Dionisio Salas Astorga
(Viña del Mar, Chile, 1965)
Ha publicado en poesía Sentimiento (Valparaíso, 1982); Sábanas sin flores (2003); Como en las películas (2013) y Últimas oraciones (2013), en Mendoza, Argentina. Su novela Las aventuras de Cepillo el león, fue llevada al teatro en esta provincia y representada también en Ecuador, con auspicio del Ministerio de Cultura de ese país en el 2012. Ha ejercido el periodismo en revista Primera Fila, diario Uno, diario Los Andes y MDZ de Mendoza. Recibió los premios: Provincial de Periodismo (U. J. A. Maza. 1990); A. Ruiz Díaz y Marcela Arboit, en poesía y cuento, (UNCuyo, 1990-1991); Periodismo Escrito (Fundación Cullunche, 1996); finalista Vendimia poesía (Gobierno de Mendoza 1997-2012). Como narrador ha resultado finalista del Haroldo Conti (Buenos Aires, 1997); A Quien Corresponda (Tamaulipas, México, 2002) y Cada Loco con su Tema (México DF, 2013).
como en las películas
tomaron champaña sobre un puente
dispararon sus risas de corcho a las estrellas brindaron por la noche
y los ríos de Heráclito
como en las películas dijeron toda la verdad
para que no pareciera mentira
se balancearon como un paréntesis de carne
en la baranda
se trajinaron el corazón los bolsillos de la piel recitaron
poemas de memoria
como en las películas ella bailó sin música
bajo la mantilla de una noche de película
le enseñó unos pasos que aplaudían el aire
su pasado la vida
que no tendrían mañana
como en las películas le repitió veinte veces no
le alcanzó su boca
para que no rodara en el vacío lo envolvió
en sus piernas
para que no temblara como los niños cuando están solos en la fiebre
como en las películas aceptaron comerciales
en el momento de la pena
hicieron un segundo de silencio
como en las películas tejieron una red
para cazarse para tomarse en el tropiezo
para equivocarse juntos
como en las películas llegaron a la casa manosearon el sexo de sus libros
se atrincheraron en una pared se desabrocharon se ataron
a una boca entraron a la cama
para salirse de las culpas para vengarse para comer
como en las películas ella le dijo cosas
en la lengua ronca del gemido buscaron tesoros en la espalda del otro rasguñaron
un camino invisible en la espalda del otro marcaron su laberinto para ciegos
como en las películas una semana después era
un mes un año después
hablaban con los ojos se tomaban de las palabras para caminar
el silencio manchaba las sábanas de amor
el amor era una luna roja en las cortinas verdes
donde no entraba la mañana
como en las películas se espiaban de reojo olfateando sus recuerdos
callaban hablando
descubrieron sin sorpresa que los días no caben en la vida del otro
cuando el otro es una vida
como en las películas cambiaron
el escenario de sí mismos
la música de fondo fueron los dos sonando
se persiguieron en la arena se salpicaron
con lecturas secaron la humedad de papel
que los tapaba en la cama
abusaron del perdón del no importa del mañana de los ojos
como el mundo era grande lo achicaron
a las tres de la tarde
a las cuatro
a las cinco
de amor se mataron
De: Como en las películas (2013)
pero a nosotros nos hiciste a tu imagen
y semejanza
nos amamantaste con tus manos
te arrodillaste
en el barro jugaste a hacer el pan
de nuestros cuerpos
cómo puede ser que seamos peor
que una fábrica de papel ahora
peor que los que hacen las leyes a media noche para decirlas por la mañana
frente a las cámaras de televisión
que los que se casan frente al satélite y se arrodillan
temiendo la mirada de las cámaras
peor que los que matan a sus hijos
sin un fin último
(no entendemos)
si somos una caja de Pandora
un pozo de veneno
si la maldad es lo único que brota
de nuestro pecho
qué oportunidad tenemos
qué culpa tenemos nosotros
alabado sea el clonazepam
que nos mantiene dormidos
alabado sea el escitalopram
que nos mantiene despiertos
alabados sean los diarios / las radios / la televisión
que demuestran a cada minuto
que tenemos razón en tomarlos
alabados sean los farmacéuticos
que atienden las 24 horas
en el cielo en la tierra en todo lugar
ya pusimos la otra mejilla
como nos enseñaste
no sabemos qué más quieren
no hemos olvidado que has muerto
por todos
en la cruz
pero nosotros seguimos vivos
esperando que dejen de clavar
o vuelvas
escúchanos
necesitamos un milagro
ahora sí que es en serio
necesitamos un milagro
nadie tiene tres mejillas
pero también caen nuestros hijos
sus cuerpos hacen una cruz de sangre negra
en el asfalto negro
de sus brazos sale pasto de los campos
esteros sucios donde beben animales
cuevas que jamás aparecen
en el mapa de Turismo
los esconden
esos hijos que plantamos
sin estrellas que guiaran en la noche
solos con ellos en la vereda de nuestros barrios
esos hijos que trizan la vida para siempre
que nos desnudaron frente al mundo
un día desaparecen en la noche
una noche caen sin que nadie recuerde
su sonrisa
el gesto de sus manos que bendecía la mesa
la cena donde los amamos
hasta traicionarnos
nuestros hijos no salvarán al mundo
mueren en la guerra
las esquinas
una uña sucia de plomo los escarba
de la vida
(tú no has visto la guardia de los hospitales)
en una carretera oscura aparecen
envueltos en diarios
que lee nadie
para ellos su iglesia será un nichito diminuto
al costado del camino
tres velas secas nuestras lágrimas de cera
nada comparado con la fama del cordero
esos niños del jardín cantando en la escuela
su nombre a la mañana
con los pájaros
la gloria
De: Últimas oraciones (2013)
la pareja de enfrente
no habla
hace mucho dijeron
hasta la verdad
(y de eso no se vuelve)
cada tanto miran
a los que preguntan al espejo de su plato
sienten una pizca de pena
regresan al territorio minado de su mesa
amasan las migas
como si fuera posible que el pan de sus vidas
subiera otra vez
De “Crónicas cínicas” (2013)
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