado con aceite de ajonjolí
La llave vítrea
Abro con esa llave
Que un día pusiste en mis manos
El corazón del bolso
Que todos los días me tercio
Para ir al trabajo.
Darse cuenta de las trampas
Es muy fácil
El río me abre sus brazos y me sumerjo
En el X distante de tu visita.
Amen al entrarse por pasar
Con piedras, palos, un poco de fuego
Y seguir quemando el pasado.
Luciérnaga verde
Que pronto eres estrella;
Rozas con la mirada
El encuentro de mundos indescifrables.
Logras en medio de tempestades marinas
Que el abuelo se asuste
Y crea que el agua se lo llevará.
Palpar con la llave vítrea
Lo que vi en ella detrás de sus senos,
Da como para seguir mirando.
Realismo mágico
a la memoria de Beatriz
Hablan los edificios
y los volantes de los carros
el mouse y no es Micky Mause.
Los libros respiran
y Remedios la Bella me dijo anoche
que el director de la escuela estaba en Macondo
buscando guayabas.
La mesa
se paró
y almorzó.
Anoche era de día.
Sor Juana Inés de la Cruz está viva,
la vi tomarse unas cervezas en el bar de la Viuda con tres enamorados,
toma mucho y no se embriaga,
aguanta la Sor Juana.
Las avenidas son automáticas
como las escaleras eléctricas
no hay carros
solo personas paradas
que ruedan solas.
Resucitó Beatriz
y me dijo que el lado de la muerte no es malo
simplemente es diferente,
huele a patilla.
Los ladrillos ríen
y yo escribo.
Espanto
Un dibujo: la noche.
Algunos pájaros carroñeros que se niegan a dormir
Las paredes amarillas
La ventana semiabierta
Una brisa fría que entra;
Doy cuatro pasos hasta llegar al closet.
Busco la chaqueta beige
Me asomo de nuevo a la ventana,
Comienzan a caer gotas
La grama respira
Los perros se cubren de la intemperie,
Tocan la puerta,
Camino despacio,
hay mucho frío en el Vallecito
Mi mano en la cerradura
Abro
No hay nadie,
Volteo
Se oye de nuevo la puerta.
Miro la despensa
El café.
Sobre la cocina
El agua hierve.
Mi mano en la cerradura
Abro
No hay nadie
Cierro,
Doy cinco pasos
Levanto la tapa de la olla
Agrego el azúcar
Vuelven a tocar
Dejo el recipiente encima de la mesa
Mi mano en la cerradura
Abro
No hay nadie,
Vuelvo a cerrar.
Busco el colador
Vierto el polvo marrón
Dejo que cuele solo,
Espero.
Mi mano en la taza
Los perros mojándose
Son las dos de la mañana.
Saco mi garfio
Mi molotov
El revolver con el que descubrieron la traición de Martina,
Una nueve milímetros
Mientras la putas y los trasvesti a esta hora
Piensan en su familia.
Caminar a lo largo y ancho de la expresión
Como si fuera el cuento de la cenicienta
Para enseñarle a todos los hijos del mundo
Que la moraleja es una quimera.
Duerme creyendo que descansas
Porque en este momento
Los vallenateros en Colombia
Se toman un trago en tu honor y cantan.
Es tratar de tocar el sol
el crimen, la traición, la condolencia y la muerte.
El metafísico
Ninguno podía creer que el metafísico había muerto,
Se fue persiguiendo sus mejores luces,
A encontrar el amor que nunca le paró
Pero que un día tuvo entre sus manos.
Luego de tantas veces
Ir y venir
Y dar vueltas en el mismo eje
Decidió recostarse,
Junto al clavel que tenía en su mano.
Un espejo le cayó encima
Resquebrajando la visión
En miles de partículas su alma,
El metafísico murió
En medio de una larga lluvia de estrellas.
Llegamos a pensar que simplemente dormía
Pero el gato maullando no dejaba de rondarlo,
Atrapados en su silente infinito
Se hizo libre,
De aquella suerte errante
Ahora comulga con los pájaros, los perros, los árboles
Tendido frente a un muro de imágenes revolucionarias.
El metafísico anduvo desgarrando corazones,
El último día
Al verse en el espejo
Era un hombre viejo, desempleado y sin dientes
Todos se los habían entregado al ratón Pérez
Para que le diera alimento,
La realidad no fue así,
Toda palabra creada y rebuscada en la fantasía
De sus sueños familiares,
Con largas barbas
Y sin buen aliento,
Fue dejando en los corazones de todos
una gota de sangre.
Sorbo
El sorbo de un café vespertino
El olor rutinario de la computadora
Mi casa sola
La perra con hambre
El bombillo encendido alumbrando el desorden
La mesa no está servida,
El tiempo pasa como hojillas por la barba.
Sebastián naciendo
A mi sobrino que nació hace ocho horas
Sebastián cuerpo silente
Aparecido por la religión
Tu cuerpo de niño es una pintura
Que ha dibujado la fantasía.
Con una palmada,
Como las de antes,
Te veremos crecer
Como lagartija que suelta
Y distiende.
Vienes como otro ser más de la familia
Protegido y querido
Ante la incertidumbre de la posmodernidad,
Cabizbajo y sin importarte nada.
En nuestro encuentro
Sollozo todas las palabras del vallenato
Infunde mi cercanía
Tocando y festejando
Ahora hombre,
Sutil aliento de los Pimentel Villalobos,
Seres que jamás abandonaremos
El barco que apenas zarpa
Entre el viento Barquisimetano y el olor a los andes.
Como un trasnocho de la tarde
Ha sido tu parto
Bienaventurado en los Salmos y las Elegías
Tu cuerpo vivirá ochenta años
Llevando la historias de tu tíos,
Formadores de realidades sociales.
Tu suspiro hace que sigamos viviendo
En el agolondramiento de almas puras,
Y si lo quieres ver
Observa nuestras conversaciones
Que no tienen límite sino amor.
Tranquilo Sebastián
Que toda palabra vendrá y se devolverá
Como el río que lleva el acantilado de los sueños.
El devenir es pausado y rápido,
Como un pregonero de ansias y sincretismos
Estamos contigo, no te preocupes...
Un silbido tuyo
Rastreará nuestras presencias
Sin llanto,
En el enorme entender
Que ahora
Estás en nuestro lecho.
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