jueves, 6 de febrero de 2014

NIEVES MURIEL [10.898]



Nieves Muriel 

(Melilla, 1977) es filóloga y DEA en Estudios de las mujeres y de género. En el año 2003 realiza un Máster en Estudios de la diferencia sexual (Universidad de Barcelona). Ha publicado artículos de crítica y teoría en diferentes revistas de literatura y pensamiento. Su trabajo “La luz de las palabras. Estudio sobre poesía española contemporánea” ha sido premiado con la Beca de investigación Miguel Fernández. Ha traducido del francés textos de Tiqqun para la editorial Melusina y algunos de sus poemas han sido publicados en antologías y en ediciones de amigas no venales. Desde el año 2006, vive entre un lado y otro lado del mar del Alborán y, en la actualidad, trabaja en el guion de un documental sobre la vida en la kabila bereber de Boccoia, en el Rif.
En el año 2010 recibió la beca de investigación Miguel Fernández por su trabajo La luz de las palabras. Estudio sobre poesía contemporánea española escrita por mujeres desde el pensamiento de la diferencia sexual. 'La pequeña llama' (Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 2013) es su primer libro de poemas, con el que ha obtenido el IV Premio Internacional de Poesía Jośe Verón.




Poemas de Nieves Muriel


PAISAJE SONORO MIENTRAS LEO A ETTY HILLESUM EN UNA TARDE DE PRIMAVERA O LA HORA DEL TÉ CON HUPFELD Y MI HERMANA

Mientras mi hermana toca el piano, leo en la cama turca el libro de las horas de una joven muchacha judía de casi nuestra edad en el Amsterdan del 41. 

El tiempo pasa. 
Mi hermana ajena a estas cuestiones se inclina en la lectura de papeles escritos en la lengua que aprendió de nuestra abuela. A contraluz, su gesto leve –los labios apretados– me han sacado de golpe de Westerbork y el campo de altramuces; del brezal como un mar de fondo vallado con espinos; de la vida sin bicicletas y sin árboles. 

Mi hermana no toca a Listz ni a Beethoven. Tampoco sabe de la existencia de Misha, pero golpea durante horas las teclas del piano proyectando en la punta de las yemas algo muy parecido en peso al aire que levanta el vuelo de una alondra. Entre nota y nota, el sonido se alarga hasta el vacío. 

(De fondo, motores de automóvil; lavadoras; gorrionas en el balcón pidiendo el pan de cada día.) 

Yo nunca tocaré el piano, aunque mi hermana también escribe poemas y de joven leyó a Galdós y a Baroja. De joven, ya más tarde, a Ravira y a Basabe; a Champourcín y a Szymborska; a Södergran; a Escudero y a Fedora Aberastury. 

Algunas tardes mi hermana canta en nana los versos de su poeta favorita y yo la escucho quedándome dormida al borde de las horas sin sueño, de las tardes de té junto a mi hermana y ese alemán, tan guapo, que ha ocupado la habitación pequeña de la casa. 

Él. Se deja acariciar durante horas. 
Ella. Ella estudia obstinada cada tarde. 

El tiempo pasa. La lluvia fina no cesa, mientras finjo que leo. 






[DE LA SERIE ESCUCHADOS].

Escuchado a una muchacha que a otra le contaba distraída en el zoco de Dar el Rouadi. Era el domingo previo a la fiesta del Aid el Kebir. Era el otoño del año de la hégira de 1429, 2960 en el calendario tmazight y 2010 en mi vida. 


¡Ay! Si Hassan me besara
de nuevo como anoche
yo no sé
yo no sé lo que hago.

Escuchado en los llanos del cortijo de Alcántara o lo que sabe el viento. Era septiembre de un año cualquiera en Dílar. Eran los duros días de la cosecha.


¡Ay! Si yo pudiera hacer
que como entonces
corrieses tras de mí
por entre los almendros.


Otro izran amoroso (Escuchado a las muchachas de Taounil a su regreso del bosque)

¡Ay!, mi amor se va en el barco
cruza el mar sin pasaporte.
¡Quién sabe si volveré a verle!









TE PROPONGO ESTE JUEGO


Dejaré mis sandalias 
al pie de la vereda 
que separa los campos 
de mi padre y su hermano. 

Haré que voy al pozo y 
justo en la bajada de la loma 
me inclinaré despacio 
me sentaré en el suelo 
me quitaré la falda y 
esperaré desnuda 
que regreses de Badis. 

Tu dices en tu casa que vas 
donde Abd-lkader 
y caminas ligero. 
Y buscas mis sandalias 
mi sombrero de palma hecho en Adouz 
igual que cuando niños 
corriendo por el bosque de algarrobos. 

A estas fechas de marzo 
la cebada es tan alta 
que ya alcanza mis hombros 
y me roza los pechos de hace días. 

Si me encuentras primero, 
tendrás que darme un beso.
Si te encuentro primera, 
te tocaré despacio.

Di que sí, di que sí, 
que jugarás conmigo 
hasta que el sol se vaya.






LA PEQUEÑA LLAMA


SER DOS

(O HACIENDO COLA EN LA PESCADERÍA CON LUCE IRIGARAY,
CUANDO LA MENTE CHARLATANA SE DESCUIDA
Y EL PENSAMIENTO DICE MUY BAJITO)

No podemos cambiar al otro.

Sólo jugar al intento arriesgado
-siempre arriesgado-
de amar-nos
tal
como
somos.








Para Baoyu y Daiyu, juntos en mi memoria,
niño y niña en el Pabellón rojo. También para
Mayi, la de las cejas fruncidas.

BOTELLA AZUL CIAN A MODO DE JARRÓN CON FLORES AMARILLAS
DE MIMOSA Y UNA RAMA DE ALMENDRO FLORECIDA
SOBRE MESA VESTIDA CON FALDÓN ROJO SANGRE

Escrito está en los libros más antiguos.

Todo lo que florece en el invierno
impone con descaro su belleza.









DE NUEVO LUNA ROJA

de golpe
ya
de nuevo

La vieja lentitud de la marea
debajo
de
mi
vientre








TE PROPONGO ESTE JUEGO

Dejaré mis sandalias
al pie de la vereda
que separa los campos
de mi padre y su hermano.
Haré que voy al pozo y
justo en la bajada de la loma
me inclinaré despacio
me sentaré en el suelo
me quitaré la falda y
esperaré desnuda
que regreses de Badis.
Tu dices en tu casa que vas
donde Abd-Ikader
y caminas ligero.
Y buscas mis sandalias
mi sombrero de palma hecho de Adouz
igual que cuando niños
corriendo por el bosque de algarrobos.
A estas fechas de marzo
la cebada es tan alta
que ya alcanza mis hombros
y me roza los pechos de hace días.
Si me encuentras primero,
tendrás que darme un beso.
Si te encuentro primera,
te tocaré despacio.
Di que sí, di que sí,
que jugarás conmigo
hasta que el sol se vaya.







Para Sidi Yallich, morabito en Cala Iris

LO IRREPARABLE

Ata a un tronco de cedro
-a la viga más gruesa
que sostiene el adobe
del techo del morabo-
tu cuerda y hazle un nudo.
Ofrece caracolas y una vela,
descansa y duerme un rato
tras pedir en voz baja tu deseo,
tras repetir tres veces con voz clara
el nombre del amado.
Cuida que el elegido
albergue el corazón detrás del pecho
o tendrás que volver
a desatar el nudo
y el regreso,  me temo,
no será nada fácil.







DE NUEVO ES MAYO

Mira lo que hace el aire
con mi cuerpo.
El vendaval se aleja y
pronto acaba mayo.
Los pájaros esperan en sus nidos
y yo camino sola,
conmigo de la mano,
los hombros y la frente descubierta.






DESEO FUGAZ PARA UNA ESTRELLA EN BADIS

Que me quede yo en calma
junto al mar y conmigo








POEMA (OTRA AMIGA ME HA PEDIDO QUE ESCRIBA UN POEMA SOBRE LA ESPERA. NO SÉ SI ELLA PENSABA EN ESTE TIPO DE ESPERA, PERP ESTO ES LO QUE ANOTO SENTADA EN LA VENTANA)

Cada mañana le arranco al bollo de pan recién hecho, añun caliente en
mis dedos dormidos, la molla tierna y oscura de centeno.
La deshago despacio preparando un festín de pequeñas migajas que
arrojo con cuidado al tejado de enfrente.
Durante meses he esparado sentada en la ventana -el cuaderno
amarillo en el regazo, el pelo simulando las ramas de los fresnos, la
taza hospitalaria del té verde. El cuerpo, todavía, oscuro y tierno por
el sueño.
Una mañana, casi sin darme cuenta -lo que más se desea sucede
siempre de este modo- los pájaros llegaron.




3 comentarios:

  1. Me encantan estos poemas. Qué maravilla

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  2. Un libro singular. Poemas delicados y certeros.
    Y además Muriel canta y recita como nadie.
    Nos dejó casi embobados.

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  3. Rafa Luque, de Córdoba.1 de febrero de 2016, 22:29

    Nieves: FELICIDADES por el premio Juana Castro de poesía. Estoy deseando leerlo. A ver si vienes por Cosmopoética, o vuelves, si es que lo has hecho ya.

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